This is one of the tasks we have done
within the English area. After marking, analysing the text and talking about the
topic, I present the corrected version.
MEDEA (Texto
de Friedrich Wilhelm Gotter)
Melodrama
en Ocho Actos.
(El
escenario representa una columnata Corintia del palacio. La vista se extiende
hasta una bonita ciudad. A un lado hay una entrada con varios peldaños).
Acto I
(La
cortina se eleva. Medea aparece, amenazante, en su carro de nubes, tirado por
dragones. Se eleva y muestra un signo como si fuera a desaparecer. Cuando entra
al palacio, sin embargo, y mira alrededor en silencio, su furia se transforma
gradualmente en tristeza).
Medea
¡Morada
familiar! ¡ En un tiempo sagrada por la tutela de los dioses
con
la armonía piadosa de la felicidad doméstica
y
lealtad intacta!
¡Todavía
me atrevo a cruzar tu umbral!
¡Refugio
de gozos inconfesables, para siempre perdidos por mí!
¡Casa
de mi marido, quien me echó fuera!
¡Mis
hijos... ah, que ya no son míos!
¡Infeliz
Medea! Infeliz, ¿puedes vengarte?
¿Dónde
están los designios de orgullo con los que tú venías?
En
este momento están echados por tierra...
¡Oh!
¿Qué sucederá cuando veas a este mismo traidor amado?
¡Cuando
abraces su imagen en esos inocentes!
¡De
acero tu pecho, miserable, rechazada, desterrada en peligro!
¡Madre
sin hijos!
¡Oh
tú, protectora de los vínculos del matrimonio,
vengadora
del perjurio, madre de huérfanos abandonados,
todopoderoso
Juno!
(Se arrodilla)
¡Aquí
me arrodillo y ruego venganza para la cabeza de Jasón!
¡Yo
quien en otros tiempos pedía bendición para él!
¡Yo,
desterrada!
(Se levanta)
¡Se
lo comunico a Creusa!
¡Ha,
infiel!
¿Es
esta mi recompensa?
¿No
has olvidado que tu vida es mi trabajo?
¡Que
sacrifiqué todo por ti!
¡Que
odio como amo!
¿Quién
soy yo?
¿Qué
puedo hacer?
¡Que
vengo aquí llevada por la tormenta!
¡Que
agito la tierra hasta sus entrañas!
¡Poder
infeliz!
¡Los
elementos oyen mi voz...
y
el corazón del hombre al que amo
no
me escucha!
¡Traigo
las sombras del Infierno...
y
no puedo sostener un corazón!
A
una señal agito palacios...
y
no encuentran lugar donde refugiarse.
(Ella continúa durante la música)
¿A
dónde iré? ¿De regreso a mi país?
¿No
lo dejaré para él?
¿No
saldrían nuestros propios dioses a mis pies?
¿No
temblarían los huesos de mi padre?
¿No
vengarían mis hermanos la vergüenza que les he ocasionado?
Los
hombres más malvados siempre tienen buen corazón
¿quién
siente lástima por su sino... pero quién por mí?
¡Para
mí esas dichas de amistad ya no existen!
¡Estoy
sola en este mundo!
(Una marcha se escucha fuera del
escenario)
¡Suenan,
suenan las canciones del triunfo del feliz traidor!
¡Aquí
llega! ¡Aquí llega!
¡Está
aturdido por su borrachera voluptuosa,
menospreciando
la majestad de los dioses!
¡Para
jurar una fe que antaño me jurara a mí!
¡Incluso
delante de los mismos altares donde nuestras ofrendas ardían!
¡Ah,
a penas puedo contenerme!
¿Dónde
puedo esconderme?
(Desaparece en la columnata)
Acto II
(Jasón y Creusa, en un carro tirado por
esclavos: una numerosa multitud: la procesión cruza el escenario)
Acto III
Medea
Cómo
está él encumbrado en su carro.
¡Más
guapo que el primer día de nuestro amor!
¡Mayestático
y seguro de sí mismo, como un dios!
