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ilpetrarca integro completa de los trabajos de fuentes los trabajos literarios históricos en la prosa y en los versos
Traducido por Henrique Garcés
Los sonetos y canciones del Petrarcha, que traduzía Henrique Garcés de lengua thoscana, en castellana
I
Los que de mis sospiros el sonido
oís en rima, pasto que solía
serme, al tiempo que edad nueva me hazía,
seguir lo de que ya voy divertido,
Del vario estilo y llanto que he seguido
con pena y esperança tan vazía,
si algo de amor supistes algún día,
piedad ultra el perdón me havréis havido.
Mas ay que ya conozco y claro veo
que por hablilla anduve entre la gente
que un empacho en mí engendra no pequeño.
Y fruto fue vergüença, y devaneo,
y arrepentirme, y ver abiertamente,
que quanto al mundo applaze es breve sueño.
II
Por más galanamente Amor pagarse,
y offensas mil punir en solo un día
ocultamente el arco apercebía,
como quien tiempo espera de vengarse.
Mi natural virtud por repararse
a raya el coraçón y ojos tenía,
quando sentí qu'el golpe dado havía
donde solían mil xaras despuntarse.
Turbada ansí con el primer assalto
no me dio tal espacio que pudiesse
vestirme de mis armas y librarme.
O retraerme al menos al más alto
lugar para con tiempo repararme,
de que es ya por demás aunque quisiesse.
III
En el día que al Sol más s'enturbiaron
los rayos por piedad del Autor dellos,
fui preso, y sin pensar señora vellos,
del todo vuestros ojos m'enlazaron.
El tiempo y triste ornato me engañaron
que no pensé que amor se hallasse entre ellos,
ansí mis graves daños sin temellos
en el común dolor se començaron.
Hallóme Amor del todo desarmado
y por mis ojos (ya dos puras fuentes)
al coraçón se entró muy de callada.
Él cierto ganó poco entre las gentes
herirme de saeta en tal estado,
y el arco aun no mostraros siendo armada.
IV
El que con tanta providencia y arte
formó lo que paresce, nos incita
a creer, que su potencia es infinita
y más en ver lo que hay de Iove a Marte.
Viniendo a confirmar parte por parte
la ley que en mil figuras era escripta
a Juan y Pedro dentre redes quita,
y en el cielo les da no poca parte.
En su nascer a Roma no ha querido
darse, y diose a Belem, tanto el estado
humilde sublimar siempre procura.
De chica aldea agora un sol ha dado
tal, que el lugar se alegra y la natura
en ver que un tal estremo ha produzido.
V
Si mis sospiros muevo por llamaros
del nombre que en mí tiene Amor plantado,
de su principio soy luego avisado
que no me ocupe en otro que alabaros:
Lo que sigue me muestra que adoraros
como a gran reina devo de alto estado:
mas la postre me manda estar callado,
que es carga de otros hombros el honraros.
Ansí alabaros y adorar enseña
el nombre si por partes le tomamos,
o digna a quien respeto el mundo tenga:
Mas ay que Apolo quasi se desdeña
que mortal lengua de sus verdes ramos
a razonar presumptuosa venga.
VI
Arranca mi desseo con tal brío
tras la que a su huir usado es buelta,
y del lazo de amor ligera y suelta
buela ansí, que haze lento el curso mío.
Que quanto más le llamo, y le porfío
que buelva, no ay oírme, ni dar buelta.
corre antes mucho más a rienda suelta,
tanta es su contumacia y desvarío.
Ansí después que el freno se recoge
lleva mi libertad toda vencida,
y mal mi grado a muerte me trasporta
por ir derecho al lauro do se coge
acerbo fruto, el qual puesto en herida
agena, más afflige que conforta.
VII
La gula y sueño ya van en la cumbre,
virtud ya va del mundo desterrada
y aun quasi va del todo rebotada
naturaleza, y vence la costumbre:
Y tan amortiguada va la lumbre
que del Cielo por guía nos es dada,
qu'en Helicón querer hazer morada
se tiene por baxeza y pesadumbre.
No veis que pobre va Philosophía
con las demás? no veis su ropa y mesa?
dize la turba al baxo lucro intenta:
Pocos irán tras ti por essa vía,
por tanto más te ruego que la empresa
magnánima no dexes por affrenta.
VIII
Al pie del monte, en medio de una siesta
donde el ropaje humano asido havía
aquella dama, que al que nos embía
el sueño haze perder y no por fiesta,
Passávamos en paz y sin requesta
(lo que todo animal gozar querría)
sin sospecha de hallar cosa en la vía
que a nuestro andar pudiesse ser molesta.
Mas un solo consuelo en este estado
nos queda, grande alivio a nuestra pena,
(aunque la libertad se haya perdido)
Vengarnos del qu'en tal nos ha llegado,
pues queda al poder de otri sometido,
y puesto en harto más dura cadena.
