LAS RADIOS PIRATAS Y NACIMIENTO DE LAS RADIOS LIBRES

(Homenaje a la RADIOLINA del Chapulín Chao, Manu Chao y a Radio Bemba).

De Paola Pitzalis

 

El poeta Ugo Foscolo en un soneto dedicado “Zacinto”, su tierra nativa, expresa en unos versos el mito de la representación del nacimiento de la belleza: “Oh, Zacinto mía que te reflejas en las olas del griego mar de las cuales nació Venus y que hizo de aquellas islas fecundas...” (en aquellos tiempos, Zacinto era una isla que formaba parte de la república de Venecia y que esta situada en el mar Griego, fue concedida por un tratado político a Francia y a Napoleón, pero no obstante eso, su cultura clásica y mitológica seguía estaba relacionada a la griega). Como si la vida originada por las frecuencias de las olas marinas se extienda y se materialice en tierra firme. El transformarse en olas sonoras no es fantástico si pensamos que en las aguas internacionales de este hemisferio boreal 2 siglos más tarde del mar del Norte se originó otro mito de nuestros días. Actualmente, creemos que la comunicación sonora, la de la frecuencia, se transmite a través de la vibración material y es más encantadora si escuchamos la presencia sin vincular el elemento visivo a la imagen. Instrumento de esta armonía es la belleza de los sonidos, según nuestra disposición existencial del momento: ella es la música. La música siempre a acompañado y sostenido la palabra haya donde esta perdía la eficacia comunicativa. Se podría decir vulgarmente coger dos palomas con un tiro o mejor en Italia recoger dos palomas mensajeras con una haba, y como siempre, cuando nosotros los humanos y terrestres de este planeta queremos explicar lo inexplicable, nos dirigimos a la creación del mito.

En la sociedad post-bélica de la 2º Guerra Mundial, la ciencia positiva industrial occidental y americana apoyó el parto de nuevos mitos que reflejaban sus propios sistemas democráticos, materialistas, de la propia economía.

Todavía hoy nosotros fundamos en nuestras orientaciones nuestros puntos cardinales occidentales: utilizamos estas expresiones lingüísticas como convención a estos conceptos que nos hacen olvidar que los que viven en el hemisferio austral, ellos también tienen la cabeza hacía arriba y como punto de referencia la cruz del sur y no la de la estrella Polar.

Los incas creen que el ombligo del mundo sea Cusco. Nosotros los europeos dirigimos la mirada hacia el occidente pensado que nuestro futuro esta delante, nuestra directiva, mientras el Oriente es el pasado que queda atrás, nuestras espaldas.

Al final y ya acabo, construimos nuestros puntos de referencias geográficas, espaciales mentales.

Occidente, concepto de país avanzado, industrializado, rico, sinónimo de progreso tecnológico en movimiento: el futuro.

Oriente, concepto de país retrogrado, pobre, estacionario: el pasado.

Y el presente de 1958 hizo nacer de las aguas internacionales de Dinamarca en la “Cheta I” un viejo barco de transporte que navegaba bajo bandera panameña “Radio Merkur”, una estación radiofónica pirata, porque transmitían en modulación de frecuencia con una potencia de 20kw sin autorización alguna.

Radio Merkur, sinónimo de mercurio, mensajero de los dioses, ponía en marcha a las primeras “voces libres”del éter europeo.

Nacía así la época y el mito de las estaciones privadas “Off- Store”. Su pasado se cerró en el 12 de Junio de 1962, pero este “input” permitió a sus hermanas recién nacidas de abrir los ojos de una gestación homocigoto.

El mito de radio persistía atrincherándose en las aguas de los mares y del océano del norte de Europa: Radio Verónica, sin estudios abordo, transmitía de un viejo barco alemán de nombre “Barkum Riff” con un transmisor de 10kw.

Los programas no venían grabados abordo; las cintas preparadas secretamente en Holanda y traídas en el “Barkum Riff” hacían llegar sus programas musicales en todo el territorio del norte europeo.

“Radio Norte”, en cambio, nació en las aguas territoriales estando a la altura de Estocolmo, a bordo del barco “Bonjour” que con equipaje sueco surcaba las olas vikingas y bálticas navegando bajo bandera nicaragüense pero como inscripción de la propiedad en Liechtensein. Aparecía muy interesante el aspecto de la relación entre las radios piratas de los primeros años 60´s con las grandes multinacionales americanas que operaban en el sector musical radiofónico.