¿Debería
seguirle?
¿Debería
cambiar este cúmulo de gran alegría en llanto desesperado, en luto total?
¿Debería
entrar en el templo y estrangular
a
la pareja sin vergüenza a los pies de los dioses enfadados?
¿O
esperar hasta que en el banquete lujurioso beban
hasta
ver la ruina de sus enemigos, la ruina de Medea?
¿Y
luego derrumbar esas columnas, para que el palacio,
convirtiéndose
en ruinas, llegue a ser su cama nupcial?
¿O
en la tranquilidad de la noche pasar a su cámara
sorprenderlos
en el delirio de sus abrazos adúlteros...
y
lavar con sangre el profanado lecho nupcial?
¡Mujer
loca!... ¡Cómo te engañas a ti misma!...
¡Nacida
de la sangre de Júpiter y protegida
por
la tutela de los dioses de Corinto,
Creusa
menosprecia tu impotente ira!
¡Ha,
insolente mujer! ¡No te regocijes tan pronto!
Los
celos alimentan la invención.
¡Hay
otros caminos para tu vida!
¿Cómo?
¿Si tu Jasón, en el momento en el que piensa
disfrutar
su premio, está lleno de veneno secreto,
llevado
por la mano de la muerte, muriendo lentamente en tu pecho?
¿Muriendo?
¿Una punzada y no más?
¿Es
esta la muerte que merece?
¿Toda
tu venganza, Medea?
Debe
vivir, pero sufriendo,
Odiado
por dioses y hombres, un fantasma tembloroso y débil,
Volando
de un país a otro,
Maldiciendo
cada sol naciente, cada noche...
Queriendo
morir pero siendo incapaz de hacerlo.
¡Oh,
tal venganza, Eumenides,
ayúdame
a maquinar!
¡Si
tuviera niños de Creusa!
¿No
tiene hijos?
¡Horrible
pensamiento!
¡Un
escalofrío de muerte agita mis huesos!
¡Dioses!
¡Dioses! ¡Dioses! ¡ Ellos son también mis hijos!
¡Pero
Jasón es su padre...
todo
lo que le pertenece puede ser castigado!
¡Su
recuerdo debe ser borrado de la tierra!...
¿Por
ti, mujer infeliz?
¡Oh,
mis hijos! ¡Pobres y abandonados...
dignos
de un padre mejor, de una madre más feliz!
El
desprecio será vuestra suerte, los celos siguen vuestros pasos,
la
perversidad engañosa roe las raíces de vuestras vidas,
hasta
que cae.
¿Es
por esto por lo que yo os aguanto con dolor,
mimándoos,
cuidando de vosotros, llorando por vosotros?
¡O
que el sol nunca os haya sonreído!
¡Yo
debería haber muerto en el dolor del sufrimiento!
¿Y
puedo contaros entre mis enemigos?
¡No,
no! No debéis ver hermanos nacidos de Creusa!
Es
amor, amabilidad, lo único,
el
último gesto amable de vuestra madre...
¡ella
os lo dio, y os lo quita de nuevo!
¡Marchad
como inocentes y en paz,
bajad
al mundo de las sombras!
¡Decidle
a los jueces del Infierno quién os envió...
y
quién es vuestro padre!
¡Ha,
ahora ve los cuerpos perforados,
la
sangre que fluye, lo arroja sobre ellos
en
la terrible soledad de la muerte,
los
abraza, los llama en vano,
salta
y está frenético!
¡Ahora
se revuelca en el polvo y le pide al relámpago
que
lo golpee, al abismo que se lo trague!
¡Ahora
coge el puñal para asesinarse...
Y
lo ves, Medea, lo ves,
y
muere con alegría!
¿Qué
me está sucediendo tan rápidamente?
Los
oigo venir... ¡Dioses buenos!
¿Qué
veo?
(Se echa hacia atrás)
Acto IV
La institutriz de la Corte
(con los hijos de Medea)
¡Venid,
queridos! Es un buen momento,
nadie
nos ve.
