Los molineros


Los molineros debían jurar todos los años en la plaza comportarse seriamente y honestamente, proteger harina y cereales contra los robos, poner los sacos de harina en lugares secos (para evitar que la harina pesara más). Los molineros recibían como retribución un dieciseisavo de la harina molida.

 

En la Edad Media en  Ivrea además de los molinos construidos en tierra firme, había muchas aceñas, en el río Dora, construidas con dos o más barcas enlazadas por un puente. Estaban ancladas en las riberas del río, de manera que los troncos de los árboles pudieran seguir su curso. Los molinos pertenecían a la Iglesia o a las familias ricas que los alquilaban por unos años.