Nuestra fe


La fe en Jesús

Monastero

Cómo aumentar la fe según los Padres de la Iglesia
Los Padres de la Iglesia han enfatizado la importancia de la oración, del estudio de las Sagradas Escrituras, de la participación activa en la vida de la comunidad cristiana y de la imitación de Cristo como modos de profundizar la propia fe.

A través de la oración se puede pedir la gracia de una fe más fuerte. En segundo lugar, es indispensable leer y meditar la Palabra de Dios para conocer mejor el amor de Dios y fortalecer la fe.

Por último, los Padres de la Iglesia reconocían que las dificultades como los sufrimientos pueden ser ocasiones para crecer en la fe. Afrontar las pruebas con paciencia y confianza en Dios puede llevar a una mayor madurez espiritual.

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Aumentar nuestra fe

La fe no es una cosa incierta ni una especie de esperanza o un deseo vago, sino que es una convicción práctica, la fe es una actitud basada en un hecho determinado, tomamos la fe de la palabra de Dios y sabemos que el destino es seguro. La fe dice que lo que Dios promete sucederá, y es tan cierta que es casi como si ya hubiera sucedido.

La fe es fundamento de lo que se espera y prueba de lo que no se ve.
(Hebreos 11;1).

La fe es, por tanto, la realización de las cosas esperadas y el futuro se hace real para los hombres que creen. Por tanto la fe no es ambigua ni incierta sino que es una creencia concreta de una realidad futura, que se basa en la certeza de que Dios es fiel a sus promesas.

Pablo nos revela en la carta a los Romanos que "la fe, pues, es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios"
(Romanos 10,17).

Esto significa que la fe no es algo que podamos obtener de nosotros mismos, sino que viene de Dios a través de su palabra. La palabra de Dios nos enseña quién es Dios y nos muestra su amor por nosotros. Cuando escuchamos la palabra de Dios y la creemos, nuestra fe crece. La fe por tanto no puede existir a menos que haya una historia, un hecho, un acontecimiento que nos lleve a creer y entonces descubriremos que Él está a nuestro favor, nos guía en las cosas que debemos hacer.

La fe que Dios nos da nos permite captar el mundo invisible y llevarlo al campo de nuestra experiencia. Podemos decir conozco a Dios, pero no podemos verlo, conocemos a Jesús pero ya no está aquí físicamente entre nosotros, ¿cómo sabemos ver para creer? Dios nos ha dado como regalo el instrumento de la fe, es por la fe que podremos ver al Dios invisible, conocer al Jesús desconocido y percibir la realidad del espíritu invisible.

La fe comienza con la percepción porque es imposible tener fe si la mente no acepta el contenido de la verdad, la fe nos permite escuchar la verdad que entra en nuestra mente, y comienza a interactuar con lo que ya sabemos y nos empuja a pensar. y entender la verdad, y necesitamos involucrar nuestra voluntad en hacer, aceptar y creer todo lo que Cristo nos ha enseñado.

Para aumentar nuestra fe necesitamos problemas, a ninguno de nosotros le gustarían los problemas, porque queremos que la vida fluya sin problemas, con trabajos satisfactorios, buena salud, porque los problemas golpean como una tormenta y traen miedo y confusión, sin embargo los problemas nos llevan al Señor. porque nos enseñan a apoyarnos en él, y luego aumentan nuestra certeza en la realidad invisible de Dios y en su implicación en nuestras vidas.

Ciertos problemas nos ponen en la situación de no poder hacer nada más que mirar hacia arriba, especialmente cuando el problema es más grande que nuestra capacidad de afrontarlo, es allí donde descubrimos que nuestros recursos son insuficientes y que sólo podemos confiar en Jesús. Entonces Dios puede utilizar los problemas para hacer nuestra fe más profunda y más fuerte, porque impulsados por el asombro y el miedo nos acercamos a Jesús con la conciencia de que sólo Él podrá hacer la diferencia.

Los discípulos le pidieron a Jesús que aumentara su fe y Jesús dijo: si vuestra fe fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrías arrancar un sicomoro y arrojarlo al mar (Lucas 17, 5-6). Con esta respuesta Jesús enfatizó que No es la grandeza de la fe lo que cuenta, sino la grandeza de Dios, el poder de la fe reside en Dios, por eso nuestra fe necesita tener un Dios más grande que nuestra mente, necesita entender que Dios es capaz de hacer mucho más de lo que podríamos pedir.

La Biblia dice que no lo hemos hecho porque no preguntamos, ¿qué pasaría si le dijéramos a Dios: Sé que eres fuerte y poderoso, creo firmemente que puedes hacer esto, porque nuestra perspectiva necesita ampliarse, para que podamos ver a Dios que puede responder a la fe que tenemos.