S. Francisco de Asís


Pobreza franciscana

Santos San Francisco ha elegido de practicar una vida radical señalada por el voto de total pobreza evangélica.

San Francisco prohibió al propio Orden la propiedad privada, pero la respetó como lícita. Por él, la pobreza exigía sólo discípulos voluntarios y los poseedores de riquezas no fueron hostiles, pero benefactor.

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Pobre entre los pobres

Francisco intuyó inmediatamehte la importancia mística que tenía la renuncia de todas las cosas terrenales y no tenia dudas, con un coraje nos deja pasmados, ha abrazado sin dudar la renuncia de los bienes y se hizo pobre entre los pobres. Francisco decía: "La santa pobreza hace avergonzar la ambición, la avaricia y las preocupaciones de este mundo. La pobreza es aquella virtud celestial por la cual viene pisoteado todo aquellos que es terrenal y transitorio; es aquella virtud por la cual te son quitados los impedimentos, para que el espíritu humano se pueda unir libremente con el eterno Dios. Ella hace que el alma, todavía peregrina por la tierra, converse con los ángeles en el cielo y en el momento de la muerte libre de todo lazo se vaya con Cristo".

La concepción de la pobreza para Francisco no era sólo la renuncia a todas las cosas materiales sino también el desnudarse de cada desordenada posesión de espiritual propiedad. Francisco exhortaba: "Quien quiere subir a esta altura de la pobreza debe renunciar no solo a la prudencia del mundo, sino todavía en cierto modo a la valentía de saber, para entrar así en la potencia del Señor y arrojarse desnudo hacia los brazos del Crucifijo. Y no renuncia nunca perfectamente aquel que conserva el tesoro del propio sentido en el secreto de su corazón".

Para Francisco la renuncia, es decir la decisión de la pobreza absoluta es indispensable para desmantelar al hombre viejo y abrir la vía para subir hacia el alto y todavía es un medio para escapar a los vínculos de lugar y de tiempo, es la simplificación de la vida y la condición indispensable para servirse de las cosas sin volverse esclavos.

Te conviene, Oh alma, estar desnuda, si quieres ser perfecta en Cristo y te conviene siempre combatir contra los espíritus malignos los cuales de día y de noche incansablemente combaten contra las criaturas que por amor de Cristo ha renunciado a las cosas del mundo. Quien de su enemigo quiera tener total victoria se deshaga de sus bienes terrenos, para que no sea preso de ellos y lo hagan caer.
Ves todavía, alma, porque te conviene estar desnuda de todas las cosas del mundo, para correr bajo la guia de Cristo todavía si lo quieres seguir deja cualquier puesto.
Tu, alma, tienes poquísimo tiempo y el viaje que debes hacer es de aquí al cielo, el cual es grandisimo, casi sin final.
Oh alma, piensa a comprender bien esta pobreza en Cristo porque si por El serás pobre, El con gusto estará contigo.
Sin Jesús, estas tu en pobreza porque en El podemos encontrar cualquier tipo de felicidad, consolación y paz. Por lo que, si tu, alma, tendrás perfecta pobreza, habrás quitado los medios que no te dejaban unir y juntar perfectamente con el Sumo Maestro.

La pobreza tiene como hermanas la humildad, la obediencia, la paciencia y la soledad. En el ponerse a la secuela de Cristo es evidente que descuella el campo de los valores, todavía se necesita poner en practica según la ley natural del desarrollo orgánico, es decir la decisión para el alcance de la pobreza, el destaco de los bienes terrenales pero también del desnudarse interior de si mismos con el consiguiente estilo de vida.

Tomas de Celano nota explícitamente como Francisco rechazase humildemente las propuestas de los superiores eclesiásticos, no porque no las tomara en cuenta, sino porque hacia prevaler los motivos de una orden mas alta. En este caso, como en todos los otros, el Evangelio solo hacia regla y guia.

En el Evangelio Jesús afirma: "Los zorros tienen sus cuevas y los pajaros del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reposar el cuerpo". Al joven rico dijo Jesús: "Si tu quieres ser perfecto, ve y vende aquello que tienes y dalo a los pobres, que así tendrás un tesoro en el cielo, después vienes y sigueme". A aquellos que pretenden ser sus discípulos, el les pone esta condición: "Ninguno de ustedes, que no renuncie a todo aquello que posee, no puede ser mi discípulo".

Hasta a los discipulos que manda a predicar en el mundo dice: "Gratuitamente habéis recibido y gratuitamente daréis. No deseen tener ni oro, ni plata, ni monedas en vuestras bolsas, ni alforja por el camino, ni dos vestidos, ni calzado, ni bastón: el obrero es merecedor de vuestra merced". Y exhorta toda su secuela con las palabras: "Vendan aquello que poseen, denlo en limosna; hagan bolsas que no envejezcan, un tesoro inagotable en el cielo".

Francisco fue verdaderamente un pobre feliz. Tuvo el corazón y la actitud del pobre y del peregrino despegado de las cosas y las inculco en sus hermanos que quiso como peregrinos y forasteros en este mundo, sirviendo al Señor en pobreza y humildad.