Ser cristianos


Ser cristianos

Cristianos

Conmover los corazones

Con estas palabras Jesús asegura a todos, sacerdotes y fieles, una verdad que, aceptada o no, siempre es verdad.
"En el corazón y en las mentes yo sólo puedo y quiero trabajar".
Por lo cual, muchos obran en cosas que parecen necesarias, iniciativas que obligan a actuar y a hablar, y que son verdaderas adulaciones, por las que se agitan y se mueven.

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YO LES DARÉ EL DON DE CONMOVER

Todas éstas se pueden definir como "Herejías de la acción".
En el campo de lo humano puede estar bien cualquier proyecto que me proponga y en el que me siento obligado a dar todo cuanto poseo: salud, inteligencia, voluntad tiempo y medios en cantidad.
Si nos regala resultados, debemos agradecer a Dios que nos acompaña, porque el corazón y la mente son el campo exclusivo de Dios y no lo cede a nadie y allí ha nacido un proyecto y facultades especiales qye Él sólo conoce y quiere desarrollar.

Tras haber vivido en el tiempo y hechas tantas actividades,¿Podemos afirmar que nos conocemos bien?
¿Estamos seguros de conocer hasta el fondo el proyecto que Dios tiene para nosotros y, entre los demás, hemos utilizado del mejor modo todas las facultades recibidas?
Tal vez no podemos responder con tanta seguridad. Luego, ¿qué decir de lo demás?.
Ciertamente, muchas veces nosotros no estamos preparados para comprender y dar consejos, quizás con algo de esfuerzo, entendemos enseguida la nulidad, o casi, de las intervenciones, porque no hemos entendido el estado de ánimo ajeno. Pues bien, sólo Dios puede entender la situación y tiene los medios para resolverla, en el caso de que deba ser resuelta, pues de otra manera ayuda a vivirla.

Cuando la situación moral es ruinosa, ésta no deja a Jesús indiferente: tenemos Su Palabra: "Daré a los sacerdotes el don de conmover los corazones más endurecidos".
Tenemos la seguridad de que Él sólo puede trabajar en los corazones.
Esto es comprensible porque es Él el que ha creado los corazones, dotándolos de todos los dones necesarios para realizar un proyecto en el que cada cual tiene su sitio y una función determinada en la vida.
Todo esto está en la mente y en el corazón de Dios, pero¿quien puede leer en la mente de Dios?
Tenemos la palabra de Jesús que nos asegura la intervención del Padre celestial para cambiar las cosas: Hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados.

Mirad a los páros del cielo: no siembran ni siegan,no almacenan en los graneros y vuestro Padre Celestial los alimenta. Observad como crecen los lirios del campo: no trabajan ni hilan ...".
Antes que la palabra de Jesús, la Biblia nos subraya estas intervenciones del Padre Celestial en la existencia de la creación de la vida humana, personal y/o colectiva.
Debemos confesar que, a pesar de las palabras de la Biblia, de la de Jesús y de los milagros por Él hechos en las bodas de Canaán, en la alimentación de miles de personas, en la curación de enfermos, en la resurrección de Lázaro, que ante nuestras expectativas y esperas, no nos sentimos luego tan seguros de la protección de Jesús o de las enseñanzas de la Biblia.

El mal tiene una raíz profunda inalcanzable para la palabra e iniciativa humanas.
Afirma San Francisco: "el mal se desarrolla cuando encuentra las condiciones adecuadas".
Es tiempo de actuar para superar esta decadencia y desorden morales.
Pero, ¿dónde está el resultado?.
Aun no podemos cantar victoria, puesto que ésta debe llegar mediante la purificación de los sentidos: Dios es el único que puede pronunciar la palabra exacta para suscitar en nosotros el abandono del mal.
Las manos de Dios son los buenos, a los que Dios les ha dado su propio Espíritu para que hablen y actúen bajo la influencia de ese Espíritu.

Y el Espíritu que está siempre operante para que florezca el bien y curar los corazones. El corazón es mi campo.
Yo sólo puedo actuar benéficamente y, Conmigo, los que llevan Consigo mi Espíritu. Es una promesa sagrada y omnipotente de Dios: Bendeciré y será salvación de las almas, si mi sacerdote vive sus horas cerca de mi tabernaculo, orando.

Vuelvan mis ministros al Santo Altar, vivan más cerca y permanezcan con frecuencia en mi iglesia: no crean obrar en los corazones, puesto que mi bendición estará lejos de toda obra suya si no viven horas enteras en mi Presencia. Palabra de Jesús.

Palabras que no tieneen necesidad de comentario alguno, pues están muy claras.
Palabras que, si bien están dirigidas a los sacerdotes que tienen la obligación de continuar su obra, son válidas incluso para los que sientan la necesidad en sí de hacer algo para curar a la sociedad, iluminar las mentes, tocar los corazones.

"Tus actos son pequeñas flores hasta que permaneciendo en tus manos, se conviertan en omnipotentes al pasar a las mias".
Existen casos complejos de personas que viven lejos de la iglesia, de la moral, con separaciones conyugales, y otras muy penosas que por ahora parecen sin soluciónn, ¿quizás Jesús desea que nosotros las resolvamos?
Sí y no.
Sí, porque Jesús nos quiere involucrar. No, porque los corazones son duros y sólo Él puede actuar en ellos.
¿Cómo podemos, si tenemos límites humanos, poca o ninguna salud, estudios o inteligencia limitados?. Estos límites para Jesús no son obstáculos, porque cuando Su Espíritu convierte un corazón, éste es capaz de cosas que van más allá de toda potencia y pensamiento humanos.

Vianney, presentado por el rector del seminario al Obispo para la ordenación sacerdotal, es definido torpe para el estudio.
El Obispo al Rector:
  • Reza bien el rosario
  • Sí, excelencia, incluso muy bien
  • Que sea ordenado sacerdote. Con el Rosario y la Eucaristía hará mucho bien.

En él llevan estas palabras de Jesús: "Nunca se entenderá y estudiará suficiente a mi más querido Sacerdote, suscitado por mi bondad, para que fuese, para ellos, un ejemplo".
Su profunda humildad, resaltando la pobreza de su habitación son duros reprocjes a tantas comodidades.
Su único deseo es tenerme cerca día y noche.
Sobre él no veían más que a Mí mismo, incluso los más duros pecadores. Y, ¿cuales fueron sus frutos?
No inmediatos, sino poco a poco, hasta las piedras por él golpeadas hablaban, sacudían y convertían. Así los quiero.
Sólo para esto los he elegido. Tú ora, sufre u ofréceme continuamente al Padre, para que vuelvan a Mí. "No se sentirán ya solos. Yo les bastaré".

ORACIÓN

Oh Sangre preciosísima de Jesús, precio infinito de rescate del universo y lavado de nuestras almas que defienden las causas de la humanidad, ante el trono de la suprema misericordia te adoramos profundamente.

Queremos, en cuanto nos sea posible, reparar las ingratitudes y demás ultrajes que recibes continuamente de muchos pecadores, sobre todo de los temerarios que arden blasfemándote.

Sé siempre bendita, oh Sangre de infinito valor, sé mil veces bendito Tú, Jesús, que te la has derramado para nuestra salvación. Ha sido su inmenso amor por nosotros el que te ha hecho correr por sus venas hasta la última gota.

Oh Sangre de redención y de vida, de unidad y de paz, fuente de gracia y prenda de vida eterna: haz que todos los corazones y todas las lenguas te puedan alabar, bendecir y agradecer ahora y siempre.
Amén