Purgatorio


Santa Catalina

Monasterio Fue dotada por Dios de excepcionales gracias y se encuentra entre las más grandes místicas.

De su experiencia personal de purificación nació su brillante "Tratado del Purgatorio".

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La santa del Amor Puro

Determinante fue su influjo en la vida eclesial de su tiempo, con el Movimiento del Divino Amor - por ella inspirado - sobre la espiritualidad moderna a través de la Escuela Francesa de los siglos XVI - XVII que sentía mucha admiración por ella.

Murió consumida por el fuego devorador del amor al alba del 15 de Septiembre de 1510. Fue canonizada en 1737 por el Papa Clemente XII. Pío XII, en 1943, la proclamó "Patrona de los Hospitales Italianos".

Al cumplir doce años tuvo su primera visión del amor de Dios, en la cual Jesús compartió con ella algunos de los sufrimientos de su Santa Pasión. A los trece años decidió abrazar la vida religiosa en el convento de las Hermanas de Nuestra Señora de la Gracia, donde su hermana Limbania era ya una Religiosa profesa. Habló con el director de la Orden, pero no aceptaban niñas tan jóvenes en la congregación. Esto causó una fuerte herida en el corazón de Catalina, pero no perdió su fe en el Señor.

Muy joven fue desposada por Julio Adorno (13-1-1463); un matrimonio que no fue contraído por amor, sino provocado por el oportunismo político al que fue sometida. Los primeros años fueron tristes y desolados por el carácter difícil del esposo. Catalina logró superar la crisis después de una visión de Cristo derramando sangre (22-3-1473). Desde entonces se dedicó aún más al ejercicio de la caridad.

Luego, Nuestro Señor durante otra aparición, hizo recostar la cabeza de Catalina en Su Pecho al igual que el Apóstol San Juan, dándole la gracia de poder ver todo a través de Sus Ojos y sentir a través de Su Corazón Traspasado.

Siempre mostró gran reverencia y amor por la Eucaristía. Durante la celebración de la Santa Misa, su espíritu permanecía siempre recogido, sobre todo a la hora de recibir la Sagrada Comunión. Muchas veces se le vio caer en éxtasis y, llorando, rogaba a Dios que le perdonara sus pecados.

La penitencia que Catalina practicaba era muy fuerte, tanto que nuestro Señor en una ocasión le ordenó que cesara de practicar esas mortificaciones y penitencias tan severas, a lo que ella obedeció.

Catalina murió el 14 de septiembre de 1507, día de la Exaltación de la Cruz. Su cuerpo fue enterrado en el hospital donde sirvió durante más de 40 años. Cuando años más tarde se abrió su tumba, sus vestidos presentaban signos de descomposición así como el ataúd, pero su cuerpo estaba intacto, igual que el día en que había sido enterrado.

Jesús revela el Purgatorio y el Infierno.

A través de el Divino fuego con el cual fue purificada en la vida mortal, ella pudo entender el estado de las almas del Purgatorio. Jesús le dijo: "el alma es como el oro, tiene que ser purificada en el fuego."

Le reveló que como el sol no puede penetrar en una superficie cubierta, así, del mismo modo, tampoco la llama de su amor puede penetrar en las almas que se bloquean o se resisten a recibir su amor Purificador, porque Él respeta la libertad del hombre.

El alma que no desea ser purificada en la vida terrena y no encuentra deleite en la purificación, tendrá que padecer una purificación más fuerte en el Purgatorio. Porque aquí en la tierra se halla complacencia y consuelo en el Señor.

Las llamas con las cuales la alma es purificada aquí en la tierra, son las llamas del Amor Divino. En el Purgatorio las llamas que queman y purifican nuestros pecados no son llamas del amor divino y por esto causan dolor, angustia y no hay compasión. Y, aunque nuestro amor por el Señor crece, no quita ni disminuye el tormento que se padece incluso cuando se perciben los rayos del amor de Dios.