LOS TUCHINI


El nombre ‘tuchinaggio’ ha sido interpretado por los historiadores de diferentes maneras. Según algunos podría derivar del francés "tous chiens", todos perros, o de "tue chiens", mataperros. Otros, en cambio, sostienen que la palabra deriva de "tuc’un", todos para uno, y esta versión parece ser la más acreditada en cuanto expresa el concepto de unión que está en la base de la revuelta que el nombre representa.

Las causas de la insurrección que estalla en 1386 son de tipo político, social y económico: el Canavese, devastado durante muchos años por las guerras continuas entre los señores feudales locales y los enemigos vecinos como los Monferrato y los Saboya, estaba económicamente empobrecido y el pueblo sufría cada vez más la explotación de pequeños y  grandes feudatarios que, guiados por sus propios intereses,  rara vez administraban el territorio con justicia y equidad.

La revuelta empieza con violencia en el alto Canavese, donde son saqueados y destruidos varios castillos, como los de Brosso y Arundello (véase la imagen de la derecha). La fuerte protesta popular de los tuchini encuentra pronto la alianza de los Marqueses del Monferrato, que querían volver a dominar la zona, y el apoyo de algunos señores feudales que, sometidos a los Saboya, desea su propia autonomía.

Un año después, en 1387, Amadeo VII consigue calmar a buena parte de los revoltosos que prefieren someterse directamente a los Saboya antes que continuar dependiendo de los vasallos locales.

Pero la guerrilla continúa todavía algunos años, claramente apoyada por los Monferrato, tanto por los motivos anteriores, como porque algunas localidades querrían transformarse en municipios libres. En diciembre de 1390 las tropas saboyanas conquistan los centros principales de los insurrectos, cuyos jefes son procesados sumariamente y condenados a muerte. Reducidos así a grupúsculos sin apoyos válidos, los tuchini se ven obligados a rendirse. El acto que pone fin a estos sucesos es el Tratado de Ivrea, firmado en la casa degli Stria, noble familia de Ivrea. Están presentes en este acto Amadeo VII y su madre, Bona de Bourbon, los nobles canavesanos y los representantes de todos los municipios canavesanos. Con este tratado se sanciona la voluntad de paz de todos los canavesanos, se establecen las propiedades de tierras, jurisdicciones y castillos, se regulan las relaciones entre los Saboya y los Señores canavesanos.

El acuerdo es muy importante puesto que significa la desaparición de muchos aspectos feudales aún presentes en el Canavese: Amadeo VII es reconocido como único Señor del Canavese, los nobles pierden gran parte de su independencia, el pueblo puede reivindicar sus derechos y no seguir padeciendo los atropellos de los hacendados locales.