La ciudadanía eporediense


Quien quería ser ciudadano de Ivrea con su familia, debía habitar allí, poseer por lo menos 10 liras imperiales y haber sido inscrito por la "Credenza" en uno de los barrios al que debía haber pagado la tasas. Además, tenía que donar al ayuntamiento una ballesta. Se podía llegar también  a otros acuerdos. En los años siguientes, la Credenza cambió la obligación de comprar la ballesta por la de ofrecer espingardas o culebrinas.

Una de las convenciones más frecuentes era la obligación de comprar, en la ciudad o en el distrito, casas y tierras sobre las que debía caer el impuesto que servía al ayuntamiento como garantía. Está claro, pues, que podían conseguir la ciudadanía eporediense sólo feudatarios o ricos burgueses.

Derechos: El ciudadano tenía derecho a ejercer un cargo público, podía disfrutar de las ventajas que el Ayuntamiento le facilitaba y hacer uso de las tierras comunales, que al principio estaban destinadas sólo al pasto, pero que después se podían comprar. Los pactos entre el Ayuntamiento y los ciudadanos eran recíprocos; el Ayuntamiento garantizaba al ciudadano la defensa. El mayor derecho del ciudadano era el de ser protegido por el ayuntamiento, que le garantizaba la integridad de su persona y de sus bienes. Si a un ciudadano le robaban en el distrito, el Ayuntamiento le pagaba el daño si no se lograba la directa restitución por parte del ladrón. También se defendía al ciudadano de los daños y de las represalias de los forasteros. Si el forastero no reparaba el daño, el Ayuntamiento ayudaba al ciudadano, que tenía el derecho de apoderarse de los bienes del agresor si era arrestado.

Si el que había cometido la ofensa no era conocido, tenía lugar un encuentro en el sitio donde había sucedido la ofensa. El permiso de lucha se concedía por un cierto tiempo y el Ayuntamiento ponía a disposición su propia milicia.

Deberes: Para disfrutar de las ventajas del Municipio, los ciudadanos debían:

Si los ciudadanos no respetaban estas condiciones, se les privaba de los cargos públicos, de todos los derechos y hasta les era negada la justicia.