María Virgen

Inmacolata

Monasterio Los cielos cantan Su Gloria y Ella expande Su Amor de Madre. ¿Quién fue la que tuvo acceso a Su Corazón Divino? En Ella, lo humano se ha transformado en llama ardiente de amor, a través del impulso del ofrecimiento de sí misma.

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María Santísima Reina del Cielo

Nada se ha guardado para sí, puesto que lo donó todo. Regaló su propia vida: ha sufrido y padecido con el hijo a los pies de la cruz. Tamaño sufrimiento ha lacerado cada célula de Su Corazón hasta liberar el canto de Amor. Su Amor por el hijo y el Amor de Dios Padre le permitieron ir más allá de lo humano.

Su voluntad se derritió con la Voluntad de Dios, puesto que Ella deseaba lo que Dios quería "Yo soy tu esclava... Hágase en Mí", ¿Quién podrá pronunciar palabras parecidas y ponerlas en práctica?. Sólo los corazones que saben amar están dispuestos a ofrecer cualquier cosa: todo. Sublime ejemplo. Gran Amor: porque de eso se trata. La naturaleza humana se inclina al propio bienestar, aunque sea a costa de los demás.

El egoísmo alimenta las distintas codicias como baluarte de toda felicidad. Esta es una mentira que afecta a la futura felicidad, porque para las personas el verdadero gozo se encuentra en el Amor a Dios. Es paradójico pero cierto: en María Santísima tenemos el ejemplo. María nos introduce en el camino que conduce a la verdad del mundo. Entonces, ¿qué buscamos?

En esta época, el bienestar ha sido buscado por millones de personas más allá de las propias necesidades, que han sido satisfechas hasta perjudicarse a sí mismo. Han aliviado sus trabajos con medios más eficaces cada vez. Han superado el frío y han buscado la diversión en cualquier lado. Y, ¿son felices? ¿Han encontrado con el tiempo el modo de ser mejores? Hagamos un exacto examen del bienestar que disfruta la sociedad contemporánea.

¿Dónde están las fervientes súplicas que se elevan a Dios mientras los hermanos pasan necesidad?. El deseo de tener y acaparar se ha erigido en ídolo como el becerro de oro en tiempos de Moisés. Como entonces, el hombre está borracho de perversiones y hasta el cielo claman sus codicias.

Busca la pureza del compromiso en María Santísima. Camina tras las pisadas de tan poderosa Madre para emprender la subida al cielo, que quizás ya habías abandonado, porque sin el Amor de Dios, la vida humana carece de sentido. Recordemos: sólo el Amor nos da la felicidad.

Dios ha regalado a la humanidad tan querida Madre para que, a través de este beneficio, aceptemos tan excelso don. No dudemos. No perdamos el tiempo, porque Ella puede:
  • Darti conforto.
  • Consolarnos.
  • Interceder por nuestras necesidades.
  • Concedernos la verdadera paz y el gozo de los Ángeles.
  • Descubrirnos el Amor de Jesús.
  • Inmunizarnos contra el mal.
  • Resucitar en nosotros la esperanza.
  • Guiarnos hacia el cielo.

¿Qué más queremos? Confiemos en Ella y se nos abrirá un nuevo horizonte que cambiará nuestra vida y nos hará pregustar el de los Ángeles.

Plegaria

María Inmaculada y Bendita: Tú, dispensadora de las gracias divinas, esperanza de todos, incluso de la mía, Agradece por mí al Señor el haberme dado la gracia de conocerte; por haberme hecho comprender el medio para obtener mi salvación. Porque entiendo que puedo salvarme por los méritos de Jesucristo y por Su intercesión..

María; ruega por mí y encomiéndame a Tu Hijo, Tú que me conoces tan bien: con mis penas y mis necesidades. ¿Qué puedo decirte "Ten piedad de mí. Yo soy tan pobre que no alcanzo a pedir las gracias que me son tan útiles. Dulce, Reina Madre: ruega por mí y obtenme de tu Hijo lo que mi alma necesita. Me abandono completamente en tus manos y ruego a Tu Majestad Divina, que me alcance las gracias que Le pido. Ruega, oh Virgen Santa María, por lo mejor para mi alma. Tus oraciones son siempre escuchadas, porque son plegarias de madre ante el Hijo que tanto La ama y que es feliz de hacer lo que Le pides, para honrarte y demostrarte Su gran amor. Señora mía, hacemos un pacto: yo me confío a Tí y Tú piensas en mi salvación.
Amén