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El Pecado
El concepto pecado está estrechamente ligado al de la Ley de Dios, ley definida, revelada y conservada en las Sagradas Escrituras. Por transgresión se entiende, no sólo la comisión, sino también la omisión: porque es un acto consciente y responsable, hecho voluntariamente por la persona, aunque no está ausente el concepto de culpa involuntaria.
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Literatura
Ello no es definido, como se suele creer, como simple acción pecaminosa, sino como desobediencia y rebelación contra Dios, porque tiene su origen en el corazón humano. No es una simple violación de los mandamientos, son una negación de la majestad de Dios.
En la Bíblia, no es sólo una violación de una orden moral, sino una interrupción del encuentro personal con Dios: una traición de la confianza que Él ha depositado en nosotros.
Los actos pecaminosos derivan, en lo esencial, de la corrupción moral de nuestro corazón, y, para Pablo, el pecado es una contínua y debilitadora condición de la amistad con Dios, pues afirma "Todos han pecado y están privados de la gloria de Dios" (Rm 3,23) "No hay en toda la tierra un hombre justo que, haciendo el bien, no peque jamás" (Eclo 7,20). "¿Quien puede decir, "He purificado mi corazón, estoy libre de pecado"?" (Prov 20,9). "Todos se han desviado, todos son corruptos: no hay nadie que haga el bien: ni uno" (Salm 14,3).
Los efectos del pecado son servilismo moral, culpa, muerte e infierno. Santiago lo explica así "Cada cual es tentado por la propia concupiscencia que lo atrae y lo seduce. Luego, la concupiscencia, cuando ha concebido, pare al pecado: el pecado, cuando se comete, produce la muerte" (Sant 1,14-15).
El pecado campa a sus anchas en el hombre, porque el pecado engendra pecado, y esta proliferación genera en vicios. Los vicios, contrarios siempre a la virtud, son costumbres perversas que oscurecen la consciencia e inclina al mal. Los pecados son los que consideramos capitales;
- Soberbia
- Avaricia
- Envidia
- Ira
- Lujuria
- Gula
- Pereza o dejadez.
Existe la responsabilidad personal en cada acción ajena, cuando cooperamos con culpa. Toda situación social o instirución contrarias a la ley divina, define una estructura de pecado. expresión y efecto de pecado personal.
Catecismo de la Iglesia Católica
1849. El pecado es una falta contra la razón, la verdad y la recta conciencia: es una transgresión en orden al amor verdadero, hacia Dios y hacia el prójimo, por una perversa fijación a ciertos bienes. Ello hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana: ha sido definida "palabra, acto o deseo contrarios a la ley eterna".
1850. El pecado es una ofensa a Dios. "Contra tí, contra tí sólo pequé, e hice lo que es malo a tus ojos" (Salm 51,6). El pecado se erige contra el amor de Dios por nosotros y aleja de Él a nuestros corazones. Como el primer pecado es una desobediencia, una rebelión contra Dios por "querer ser como Dios" (Gén 3,5), conociendo y determinando el bien y el mal, el pecado es, por tanto amor a sí hasta el desprecio de Dios. Por tal orgullosa exaltación de sí, el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia a Jesús, que realiza la salvación.
1852 Los pecados pueden ser distintos según sea su objeto, igual que en todo acto humano, según a qué virtud se opongan, por exceso o por defecto, según los mandamientos que violen. Se pueden también discriminar según miren a Dios, al prójimo o a sí mismo: pueden ser espirituales o carnales y aun, de pensamiento, de palabra, de obra o de omisión. La raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad, según nos enseña el Señor Del corazón, en efecto, vienen los malos propósitos, los homicidios, los adulterios, las prostituciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Éstas son las cosas que hacen impuro al hombre (Mt 15, 19-20). El corazón es también la sede de la caridad, principio de las obras buenas y puras, que el pecado hiere.
1855 El pecado mortal destruye la caridad en el corazón del hombre, por una violación grave de la Ley de Dios; aleja al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior.
El pecado venial deja subsistir a la caridad, aunque la ofenda y la hiera.
1861 El pecado mortal es una posibilidad radical de la libertad humana, como el mismo amor. Tiene como consecuencia la pérdida de la caridad y la privación de la gracia santificante: esto es, del estado de gracia. Si no se rescata por el arrepentimiento y por el perdón de Dios, provoca la exclusión del Reino de Cristo y la muerte eterna del infierno: en efecto, nuestra libertad tiene el poder de hacer elecciones definitivas e irreversibles. Aunque no podemos juzgar que un hecho es en sí una culpa grave, no juzgaremos a las personas, sino que las pondremos en la misericordia de Dios.
1863 El pecado venial debilita la caridad, manifiesta un afecto desordenado por los bienes creados, obstaculiza el progreso del alma en el ejercicio de la virtud y en la práctica del bien moral: merece penas temporales. El pecado venial deliberado, que permanece sin arrepentimiento, predispone a cometer pecado mortal, aqunque el pecado venial no se opone a la voluntad y a la amistad divinas, no rompe la Alianza con Dios. El pecado grave, humanamente reparable, con la Gracia de Dios, "no priva de la gracia santificante, de la amistad de Dios, de la caridad ni de la bienaventuranza eterna". (Juan Pablo ll. Exhort. Apost. Reconciliatio et paenitentia).
San Agustín
Ciertamente, el hombre no habría caido en poder del demonio cometiendo aquél pecado evidente y manifiesto, en el que hizo lo que Dios le prohibió, si previamente no hubiese comenzado a complacerse a sí mismo (...). Pero el hombre quiere levantarse, mas se cae, y mientras busca bastarse a sí mismo, pierde al Al Que sólo le puede bastar. Aquél mal, por la que el hombre complaciéndose a sí mismo, como si él fuese luz, se aleja de aquella Luz que le había hecho luz a él mismo si hubiese querido; aquél mal-digo- existía en presencia y en secreto, y fue la causa del pecado, luego abiertamente. (Libro decimocuarto Xlll).
Porque el hombre ha despreciado el mandato de Dios...la condena fue tal, que el hombre, observando el mandamiento, habría podido llegar a ser espiritual hasta en la carne, sin embargo, se hizo carnal hasta el espíritu. Y, puesto que, por la soberbia, se complació en sí, fue abandonado a sí mismo, por la justicia de Dios. Muerto voluntariamente en el espíritu, morirá un día, a su pesar, también el el cuerpo, desertor de la vida eterna, será condenado a una muerte eterna, salvo que sea liberadopor la gracia de Dios. Y si alquien cree que una condena similar es excesiva o injusta, es porque no sabe valorar la gravedad de un pecado tan fácil de evitar. (Libro decimocuarto XV).
Algunos consideran injusto que a causa de los pecados, por graves, cometidos en un tiempo relativamente breve, el hombre sea condenado a una pena eterna... pero creen que sean liberados tras un cierto tiempo, más o menos largo, según la gravedad del pecado. El más misericordioso fue Origen, el cual ha creido que incluso el diablo y sus ángeles, tras graves y largos suplicios proporcionales a sus pecados, serán liberados de aquellas penas y asociados a los ángeles santos. (Libro vigésimo primero XVll).
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Pecado y moralidad.
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