Juan Bosco


Cartas

Santos Informamos de algunos documentos escritos por los Papas Pío lX y León Xlll acerca de Don Bosco.

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Pío IX

Al predilecto hijo Sacerdote Juan Bosco,salud y Bendición Apostólica. En la carta que nos escribiste el nueve del último Noviembre, vimos una nueva prueba de tu singular fe, piedad y reverencia hacia Nosotros y hacia Nuestra Suprema dignidad. Comprendemos, hijo predilecto, cual es el dolor de tu ánimo y el de otros Eclesiásticos en esta gran confusión de Italia y en la rebelión de algunas provincias aledañas de nuestro dominio temporal ...
La Fe misma de Italia está en peligro: una gran cantidad de libros y diarios se divulgó, no sólo por la ciudad, sino, incluso, por los pueblos de la Península: no sólo en el país del Piamonte, sino hasta en la Toscana y en las provincias limítrofes, los protestantes vomitan el veneno de sus maladades, teniendo a tal fin, institutos escolares, lo mismo clandestinos que públicos, a los cuales, con premios, se esfuerzan por atraer a la pobre e incauta juventud.

En esta tempestad, suscitada por Satanás, Nos, en la humildad del corazón, sumamente agradecemos a Dios, que con su gracia soporta y conforta a los Obispos italianos a custodiar, con intrepidez a cada uno a su propia grey, el depósito de la fe ...

No podemos luego expresar con palabras dde consolación, lo que nos aportó aquella parte de su carta, por la cual sabemos que las presentes calamidades de este tiempo, por tu mayor presteza, oh Huji Predilecto, y la de otras personas eclesiásticas, con la predicación de la palabra de Dios y con la difusión de buenos libros escritos, unidos al ánimo y al celo, os esforzáis a más no poder, en oponeros a las conjuras de los enemigos de la Iglesia. No hay cosa más excelente que este obrar, y no hay cosa más útil que promover y fomentar la piedad en el prójimo.

No quedará privada de fruto tu excelente solicitud por los muchos jóvenes, que ingresan en los Oratorios en los dias festivos y diariamente en las escuelas, en horas oportunas, se harán aun más fervorosos, sea por las enseñanzas cristianas, sea por la frecuencia de los Sacramentos. El cuidado que tienes a los pobres jóvenes acogidos en tu Hospicio, obtiene de día en día muy feliz éxito y acrecienta el número de los que podrán llegar a ser, luego, útiles ministros de la Iglesia.

Continúa, Hijo Predilecto, la carrera que has emprendido para gloria de Dios y utilidad de la Iglesia. Soporta, si te viniese, cualquier tribulación, y sostén con grandeza de ánimo las tribulaciones del tiempo presente. Nuestra esperanza está puesta en Dios, el cual, por la protección de la Reina del Cielo y Señora del mundo, María Virgen Inmaculada, nos librará de estos grandes males y consolará a su Iglesia afligida,haciéndola triunfar sobre sus enemigos ...

Nos, rogamos ardientemente al mismo Dios que te custodia y que, con su paz, os cubra con su diestra y os defienda con su santo brazo. Prenda de celestial ayuda, deseamos que sea la Apostólica Bendición, que con efusión y afecto de corazón paternal y con amor te impartimos, Hijo Predilecto e incluso a los alumnos y discípulos y a todos los que se ocupan de estas pías obras, o las frecuentan.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el 7 de Enero de 1860, año décimo cuarto de Nuestro Pontificado.
PIO PP. IX


DECRETO. Pío Xl declara beato a Don Bosco

Hay otros hombres que viven para curar tales llagas, para suscitar la caridad en aquellas ruinas, hombres no menos grandes, mucho más grandes en el bien, grandes por el amor por la humanidad, grandes en el hacer el bien a los hermanos, en socorrer sus necesidades, de los hombres que pasan suscitando una verdadera admiración, llena de simpatía, de reconocimiento, de bendición justo como el Redentor de los hombres, cuyo nombre por los siglos en bendición.

