Milagros Eucarísticos

Milagros Eucarísticos

Milagros

Maravillas Eucarísticas

"Grande es el Señor y digno de cada alabanza, su grandeza no se puede medir".
(Sal 144,3)

Si creo en el Sol cuando es tapado por las nubes y creo en el amor, aun cuando no lo siento, entonces tengo también que creer en Dios cuando calla.

(Jn 12,27).

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Milagro Eucarístico de Tumaco - Colombia 1906

Con Tu regalo, Señor, has cambiado el mar de las oscuras pasiones, que nos arrastraron, y nos has salvado de nuestros pecados, que nos arrollaron. La Eucaristía cumple en nuestra alma un trabajo constante de transfiguración, porque nos prepara progresivamente a la vida eterna.

El 31 de enero de 1906, los habitantes de una pequeñísima isla del Pacífico sintieron a las 10 de la mañana un fuerte terremoto que duró alrededor de 10 minutos. Entonces, todo el pueblo corrió a la iglesia para suplicar al párroco, el padre Gerardo Larrondo y al padre Julián, que organizaran inmediatamente una procesión con el Santísimo Sacramento. Mientras tanto, el mar avanzaba, habiendo ya cubierto cerca de un kilómetro y medio del litoral, con la amenaza de formar una inmensa ola. El padre Gerardo, atemorizado, consumió todas las Hostias consagradas de la píxide y conservó sólo la Hostia Magna. Luego, dirigiéndose al pueblo, exclamó: "¡Vamos, hijos míos, vamos todos a la playa y que Dios tenga piedad de nosotros!" Sintiéndose seguros ante la presencia de Jesús Eucaristía, todos marcharon entre llantos y aclamaciones a Dios. Cuando el padre Larrondo llegó a la playa, bajó valientemente a las orillas con la custodia en la mano. En el momento en que la ola estaba llegando, alzó con mano firme y con el corazón colmado de fe la Hostia consagrada y ante todos trazó el signo de la cruz. Fue un momento de altísima solemnidad.

La ola siguió avanzando pero antes de que el padre Larrondo y el padre Julián se pudiesen dar cuenta, la población, conmovida y maravillada grito: "¡Milagro, milagro!"

En efecto, como si hubiera sido detenida por una fuerza invisible y superior a la naturaleza, la potente ola que amenazaba con borrar de la tierra al pueblo de Tumaco había iniciado su retroceso, mientras el mar regresaba a su nivel normal. Los habitantes de Tumaco, en medio de la euforia y la alegría por haber sido salvados de la muerte gracias a Jesús Sacramentado, daban muestras de ferviente gratitud. Por todo el mundo se supo del Milagro de Tumaco y el padre Larrondo recibió también del continente europeo numerosas cartas que pedían oraciones.

El maremoto de 1906 ocurrido en las costas del Pacífico causó grandes daños en varias zonas. El padre Bernardino García de la Concepción quien se encontraba en la ciudad de Panamá, en su testimonio acerca de lo acontecido, describe: "De pronto una ola enorme cubrió el puerto, entró en el mercado llevándose todo; las embarcaciones que estaban en tierra fueron lanzadas a gran distancia causando innumerables desgracias".
La isla de Tumaco, milagrosamente sobrevivió de la catástrofe gracias a la fe de sus habitantes y a la bendición que impartió el padre Gerardo Larrondo con el Santísimo Sacramento.

Milagro Eucaristico de Canosio - 1630

Canosio es un pequeño pueblo del valle de Maira, en la diócesis de Saluzzo. En 1630, la población había perdido el fervor de la práctica religiosa a causa de la difusión de la herejía calvinista. Algunos días después de la fiesta del Cuerpo de Cristo, el río Maira se desbordó por la abundancia de las lluvias. La furia de las aguas fue tan violenta que arrastró consigo enormes rocas, desprendidas de las montañas, que se dirigían hacia el valle y el pueblo.

Don Antonio Reinardi, párroco del pueblo, convocó con las campanas a todos los ciudadanos para invitarles a pedir al Señor para que cese el desborde. Propuso, además, hacer un voto: si el pueblo de Canosio se salvaba de la furia devastadora del torrente, los habitantes celebrarían perpetuamente, cada año, una fiesta en la octava del Cuerpo de Cristo.

Don Rainardi tomó consigo el Santísimo Sacramento, lo colocó en la custodia y se dirigió en procesión hacia el torrente, acompañado por algunos fieles mientras cantaban el "Miserere". Mientras impartía la bendición, las lluvias cesaron inmediatamente y el nivel del torrente volvió a la normalidad.

Este episodio contribuyó a reavivar la fe de la población de Canosio, que hasta hoy siguen cumpliendo el voto prometido. Lamentablemente, muchos de los documentos que describían el Milagro, conservados hasta el siglo XVII en los archivos parroquiales, fueron quemados durante la guerra entre España y Francia. Sin embargo, existe la copia del informe realizado por el párroco, que fue testigo en primera persona de los hechos.

