Los médicos


Ningún médico podía trabajar en Ivrea si no había sido aprobado por el Ayuntamiento y juzgado experto en medicina y cirugía. Tenía que jurar delante del Podestà hacer bien su trabajo, advertirle en caso de contagio y hacer recetas adaptadas a los enfermos.

En caso de epidemias el médico podía irse del pueblo y no estaba obligado a ayudar los enfermos, excepto si lo hiciera "por propria voluntad".

El médico, según los  Estatutos del 1433, tenía que escribir la receta en el libro de la farmacia señalada por el enfermo o su familia, que también podía pedir una copia de la prescripción médica.