El Venerable Don Bosco pertenece a esta categoría, a la de los hombres en toda la humanidad, y a los colosos de benéfica grandeza, una figura que la Divina Providencia concede al Santo Padre mismo el gran bien, por Él siempre apreciado y que en aquel momento apreciaba más que nunca duplicando y multiplicando en el recuerdo la alegría de la bellísima circunstancia,de ver muy cerca, en una visión no breve y en un encuentro no momentaneo a una figura cuya magnificencia, ni siquiera la inmensa, la insondable humildad de aquella alma conseguía ocultar ni reducir; una magnífica que moviéndose entre los hombres, derivándose por sus casas como el último llegado, como el último de los huéspedes, todos reconocían como la primera, como la figura de gran, larga, dominante y cautivadora: una figura completa, una de aquellas almas que de cualquier manera empezó, había dejado gran rastro de sí, estaba maravillosamente equipada por la vida, con la fuerza y el vigor de la mente, con la caridad del corazón, con la energía del pensamiento, del afecto, de la obra, con la luminosa, vasta y alta inteligencia, con la no común, de hecho ahora, no ordinario vigor del ingenio, de aquella inteligencia que justamente se dice tal, el ingenio de un hombre que habría podido verdaderamente podido conseguir lo que se dice el docto, el pensador. La llave de oro. El secreto de todo esto estába en su corazón, en la ardiente generosidad de su sentimiento.

Papa León Xlll

Exhorto a las cosas más necesarias para la Iglesia. Si quieren dispersar las piedras del Santuario; abatir el muro y la muralla, y así sembrar la confusión en la Ciudad y en la Casa de Sión. No lo conseguirán, pero harán mucho mal. Al Supremo Regidor de la Iglesia en la tierra le toca proveer, reparar los destrozos que hacen los enemigos. El mal empieza por la deficiencia de los Trabajodores Evangélicos. Es difícil encontrar levadura en los acomodados; por ello se buscan con máxima solicitud entre la azada y el martillo, sin cuidarse de la edad ni de la condición. Se reúnen y se cultivan hasta que sean capaces de dar los frutos que los pueblos esperan. Todo esfuerzo, cada sacrificio hecho para este fin es siempre poco en comparación del mal que se puede impedir y del bien que se puede esperar.

Los hijos del claustro, que hoy viven dispersos, se reúnan y si no pueden formar dies casas, se esfuercen en construir una sola, pero con toda la observancia reglamentaria. Los hijos del siglo, tomados por la luz de la observancia religiosa, irán acrecentando el número de los hijos de la oración y de la meditación.
Las familias religiosas recientes son llamadas por las necesidades de los tiempos. Con la firmeza de la fe,con las obras materiales, deben combatir las ideas de quien en el hombre vé sólo materia. Los que con frecuencia desprecian a quienes rezan y meditan, se verán obligados a creer en las obras de las que son testigos oculares.
Estas nuevas instituciones tienen necesidad de ser sostenidas y favorecidas por los que el Espíritu Santo pone para regir y gobernar a la Iglesia de Dios.

Papa León Xlll

A Don Bosco: Tendrán miedo de ir contra Vos. Vos, en fecto, con medios pobres, hacéis obras colosales. Incluso Vos, conocéis la obra de vuestra misión, y el bien que ella puede aportar a la Iglesia. Vos tenéis la misión de hacer ver al mundo que se puede ser buen Católico y a la vez buen y honesto ciudadano: que se puede hacer un gran bien a la pobre y abandonada juventud en todos los tiempos, hurtando la mala costumbre de la política y siendo todavía buenos católicos. El Papa, la Iglesia, el mundo entero piensa en Vos, en vuestra Congregación y la admira. Y el mundo, u os ama u os teme. No sóis Vos, sino Dios el que obra en vuestra Congregación. Su crecimiento admirable, el bien que se hace, no tiene origen en causas humanas; Dios mismo guía, sostiene y lleva a vuestra congregación. Decidlo, escribidlo, predicadlo. Es éste eñ secreto que os ha hecho vencer en cada obstáculo y a todo enemigo.