Corpore et anima unus
La Iglesia enseña que cada alma espiritual es creada directamente por Dios, no es "producida" por los padres y es inmortal; ella no perece al momento de la separación del cuerpo en la muerte, y de nuevo se unirá al cuerpo al momento de la resurrección final.
(Catecismo de la Iglesia Católica Párrafos 6, II 366).
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Las heridas del Alma
Cada persona quisiera experimentar una alegría desbordante y una felicidad incontenible donde la mente, feliz por tanta alegría, se una al canto inmenso y gozoso del corazón. Así todo el ser se proyecta para trascender la realidad en unión y en armonía con el Todo, simbioticamente con la respiración de toda la creación, que sube hasta el cielo. Alcanzado este estado se quisiera permanecer siempre para gustar, en cada instante, la felicidad: para que escape de la investigación de la razón, pero que está en condiciones de incendiar el corazón.
Las preocupaciones exageradas, los ataques morbosos, los sufrimientos, pero aun más las pasiones y los vicios, hieren el alma y le impiden desarrollar la increible y necesaria energía que sólo ella puede atraerla hacia el amor de Dios para alcanzar la verdadera y única felicidad.
Si va a quedr envuelto durante mucho tiempo en la oscuridad, aparece como una flor. Oscurecida por los vicios y afectada en su esencia, el alma no puede abrirse al amor de Dios, y mientras el cuerpo se consuela de las cosas humanas, gime desolada en la oscuridad de la mente.
Es pues muy importante conocer cuales son los vicios y las causas que provocan profundas y mortales heridas al alma. En efecto, debe encontrar las propias miserias, evidenciar las imperfecciones, entrar en las llagas del corazón, descender a los abismos de la propia alma donde anidan costas solitarias y penas, inexpresables sufrimientos ocultos de naturaleza insospechable para traerla a la luz y ponerles remedio. De otra manera, estos sufrimientos conservados en el olvido para no lucrar al alma, encontrarán una causa desencadenante que les despertará creando problemas incluso de salud.
No es fácil dar el primer paso para reconocer la propia lascivia y pobreza, puesto que esto significa juzgar severamente a las propias obras. Sin embargo, es necesario, con prontitud, dirigir la mirada hacia las profundidades del alma para lavar las pasiones que predominan y vencerlas. Emprendida la Batalla y el correspondiente combate, no desmoralizarnos si caemos, porque es muy fácil perderse en la tormenta de los sentidos o dejarse abrumar por los flujos que desencadenan las pasiones.
Para descubrir al traicionero enemigo necesitamos comprender las consecuencias del pecado, de las pasiones, de los deseos revoltosos, los impulsos que inducen al mal. Éstas, en efecto, son las heridas qque laceran al alma y la incapacitan para salir de la vorágine de los fracasos, de las angustias y de los miedos. Las pasiones son para el corazón lo que las cuerdas para el arpa, necesitan estar armonizadas para que se pueda decir: "Te alabaré con el arpa".
(Sal 42,4).
Muchos dedican una parte importante de su tiempo a satisfacer las codicias y los múltiples deseos de la carne, así impiden las exigencias del alma y pierden la facultad de netrar en la verdadera alegría. Por otra parte, es inútil perseguir la avaricia de la carne sin poder apagarla totalmente, puesto que al final desaparecen. Así es para las enfermedades que afectan al cuerpo humano, como las preocupaciones por envejecer y el ansia que el hombre moderno tiene de enfermar y morir.
Él busca por todos los medios e incluso se afana por cuidar el propio cuerpo y por calmar los dolores físicos.Advierte en sí, hasta el malestar, que no todo se puede curar con terapias médicas, puesto que a veces la enfermedad está en el alma.
En estos tiempos, hablar de vicios y de virtudes está pasado de moda: es ridículo e inútil. He aquí algunos ejemplos:
- El egoismo, por ejemplo, se intrepeta como amor sano por uno mismo.
- El narcisismo, es el preferido de la sociedad porque estimula la inversión en la mejora estética de la persona, a través del uso desmedido del gimnasia, cosméticos, baños solares, vestidos carísimos, vacaciones en lugares exóticos, por crucero...
- La envidia se identifica con la sana competición.
- La ira, debe ser expresada sin ningún pudor, de otro modo, dicen, puede producir males físicos o psíquicos.
Este modo de entender impide a las personas mejorar, cultivar las virtudes, transmitir a los demás cosas buenas.
Luchar contra las malas pasiones no es luchar contra sí y por sí mismo, de modo que la parte mejor de nosotros salga plenamente a la luz. Nace entonces la exigencia de iniciar un camino que profundiza en las pasiones, que turban al alma. Se pueden resumir en los siete pecados capitales:
- Soberbia
- Avaricia
- Lujuria
- Ira
- Gula
- Envidia
- Pereza
Emprendido el vuelco, podemos liberarnos de la esclavitud, de la tiranía de las pasiones malvadas y reemprender un camino de libertad con una corazón alegre y repleto de amor. Todos reciben la invitación de Dios a convertir las malas costumbres, para que a través de la Gracia Divina, los vicios dejen definitivamente el sitio a las virtudes.
Hojeando las páginas web podrás descubrir todo sobre las heridas del alma, su origen, cómo encontrarlas y curarlas, sólo así podremos recuperar aquella alegría tan anhelada, tan rebuscada pero nunca encontrada, porque estaba escondida entre los latidos de tu corazón.
Muchas son las causas que impiden al alma ser virtuosa. Como cuando se eleva el sol y no es visible desde el suelo si hay condesación de nubes: assí los hábitos y la mala educación obstaculizan las virtudes del alma. Si se disuelven las nubes, el esplendor del sol llega a ser visible para la tierra, igualmente cuando son cortadas las malas costumbres, se hacen visibles las virtudes del alma y como consecuencia cesan los deseos de los pensamientos, gracias a la luz de la mente.
Todos saben lo que está bien y lo que está mal para sí. Entonces, si se sabe lo que está bien, ¿porqué hacemos el mal?. Existe una única sabiduría para el hombre, que Dios ha metido en la ley natural y que Él mismo puede desvelarnos mediante la exhortación de las Escrituras para buscar en cada cosa la pureza de la mente. Es ilusorio creer que es fácil de obtener, porque afectan a la compleja naturaleza de nuestra alma.
Una invitación especial
Si usted quiere lograr esta alegría y adquirir las virtudes, escuchar la invitación de Jesús: "Todo lo que pidáis en la oración, recibiréis"
(Mt 18:20). De hecho, sin oración, ningún camino espiritual es posible, ni se puede seguir las huellas de Jesús, nuestro Salvador.
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