En muchos ámbitos nacionales e internacionales se habla de un “cambio” en las políticas de gobierno en Colombia, sobre todo en el campo de los derechos humanos. El mismo Presidente Santos proclama ese supuesto cambio en sus encuentros y relaciones internacionales y reclama reconocimientos y elogios de gobiernos e instituciones extranjeras. Otra es la realidad cruda que viven las comunidades pobres que han estado sometidas al estigma del poder y que han sufrido por décadas los horrores de un terrorismo de Estado despiadado. Los hechos concretos que ha sufrido nuestra Comunidad de Paz en los últimos días, así como otras comunidades hermanas, revelan una continuidad en la barbarie que contradice los discursos de “cambio”. Dejamos, como siempre, constancia de ello ante el país y el mundo:
El sábado 4 de diciembre de 2010, hacia las 10:00 horas, algunos paramilitares abordaron a un integrante de nuestra Comunidad de Paz en el centro de Apartadó y le dijeron que Aníbal Durango era “un guerrillero”; que en su casa-tienda la guerrilla guarda sus cosas y que ellos iban a actuar contra él y “contra esa h. p. comunidad guerrillera”. Don Aníbal Durango es miembro del Consejo Interno de la Comunidad de Paz y se ha identificado siempre con los principios de la Comunidad que impiden colaborar con cualquier actor armado. A nuestra Comunidad le consta la honestidad a toda prueba de Don Aníbal y nos asiste la plena convicción de que está siendo víctima de un plan de exterminio al estilo de los ya numerosísimos que han sido tramados por los paramilitares en colaboración con miembros de la Fuerza Pública contra campesinos inocentes.
El lunes 6 de diciembre de 2010, hacia las 5:30 horas, LEANDRO GUETIO, integrante del Resguardo Nasa de Cerro Tijeras, víctima de desplazamiento en la masacre del Río Naya en 2001 y quien ha ocupado cargos de gobierno en sus cabildos de Timbío y Cerro Tijeras, fue abordado por paramilitares en el área urbana de Suárez, Cauca, y agredido repetidas veces con armas corto punzantes, quedando gravemente herido. Nuestra Comunidad se solidariza con Leandro y con el Resguardo de Cerro Tijeras, sometido también a persecuciones bárbaras por parte de agentes directos e indirectos del Estado, el cual comparte con nuestra Comunidad de Paz los espacios de la Universidad Campesina, a la vez que eleva la más enérgica protesta ante el Gobierno, que engaña al país y al mundo con una falsa “desmovilización” de los paramilitares, mientras éstos continúan actuando, a la sombra de la fuerza pública, contra toda Comunidad consciente de sus derechos.
El sábado 11 de diciembre de 2010, hacia las 8:00 horas, en un retén de la Policía en Cartagena de Indias, fue abordado Arley Tuberquia, integrante de nuestra Comunidad de Paz, y sometido a un interrogatorio. Cuando los agentes supieron que Arley era miembro de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, se ensañaron en insultos, afrentas y amenazas contra él. Cuando él les exigió respeto, ellos respondieron que podían hacer lo que les diera la gana con él, como darle golpes y patadas hasta que quisieran. Él les advirtió que la Comunidad de Paz tenía medidas provisionales de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero ellos se pusieron aún más energúmenos, afirmando que ellos eran la ley y no respetaban ningún organismo por importante que fuera. Luego de tenerlo sometido a insultos y amenazas durante un tiempo, lo dejaron continuar su camino.
No entendemos dónde está el cambio tan proclamado en el campo de los derechos humanos. Una misma actitud y unos mismos comandantes corruptos y criminales prolongan la persecución a las comunidades de paz, a los resguardos indígenas, a las organizaciones humanitarias. Es acaso respeto a los derechos humanos, a la Constitución, a las leyes; es acaso democracia, continuar una persecución tan infame como la que ejerció el anterior gobierno? Que nuestra más enérgica censura moral acompañe esta nueva constancia que dejamos para la historia.
Comunidad de Paz de San José de Apartadó Diciembre 15 de 2010
NOTA:
Compartimos en Anexo la carta que le envio la Comunidad de Tamera en Portugal al Presidente de Colombia Juan Manuel Santos.
Dr. JUAN MANUEL SANTOS CALDERÓN
Presidente de Colombia
Yo, luego de haber acompañado desde lejos la peregrinación de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó y de la Fundación GRACE a Bogotá, la cual se realizó entre el 1 y el 9 de noviembre de este año 2010, como una versión más de las peregrinaciones GRACE que se han organizado en zonas del mundo donde existen situaciones de violencia, quiero dirigirle un agradecimiento y una petición.
