Tratado de la verdadera devoción
San Luis María Grignion de Montfort
Sacerdote misionero francés del siglo XVIII, fue proclamado santo por el papa Pío XII en 1947 y en 2000, bajo el pontificado del papa Juan Pablo II, se abrió una causa, todavía en curso, para proclamarlo doctor de la Iglesia.
Su obra, el Tratado, es considerada una de las obras más importantes en la historia de la espiritualidad mariana. Este escrito inspiró al Papa Juan Pablo II, quien hizo su lema "Totus Tuus".
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Del tratado de la verdadera devoción a la Santa Virgen
Quince mil demonios poseían el alma de un infeliz hereje cerca de Carcassona donde Santo Domingo predicaba el Rosario, que fueron obligados por orden de la Santísima Virgen a confesar la verdad respecto a la devoción a Ella, con tanta fuerza y claridad como se puede leer en el discurso de elogio que el diablo le hizo a su pesar.
Quien encuentra a María hallará la vida que es Jesucristo: el Camino, la Verdad y la Vida. Pero no se puede hallar a María si no la se busca, y no se la buscará si no se la conoce, ya que no se busca ni se desea un objeto desconocido.
María es la más hermosa estrella del mar y siguiendo sus huellas se llegará a puerto seguro a pesar de las tempestades.
¿Pero quienes serán estos siervos, esclavos e hijos de María?
- Serán fuego ardiente, ministros del Señor, difundiendo por todas partes el fuego del amor divino.
- Serán agudas saetas (Sal 127, 4) en las manos poderosas de María para golpear a sus enemigos.
- Serán hijos de Leví que, purificados por el fuego de grandes tribulaciones y bien unidos a Dios llevarán el oro del amor de su corazón, el incienso de la oración de su espíritu, y la mina de la mortificación del cuerpo.
- Serán por todas partes el buen olor de Jesucristo para los pobres y los niños, mientras serán un olor de muerte para los grandes, los ricos y orgullosos mundanos.
- Serán nubes tronantes y volantes en el aire al mínimo soplo del Espíritu Santo (Is 60, 8) que, sin vincularse a nada, ni extrañarse de nada, ni espantarse de nada difundirán la lluvia de la palabra de Dios y de la vida eterna. Tronando contra el pecado, los enviados por el Altísimo, gritarán contra el mundo golpearán al demonio y a sus secuaces y los traspasarán de un lado al otro por la vida o para la muerte con la espada de doble filo de la palabra de Dios.
Dios no ha puesto otro fundamento para nuestra salud y a nuestra gloria si no es Jesucristo (1 Cor 3, 11).
María está tan íntimamente unida a ti que es más fácil separar la luz del sol o el calor del fuego. Digo más: sería más fácil separar a los ángeles y los Santos de ti, que a la divina María. Ella te ama tan ardientemente y te glorifica con la máxima perfección, más que todas las criaturas celestes en su conjunto.
Los tres peldaños para llegar a Dios:
El primero es María, el segundo es Jesucristo, el tercero es Dios Padre.