Milagro Eucaristico di Amsterdam - Holanda 1345

El 12 de marzo de 1345, pocos días antes de la Pascua, Ysbrand Dommer, mandó llamar a un sacerdote porque se encontraba al borde de la muerte. Después de haber comulgado, vomitó todo en una vasija, cuyo contenido fue inmediatamente arrojado al fuego de la chimenea.

Al día siguiente, Ysbrand se había recuperado completamente. Una de las domésticas que lo servían se acercó a la chimenea para encender el fuego y notó una extraña luz que irradiaba de una Hostia. La mujer llamó la atención a todo el barrio con sus gritos. Así, muchos pudieron verificar el Milagro. Mientras tanto, Ysbrand pudo recuperar la Hostia. La envolvió en un paño de lino y la depositó en una pequeña caja para llevarla al párroco. Pero el Milagro continuó porque por tres veces el sacerdote tuvo que volver a la casa del enfermo para recuperar la Hostia que milagrosamente regresaba siempre a la casa de Ysbrand.

Entonces, se decidió transformar su casa en una capilla. El día de Pascua los testigos y el alcalde del pueblo de Amstel redactaron un informe detallado de todos los hechos. Este documento fue luego entregado al Obispo de Utrech, Jan van Arkel, quien autorizó el culto del Milagro.

En 1452 la capilla quedó destruida luego de un incendio pero extrañamente la Custodia con la Sagrada Partícula permaneció intacta. En 1665 el Concejo de la ciudad autorizó al Padre Jan Van der Mey trasformar una de las casas del ex convento de las Beguinas en capilla. Allá fue trasladada la preciada Custodia que lamentablemente fue robada días después de su llegada. Sin embargo, hasta hoy se realiza la exposición permanente del Santísimo Sacramento en memoria perpetua del Milagro. Los únicos objetos que quedan como recuerdo del Milagro Eucarístico son la cajita que custodió la Hostia, los documentos que describen el Milagro y algunas pinturas que se encuentran en el Museo histórico de Amsterdam.
Cada año, en la vigilia del domingo de Ramos, se realiza una procesión silenciosa (Stille Omgang) en honor al Prodigio.

Milagro Eucaristico de Faverney - Francia 1608

En el siglo XVII, el protestantismo y el calvinismo se difundieron en Francia a gran velocidad gracias a las ventajas materiales que concedían a los miembros de la nobleza y al clero católico. Esto ponía en grave riesgo la Fe de muchos y creaba incertidumbre, incluso en el interior de los monasterios. En la ciudad de Faverney había una abadía benedictina en la que los monjes estaban alejados de la regla del Fundador. Sin embargo, conservaban el culto hacia la Virgen de Nôtre-Dame la Blanche, conocida por ser muy milagrosa. Gracias a su intercesión se habían realizado muchos milagros, entre ellos dos niños que murieron sin bautizarse y luego revivieron. En 1608, en la vigilia de la fiesta de Pentecostés, los monjes prepararon el altar para la adoración eucarística. Pero como el espacio en la custodia para la Hostia era demasiado ancho, introdujeron dos Hostias. Concluidas la Vísperas la custodia permaneció expuesta sobre el altar preparado en modo provisorio.

Al día siguiente, cuando el sacristán abrió la iglesia, encontró que estaba llena de humo y el altar que había sido preparado reducido a cenizas. Entonces, gritando, alarmó a los religiosos quienes se dirigieron junto con otras personas al lugar del incidente. Inmediatamente comenzaron a remover los restos con la esperanza de encontrar la Custodia. Poco a Poco cuando el humo inició a dispersarse descubrieron, maravillados, que la Custodia estaba suspendida en el aire. Al instante la gente empezó a reunirse para contemplar el Prodigio Eucarístico que presentaba las Hostias intactas a pesar del incendio.

Mientras tanto, los religiosos no sabían que decisión tomar y resolvieron pedir consejo a los frailes capuchinos de Vesoul. Estos prepararon inmediatamente un nuevo altar sobre el que había sido quemado, y allí celebraron la Santa Misa. En el momento de la elevación de la Hostia, la Custodia comenzó a descender lentamente hasta posarse sobre el altar.

El 10 de julio, se concluyó el proceso canónico en el que el Arzobispo de Besançon declaraba la autenticidad del Milagro Eucarístico. El 13 de septiembre, el Arzobispo de Rodi, nuncio de Bruxelles, llevó la noticia al Papa Pablo V, quien concedió la Bula de indulgencia. Como consecuencia del Milagro la fe de muchos volvió a encenderse. En 1862, la Congregación de los ritos autorizó la celebración del Milagro. En 1908 fue conmemorado solemnemente los trescientos años del Milagro.

Milagro Eucaristico de Morrovalle - 1560

En Morrovalle, en la noche entre el 16 y el 17 de abril de 1560, durante la octava de Pascua, el hermano laico Ángelo Blasi se despertó de un sobresalto alrededor de las dos de la mañana a causa de un violento ruido de chisporroteos. Mirando por la ventana de su celda vio que la iglesia estaba completamente envuelta en llamas. Habiendo advertido a los otros frailes, pudieron dominar el fuego luego de siete horas.

