Ser cristianos
A la secuela de Jesús
Un ser humano que ha recorrido la historia de las vicisitudes de la salvación y acogiéndola; quien tiene fe, tiene motivo de agradecimiento a Dios. Especialmente, siente el deber de agradecer el don más grande por el cual Dios mismo se ha revelado y se ha ofrecido a los hombres.
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He querido ser un hermano
La persona de Jesús es precisamente este regalo. Su hacerse hombre no es espectáculo sin esfuerzo, ni un disfraz con el que Dios gesticule jugando "a hombre"; ni siquiera ha venido a hacer apostolado. En medio de los pobres no se presentó de visita. No sólo llegó para después retirarse inmediatamente en la sublimidad de sus cielos para dejarnos solos otra vez. No. ha sido obediente a nuestro destino recorriendo hasta el final el camino de los hombres.
Se ha puesto de nuestra parte participando de nuestra pobreza. No nos ha traicionado por un trozo de pan. No ha querido vencer con el alboroto ni con grandes gestos. Al contrario, siempre rechazó toda posición excepcional. No se ha presentado como un superhombre, sino como un hombre desconocido; de un pequeño suburbio ignorado. Ha elegido la pequeñez.
De todos ha querido ser hermano; y a todos ha querido dar esperanza. Ha vino hasta nosotros para que todos tuviésemos un amigo. Se ha puesto de parte del que sufre. Se ha relacionado con pecadores, con los maltratados. Nunca hizo milagros por capricho, para su beneficio ni para obtener popularidad. Ha querido ser débil, insignificante.
Nosotros relacionamos demasiado fácilmente "sensacional y grandioso" con el pensamiento de Dios. No hay sólo un lugar donde circula la voz de fenómenos extraordinarios y maravillosos y allí afluye la muchedumbre y se pone en movimiento surgiendo aparentemente una nueva religiosidad. La voluntad de Dios es el servicio al hermano, el gesto sencillo y cordial en la vida diaria.
El rechazo de Jesús al tentador hace ver las raíces de la verdadera religiosidad. "La fe no es el gritop de la sorpresa". Jesús no ha querido imponerse mediante hechos extraordinarios ni chocantes. Algo inesperado estalla en su persona: la humildad de Dios.
Jesús no ha querido ser llevado por mano de Ángeles. No querido que su pie no tropezase en la piedra. No ha buscado lo maravilloso. No ha tomado sobre Sí la inutilidad que todo amor debe probar también una vez. ha tomado el camino de la cruz hasta el abandono. Ha querido ser impotente. No ha querido hacer nada para hacerse valer.
Ha querido ser reconocido y escuchado, no por la fuerza de los milagros ni por señales prodigiosas, sino con los únicos signos que un Dios podia darnos: los del amor, los de la pequeñez, la humildad y la donación total.
Ser cristianos significa "secuela", es decir: esfuerzo en cambiar la orientación esencial por amor a Jesús. Y puesto que su actitud que llamamos "tentación", tal prueba es modelo y figura de la prueba que cada bautizado está llamado a sostener. Es el momento de elecciones concretas y responsables frenta a Dios que nos invita e interpela.
Oración
Señor Jesús, gracias porque Tú eres misericordia infinita, y cuando perdonas cancelas y olvidas todos nuestros pecados. Tú has visto que con mi corazón de piedra no podría viver el Evangelio, y entonces has tomado la iniciativa de venirme a para curarme.
En el Bautismo me has dado un corazón nuevo animado por tu mismo Espíritu.
- Pater, Ave, Gloria.