Permitidme
que vayamos al bosquecillo de la Diosa buena,
quien
escuchará el tartamudeo de palabras llenas
de inocencia.
Venid
y rezad por vuestra madre.
El Niño más Joven
¿Por
nuestra nueva madre?
Medea
Desagradecido,
¿me has olvidado ya?
(Avanza hacia delante)
Ambos hijos
Ah,
¡madre! ¡Madre!
Emperatriz
¡Medea!
Medea
¡Qué
placer! Nada he sufrido.
Estoy
bastante feliz.
Emperatriz
¿Puedo
agradecer a los dioses que te traigan a nosotros
o
debo temblar, Medea?
Medea
¡Cálmate,
mujer leal, la única amiga
de
una desterrada!
¡Mi
destino ha cambiado!
¡La
Diosa, a la que deseabas invocar,
te
ha oído y me envía para que te salve,
para
sembrar venganza!
Emperatriz
Pero
esta mirada que lucha entre la ira
y
la pena, esta frente llena de gran tristeza,
por
todos los Dioses, ¿qué tramas?
Medea
¡Cálmate,
digo, y déjanos!
(La emperatriz sale, llena de enfado)
ActoV
Medea
¡Oh,
mis hijos!
El Niño más Joven
¿Dónde
has estado tanto tiempo, madre?
El Chico Mayor
Temía
que nunca volverías.
Medea
¡Tal
vez hubiera sido mejor para ti,
si
nunca hubiera vuelto!
El Chico Mayor
¿Pero
ahora permanecerás con nosotros?
El Niño más Joven
Sí,
querida mamá, sí...
Medea
¡Me
hieres! ¡No, hijos de mi corazón, no!
¡No
seréis un consuelo para mi edad!
No
secaréis mis últimas lágrimas.
Moriré
lejos de vosotros.
El Chico Mayor
Moriremos
contigo, querida madre.
El Niño más Joven
¿Por
qué morir?
(Trata de abrazarla)
Medea
Atrás.
(Lo empuja hacia atrás)
El Chico más Joven
(con temor)
Ah,
madre, ¿ya no me amas?
Medea
(trayéndolo hacia ella)
¿Ya
no te amo?
Dioses
Poderosos, ¿qué debería hacer?
¡No
puedo, no puedo!
¡Me
atravesaría el corazón dos veces más!
(Mira a los niños)
¡Os
llevaré conmigo!
Os
llevaré de la mano.
¡Os
llevaré a mi espalda,
un
objeto de lástima para los Dioses y hombres!
¿Pero
no nos encontrarán?
¿No
me seréis arrebatados de mis brazos?
¡Ah!
¡Por los Dioses vengativos de la noche!
Antes
de que os entregue...
(Los niños temerosos, hacen gestos de súplica)
¡Jasón!
¡Nada de lástima! ¡Es una camada de víboras!
(Ella los mira con rabia)
La
sangre de su padre late en sus venas,
su
falsa sonrisa en sus labios...
¡Ha,
éste que es como él, debe ser el primero!
(Agarra al más joven, saca el puñal,
lo deja caer y lo abraza)
¡Huíd,
huíd, niños infelices!
(quitándose a ambos chicos)
¡Fuera
esas miradas!
¡Mi
amor es vuestra muerte!
¡Odiadme!
¡Maldecidme! ¡Soy la madre más detestable!
(Los niños se marchan, y ella se arroja
en el umbral de la entrada)
¡Y
la más malvada de las criaturas!
Acto VI
Medea
¡Oh
Jasón, Jasón! Si pudieras verme aquí
desde
el brillo de tu felicidad...
si
mi llanto pudiera alcanzar tus oídos
de
tu novia fiel, ¿no despertaría
lástima
en tu corazón? ¡Ah, ah!
¡Romped
el curso de mi vida, vosotros los Destinos!
¡Recibidme,
orilla silenciosa!
¡Tierra
de mi calma perdida, recibidme!
(Voces de Cortesanos)
(fuera del escenario)
¡Rayos!
¡Rayos para Jasón y Creusa!
