San Buenaventura

Las tres maneras

Monasterio Según San Buenaventura, los tres caminos que conducen al conocimiento de Dios son el camino purgativo, el camino iluminativo y el camino unitivo.

- El camino purgativo consiste en liberarse de los pecados y de las pasiones.

- El camino iluminativo consiste en contemplar las obras de Dios en la naturaleza y en la Escritura.

- El camino unitivo consiste en amar a Dios sobre todas las cosas y conformarse a su voluntad.

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Los siete pasos por los que se llega al sueño de la paz

Quien quiera alcanzar la felicidad y obtener la paz suprema, el esplendor de la verdad, la dulzura del amor, debe recorrer los tres caminos; el purgante, que consiste en la exclusión del pecado, el iluminativo que consiste en la imitación de Cristo, el unitivo que consiste en la unión con el Esposo. Cada una de las tres calles tiene sus escalones. Partimos del último y subimos hasta el más alto.

  • Primer grado, enrojecimiento. Precisamente hay motivos para sonrojarse ante el recuerdo de la propia ignominia, por la grandeza de su cantidad, por nuestra vergüenza e ingratitud.

  • Segundo grado, miedo. En el examen meditemos en la disipación de las obras, la razón ciega, la voluntad obstinada, la condenación final.

  • Tercer grado, dolor. Crece en la estima del daño: la amistad divina perdida, la inocencia perdida, la naturaleza herida, el bien desperdiciado de la vida pasada.

  • Cuarto grado, el clamor. Clamamos implorando la ayuda de Dios Padre, de Cristo Redentor, de la Virgen Madre, de la Iglesia triunfante.

  • Quinto grado, rigor. Con el rigor apagamos el fuego del pecado, nacido de la pereza, de la terquedad que es malicia, de la voluptuosidad que es vileza, de la vanidad que es soberbia.

  • Sexto grado, fervor. Alcanza la sed de martirio, con cuatro impulsos: para que la remisión de los pecados sea perfecta; perfecta purificación de toda mancha; la satisfacción del castigo es perfecta, la santificación de la gracia es perfecta.

  • Séptimo grado, dormir a la sombra de Cristo. Aquí el final, aquí el resto. El hombre se siente seguro, bajo la sombra de las alas de Dios; el calor de la concupiscencia ya no le quema; el miedo al castigo no le preocupa.

No se puede subir hasta aquí sin el deseo de martirio. Y no se llega a esto sin haber extinguido el efecto del pecado, ni éste lo extingue, sin deplorar las propias caídas, no se las llora lo suficiente, sin temblar ante el juicio divino; y este miedo presupone el recuerdo de la propia ignominia.

En resumen

Es sencillo resumir todas las calificaciones. Las de purgación se distinguen así: Avergonzarse de la ignominia, temblar ante el juicio, llorar por vuestro daño, suplicar ayuda y remedio, vencer el deseo contra el enemigo; para ganar el premio anhela el martirio, para refrescarte en la sombra acércate a Cristo.

De esta manera se distinguen los grados relevantes para la iluminación. Considera quién sufre y sométete a la fe; ¿Quién es el que sufre y el que se aflige de luto? la grandeza de los que sufren, y con toda confianza agradecerles; la forma de la pasión, y seguirlo y parecerse a él; los muchos dolores diversos, y abrázalo fervientemente; los efectos de la pasión, y por muy inteligente que seas, contempla.

Distinguiremos los grados del camino unitivo de la siguiente manera: la vigilancia os insta a la preparación del Novio. Que la confianza os fortalezca, por la seguridad del Novio; tu ardor se inflamará con su dulzura; el arrebatamiento os transporta, por su excelencia; la complacencia os calma por su belleza: la alegría os embriaga, por la absoluta plenitud de su amor; la adhesión os hace uno con él, en virtud de su amor.