Purgatorio

Almas

Monasterio Todos los humanos tienen una alma y, cuando morimos, estas almas van al cielo, al infierno o temporalmente al purgatorio para dirigirse hacia el cielo.

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Almas del Purgatorio

No se puede invocar ni evocar, ni llamar a los muertos, es una práctica utilizada por el espiritismo u otras prácticas que se asocian al satanismo, pero es necesario permitir que Dios disponga, en su soberanía sobre las cosas, del mejor de los modos.

Ahora bien, Dios puede permitir, en su inmensidad, bondad y misericordia, que algunas almas de purgantes hagan peticiones a los hermanos terrenos. Nosotros no podemos evocar estas visitas, pero tenemos que respetarlas y responder a su solicitud de ayuda, ofreciendo especialmente la Santa Misa.

La Santa Iglesia no exige creer en las revelaciones particulares. En este efecto no añaden ninguna nueva verdad a la fe. Si un alma del purgatorio nos hace una visita particular o no, esto no cambia nuestra fe, sin embargo es una gran falta despreciar las manifestaciones del Cielo o del Purgatorio sin una razón.

Las Santas almas, con sus apariciones, siempre buscan el bien, promueven la catequesis, aumentan el fervor, la devoción, incrementan el amor a la Santa Eucaristía, forman la vida de oración, la practica de la caridad, estimulan a vigilar sobre los propios defectos y sobre la destrucción de los vicios, y a tramitar la confesión y la conversión.

En general, las Santas Almas han visitado a personas piadosas o en camino hacia la santidad. Entre las personas que han recibido visitas de las Santas Almas, están: Santa Gemma Galgani, el papa San Gregorio Magno, Santa Brígida de Suecia, Santa Catalina de Génova, Santa Faustina y muchos otros. No se pueden negar los testimonios reconocidos por la Iglesia.

Hay circunstancias psicológicas y emocionales que, por el gran dolor moral, pueden hacer creer por medio de la autosugestión o de emociones profundas que recibimos la visita de nuestros queridos muertos. Pero ni siquiera se tienen que manospreciar estas visitas, como si fueran algo fraudulento o explicable por la pura psicología, negando su libertad de aparecer por permiso de Dios. Santa Teresa de Ávila, mujer de extraordinaria sensatez y realismo, reconocida por la Iglesia como doctora, contó que San Pedro de Alcántara la visitó después de muerto para avisarle que iba al cielo.

Las Sagradas Escrituras no agotan todo el patrimonio de FE de la Santa Iglesia Católica. Pero la Biblia se tiene que interpretar con la Tradición Apostólica. La Iglesia, guiada por el Espíritu Santo como prometió Jesucristo, reconoce la autenticidad de ciertas experiencias místicas y las enseñanzas de aquellos a quienes canoniza como santos. Negarlo es negar a la Iglesia el derecho de canonizar o beatificar y corroborar la veracidad de tales experiencias místicas.

Jesús en el Evangelio habla del caso del rico Epulón y el pobre Lázaro. En él cuenta que el rico Epulón, que está en el infierno, pide la visita del difunto Lázaro a la tierra. Vemos que las almas están bajo la autoridad de Dios y, en este caso, se les niega la visita.