¡Rayos,
rayos para el nuevo casamiento!
Medea
(empezando)
¡Malditos
sean Jasón y Creusa!
¡Maldito
sea el nuevo casamiento!
¡Oh!
¿Deberían encontraros aquí
y
con otros esclavos,
encadenados
a su carro?
¿Deberían
matar a vuestros hijos
delante
de vuestros propios ojos?
¿Debería
ser risa sarcástica y despreciada
vuestra
canción fúnebre?
¿Eres
todavía Medea?
¡Véngate
y luego muere!
¡En
vano es que luches, pobre madre!
¡Olvídalo,
olvida que son tuyos!
¡Sepáralos
de tu corazón, como él hizo contigo!
¿Por
qué titubeas todavía?
(Hace como para irse, pero se detiene en
la puerta)
¿Dónde?
Si de nuevo corren hacia ti con sonrisa jovial,
de
nuevo abrazan tus rodillas con sus brazos,
de
nuevo murmuran caricias hacia ti... ¿qué entonces?
¡Oh,
no te atreves! La luz del día es demasiado clara,
el
sol demasiado bonito.
¡Tales
acciones necesitan oscuridad!
¡Si
la naturaleza enfurecida inspirara tu ira!
¡Si
el cielo y la tierra temblando
inspiraran
furia en tu interior!
(Camina hacia atrás y hacia
delante con gestos temerosos,
y al final permanece de pie,
embelesada, llamando a la Diosa)
¡Escúchame,
amiga del alma!
¡Hecate!
¡Hecate!
(Continúa sus invocaciones
mientras la música
sigue sin interrupción, y la música
encaja con las palabras que ella
pronuncia)
¡Escúchame,
Caos de eterna noche!
¡Y
vosotros, poderes temerosos de Orcus!
¡Os
llamo!
¡Puerta
del Infierno, abre a la voz de Medea!
¡Permitid
que haya eco, grietas rocosas desmedidas,
que
la rueda de Ixion se detenga
y
el águila de Prometeo
olvide
su castigo!
¡Aparta
tu recuerdo,
olvida
tanta crueldad, Oh Febo a mediodía!
¡Desátate,
huracanada tormenta!
¡Llanto,
rayos, el cielo de la noche!
¡Sonad
fuerte, trueno de venganza!
¡Y
vosotros ministros de la muerte,
miedo,
locura, desesperación, lloved
sobre
la procesión de los novios, que pasa
de
manera triunfal los portales del templo!
(El escenario se torna oscuro, y la
tormenta
descarga con todas sus fuerzas)
¡Triunfo!
¡Triunfo! ¡He sido escuchada!
¡Venganza!
¡Venganza!
(Entra apresurada al palacio con un puñal
en la mano:
la tormenta continúa durante un
tiempo. Medea aparece
sin aliento, aturdida, pálida y
con el pelo desordenado
a la entrada)
¡Está
hecho! ¡Está hecho!
¡Dormid,
queridos míos!
¡Todo
está bien!
¡Vuestra
prisión está destruida!
¿Quién
estaría también libre como vosotros?
¿Por
qué cada nervio tiembla,
mi
fortaleza me abandona?
¡Oh,
si todavía pudiera estrecharte
estas
manos cubiertas de sangre,
ten
piedad de las almas puras, inocentes!
(Se deja caer en el umbral)
¡Oh,
Juno, yo era por un momento su madre,
ser
ahora su madre para siempre!
Ha,
¿susurran tus alas...
tus
cadenas vibran por mí?
(embelesada)
¡Te
doy las gracias por haber gobernado mi brazo...
por
haber cerrado mis oídos a sus gritos de angustia!
¡Te
doy las gracias, a la más sagrada de las diosas!
¡Completa
lo que tú has comenzado!
¡Completa
la tarea de venganza!
¡Azótalo
aquí! ¡Azótalo aquí, al traidor!
¡Déjale
ver, déjale oír
que
los Dioses, los Dioses todavía viven!
¡Azótalo
aquí! ¡Azótalo aquí!