Los monopolios estatales del éter europeo debían por primera vez “chocar” contra estas estaciones ilegales, que navegaban en aguas internacionales sin autorización de algún estado nacional europeo. No existiendo un derecho legal codificado, puesto que era la primera vez que se debía afrontar un fenómeno de tal magnitud, desde la conclusión del 2º conflicto mundial. Necesitaba ponerse el problema intentando de dar reglas al fenómeno, normalizar la situación sensibilizando a los gobiernos europeos a legislar antes en los propios territorios, y de las aguas y aires del planeta estableciendo también los límites internacionales para esta nueva geografía mundial que debía ahora hacer frente a las ondas radiofónicas que superaban aguas, aires y territorios sin armas ni invasiones, sino haciéndose presentir con nuevos medios que las nuevas democracias occidentales de los mercados abiertos multinacionales americanos conquistaban con la fuerza de la música radio y publicidad.

El juego además no era tan complicado: hacer navegar al barco bajo bandera latino-americana en las aguas internacionales, hacer la inscripción de la propiedad del barco en un territorio europeo y después parecía que algunas ilegalidades podían ser puestas en discusión.

¿Por que? ¿Quién podía recurrir al derecho internacional de las aguas en aquellos tiempos? Ninguna violación había sido efectuada. Esta vez los monopolios estatales del éter-europeo debían por primera vez ponerse frente a frente con esas “estaciones flotantes ilegales”que conquistaban y adquirían con la música y publicidad que provenían de los EEUU el pueblo del viejo continente.

Habían conseguido a sus primeras radios piratas de flotar en las aguas glaciales, en aquellos tiempos necesitaban que cayera el último estandarte resistente: aquel anglosajón de la conservadora isla imperial de nacional himno: “dios salve a la reina”.

 

El 27 de Marzo de 1964 nació así “Radio Carolina” y el 9 de Mayo del mismo año “Radio Atlanta”. Una anclada enfrente la costa de Inglaterra mientras la otra en una costa opuesta. Esta última era financiada por un millonario americano, manager y ex director de una de las casas editoras más grandes del mundo. Desde estas fechas, más adelante se alternaran una después de la otra siempre más radio y siempre menos pirata que nunca, aptas para no surcarlas jamás y también a las frecuencias aéreas, sino a conquistar las estaciones firmes terrestres.

Los mercados musicales industriales americanos al grito de la libertad de palabra, empresa, elección, etc, conducían su campaña de conquista europea llevando a los gobiernos de las naciones mismas a enfrentarse por primera vez en las cámaras parlamentarias para redactar leyes sobre la reglamentación de la piratería radiofónica

La ofensiva llegaba del mar o mejor de ultramar, y el fenómeno nuevo en su género conquistaba las mentes férvidas juveniles de las juventudes europeas. ¡El mercado de las futuras Naciones!

Por casi unos 15 años, desde 1958 hasta 1974, con la muerte de Radio North Sea Internacional luego venía a caer la última estación pirata colocada en un barco de transporte.

Así el régimen de la piratería radiofónica europea naufragó como movimiento flotante sobre las ondas de los megahercios mientras tanto, en Italia, tuvieron éxito los primeros vagidos radiofónicos el 26 de Abril de 1975, cuando el juez de 1º estancia de la ciudad del “Panettone” pronunció la sentencia relativa al caso de Radio Milano Internacional donde se declaraba que todo lo que no fuera la RAI (Radio Televisión Italiana) podía también esa, ser legal porque piratas eran aquellas radios carentes de cualquier autorización que obra fuera de la ley nacional. Se abandonaba el concepto de piratería para penetrar en el de Radios Libres. Libres porque habían nacido en el interior de sistemas democráticos que estaban fuera del control de la empresa del estado en la elaboración de sus programaciones pero legales por las autorizaciones estatales.

Todavía cualquier año después un cantautor italiano cantará: “Amo la radio porque nace de la gente, entra en las casas y libera la mente” (Eugenio Finardi).

Italia vivía su libertad radiofónica en dos polos opuestos: una creativa e ideológica, opositora a aquellos sistemas que eran definidos así por el régimen de estado donde aún las fuerzas del orden realizaban como estructuras militarizadas por el control ideológico de las formas expresivas nuevas juveniles, que no se conformaban a la época y a la conservación.

Otra, la más comercial, falaz y sin inhibición remedaba los canales nacionales ofreciendo superficialidad y frivolidad entre los pasatiempos del éter.

 Nacían las radios libres, una más politizada y más abierta a las expresiones más artísticas, mientras las demás apoyaban sus programaciones a las aberturas de casas discográficas siempre dentro de una subyugación del sistema de mercado.

Todavía hoy, que seguimos amando la Radio, sea con Radio Chango de una forma y con Radio Alter on the Road Communications con otra, continuamos transmitiendo música, informaciones e cultura para enviar señales como los oyentes clandestinos de Radio Londres.