EL INVENTACUENTOS

Observar y imaginar

Las barajas de los personajes, las imagines, las animaciones y los sonidos al ordenador, el ambiente natural y humano, los muñecos y las mascas, el movimiento de su propio cuerpo y de los otros en el espacio: de la reelaboración del grupo nacen los cuentos, precisas y pertinentes, y luego se juega a contarlas, con la voz, la escritura, el gesto teatral, el vídeo, el multimedia.

Se secunda la disposición de los niños a jugar con si mismos y con e mundo, de divertirse a transformarlo con alegría e ironía. Y no solo cuentos de fantasía, porqué el método es lo mismo que usan los investigadores, los históricos, los científicos: de la observación coherente, a través de la  imaginación, se hace la reconstrucción del periodo histórico o de la ley física.

Puede ser de veras una experiencia apasionante observar, imaginar, producir juntos a los niños.

¡COPIEMOS!

Copiar como observar, reproducir, revivir, comprender. El mundo que conocemos tal vez es de verdad lo que “copiamos”.

En cuantos modos, con cuantas herramientas se puede copiar el mundo, copiar a nos mismos.

De diferentes manera, los niños eligen los “objetos” de copiar y los medios, variados y diversos con que copiar. Copiar con la palabra, el dibujo, el gesto, copiar con las machinas de reproducción y reelaboración técnica de la realidad. Copiar parr render las cosas verdaderas o irreales, atenuar, exagerar...

No un recurrido didáctico establecido, sino aventuras de exploración y descubrimiento que pueden conducir a inéditas “muestras” di “objetos copiados”, desvelados y comprendidos de una grande cantidad di puntos de vista diversos. Y en tanto se afina la capacidad di observación, comprensión, reflexión sobre si mismos y el mundo, sobre los lenguajes y las técnicas útiles y oportunas, sobre el  confín sutil entre reproducción y manipulación...

ANIMACIÓN TEATRAL

El niño hace teatro como juega, dibuja  como juega, conoce  como juega.

Del movimiento libre en un espacio que se convierte en el lugar de la comunicación, al relajamiento, al gesto expresivo, al uso comunicativo de la voz y de los objetos.

No se trata esencialmente de preparar una función (se puede siempre hacerlo, eventualmente), sino de crecer juntos recuperando aquella unidad entre la mente y el cuerpo, el juego y la cultura que es natural para los niños pequeños y que luego encontrando el mundo adulto de ordinario se agota. Se aprenden técnicas teatrales, pero sobre todo se experimenta un modo diverso y importante de estar juntos, de expresarse y de comunicar, entre compañeros y con el adulto educador.

A la pregunta: “¿a que sirvió sobre todo el curso de animación teatral?” la mayoría de los muchachos de 12 y 13 años contestan: “¡A superar las vergüenzas!”