Ángeles
Padre Pío
"El Santo Padre Pío es el único, junto a Santa Gema Galgani, que en el siglo XX se ha pasado toda la vida conversando con su Ángel custodio, y también con el de los demás. A menudo decía a sus hijos espirituales, "si tenéis necesidad de mí, enviadme a vuestro Ángel custodio."
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Carta del Padre Pío al Padre Benedicto, el 21 de agosto de 1918.
((La tarde del 5 de agosto, mientras confesaba a los jóvenes, fue interrumpido por un "...Yo no vengo a decir lo que sucede en este periodo de martirio.
Cuando estaba confesando a nuestros jóvenes, la tarde del cinco, de improviso fui invadido por un extremo terror cuando vi a un personaje celeste, que se me presentó ante los ojos de la inteligencia. Tenía en la mano una especie de flecha, como una larguísima lanza de hierro con una punta bien afilada, y parecía que salía fuego de la punta.
Ver y observar a este personaje clavar con violencia flechas en el alma, era una cosa única. Emití un lamento, me sentí morir. Le dije al muchacho que se retirase, porque me sentía mal y no tenía fuerza para continuar.
Este martirio duró, sin interrupción, hasta la mañana del día siete. No sabría describir las cosas que sufrí en este tiempo. Veía que mis sufrimientos venían detrás de aquellas flechas, y el estaba herido a hierro y fuego. Desde aquel día, yo estaba herido de muerte. Siento en lo más profundo de mi alma una herida que está siempre abierta y que, con frecuencia, me hace estremecer...".
Carta del Padre Pío al Padre Agustino el 18 de enero de 1913
(El Padre Pío se enfada con su Ángel custodio después de un violento ataque diabólico)
"...Me enfadé con el ángel, después de haber hecho una hermosa prédica..." Agradece a Jesús que te trata como elegido y te permite seguirlo al su lado subiendo al Calvario. Yo veo tu alma junto a la salvación de Jesús, con alegría y conmoción en mi interior, por esta obra que Jesús realizó a través de ti. Cree que te alegrarás, de lo contrario no te verías así. Yo, que en la caridad Santa deseo tu beneficio, gozo siempre de verte en este estado. Jesús permite estos ataques del demonio, porque su piedad ha querido y quiere que tú lo acompañes en las angustias del desierto, del huerto de los olivos y de la cruz.
Tú defiéndete, aleja y desprecia siempre las malignas insinuaciones y, cuando tus fuerzas no pueden llegar, no te aflijas, predilecto de mi corazón, yo estoy cerca de ti. "Cuanta bondad, Padre mío. ¿Que he hecho para merecer tan exquisita amabilidad de mi ángel?...".
Carta de Padre Pío a Raffaelina Cesare el 20 de abril de 1915.
(El Padre Pío anima a Raffaelina a confiar en su Ángel custodio)
"...Toma el hermoso hábito de pensar siempre en tu Ángel. A nuestro lado hay un espíritu celeste que, desde la cuna hasta la tumba, no nos abandona nunca, ni un instante. Nos guía, nos protege como amigos, como un hermano, y nos consuela siempre, especialmente en las horas que son más tristes para nosotros. Debes saber, Raffaelina, que este buen ángel ruega por vosotros, ofrece a Dios las buenas obras que haces y tus deseos más santos y puros. En las horas en que os parece estar solos y abandonados, no os preocupéis de no tener una amiga a quien abrir nuestro corazón y confiarle vuestras penas, por caridad, no olvidéis a este compañero invisible, siempre presente para escucharnos, siempre rápido para consolarnos. ¡Oh, deliciosa intimidad, oh, feliz compañía!...".