Ficha Técnica: Nombre: Pandora y el
Holandés Errante (Pandora and the Flyng Dutchman )
Nacionalidad: Estados Unidos, 1951
Duración: 122 minutos
Director: Albert Lewin
Guión: Albert Lewin (basado en el mito de
Prometeo y Pandora y en el del Holandés Errante)
Intérpretes: Ava Gardner (Pandora Reynolds),
James Mason (Henry van der Zee), Nigel Patrick (Stephen Cameron),
Sheila Sim (Janet), Harold Warrender (Geoffrey Fielding), Mario
Cabré (Juan Montalvo), Marius Goring (Reggie Demarest).
"Pero el dedo implacable sigue y sigue escribiendo.
Seducirlo no podrás con tu piedad y tu ingenio para lo escrito tachar o con
tus lágrimas borrar ni una coma ni un acento".
Con este fragmento del Rubáiyat del poeta musulmán
Omar Khayyám comienza el film "Pandora y el Holandés Errante",
escrito y dirigido por Albert Lewin y que con el paso del tiempo se ha
convertido en una gran película romántica, pero a la vez, surrealista (por
su gran cantidad de símbolos referentes al pensamiento humano). La intención
de "Pandora y el Holandés Errante" es explicar una cosa tan
universal y tan seria como es el amor a través de los mitos, e incluso,
reivindicar el uso de tales discursos no racionales alegando la gran cantidad
de significado, poder pedagógico y belleza estética que tienen. Para ello,
mezcla a la perfección dos leyendas, distantes en el tiempo, pero con
personajes muy sugestivos psicológicamente para el espectador: Henry van der
Zee, de la leyenda neerlandesa del Holandés Errante; y Pandora, del mito
griego de Prometeo y Pandora, relatado en Los Trabajos y los Días de
Hesíodo. Ambos personajes comparten el hecho de tener unos defectos que
conllevan el castigo de quienes les rodean. Albert Lewin los traslada a un
ambiente del siglo XX y los redime de su pasado y sus pecados mediante el
amor.
El film se basa en dos argumentos diferentes, dos leyendas,
que se unen en un espacio concreto (Tossa de Mar), pero que para la trama
(relación entre Pandora y el Holandés), es un espacio atemporal, donde el
reloj no avanza dado que el amor entre los protagonistas ha sido y será
eterno, aún después de su muerte. La leyenda del Holandés Errante apareció
en el siglo XVII, pero no quedó constancia de ella hasta el siglo XIX, época
en la que además Richard Wagner inmortalizó con una ópera del mismo nombre.
Contaba la historia de un marinero holandés, que, tras mucho tiempo fuera de
casa, asesina a su mujer a su vuelta creyendo que ésta le había sido infiel.
El holandés es condenado a muerte, pero en el juicio, en vez de retractarse
de su crimen, lo ratifica y blasfema contra Dios diciendo que en el mundo no
hay mujer buena y fiel, aunque él la buscase durante toda su vida. Como
castigo, Dios obliga al holandés a vagar durante toda la eternidad en su
barco con una tripulación fantasma, pero con un período de siete meses de
receso en tierra firme cada siete años en el cual deberá encontrar a una
mujer que esté dispuesta a morir por su amor. Si la halla, podrá descansar
en paz. Es un argumento que, como se puede ver, se presta mucho a una
interpretación surrealista del amor trágico y de los sacrificios que cada
uno está dispuesto a hacer por él. El Holandés Errante es el símbolo de la
yuxtaposición de épocas que se ve en las obras surrealistas. El otro es más
conocido, y parte de un mito muy influyente en el pensamiento actual: Prometeo
y Pandora.
Pandora y su relación con Prometeo:2 Según
Hesíodo, Prometeo es el gran benefactor de los hombres, el que pretende
engañar a Zeus para conseguir algo beneficioso para la raza humana. Primero
camufla los huesos de un buey bajo la grasa del animal para que parezca
apetecible, y la carne comestible bajo las vísceras del bóvido para que
parezcan asquerosas (pretende que Zeus se guíe por la belleza y escoja los
huesos escondidos en apetitosa pero incomestible grasa y que deje la carne
para los humanos). Engaña a Zeus, pero condena a los humanos a estar
obligados a alimentarse para sobrevivir. Más tarde, roba el fuego al dios
supremo, se lo da a los hombres, y es castigado. Pero Zeus no tiene
suficiente, y envía a los humanos a Pandora (en griego: "todos los
regalos"), la primera mujer, hecha a imagen y semejanza de las diosas
más bellas, y con todas las cualidades buenas y malas. La ofrece al rey
Epimeteo, a quien su hermano Prometeo le había advertido no aceptar regalos
divinos. Epimeteo hace oídos sordos del consejo y acepta a Pandora, que lleva
consigo una caja llena de todos los males , que le está prohibido abrir. Pero
la curiosidad de la primera mujer, que guarda un gran paralelismo con la Eva
bíblica, hace que la abra y que se distribuyan por la Tierra todos los males,
condenando así a los hombres. Pandora y, por extensión, todas las mujeres
son consideradas por los griegos, de esta manera, el castigo de los dioses, y
Prometeo será para las generaciones futuras el "Bienhechor de los
Hombres", el patrón del fuego que, desinteresadamente ayuda a los más
débiles. Pero es polifacético, y hay otro aspecto de su imagen que lo hace
más interesante, y que aviva el interés por Pandora : este titán es,
además, el Creador de la raza humana. Vistas las dos leyendas no se puede
evitar observar la similitud entre Prometeo y el Holandés Errante: ambos
castigados por el dios supremo por un acto de desobediencia o de blasfemia.
