Virgen María
Maravillas
Por varios escritores antiguos y modernos fueron señaladas algunas maravillas de la Sagrada Estatua de la Virgen de Oropa.
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Maravillas en la Sagrada Estatua
- No se encuentra ni carcomida, ni marchita, ni corrupta.
La antigua Imagen, tallada en madera, no presenta ninguna marca o indicio de que se haya comenzado a carcomer o a marchitar. En 1621, el Obispo de Vercelli, Stefano Ferrero, escribe a propósito de ésta: "Se puede decir razonablemente que en este hecho existe una virtud oculta y sobrenatural, siendo que el lugar donde ella está colocada es cerca al monte y, en consecuencia, friísimo y muy húmedo, donde los mismos mármoles y bronces han sufrido descomposición a través del tiempo y muchas veces los ornamentos de madera, aparte de pudrirse por la gran humedad, se vieron que goteaban de cada parte, y la Santísima Imagen siempre se ha preservado seca, ni después de largo tiempo se ha encontrado cubierta de una telaraña... Y en cuarenta años se pudrieron los pedestales sobre los cuales se encontraba apoyada la Estatua Sagrada, a pesar de haber sido hechos con madera solidísima..."
Desde entonces pasaron 387 años y la Virgen de Oropa permaneció ilesa; el tiempo y las circunstancias no han dejado en Ella ninguna huella.
- El pie no se deterioraron.
En ocasión de la coronación de 1720, el Prior Agostino Penna, Canónigo Teólogo de la Catedral de Vercelli, decía: "Triunfadora por tantos siglos, hela aquí (la Sagrada Imagen) no gastada e ilesa. Desde que la muchedumbre la comenzó a venerar frecuentemente, la piedad y el deseo de los fieles los llevaban a tocar los pies de la Virgen con cualquier objeto devoto, tales como medallas, coronas, etc., y los pies han permanecido sin marcas de corrosión."
Lo mismo declararon los Sacerdotes Domenico Mercando y Giovanni Bocca, encargados por muchos años de la Iglesia de Oropa en 1853: "Se solía tocar los pies sagrados con coronas, medallas, cruces, libros y otros objetos de devoción ..., y algunas veces friccionaban estos objetos en estos pies sagrados con cierto ímpetu; si observamos que gran parte de estos objetos son de cobre, latón y otros materiales duros y corrosivos, esos pies debieron haberse desgastado.
- Sobre el rostro de la Virgen y del Niño Jesús no se detiene el polvo.
Dice explícitamente el Canónigo Penna en 1720: "Alcanza, sí, un mínimo polvo a cubrir las joyas de la preciosa tiara, a entrar en los pliegues del manto, a llenar la palma de la mano, el pecho, los tejidos y paños del vestido. Pero nunca ha logrado tocar la belleza del rostro adorado: nunca ha logrado penetrar en lo cóncavo de aquellas purísimas pupilas".
En el año 1853 el Sacerdote Mercando: "El suscrito, teniendo domicilio por siete años en el insigne Santuario de María Santísima de Oropa, mientras el oro, testifica que, mientras las coronas y las gemas estaban siempre llenas de polvo que no se veía su espléndido brillo, las caras estaban siempre limpísimas.
Monseñor Davide Riccardi Arzobispo de Torino en 1858 cuenta: "Fijando la mirada en el rostro de la Virgen y del Niño Jesús, los vislumbré lúcidos como el cristal, mientras que cada objeto, las coronas, las gemas y el cuerpo mismo de la Virgen estaban completamente cubiertos de polvo".
El experimento fue repetido frecuentemente en presencia de Obispos, sacerdotes, seculares y el hecho aparece siempre claro e indudable.
- La Sagrada Estatua no se puede transportar.
En el año de 1621 hubo dos intentos de transportar en diferentes momentos la Sagrada Estatua a la localidad vecina, Biella; uno ala parte de Cossila, la otra hacia Pralungo. Pero los dos intentos fallaron: a poca distancia del Santuario la Estatua se volvió tan pesada que los cargadores no pudieron continuar el transporte. Perdió el peso sólo cuando decidieron regresarla a su capilla original.