Santa Rita de Casia

Monja Agustina

Santos

Devoción popular a Santa Rita de Cascia
La devoción popular hacia Santa Rita de Cascia se alimenta de milagros, símbolos y prácticas rituales que reflejan su intercesión en los momentos difíciles, convirtiéndola en una figura central en la espiritualidad cristiana contemporánea.

Rita es una de las Santas más queridas hoy, objeto de una extraordinaria devoción popular, porque amada por el pueblo que la siente muy cercana por la asombrosa "Normalità" de la existencia cotidiana que ella vivió, ante todo como esposa y madre, luego como viuda y finalmente como monja agustiniana.

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Santa Rita Avvocata de los casos imposibles

Santa Rita tiene sus raíces espirituales en la "theologia Cordis" que a través del primado del corazón lleva al deseo de la imitación de la humanidad de Jesucristo. En esta devoción medieval figuran figuras de gran espesor espiritual como Francisco de Asís y Ángela de Foligno.

Entre las pocas fuentes, la primera reconstrucción completa de la Santa se remonta al 1610 por obra del Padre Agostino Cavallucci que recogió tanto la tradición oral interna del monasterio de Cascia, como de los habitantes de Roccaporena, como el conjunto de testimonios que constituyen la memoria de la vida de la Santa.

La veneración por ésta pequeña monja de Casia no muestra síntomas de disminuir, al contrario, se intensifica con el tiempo, intercediendo en curaciones, conversiones, perfumes y otras manifestaciones.

A Santa Rita la vida no la libró de nada:

  • De joven fue dada como esposa a un hombre iracundo y brutal con el cual tuvo dos hijos, sin embargo con su tierno amor y pasión logró transformar el carácter del marido y volverlo más dócil.

  • Santa Rita compartió la dura vida de la gente de su pequeño barrio.

  • El marido fue asesinado y, en el transcurso de poco tiempo, también los hijos lo seguirán a la tumba.

  • Pero ella no se abandonó al dolor, a la desesperación, al rencor o al deseo de venganza. Al contrario, logró en modo heroico sublimar su dolor a través del perdón de los asesinos del su marido. Se empeñó infatigablemente por pacificar a la familia del marido con los asesinos, interrumpiendo así la espiral de odio que se estaba creando.

  • Entró en un convento y allí vivió sus ùltimos 40 años de vida en asidua contemplación, penitencia y oración, completamente entregada al Señor.

  • Santa Rita, 15 años antes de morir, recibió el singular "estigma" de aquella llaga que se imprimió dolorosa sobre su frente y que incesantemente le procuró terribles dolores y los sufrimientos inauditos de la coronación de espinas.

Su vida fue marcada por la cruz, soportó la dentellada del dolor que le apretaba el alma y le laceraba las carnes porque comprendía la sabiduría de la Cruz. Transmutó el dolor en una increíble expresión de amor, que da sin pedir, y lo transformó en una fuerza arrolladora de elevación espiritual.

Divino amor es aquel que alaba Dios a pesar de los sufrimientos; es la forma más pura y más alta de la caridad.

Santa Rita defiende el gozo del perdón inmediato y generoso, de la paz amada perseguida como bien supremo, del amor fraternal intenso y sincero, de la extrema confianza en Dios íntegor y filial, de la cruz llevada con Cristo y por Cristo. Ella nos exhorta pues, a confiarnos de Dios para se cumplan en nosotros sus divinos designios.

La fuerza de Santa Rita está en su capacidad de hablar a cada corazón, de participar en nuestros problemas. Porque te puede oir, preséntate a Ella con confianza, no dejará de transformar tus oraciones en sùplicas ardientes y gratas al Señor. Su intercesión es tan poderosa que el pueblo devoto la llama "Santa de los casos imposibles, abogada de los casos desesperados".

Sige a Santa Rita en éste camino entusiasta, descubre en el ejemplo de esta humilde mujer a la mejor maestra. Pidámosle que interceda por nuestras tribulaciones, necesidades y angustias, pero antes que nada pidámosle que nos enseñe la aceptación del sufrimiento sin condiciones, la capacidad de perdonar de corazón y a fijar el pensamiento y el corazón en Dios "a fin de que entre las cosas cambiantes del mundo nuestros corazones estén fijos allá donde está el verdadero gozo"

Santa Rita y las espinas

El acontecimiento central de la vida de santa Rita, el más seguro y mejor documentado, se refiere a las espinas en la frente. Es el hecho más conocido de su biografía. Así hablaron sus hermanas en 1628: Dedicándose toda en la oración, se detenía más de buen grado y con gran gusto espiritual en la contemplación de la dolorosa Pasión del Señor. De ese afecto piadoso fue ampliamente recompensada, porque, predicando un Viernes santo en Cascia el beato Santiago de la Marca de la Orden de los Menores, se dejó llevar por su fervor a hablar de los terribles dolores del Salvador con tanto sentimiento que los oyentes se inflamaron.