Argumento y Análisis Crítico: "Pandora y el
Holandés Errante" se inicia con los versos del Rubáiyat superpuestos en
la pantalla con la imagen de fondo de las olas del mar rompiendo contra la
playa. El mar era un elemento importante de la vida cotidiana de los griegos,
ya que allí desarrollaron el comercio y la colonización. Pero tiene aquí un
significado más profundo: un significado misterioso, indescriptible,
premonitorio de los hechos que van a ocurrir en la película y los personajes
de leyenda que se van a dar cita en ella. El Rubáiyat nos marca otro
elemento del film: el destino, el hado misterioso que rige la vida de todos
los mortales y que es el la base de la tragedia griega. Un destino que
marcará la unión fatal de los dos protagonistas. La acción se traslada a un
grupo de pescadores, que sacan del agua dos cuerpos y los llevan hacia la
playa. Nuestro guía narrativo aparecerá en este momento: Geoffrey, el
arqueólogo, nos explicará una historia llena de pasión que acabará con los
dos cuerpos ( de dos enamorados, Pandora y el Holandés) en el mar. Geoffrey
empezará su historia al recoger de la mano de uno de los cadáveres un libro
(el Rubáiyat). Sabemos entonces, que la película se basa en los
designios inescrutables del destino, tal como dicen los versos, y que tendrá
tintes de un género tan clásico y catártico como es la tragedia griega. Se
puede intuir que los dos cadáveres y su relación son el núcleo de nuestra
historia.
Geoffrey vuelve a su casa, llena de objetos griegos y de
otras culturas, y se dispone a reconstruir una ánfora griega pegando sus
partes rotas mientras nos reconstruye a los espectadores la historia desde el
principio; es, por tanto, un argumento cíclico, en la que el final se
encuentra al principio, y a partir de él se cuenta toda la acción anterior.
Así pues, Geoffrey explica que hace aproximadamente siete meses estaba
leyendo un manuscrito del siglo XVII (el Holandés Errante), y que decidió ir
a la taberna del pueblo español de Esperanza. Allí estaba Pandora, viendo a
la "bailaora" gitana, rodeada de pretendientes, y de la que se
confiesa esclavo. Poco después rechaza la oferta de matrimonio de un
pretendiente provocándole el suicidio. Pandora Reynolds es una traslación en
el tiempo de la primera mujer en el mito. Guarda todos los parecidos con su
original: es bella, es atractiva, es inteligente, es locuaz, pero también
cruel y desconsiderada a veces. Es la desgracia de cuantos hombres la conocen,
pero no por gusto, sino porque está convencida de que encontrará a la
persona a la que amará de verdad. Pandora no es feliz, y como consecuencia
indirecta, hace infelices a los demás. La presencia del ambiente gitano tiene
un simbolismo trágico y de premonición nefasta de un amor que conllevará la
muerte, pero también del color verde (representativo de los gitanos. Tal como
vemos en los poemas de Lorca), tradicionalmente asimilado a la esperanza, que
es lo único que queda en la caja de Pandora una vez abierta (si se acepta la
versión de que lo que había dentro eran bienes y no males). Una esperanza de
que Pandora encontrará a alguien que esté dispuesto a darlo todo por amor.
