Purgatorio


Santa Margarita

Monasterio Nació el 22 de julio de 1647 en Lautecour. A los venticuatros años de edad entró en la orden de la Visitación, fundada por San Francisco de Sales.

Margarita, convertida en sor María, vivió veinte años en el Visitandine y desde el comienzo se ofreció como "víctima del Corazón de Jesús".

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Santa Margarita María de Alacoque (1647-1690)

A cambio recibió extraordinarias gracias. Fuera de lo comun fueron sus continuas penitencias y mortificaciones soportadas con doloroso gozo. Fue San Claudio de la Colombière quien se convirtió en la preciosa y autorizada guía de la mística monja de la Visitación, ordenándole narrar en una autobiografía sus experiencias ascéticas y hacer públicas las revelaciones por ella recibidas. Por inspiración de la santa, nació así la fiesta del Sagrado Corazón, y tuvo origen la práctica de los Primeros Viernes de Mes.

Algunas esperienze experiencias descritas por la Santa

Una vez, mientras estaba delante del Santo Sacramento, en el día del Corpus Domini, se presentó delante de mí una persona toda envuelta en llamas, cuyos ardores me penetraron tan fuertemente que pareció que me quemaba con ella. Su estado piadoso me hizo ver era que se encontraba en el purgatorio, y me hizo derramar muchas lágrimas.

Me dijo que era aquel religioso benedictino que una vez había escuchado mi confesión y me había ordenado recibir la Santa Comunión. Por compensarlo de un consejo tan útil, Dios le había permitido presentarse ante mí para que le aliviara sus penas, pidiéndome que, durante tres meses, sufriera por él todo lo que pudiera.

Se lo prometí después de haber obtenido el permiso de la Superiora. Me dijo que la primera causa de sus grandes sufrimientos era haber preferido su propio interés a la gloria de Dios por demasiado apego a su reputación. La segunda era su falta de caridad hacia los cofrades y la tercera era el excesivo afecto natural hacia las creaturas y el tener. Manifestado ello en los coloquios espirituales, es algo que siente mucho Dios.

Me resulta difícil contar cuánto tuve que sufrir en aquellos tres meses. No me dejaba nunca y me parecía tener el flanco cerca de donde estaba, envuelto en una llama de fuego, con dolores muy agudos de gemir y llorar casi continuamente. La Superiora me tenía compasión y me daba buenas penitencias, sobre todo de disciplina, ya que las penas y los sufrimientos exteriores que sufría por caridad proporcionaban mucho alivio a la otra alma y la santidad de amor grababa en mi como una pequeña muestra de lo que hacía sufrir a aquellas pobres almas.

Al finalizar los tres meses, lo volví a ver de manera muy distinta, pleno de gozo y envuelto de gloria se iba a gozar de la eterna felicidad, dándome las gracias me dijo que me protegería delante de Dios. Yo estaba enferma pero dado que mi sufrimiento desapareció con el suyo, sané inmediatamente.

Una vez vi en un sueño a una religiosa fallecida hacía mucho tiempo, quien me dijo que sufría mucho en el Purgatorio y que Dios le hacía sufrir una pena incomparable: la vista de un pariente de ella precipitado al infierno. El alma no me daba tregua, diciéndome continuamente: "Ruega a Dios por mí. Ofrece tus sufrimientos unidos a los de Jesucristo, para aliviar el mío. Ofréceme todo lo que harás hasta el primer viernes de mayo, día en que recibiras la comunión por mí". Lo hice con el permiso de la Superiora.
Padecí atroces sufrimientos...

Después de la comunión que me había pedido, me dijo que los terribles tormentos habían disminuido, ya que se le habia pedido una misa en honor de la Pasión, pero tenía que quedarse todavía un largo tiempo en el purgatorio, donde sufriría las penas debido a las almas tibias en el servicio de Dios. Quedé liberada de mis penas. Ella me había dicho que no serían disminuidas absolutamente hasta que no fuera consolada.