¿Dónde
está ahora el esplendor que te llenaba,
palacio
orgulloso?
¿Dónde
está tu protectora, tu alegría...
¡tus
paredes de mármol chorrean sangre!
¡Camadas
decayentes en las cámaras doradas...
lejos
de ti, cueva de muerte!
Acto VII
Jasón
(desesperado)
¿Dónde
estoy? ¿Se ahogará Corinto en la ruina?
¿Quién
me persigue? Creusa, ¿dónde estás?
¿Quién
te apartó de mis brazos?
¿Dónde
puedo encontrarte?
¿Dónde
están esas serpientes que sisean sobre mí?
¡Fuego!
¡Fuego! ¡Lame el dobladillo de mi capa!
¡Agarra
mi pelo!
¿Quién
está encima de mí?
¿Ningún
oído escucha los gritos de Jasón?
¡Piedad,
piedad, poderes furiosos!
Acto VIII
Jasón
Mujer
insolente, ¿Estás todavía en Corinto?
Medea
¡Para
atestiguar tu felicidad!
Jasón
¡Ha...
este desprecio te costará la vida!
(Él se precipita en la dirección
desde donde
viene la voz)
Medea
¡Impotente!
(Ella y su carroza se descubren en la
luz)
Jasón
¡Horror!
¿Qué quieres todavía de mí?
¿No
están todos los lazos entre nosotros rotos?
Medea
¡Uno
permanece, y que yo rompo!
Jasón
¡Dioses!
Medea
¿Ves
el puñal cubierto de sangre?
Jasón
¡Terrible
presentimiento, mis hijos!
Medea
¡Ve
y entiérralos!
(Se marcha)
Jasón
¡Detente,
detente, mátame también antes de irte!
(La entrada al palacio se abre, Jasón
entrará
ve los cuerpos y retrocede estremeciéndose)
¡Ah
vosotros, cuyos miembros fríos no me atrevo a abrazar,
víctimas
inocentes!
¡Perdonad,
perdonad a vuestro padre!
¡Puede
el brazo de un vengador omnipotente
vengaros!
¡Os
sigo!
(Se arroja sobre su espada y va cayendo
sobre los peldaños)
Apart from the previous activity, we have also analysed
two passages from Othello,
the Shakespearean tragedy. The following texts are the corrected versions:
Othello
entró en su dormitorio y encontró las cortinas que rodeaban la cama cerradas.
Al tiempo que las abría, Desdemona se despertó.
“¿Vienes
a la cama, mi señor?”
“¿Has
hecho tus oraciones, Desdemona?”
“Sí,
mi señor. ¿Por qué me preguntas?”
“Quiero
estar seguro de que has rezado para tener tus crímenes perdonados.”
“Mi
único crimen es amarte.”
“!Mentirosa!
Has traicionado mi confianza en ti. Lo pagarás con tu vida.”
“¿Cómo
te traicioné?”
“Le
diste tu pañuelo a Cassio.”
“!No
lo hice! ¡Vé a verlo! ¡Pregúntale! Nunca he sido desleal contigo por él. Únicamente
lo quiero como amigo.”
“!Ví
el pañuelo en sus manos!”
“Él
debe haberlo encontrado.”
“Él
ha confesado tus crímenes.”
“!Eso
es imposible! ¡Vé a verlo!”
“Está
muerto.”
“!Oh
no! ¡Cassio!”
“¿Te
atreviste a llorar por él en mi presencia? ¡Prepárate a morir, puta!”
Othello
cogió una de las almohadas y ahogó a Desdemona. Sostuvo con fuerza la almohada
por encima de su rostro hasta que ella dejó de moverse.
“Pensad
en mí como un marido que amaba a su mujer con ternura, todavía locamente.”
De
repente, se dio una puñalada en el corazón y se tropezó con la cama en la que
Desdemona yacía.
“Mi
amor, te besé, luego te maté. Ahora me suicido y muero con un beso.”
Besó
sus labios fríos y se derrumbó junto a ella.
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