Una esperanza que le da nombre a la bahía donde transcurre la acción (Playa
Esperanza), y donde atracará un poco más tarde el barco del Holandés
Errante buscando a una mujer que esté dispuesta a morir por amor, con la
esperanza de acabar con el sufrimiento que arrastra desde siglos. Pero antes,
Pandora se había prometido a Stephen, un piloto de careras enamorado de ella,
que la lleva en su bólido (llamado también Pandora) hasta la cima del
acantilado por un camino con estatuas griegas a lado y lado. Otra muestra de
simbolismo y de elementos míticoss: las estatuas son de la época clásica
del arte helénico, caracterizado por la perfección de las obras. El hecho de
que el bólido las supere exalta la perfección aún superior de Pandora
Reynolds en todos los aspectos. Una vez en el acantilado, Stephen lanza su
coche al mar (presagiando el fin de Pandora) y le demuestra lo que es capaz de
hacer por amor y le pide que se case con él, a lo que ella acepta. Antes de
bajar, Pandora observa que hay un barco atracado en el puerto y se siente
atraída por saber quien lo pilota. Stephen intuye que el destino de su
prometida puede estar en ese yate. Éste es otro elemento clásico relacionado
con Prometeo: la adivinación. Al dios creador se le consideraba también un
dios profetizador. Cuando Stephen y Pandora llegan a la playa, plagada de
estatuas y ruinas arqueológicas griegas (son la metáfora de la estrecha
unión entre el mundo actual y el mundo antiguo, de la razón y
aunque ambos se han amado desde siempre. Conversan sobre el
cuadro, y Pandora se enfada al verse pintada, reaccionando violentamente (coge
el pincel y le aplica a la imagen unas pinceladas incontroladas). Pero el
Holandés acepta la reacción de ésta, y transforma a la mujer atractiva del
cuadro en una mujer sin rostro, una Pandora original, madre de todos los
hombres futuros (su hija Pirra y el esposo de ésta, Deucalión, hijo de
Prometeo sobrevivieron gracias a Prometeo al diluvio universal y crearon a la
nueva raza humana). El acto del Holandés Errante resume y reúne todas las
posibilidades del mito: "Pandora debería ser una mujer en abstracto,
esposa y madre, el genérico y original huevo del que imaginamos desciende la
raza humana, la diosa secreta que todos los hombres desean" (HENRY VAN
DER ZEE). Pandora es bella (idealizada por el hombre), curiosa, pero
también creadora (es el huevo original) y a la vez redentora (al fin y al
cabo salvará a la humanidad de mano de su hija y su yerno).
A partir de este encuentro, Henry (el holandés) empezará
a considerar a la bella desconocida la mujer que le puede redimir. Lo veremos
más claro cuando Stephen rescate su bólido de las profundidades y lo repare
dispuesto a superar su récord de velocidad. El prometido de Pandora actúa
como el Epimeteo del mito, sin pensar en las consecuencias y en el simbolismo
de su acto: al rescatar el coche, anula el sacrificio que había hecho por la
mujer amada, y la destina a amar al Holandés Errante. En este momento, todo
parece predecir un final feliz con Pandora y el Holandés, pero una tragedia
nunca termina bien. Ya lo nota Geoffrey, que en varias ocasiones comentará
como si fuera el adivino Tiresias al intuir la relación entre los dos:
"Tuve una intensa sensación de fatalidad". Geoffrey se sorprende
también al descubrir que Henry van der Zee puede recitar de memoria el
manuscrito de la leyenda del Holandés Errante (porque lo ha escrito él).
Sabe entonces que el hombre que tiene delante es el propio Holandés Errante,
que su barco está tripulado por fantasmas, y que navegan hasta el día del
Juicio Final buscando una mujer dispuesta a sacrificarse. La sensación de
fatalidad recorre aún más el cuerpo del arqueólogo. Esa sensación también
la tendremos nosotros cuando aparezca en escena el torero Juan Montalvo, el
más salvaje pretendiente de Pandora, para el cual no hay ley alguna y que
está dispuesto a matar al que se interponga entre los dos. Montalvo es
idolatrado por todo el pueblo de Esperanza, excepto por su madre, una gitana
que tira las cartas a su hijo (la otra vertiente de Tiresias, el adivino, que
fue castigado por los dioses a ser mujer por un tiempo) y le augura un final
trágico si continua pretendiendo a Pandora. Montalvo es un Teseo, un rey en
su pueblo que lucha contra un toro (en vez de un Minotauro), pero también un
Edipo, obsesionado con su madre (que no acepta la profesión de su hijo) y
eclipsado siempre por la figura de su difunto padre. Stephen, por su parte,
bate el récord de velocidad en su coche ante la admiración de todos excepto
de Pandora y el Holandés (que se atraen inevitablemente). En la fiesta de
celebración, la sobrina de Geoffrey, Janet, mostrará sus sentimientos
amorosos hacia Stephen y montará en cólera con Pandora, reprochándole la
insensibilidad que tiene hacia los demás. Por otra parte, el amor entre ésta
y Henry van der Zee va creciendo en silencio, siempre a la sombra y
contemplados por Montalvo, que pronto comprende quien es su verdadero rival.
