La Misión
Para Teresa su misión terrena es: Amor y hacer amar la Santísima Trinidad" y "amar a Jesús y hacerlo amar".
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La Misión terrena de Teresa: Amar
Teresa elige verdaderamente para ella el Amor de cada instante y de cada acción; deseaba preparar con flores y perfumes el jardín de su alma para acoger al Rey del cielo y se sentía tan envuelta de amor que lograba ni siquiera ella como pudiera sustraer algo al Amor.
Para la ascética la perfección consiste en "hacer la voluntad de Dios", según Teresa en lugar es: "Ser aquello que El quiere que seamos" y afirma: "Quiero empeñarme a hacer con el más grande abandono en la voluntad de Dios.
Teresa tuvo una vocación contemplativa. Ella no se impuso el problema de su record, pero intuyo con radicalismo absoluto que la contemplación era en si misma acción apostólica.
Teresa hizo un descubrimiento inquietante: "para que se satisfaga el Amor se necesita rebajarse hasta nada y que se transforme este nada en fuego". Para esto quiere rebajarse hasta el nada, es decir, reducirse a nada para dar espacio a la Misericordia, para hacerla completar todo el camino.
Así Teresa experimenta y ensena a reaccionar sin despegarse jamas, ni siquiera por un segundo, de la persuasión que Dios esta obrando por nuestro medio. Ensena a reaccionar exclusivamente secundando Su acción, a reaccionar en la persuasión que solamente El puede verdaderamente obrar sobre los corazones y sobre las almas y reaccionar uniéndose siempre mas a la esencia de Jesús.
La misión "espiritual", de Teresa consiste meramente en esto: por un lado debía arder en el Amor y por el otro debía permanecer envuelta en las tinieblas. Ella misma escribe: "me es imposible confiarle completamente mis angustias, tendría miedo de ofender al buen Dios expresando en palabras pensamientos símiles. Y yo que lo amo tanto! Pero todo eso es incoherente".
La tentación por la cual Teresa era envuelta se volvía insostenible cuando el demonio descubría completamente sus cartas y la agredía completamente al corazón: "Ayer por la noche fui sorprendida por una angustia verdadera y mis tinieblas aumentaron. No se que voz maldita me decía: Estas segura que Dios te ama?".
Teresa reacciona siempre a la tentación con gozo, paz y fe, aun cuando le parece no comprender nada o de comprender otras cosas que el demonio le silbaba al oído. Cada vez que la tentación la empujaba casi al umbral del hundimiento hasta donde ella podía resistir solo se abandona de golpe en los brazos de Dios. De este modo logra vencer la tentación de la duda y su fuerza consiste en este total abandono en los brazos de Dios.
En el periodo de su prueba, Teresa no se olvida nunca del prójimo es mas, a través de este amor le parece casi de comprender el verdadero significado de la "caridad". A tal propósito llega hasta a dar indicaciones generales: soportar los defectos de los demás, no asombrarse de su debilidad pero sobre todo no esconder la caridad en el corazón, dejarla surgir en modo que aclare de verdad al prójimo. No es verdadero amor si no aquel que nace del corazón mismo de Dios y que de El emana, tanto que cada amor humano puede solo transferir y prolongar en la tierra aquello que ha tomado del alto.