Nella Anfuso, cantante del todo comprometida con
la recuperación de la escuela de canto italiana y de los principios
musicales y estéticos de una civilización vocal cuyo arco temporal
abarca desde finales del siglo XVI hasta bien entrado el siglo XVII,
repropone dichos principios medíante dos nuevas entregas del
catálogo del sello Stilnovo. Casi anunciando su reciente visita a
España en noviembre de 2002, el primer disco de esta nueva entrega
está dedicado a las arias favoritas del mítico cástrato Cario
Broschi, más conocido en toda Europa como Farinelli, si bien Anfuso
aboga por la denominación italiana «Farinello» siguiendo las normas
de apelativos que dichos cantantes emasculados tenían en función de
su apellido o del maestro que les formaba.
Anfuso opta por desarrollar en su total
integridad todas las variaciones que Farinelli desplegaba en sus
arias más interpretadas. Así, escoge el aria «Per questo dolce
amplesso» de Artaserse, de Hasse, «Quell’usignolo che
innamorato» y «Mancare o Dio mi sento», de Merope y Adriano in
Siria, de Giacomellí respectivamente; además de «Fortunate
passate mie pene», de Ariosti, «Sposa non mi conosci» de Porpora, el
aria compuesta por su hermano Ríccardo «Son qual nave ch'agítata» y
una propia: «Al dolor che vo sfogando».
Anfuso pone de manifiesto desde el rico patetismo
de algunas de las arias escogidas, como «Per questo dolce amplesso»,
al más alambicado virtuosismo, que explota radiante en piezas como
«Quell'usignolo che innamorato», «Son qual nave ch'agitata» o
«Fortune passate míe pene». El dominio respiratorio de la Anfuso en
la época de grabación de este recital está en plena línea con los
testimonios coetáneos de Farinelli, lo que le permite la correcta
ejecución de toda clase de trinos, apoggiaturas y una coloratura
«staccata» o sea, separada, sin olvidar las «messe di voce», a base
de aumentar y/o disminuir luego el sonido a discreción. Anfuso se
permite ser rigurosa en los temibles saltos descedentes o ascendentes en variados intervalos,
como pasar de Do4 a La2, o de Fa4 a La2, o de Re2 a Sol4 o de Sol2 a
Sol4, sin perder la voz con ello homogeneidad, gracias a un
proverbial control en la emisión y en la entonación. Como gran
virtuosa y tenaz investigadora, Anfuso consigue emitir los 25 trinos
en un solo aliento que Farinelli colocaba sin esfuerzo en ciertos
pasajes de las dos secciones y el da capo de «Quell’usignolo che
innamorato» a partir de las cadenzas que el propio cástrato
escribía. Incluye además una corrección en la autoría del aria
«Sposa non mi conosci», que es de Porpora, en vez de atribuirla a
Vivaldi, al confundirla muchos con la famosa «Sposa son
disprezzata», tal vez por similitudes en tema y texto.
Frente a discos de enfoque similar como el
reciente de Vivica Genaux (Harmonía Mundi), Anfuso se impone de la
mano por concienzuda coherencia estilística, además de recurrir a
las cadenzas propias del intérprete en vez de acudir a
recopilaciones posteriores como las empleadas en el disco dirigido
por Jacobs, que son de la época de Mozart y no de la de Farinelli.
Anfuso no duda en exprimir hasta la última nota las variaciones, aun
a costa de perder el oyente el hilo de lo que escucha, pero si con
ello devuelve íntegra la praxis y la estética del más puro «bel
canto» del siglo XVIII, bienvenida sea toda esa cascada de técnica
exhibicionista, no en vano era lo que tanto encandilaba al público
operístico, aparte del indudable morbo que despertaban los castrati
por sus circunstancias personales. El Insieme Strumentale Florentino
consigue un limpio sonido orquestal con lo que la voz de la Anfuso
encuentra el perfecto sostén y contexto a su peculiar
interpretación.
Tras los oropeles del siglo XVIII, Anfuso nos
devuelve al renacimiento y primer barroco de la mano de una sibarita
selección de madrigales, arias y lamentos de Luzzasco Luzzaschi,
Giacomo Caríssimi, Barbara Strozzi, Domenico Mazzochí y Francesca
Caccini. La pieza de Luzzaschi «O Primavera» que da título al
recital nos mete de lleno en un mundo pastoril, dominado por los
«afectos» más estáticos, producidos por los cambios anímicos que la
Naturaleza provoca en los sentimientos humanos. Más nostálgica y
matizada se vuelve la voz de Anfuso en «Aura soave», también de
Luzzaschi. De Barbara Strozzi, una de las mujeres cantantes y
compositoras del siglo XVII, se escoge una aria para contralto
«Dimmi, ah dimmi», donde los acentos son más trágicos y solemnes
gracias al concurso del órgano, y otra para soprano, «Soccorrete luci avare», en la cual Anfuso llega a cotas conmovedoras en la
expresividad de un texto repleto de lacerantes frases de desamparo,
a cargo de un clavicémbalo que sugiere esa soledad doliente. En
ambos madrigales, presentes en Cantate, Ariette e Duetti,
compilación datada en la Venecia de 1651, queda patente no sólo el
talento de intérprete de la Strozzi sino también sus dotes para la
profunda caracterización musical, así como la extensión de la voz de
Nella Anfuso.
De Domenico Mazzocchi se escogen dos bellísimos
lamentos: «Lagrime amare» y «Lamentum Matris Euryali», compositor
romano coetáneo de Monteverdi, composiciones donde los cromatismos y
efectos como los portamentos están presentes no sólo en la partitura
sino también en la voz de Anfuso, fiel seguidora de todas las
indicaciones musicológicas. Concluye este soberbio paseo por lo más
bello y conmovedor de la música italiana del Barroco con una pieza
de Francesca Caccini, hija mayor de Giulio Caccini y admiradísima
cantante de la corte de los Médici, perteneciente al Primo Libro
delle Musiche a una e a due voci, datado en 1618: «Ecco ch'io
verso il sangue». De nuevo el órgano, a cargo de Roberto Pichíni,
organista de la Basílica de San Marco de Florencia, enaltece esta
pieza de tema litúrgico, ya que recoge un episodio de la Pasión de
Jesucristo. Nella Anfuso, sutil y plenamente volcada a colorear
todos los matices del texto, trasciende toda la belleza de la
composición, con un estilo muy intimista.
Ambos discos son una excelente muestra de la
versatilidad de la Anfuso, puesto que sabe ser virtuosa y refinada
intérprete a la vez, dominando como nadie el respeto estilístico y
vocal.
Josep Subirá