"Hay algo que me desborda, una especie de sentimiento
místico que siento por ti. Me da la sensación de que te he amado siempre, no
en esta vida, sino en otras de las que no me acuerdo. (...)He cambiado mucho
desde que te conocí, ya no soy tan odiosa y cruel, dañando a la gente porque
era infeliz. Ahora sé de donde proviene la destrucción, es una falta de
amor. (...) Moriría por ti sin dudarlo un momento" (PANDORA)
La noche acaba con un rock’n roll en la playa, en medio
de estatuas antiguas (símbolo de la unión entre modernidad y clasicismo,
razón y mito, especialmente destacable la carga metafórica de los jóvenes
pisando los restos arqueológicos), y que es claramente surrealista. Montalvo
es también una Antígona masculina, que se saltará las reglas por amor e
intentará matar por la noche al Holandés Errante para que no se relacione
con Pandora (ha descubierto que Stephen no pinta nada pese a ser el prometido
de su amada, ya que ella está realmente enamorada de van der Zee); es un
Ulises que vuelve a una Ítaca trastornada no por su ausencia, sino por la
presencia de una Penélope increíble (Pandora Reynolds) y un pretendiente con
muchas posibilidades de conseguirla (el Holandés Errante). Henry van der Zee,
por su parte, se arrepiente de sus intenciones y le pide a Dios que su castigo
continúe: prefiere seguir vagando durante la eternidad antes que ver como la
única mujer que ha amado (porque Pandora es el reflejo de la esposa original
del Holandés, como si se hubiera producido la trasmigración de una alma, tal
como decían los filósofos pitagóricos griegos).
"Perdóname, Señor, porque he pecado. ¡Si pudiera
morir! (...) te pido misericordia Señor. ¡Es tan joven y tan bella! No
permitas que ella muera para salvarme(...) Perdónala, no la dejes que me
quiera con ese amor tan profundo como un abismo en el mar. (HENRY VAN DER
ZEE)
Tres hombres que son capaces de darlo todo por Pandora, con
una obvia analogía de etimología ("pan"= todo). Los espectadores
nos tememos lo peor cuando Montalvo ataca con un puñal al Holandés, pero tal
como simboliza el reloj que se cae al suelo después del ataque, el tiempo no
cuenta para él, y al cabo de un rato vuelve a la vida dándonos la pista
definitiva de que se trata del castigado Holandés Errante. El reloj es el
símbolo definitivo: marca un tiempo que corre para el Holandés (para
encontrar a una mujer), pero también marca la inexistencia del paso de éste
en la relación entre los protagonistas, ya que están condenados a cumplir
los designios del destino. Al día siguiente, todo el pueblo de Esperanza se
reúne en la plaza de toros para ver torear a su ídolo, que confiado, le
dedica todos los movimientos a Pandora (vestida de esperanzador verde)
creyendo que van der Zee ha muerto y que ella tiene su corazón libre. Pero el
Holandés se presenta en las gradas en el momento de la estocada final,
sorprendiendo a Montalvo y provocando una cogida mortal por parte del toro.
Antes de morir y cumplir así los designios de las cartas de su madre como si
de un oráculo trágico se tratase, le confiesa su fallido crimen a Pandora.
Ésta, entonces, necesita "abrir la caja", satisfacer su curiosidad
y saber quien es en verdad Henry van der Zee. El día de su boda con Stephen
nuestra protagonista visita a Geoffrey, y le pregunta sobre la identidad del
hombre a quien en realidad ama. Pero Geoffrey, que teme un desenlace fatal,
tal como dice la leyenda, no le revela la verdad hasta el momento en que
observa por la ventana que el barco está dispuesto a zarpar, y que van der
Zee no quiere ver morir a Pandora Reynolds para que él pueda descansar en
paz. No obstante, no consigue evitar que salga corriendo de su casa en busca
de su amor eterno. El barco del holandés no consigue zarpar, y ella se
presenta de nuevo en su camarote, dispuesta a morir y a redimirse de todos sus
pecados anteriores para poder conseguir la paz eterna para Henry. El reloj de
arena que pertenece al Holandés se detiene, justo en el momento en el cual se
desata una tormenta mediterránea y los dos enamorados mueren entre las olas
mientras leen el fragmento del Rubáiyat antes mencionado, sellando una
unión entre el "logos" y el "mythos", una relación entre
lo real y lo imaginario de la que sólo es testigo un arqueólogo, Geoffrey,
puente entre el pasado y el presente:
-PANDORA: Parece como si el tiempo no existiera
-HOLANDÉS: Durante siglos (...) deseaba morir. En un
momento has borrado los recuerdos de muchos años crueles. Nuestro amor es
real y no tiene noción del tiempo.