Algunos poemas de mi amiga...
Amor Incalculable
Cubres de amor mis días,
empañas de dulzura mi alma,
dulzura que quisiera sentir embelesada ante ti.
Quisiera tenerte a mi lado, y no soñarte más,
embriagarte de cariño, amor y ternura, hasta percibir la locura.
Volar hasta perdernos, y no poder volver,
deshacer nuestros sentidos, olvidando el ayer.
Te tengo y no, te siento hasta en el momento del abismo,
caballero honrado, me has atrapado, no puedo olvidarme de ti.
Me has conquistado con tus armas varoniles,
me has enamorado colmándome de sentimiento puro.
Deliro pensándote desde que nace el aurora hasta
que muere el ocaso, donde ellos solos,
se confunden en una misma tristeza.
Me alcanzas con tus fuertes manos,
me atrapas con ese amor incalculable, que espero, y desespero…
El humo de mis cigarrillos se esparce bajo
el viento arrasador, tu nombre en la oscura
noche, se repite solo sin predecirlo.
La emoción invade mi corazón, cuando te
escucha llegar, fuerte, firme, vibrante, aislado…
Te esperaré hasta la eternidad, te desearé en soledad,
suspiraré hasta agotarme, no me abandones jamás.
Aquel Hombre
Aquel hombre,
aquella noche,
desvistió el alma al cielo,
suspiró,
amó,
tocó,
degustó el amor eterno.
Con su palmas
modeló,
dio forma,
color,
anhelo,
de tocar apenas
el azul celeste cielo.
Al ave
miró inspirado,
al trébol
observó sonriente,
mis manos
rozó ferviente,
mi corazón gritó ardiente.
Merece más que mi alma,
más que mis días contados,
lo llamo desde la ausencia,
que me agota,
me desespera,
me mata,
más que su silencio.
Colores de Amor
Orbe hecho de profecía,
pleno de vida, agitación y muerte.
Vive, canta, ansía,
deja que vuele tu mente.
Ama libremente,
agótate serenamente,
suspira los desamores,
descubre otros colores.
Los colores del amor,
como los canta el ruiseñor.
Despliega tus enormes alas,
Y haz un encanto de hadas.
Descubre interrogantes
que no interesaron antes,
encuentra tu duende perdido en el edén,
y pregúntale el por qué.
Y si de errores y desencantos no sabe,
imítalo sin saber,
pues él es más esperanzado que el ave,
y jamás ha de caer.
...Silvana -Argentina-