Evangelio
Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a la verdad total, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga.
(Jn 16, 13).
El Espíritu Santo guía a los discípulos a la plenitud de la verdad que vierte continuamente sobre sus corazones la caridad.
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A partir de la primera carta a los Corintios
Si hablase las lenguas de los hombres, y aun las de los ángeles, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que retiñe. Y si tengo el don de profecía, y entiendo los designios secretos de Dios, y sé todas las cosas; y si tengo la fe necesaria para mover montañas, pero no tengo amor, no soy nada. Y si reparto entre los pobres cuanto poseo, y aun si entrego mi cuerpo para tener de qué enorgullecerme, pero no tengo amor, de nada me sirve.
El amor todo lo soporta, es bondadoso; no tiene envidia, no es presumido, no es orgulloso, no es grosero ni egoísta; no se enoja ni guarda rencor; no se alegra de las injusticias, sino de la verdad. El amor es sufrido, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca dejará de ser. Un día cesarán las profecías, y no se hablará más en lenguas ni será necesaria la ciencia. Porque la ciencia y la profecía son imperfectas y llegaran a su fin cuando venga lo que es perfecto.
Cuando yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como un niño; pero al hacerme hombre dejé atrás lo que era propio de un niño. Ahora vemos de manera borrosa, como en un espejo; pero un día lo veremos todo como es en realidad. Mi conocimiento es ahora imperfecto, pero un día lo conoceré todo del mismo modo que Dios me conoce a mí. 13 Hay tres cosas que permanecen: la fe, la esperanza y el amor, pero la más importante es el amor.
(1 carta a los Corintios 13.1 a 13)
San Pablo en este pasaje nos intriga, cuando dice: "Si doy todas mis pertenencias ... pero no tengo amor, de nada me sirve".
Si hoy tuviéramos que dar nuestros bienes y nuestras posesiones a los necesitados, quisiéramos ser considerados personas caritativas, pero Pablo no parece sentir de la misma manera, porque dice: "Si hiciera todas estas cosas, pero no tengo amor, todo sería inútil". Pablo instruye a los cristianos de Corinto en este gran tema, por lo que aún hoy, como entonces, la idea de la caridad es correcta, una verdad que debe permanecer para siempre. Y continúa: "Si yo tuviera tanta fe como para mover montañas, pero no tengo amor, nada soy".
Pablo dice: "La fe y la esperanza van a terminar", porque la fe y la esperanza nos sirven sólo para nuestro viaje terrenal. Y continúa: "Ahora vemos indistintamente, como en un espejo ... Ahora, conocemos de manera imperfecta," por eso necesitamos fe. Luego "conoceremos perfectamente... porque veremos a Dios cara a cara.": La fe no será nuestra ayuda, porque lo veremos. Para Pablo, la esperanza es la certeza de que hay que ponerse de pie en el camino y alimentar la fe. La esperanza es la que nos dice: "Sé fuerte, porque yo lo logre, tienes que lograrlo" y te apoya, pero cuando llegues, la esperanza no servirá más, permanecerá solo la caridad.
¿Qué es la caridad?
"El amor es para siempre", es nuestro estado de vida eterna, el que se goza en la presencia de Dios, de quien se siente una sola cosa con Dios. La Caridad es el estado del hombre, que está en comunión con Dios. Nuestro camino es llegar a ese conocimiento, que se nos dará cuando lleguemos a ser uno solo con Él, entonces estaremos en el amor para siempre.
El amor es la fuerza que sostiene nuestro camino terreno, ya que es el estado inicial de la comunión con Dios, hasta llegar a El en forma definitiva. Tenemos que empezar a vivir la caridad en la tierra, pero no como una virtud sino como un estado, ya que, si la caridad es la comunión con Dios, vivir la caridad significa que, a partir de ahora, vivimos en comunión con Dios.
La caridad, por lo tanto, no son las acciones de los hombres, sino que es el estado de comunión con el Padre. La caridad es dar a las personas la oportunidad de conocer, comprender, para llegar a esta comunión con Dios.
Podemos entrar en el estado de comunión con Dios sólo si aceptamos y vivimos el Evangelio de Jesús que a través de la palabra viva, nos permite tener dentro de nosotros la vida de Dios. Este es el estado de comunión.
Si bien es cierto: "El amor, es paciente es benigno; el amor no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece con orgullo, no es grosero, no busca su propio interés, no se enoja, no toma en cuenta el mal recibido, no se regocija de la injusticia, más se goza de la verdad, pero sobre todo el amor está en todas las cosas, todo lo cree, todo lo soporta. "El amor es el poder que nos transforma, porque nos hemos adherido al Evangelio de Jesucristo y el Espíritu Santo está en nosotros.
Estamos formados por la caridad, cuando nuestra humanidad refleja la humanidad de Jesús. Cuando somos transformados por el Espíritu, cuando nos damos cuenta de que, dentro de nosotros, ya no somos nosotros quien conduce en nuestro interior cuando sentimos más y más que nos acercamos a la certeza de estar en comunión con Dios y nos sumergirnos en el constantemente.
Hoy, en nombre de esa supuesta caridad, no creemos más en el Evangelio, no nos interesa entender si realmente Jesús es el Hijo de Dios, y si tenemos que transformarnos en él. Simplemente damos rienda suelta a la libertad de nuestras emociones, nuestros sentimientos, nuestro "buen corazón" seguros de que este es el camino para llegar a Dios. Por lo tanto, pidamos al Señor lucidez y claridad para que nos guíe hacia la verdad y no caer en el engaño.
Si vivimos en Jesús, Él nos transforma y podremos decir con San Pablo: el amor es paciente, es benigno; no es celoso, no es jactancioso, no se envanece con orgullo, no es grosero, no busca su propio interés, no se enoja, no toma en, no cuenta el mal recibido no se alegra más de la maldad sino que se regocija con la verdad. La caridad todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta "Este es el amor que nos da la vida de Dios, el Espíritu de Dios, estar en comunión con Él.
Teología Cristiana
En la Teología Cristiana:
- Se entiende por caridad el amor con que Dios se ama a sí mismo, el amor con que el Padre ama al Hijo, y el amor con que el Padre ama al Hijo es el mismo Espíritu Santo.
- Está destinado a la caridad también el amor con el que Dios ama a cada uno de nosotros, y Dios nos ama con el mismo amor con que se ama a sí mismo, nos ama en el Espíritu Santo.
- Se entiende por Caridad el amor con el cual amamos a Dios, a nosotros mismos, y nuestro vecino, si se quiere, es un amor que responde a Dios que nos ama.
El amor cristiano es, pues, un dinamismo de amor con el que el cristiano es capaz de amar con el mismo amor recibido de Dios, que encuentra su origen en Dios y tiene la capacidad de adaptarse a la vida de Cristo.
La solidaridad, el altruismo, la ayuda mutua, la benevolencia son buenas disposiciones, pero el origen de estos actos sólo pueden nacer del conocimiento de pertenecer a una comunidad en sí y tener intereses y objetivos comunes, pero si estos actos carecen de la caridad de Dios, entonces todo se mantiene en un nivel humano y, como dice San Pablo: "no soy nada".
La caridad, sin embargo, presupone el descubrimiento de ser amado por Dios, todos somos hermanos en Jesucristo, y que todos estamos llamados a participar en el plan salvífico del amor y la dicha de la Trinidad, entonces se puede reforzar la solidaridad, el altruismo social, la ayuda mutua fraterna. Más bien, la caridad da un valor añadido a la acción, el elemento vital que es la gracia y el amor de Jesucristo.