Pero Rita, conmovida más que nadie, se sintió abrumada por un vehemente deseo de participar de alguna manera en los tormentos de Cristo. Se retiró a su celda y postrada a los pies de un crucifijo, que hoy se conserva en el oratorio del monasterio, comenzó a suplicarle a calientes lágrimas que le transmitieran al menos una pequeña parte de sus penas. Inmediatamente, por un milagro singular, una espina de la corona de Cristo le cortó la frente hasta tal punto que la llaga resultante le quedó grabada, incurable, hasta la muerte, como aún hoy se puede ver en su santo cadáver.
(Historia corta, p. 14; D. R. A. II, p. 262)

En la sala del convento, a la derecha de la entrada, se encontró una pintura que los comisarios del proceso describen así: Una efigie de la sierva de Dios Rita, vestida con vestido monástico de la orden agustina, con una espina ensangrentada en la frente y luz brillante en la cabeza; ruega a Dios con las manos juntas con estas palabras: "La espina es esperanza de gloria". Hay una inscripción de fondo: "La beata Rita da Cascia participó en vida de la pasión de Cristo y sufrió una de las espinas, brillando por sus muchos milagros es cada vez más gloriosa".
(D. R. A. I, 17 v.)

Santa Rita - CODEX MIRACULORUM (1457-1567)

Es el código de los milagros, es decir, una colección oficial de milagros de santa Rita que se encuentra en algunos pergaminos del convento homónimo. Consta de cuatro expedientes. El primero contiene once milagros de 1457, registrados por el notario Domenico Angeli. El segundo recoge veintiún milagros entre 1487 y 1503, registrados por los notarios Pietro Angeli (catorce), Giovanni Amici (seis) e Gabriele Bartholomaei (uno). El tercer documento contiene seis milagros; tres antes de 1524, registrados por el notario Giovanni Antonio Francisci; dos milagros de 1535, registrados por el hijo del anterior, Lucio Antonio, un milagro de 1549, registrado por dos notarios: Lucio Antonio y Pompeyo de Maltagliato.

El cuarto documento se refiere a los 31 años que van de 1563 a 1567 y se refiere a dos milagros, anotados por el notario Antonio Grassus. De este Codex miraculorum existen dos copias, una insertada en las actas del proceso de 1626 y la otra en el Archivo de la orden agustina de Roma. En total hay 40 milagros, que se refieren a curaciones de sordomudos, ciegos, cojos y otras patologías. Muchos de estos milagros ocurrieron mientras los enfermos estaban de rodillas ante el cuerpo de Rita.

Cuando se producía un milagro, se expandía un suave perfume que aumentaba la devoción, como afirman los testigos. El biógrafo Cavallucci, que escribe su biografía en 1610, declara que aún hoy, en nuestro tiempo, cuando se abre la caja del cuerpo de Rita, se siente una fragancia suave. Y cada vez que el Señor concede una gracia por su intercesión este perfume y esta fragancia aumentan. Siguiendo observando el Codex miraculorum, observamos que los protocolos de los tres primeros expedientes terminan con la fórmula: Et ego publicus imperiali autoritate notarius (y yo notario público para las autoridades imperiales), seguida de la firma del notario).

Al comienzo del primer documento, el notario Domenico Angeli realiza una breve reseña de la vida de la santa, señalando su alta condición social y afirmando que cierta muy honesta, hermana señora Rita, habiendo pasado cuarenta años como monja en la clausura de la iglesia de Santa María Magdalena en Cascia, viviendo con caridad al servicio de Dios, llegó al final de sus días como todo ser humano. Y Dios, a cuyo servicio perseveró durante ese tiempo, queriendo mostrar a los demás fieles un modelo de vida para que, como ella había vivido sirviendo a Dios con ayunos y oraciones, así también ellos vivieran, fieles cristianos, actuó admirablemente muchos milagros y prodigios con su poder y para los méritos de la beata. Sobre todo, el 25 de mayo de 1457
(Texto latino en D. R. A., vol II, p. 52)

Santa Rita - Vive

Ella está siempre viva e intercede por nosotros ante Dios en la medida en que la invocamos con fe. Como otros santos, nos ama desde el cielo y quiere que vivamos una vida de fe, amando a Jesús con todo nuestro corazón. Santa Rita es un ejemplo para nosotros. Nos enseña con su existencia a ser compasivos y misericordiosos con los pobres, los enfermos y los necesitados. Nos habla de la necesidad de perdonar y nunca guardar rencor en nuestro corazón. La santa nos enseña a aceptar y a ofrecer nuestros sufrimientos a Dios con amor y a hacer siempre su santa voluntad. Rita siempre buscaba la paz y la concordia y así también nosotros debemos hacer, procurando que en cualquier lugar haya paz, armonía, unión y comprensión.

Santa Rita es llamada la santa de lo imposible, porque Dios ha hecho por su intercesión milagros humanamente imposibles. Amó a sus hijos con verdadero amor de madre, pero amó aún más a Dios y prefirió verlos muertos en el cielo antes que vivos, pero asesinos y vengadores. Fue un modelo para las religiosas de todas las órdenes, pues supo ofrecerse a sí misma como víctima para la salvación de los hermanos. Su maternidad espiritual sigue obrando, ayudando e intercediendo por todos los que la invocan en todo el mundo. Rita es una mujer ejemplar: la santa del silencio, del perdón, de la paz, la abogada de lo imposible.
(Santa Rita ed. Villadiseriane)

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