La escuela


Desde tiempos antiguos había en Ivrea escuelas importantes; para que no faltaran profesores, los Estatutos les ofrecían privilegios: estaban bajo la defensa del Ayuntamiento, eran tratados como ciudadanos, y protegidos por una escolta en los viajes de ida.

En 1308 fue nombrado director de las escuelas Facio de San Pablo de Guislanis, y nadie excepto él podía leer y enseñar el arte de la gramática.

Durante las horas de lección tenía colaboradores que ayudaban a los alumnos a repetir las nociones que habían aprendido.