He conocido la carta que Sabine Lichtenfels, cofundadora de la Comunidad de Paz de Tamera (Portugal), del Campus Global y directora de la Fundación GRACE, le dirigió a Usted, Señor Presidente, haciéndole entrega de ella a través del delegado de la Vicepresidencia, Dr. Tomás Concha, el 3 de noviembre pasado, con las firmas de los peregrinos internacionales. Hago mío el contenido de esa carta.
Quiero agradecerle que un delegado de la Vicepresidencia de la República de Colombia haya recibido, en la tarde del 3 de noviembre, a una delegación conjunta de los peregrinos internacionales y de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó. Hasta ese momento, miembros de la Policía colombiana habían visitado lugares de hospedaje de la peregrinación para tratar de convencer a sus anfitriones de que los peregrinos eran miembros de la guerrilla colombiana y los extranjeros que los acompañaban eran sus cooperantes. Afortunadamente después de exponerle esa situación a la Vicepresidencia, se pudo percibir un cambio de actitud, como también una cierta aceptación de la petición que hizo la Comunidad de Paz de San José de Apartadó para no ser acompañados en sus marchas por miembros de la Policía con armamentos, ya que ellos han optado por no participar en actividades donde haya actores armados. Dicha opción forma parte de uno de sus principios más firmes, el cual se comprende perfectamente cuando se mira la historia de la Comunidad de Paz, en la cual tantos de sus miembros han sido exterminados en ataques de actores armados, principalmente del Estado. Yo apoyo esa opción de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó y quisiera pedirle a su Gobierno un respeto sagrado por ese principio de la Comunidad que hace parte esencial de su estrategia de paz.
Ahora que todos los peregrinos, incluso quienes pasaron posteriormente una temporada de Campus Global, o sea de aprendizajes mutuos y reflexiones, en la vereda Mulatos de San José de Apartadó, han regresado a sus lugares de origen, quiero dirigirme a Usted, señor Presidente, para resaltar el hecho de que por primera vez no se presentaron ataques a la Comunidad durante la presencia de la Fundación GRACE y las investigaciones y reflexiones se pudieron llevar a cabo con una cierta tranquilidad. Quisiera pensar que eso es un signo de que su Gobierno quiere realizar un cambio de actitud frente a la Comunidad de Paz y mucho deseo que las peticiones de la Comunidad para que no se les fuerce a colaborar con ningún actor armado y se respete su opción por una paz que no venga de equilibrios de armamentos sino de un logro progresivo de justicia, van a ser escuchadas.
Usted comprenderá, Señor Presidente, que mientras no se esclarezcan y se sancionen los crímenes que han eliminado tantas vidas en la Comunidad de Paz de San José de Apartadó y tantos sufrimientos que les han causado, y mientras no se reparen tantos daños, ninguna estabilidad se puede asegurar. Por eso, apoyado en los signos positivos que percibimos en los primeros días de su Gobierno, quiero pedirle de manera apremiante que realice un plan de superación de la impunidad en esa región y que una población que ha sufrido durante tantos años, pueda gozar de sus derechos elementales. Estoy seguro que muchos jóvenes de la región, si ven otra perspectiva, no se sentirían atraídos por los grupos armados. También a las organizaciones internacionales, les resultaría más fácil colaborar para que allí se consolide un centro de investigaciones sobre la Paz, como el que está naciendo en la vereda Mulatos, en la Aldea de Paz Luis Eduardo Guerra: la búsqueda de un modelo sostenible con nuevas formas de ecología, tecnología, nuevas estructuras sociales que se basen en los principios de solidaridad, de apoyo mutuo, de verdad y transparencia en la comunidad. Esto seguramente ayudaría al país en un desarrollo humano y le daría un vuelco a los procesos que ahora se ven de destrucción de la naturaleza y el saqueo y despilfarro de los recursos naturales sin pensar en el futuro ni en la supervivencia del planeta.
Sé que la Fundación GRACE y muchas otras instituciones están dispuestas a seguir colaborando para que un modelo de vida sostenible pueda ser consolidado en la Comunidad de Paz de San José de Apartadó y quiero insistirle, Señor Presidente, que la premisa fundamental es ponerle fin a la agresión que durante tantos años se ha ejercido contra dicha Comunidad de Paz. Quisiera que las pequeñas ventanas de diálogo que se abrieron en la cita con la Vicepresidencia, sean un signo de una nueva era de diálogo y de no agresión.
De antemano le agradezco, Señor Presidente, su atención a nuestras peticiones.
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ultimo aggiornamento 11 Magg. 2011