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Monasterio En los Hechos de los Apóstoles, se cuentan los prodigios extraordinarios que Dios obraba a través de Pedro, Pablo y los demás apóstoles como actividad evangelizadora: gracias a estos prodigios muchos creyeron en Él.

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Prodigios en los Hechos de los Apóstoles

En su primer libro, en Jerusalén, Lucas nos narra que: "muchos prodigios y signos acontecían por obra de los apóstoles". En Iconio, y en referencia al primer viaje misionero de pablo y Bernabé, cuenta que el Señor "avalaba el testimonio de la palabra de gracia con los signos y prodigios que se obraban por medio de sus manos". Así es el resumen de la actividad de Pablo en Malta: "Los enfermos que vivían en la isla acudían y quedaban curados, los cuales nos homenajearon con muchos honores, y en el momento de zarpar, subieron a bordo las cosas que nos eran más útiles".

En Jerrusalén, Pedro y Juan curaron a un paralítico en la puerta del templo, (3, 1-11): pues viendo a Pedro y a Juan que estaban para entrar en el templo, les pidió limosna... Y Pedro le dijo: No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesús Nazareno, levántate y anda. Lo tomó de la mano derecha y lo levantó. De golpe sus pies y tobillos se reforzaron y, puesto en pie se puso a caminar y a alabar a Dios, y reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna en la puerta Hermosa del Templo y quedaron maravillados y estupefactos por lo que había ocurrido.

En el primer viaje apostólico, Pablo curó a un paralítico. Había un hombre en Listra con las pieernas paralizadas, pues era cojo de nacimiento: jamás había caminado. Él escuchaba el siscurso de Pablo, y éste mirándolo fíjamente, vio que tenía fe en ser salvado, dijo en voz alta: "Levántate, en pie. Él se puso en pie y comenzó a caminar".

En Jerusalén muchos signos y prodigios se hacían entre el pueblo por obra de los apóstoles...mientras crecía el número de hombres y mujeres que creían en el Señor, tanto, que les sacaban a los enfermos a las plazas, poniéndolos en parihuelas y camillas para que, cuando pasara pedro, al menos su sombra tocase a algunos de ellos. También las gentes de las ciudades cercanas a Jerusalén, acudían, llevando enfermos y a personas atormentadas por espíritus impuros. todos quedaban curados.

Pedro se acercó a los fieles que habitaban en Lídia. Allí encontró a un hombre llamado Eneas, que desde hacía ocho años yacía en una camilla porque era paralítico. Pedro le dijo: "Eneas, jesucristo te cura: levántate e incorpórate de la camilla. De inmediato se levantó. Lo vieron todos los habitantes de Lidia y de Sarón, y se convirtieron al Señor".

En Malta, sucedió que el padre de Publio debió guardar cama por unas fiebres y por disenteria. Pablo fue a visitarlo y, tras haber orado, le impuso las anos y lo curó. Después de hacerlo, los demás habotantes de la isla traían sus enfermos y quedaban curados.

En Chipre, Pablo, lleno de Espíritu Santo, fijó los ojos en el mago Elimas, y dijo: "Hombre lleno de fraude y de malicia, hijo del diablo, enemigo de toda justicia, ¿cuando cesarás de entorpecer el camino del Señor?. Ahora, la mano del Señor está sobre tí, quedarás ciego durante cierti tiempo y no verás el sol". De repente, llovieron sobre él, oscuridad y tinieblas, y tropezando buscaba una mano que lo guiase. Cuando vio lo ocurrido, el procónsul creyó, influido por la enseñanza del Señor.

Felipe bajó a la ciudad de Samaria, allí predicaba a Cristo. Y la gente, unánime,prestaban atención a las palabras de felipe, oyéndole hablar y viendo los signos que él hacía. En efecto, de muchos endemoniados salían espíritus inmundos, emitiendo alaridos, y muchos paralíticos y cojos fueron curados. Hubo gran alegría en aquella ciudad.

Mientras íbamos a la oración, vino hacia nosostros una esclava que, teniendo un espíritu maligno, hacía de adivina, procurando muchas ganancias a sus amos. Ella se puso a seguir a Pablo y a nosotros, gritando: "Estos son siervos de Dios Altísimo y os anuncian el verdadero camino de la salvación. Así lo hizo durante muchos dias hasta que Pablo, no soportando más el hecho, se volvió al espíritu y le dijo: En nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella. Al instante el espíritu salió".

En aquella ciudad, había una discípula llamada, tabitha, que significa gacela, la cual sobresalía en obras buenas y daba muchas limosnas. Por aquellos dias, enfermó y murió... oido que Pedro se encontraba allá, mandaron a dos hombres a invitarlo... Pedro entonces se levantó y se fue con ellos. Apenas llegó, lo condujeron al piso superior y allí se encontró con todas las viudas en duelo... Pedro hizo salir a todos y se arrodilló pára orar, luego, dirigiéndose al cuerpo dijo: Tabitha, levántate. Y ella abrió los ojos, vió a Pedro y se sentó. Él le dio la mano y la hizo levantar, luego llamó a los fieles y viudas y se la presentó viva.

Un muchacho de nombre Eustaquio, estaba sentado en la ventana, mientras Pablo continuaba conversando sin detenerse, fue preso de un profundo sueño: sumergido en el sopor, cayó desde el tercer piso y resultó muerto. "Pablo bajó y se echó sobre él, lo abrazó y dijo: No os turbéis, está vivo. Luego salió, partió el pan, comió, y tras haber hablado hasta el alba, partió. Mientras tanto, trajeron al muchacho vivo, y se sintieron muy consolados".