En los siguientes días de sucedido el incidente se inició a remover la inmensa cantidad de escombros.

Cuán grande fue la sorpresa cuando el 27 de abril, el Padre Bautista de Ascoli, removiendo un pedazo de mármol del altar mayor, descubrió que en una cavidad del muro estaba la píxide con el corporal un poco quemado, y dentro de ella estaba intacta e íntegra la Hostia grande consagrada. El Padre Bautista anunció a gran voz el Milagro.

Muchas personas corrieron al lugar para admirar el Prodigio. Por tres días consecutivos el Santísimo Sacramento estuvo expuesto para la adoración de los fieles. Cuando finalmente llegó el Padre provincial, Evangelista da Morró d'Alba, la Hostia milagrosa fue depuesta en una cajita de marfil.

El entonces Obispo de Bertinoro, Mons. Ludovico di Forlì, fue enviado inmediatamente por el Papa Pío IV a Morrovalle con el fin de indagar la autenticidad de los hechos. El Papa Pío IV, habiendo recibido el informe del Obispo, juzgó que el hecho era superior a toda causa natural y, por tanto, autorizó el culto con la Bula Sacrosanta Romana Ecclesia (1560) Según las disposiciones contenidas en la Bula pontificia, los días del aniversario del incendio y del hallazgo de la santísima Hostia (17 y 27 de abril) serían días de fiesta, llamados "de los dos Perdones". La iglesia fue ampliada a causa de la gran multitud de fieles que acudían a las celebraciones.

Actualmente la fiesta, en sus dos fechas, es festejada con la exposición del Santísimo Sacramento de la píxide hallada, puestos ambos sobre el altar mayor. Además, se concede los Perdones, es decir, las dos indulgencias plenarias que pueden ser lucradas en la iglesia de San Bartolomé. Hasta el año 1600, la Hostia milagrosa se conservó intacta, pero a causa de las vicisitudes históricas, se perdió todo rastro de la Hostia milagrosa. Hoy permanece sólo la píxide, junto con su tapa, que permanecieron intactas luego del incendio.

Milagro Eucaristico de Rimini - 1227

En la ciudad de Rimini, aún hoy es posible visitar la iglesia erigida en honor al Milagro Eucarístico obrado por San Antonio de Padua en el año 1227. Este episodio está citado en la Begninitas, obra considerada una de las fuentes más antiguas de la vida de San Antonio. Este Santo hombre discutía con un hereje que estaba contra el sacramento de la Eucaristía y a quien el Santo lo había casi conducido hacia la fe católica. Pero este hereje, después de varios y numerosos argumentos declaró: Si tú, Antonio, logras demostrarme con un prodigio que en la Comunión está realmente el Cuerpo de Cristo, entonces yo, después de haber renunciado totalmente a la herejía, me convertiré inmediatamente a la fe católica. ¿Por qué no hacemos una apuesta? Tendré encerrada por tres días una de mis bestias y le haré sentir el tormento del hambre. Luego de tres días, la traeré aquí, delante del público y le enseñaré un alimento preparado. Tú estarás al frente con aquello que tú consideras el Cuerpo de Cristo. Si la bestia, despreciando el forraje se apresura a adorar a tu Dios, yo me convertiré a la fe de tu Iglesia.

San Antonio, iluminado e inspirado desde lo alto, aceptó el desafío. La cita fue fijada en la Plaza Grande (la actual plaza Tres Mártires). En el día fijado se reunió una gran muchedumbre de curiosos. A la hora indicada, los protagonistas de la singular apuesta se presentaron en la plaza, seguidos cada uno por sus simpatizantes.

San Antonio por los fieles católicos, Bonovillo (el nombre del hereje cátaro) de sus aleados en el escepticismo. El Santo se presentó teniendo entre las manos la Hostia consagrada, depositada en una Custodia; y el hereje teniendo entre manos las riendas de la mula hambrienta. El Santo de los Milagros, después de haber pedido y obtenido el silencio, se dirigió a la mula con estas palabras:
En virtud y en el nombre de tu Creador, que yo siendo indigno, lo tengo en mis manos, te digo y te ordeno: avanza con prontitud y rende honores al Señor con el debido respeto, para que así los malvados y los herejes comprendan que todas las creaturas deben humillarse delante de su Creador, a quien los sacerdotes tienen en sus manos en el altar.

Inmediatamente, el animal, rechazando el alimento del patrón, se acercó dócilmente hacia el religioso, dobló las patas delanteras ante la Hostia y permaneció así, reverentemente. Antonio no se había engañado en juzgar la lealtad de su adversario quien se arrojó a sus pies abjurando públicamente sus errores. Desde ese día se convirtió en uno de los cooperadores más activos del Santo taumaturgo.