La masacre de los inocentes en Belén
Herodes Agripa I dicho el Grande
Sobrino de Herodes el Grande e hijo de Aristóbulo y Berenice.
En 39 fue investido con el título de rey por el emperador Calígula.
Personaje del nuevo testamento es citado en los Hechos de los Apóstoles con el nombre de Rey Herodes.
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Evangelio según San Mateo
Jesús nació en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes. Algunos Magos llegaron de oriente a Jerusalén y preguntaban: "¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Hemos visto surgir su stellae y hemos venido a adorarlo". Al oír estas palabras, el rey Herodes quedó turbado y con él toda Jerusalén. Reunidos los sumos sacerdotes y los escribas del pueblo, se informaba de ellos sobre el lugar donde debía nacer el Mesías. Le respondieron: "En Belén de Judea, porque así está escrito entre el profeta.
(Mt 2, 1-5)
Herodes, al darse cuenta de que los Magos se habían burlado de él, se enfureció y mandó a matar a todos los niños de Belén y de su territorio de dos años para abajo, correspondientes al tiempo en que había sido informado por los Magos.
(Mt 2,16)
Dios castigó a Herodes
La justicia divina, sin previo aviso, lo castigó mientras aún estaba vivo. Él oscureció la gloria de Dios, cometiendo toda clase de atrocidades incluso contra su propia familia, matando a su esposa, a sus hijos y a todos los que estaban muy cerca y amados por linaje. José ha expuesto ampliamente estos hechos en sus Historias. Por haber ordenado la matanza de los niños, con la intención de matar también a Jesús, el látigo divino lo azotó hasta la muerte.
En el decimoséptimo libro de las Antigüedades judías se describe así la muerte de Herodes: Fue golpeado por una gravísima enfermedad, con la que Dios hizo justicia a los crímenes que cometió. Era como un fuego leve cuyo calor ni siquiera daba la idea del sufrimiento que causaba a las partes internas; tenía un terrible deseo de tomar algo que le pudiera dar alivio.
Una úlcera le consumía los intestinos, y tenía tremendos dolores de vientre, el mal también afectaba la ingle y los genitales, que eran purulentos y llenos de gusanos. La respiración era fatigosa y el aliento insoportable por el hedor que emanaba; sufría en cada parte del cuerpo, como oprimido por una potencia invencible, la enfermedad invadió todo su cuerpo, llevándolo a la muerte entre mil sufrimientos; tenía una picazón insoportable en todo el cuerpo, frecuentes dolores de vientre y un ardor en la ingle; los genitales, ahora podridos, habían producido gusanos.
También respiraba con fatiga y solo en posición de pie, y todos los miembros hacían movimientos convulsivos. Luchó contra tales sufrimientos, aferrándose desesperadamente a la vida, todavía esperaba salvación y buscaba remedios. Cruzando el Jordán, se mojó, pero en vano, en las aguas termales de Calliroe. La opinión de los médicos fue entonces calentar todo el cuerpo con aceite caliente. Pero, sumergido en una bañera llena de aceite, se cayó y se desplomó en el suelo, estrangulando sus ojos.
Regresó a Jericó, muy irritado, pero, aún no vencido ante la muerte, concibió otra monstruosidad; mandó encerrar a todos los hombres ilustres, reunidos de todas las aldeas de toda Judea, en el lugar llamado Hipódromo; Entonces llamó a la hermana Salomé y a su marido Alejandro, y les dijo: Sé que los judíos se alegrarán de mi muerte, pero puedo arrepentirme por otros motivos y tener espléndidos funerales si queréis cumplir mis órdenes.
Después de mi muerte, haced inmediatamente rodear y matar por los soldados a estos hombres que he hecho prisioneros, para que toda Judea y toda casa llore por mí también contra la propia voluntad". Y poco después, siempre alrededor de la muerte de Herodes, se cuenta que: Atormentado de nuevo por la necesidad de comida y una tos espasmódica, vencido por los dolores, decidió anticipar el destino.
Tomó una manzana, incluso pidió un cuchillo, porque solía cortar lo que comía. Y, mirando a su alrededor que no había nadie que se lo impidiera, levantó la derecha y se golpeó hasta morir. El mismo historiador cuenta además que, poco antes de su muerte, otro niño, hijo suyo, tercero después de los dos que ya había hecho matar, fue tomado por su orden y perdió inmediatamente la vida en medio de grandes sufrimientos.
De este modo murió Herodes, pagando el justo castigo por haber matado a esos niños en Belén y por la insidia tendida contra nuestro Salvador. A su muerte, un ángel, que se le apareció en sueños a José, que todavía estaba en Egipto, ordenó regresar con su hijo y su madre a Judea, diciendo que los que habían atentado contra la vida del niño habían muerto.
Después de este anuncio el evangelista Marcos añade: Al saber que Archelao reinaba en lugar del padre Herodes, [José] tuvo miedo de volver allí; pero, avisado en sueño, regresó a la tierra de Galilea.