Los zapateros


Los zapateros no podían trabajar fuera de su taller, pero sí coser y arreglar en casa. El zapatero era uno de los pocos artesanos que, si quería, podía trabajar en días festivos, aunque con las puertas cerradas. Los Estatutos prohibían al zapatero untar el cuero de los zapatos con grasa, ya que de esta forma se podía hacer creer que la piel era blanda, y después, al secarse, se hacía poco confortable.