Los heraldos


Los heraldos eran llamados "los trompeteros de las grandes trompetas", y eran contratados por el Ayuntamiento. Cada año en Pascua recibían una túnica por valor de 40 monedas imperiales sobre la cual estaban bordadas las insignias del Conde de Saboya y del Municipio; el Podestà donaba otra túnica por valor de 60 monedas imperiales y también sobre ésta estaban bordadas las armas del donador.

Los heraldos tenían que pagar una fianza por la trompeta, con la promesa de no estropearla, ni cambiarla, y devolverla al Municipio al final del cargo.

Los heraldos tenían que pedir permiso al Municipio para dormir fuera de las murallas de Ivrea.