IX
Quando el áureo Planeta que señala
las horas, buelve a verse con el Toro,
cae tal virtud de sus dos cuernos de oro,
que nada al mundo entonces se le iguala:
Ni se entiende que allí toda su gala
en lo potente emplea, y su decoro,
que al térreo humor oculto su thesoro
también parte, y l'empreña, y le regala,
A fin que frutos vaya produziendo,
ansí ésta (puro Sol) que me sostiene
de amor palabras y obras en mí cría.
Mas venga ella sus rayos imprimiendo
en mi pecho por qualquier modo o vía
primavera jamás para mí viene.
X
Columna gloriosa que sustenta
el nombre y esperança y ser latino
a quien quitado no ha del buen camino
el gran Jove por ira, o por tormenta.
En palacios aquí no se aposenta,
en su lugar un roble, o haya, o pino,
o verde prado, o monte por vezino,
do l'alma poetando se contenta.
Nos despiertan al cielo el intellecto:
y el ruiseñor, que con su melodía
la noche toda en peso se lamenta.
Nos hinche el coraçón de loçanía,
mas este bien por ti queda imperfecto
pues faltas señor mío desta cuenta.
XI
Por sol dexar el velo ni por sombra
jamás señora os veo,
después que conoscistes el desseo
que a mi coraçón de otro Amor descombra.
Quando eran mis desseos más cubiertos
(que agora quasi al fin me van llegando)
vi vuestro rostro de piedad ornado:
mas luego que os los fue el Amor mostrando
fueron vuestros cabellos encubiertos,
y el dulce mirar vuestro refrenado,
lo que más desseava m'es quitado
tan crudo es esse velo
que por matarme, o haga sol, o yelo,
a mí, y a vuestros ojos siempre assombra.
XII
Si mi vida del áspero tormento,
y del affán ansí librar pudiesse,
que por virtud de largos años viesse
faltar de vuestros ojos el aliento.
Y del cabello de oro esse contento
se olvidasse, y de plata se bolviesse,
y el color desse rostro se perdiesse
de que un temor nascer siempre en mí siento.
Mil modos, y mil traças, mil rodeos
me dará Amor para al menos diziros
lo que han sido mis años y mis días.
Y si el tiempo obviasse a mis desseos
no pbuede ser que a las congoxas mías
faltasse algún socorro de sospiros.
XIII
Quando entre otras señoras a desora
Amor al lindo rostro desta viene,
quanta más hermosura qu'ellas tiene,
tanto más su desseo me enamora:
Y bendigo el lugar, el tiempo y hora,
que a la alteza miré que me sostiene,
y a mi alma digo, alegre ser conviene
quien fue de tanto bien merescedora.
Della te viene el ánimo amoroso,
que por seguille al summo bien te guia
dexando lo que todo hombre dessea.
Della es el pensamiento venturoso,
que al Cielo va por más derecha vía,
tal que de una esperança alta me arrea.
XIV
Ojos míos en quanto os vais cevando
en el rostro de aquella que os ha muerto,
id con mucho concierto
mirad que os anda Amor desafiando:
Cerrar puede la muerte al pensamiento
la senda de Amor pura que le adiestra
al puerto de salud dulce y sabroso,
y a vos también celarse la luz vuestra
como objecto que sois defectuoso
qu'es de menos virtud vuestro cimiento.
Por tanto antes que lleguen del lamento
las tristes horas que tan cerca veis,
será bien procuréis
reparo a lo que os viene amenazando.
XV
Atrás de passo en passo va tornando
mi cuerpo que adelante apenas llevo,
y de vuestro aire un tal alivio pruevo
que en fin aunque gimiendo, voy andando:
Después en el bivir corto pensando,
y en lo que dexo, y en el camino nuevo,
de elado un passo quasi no me muevo,
y los ojos en tierra estoy llorando.
Tras esto difficulta mi memoria
como absente del alma quedar sana
pueda esta compostura, es improbable.
Acude a esto Amor: executoria
tenéis de tiempo atrás immemorable
que semejantes fuerças os allana.
XVI
Pártese el vejezuelo cano agudo
del nido en que su edad havía passado,
y dexa el rebañuelo alborotado,
en ver que de tal bien queda desnudo.
Y con su tardo passo muy menudo
(que larga vida le ha el vigor menguado)
de solo el buen desseo sustentado
en el camino largo, como pudo
Vino a Roma siguiendo su desseo
por contemplar acá, mientras le tura
la vida, al que pretende ver nel Cielo:
Yo señora también busco y rodeo
el mundo lo possible, y me desvelo.
por muestra alguna hallar d'essa figura.
XVII
Qué lágrimas ay triste van lloviendo
de mis ojos con viento congoxoso,
quando a miraros buelvo desseoso,
por quien me voy del mundo despidiendo.
Aunque por otra parte bien entiendo
que vuestra dulce risa algún reposo
va dando a mi martirio más fogoso,
mientras en vos los ojos voy poniendo.
Después viendo con actos tan suaves
mis soles despedirse y absentarse
elado quedo, y doy diez mil sospiros,
Largada al fin con amorosas llaves
l'alma con pena viene a desgarrarse
del coraçón, y sólo por seguiros.
XVIII
Quando todo soy buelto hazia la parte
donde esse rostro muestra más su lumbre.
y en mi coraçón siento aquella lumbre
que m'enciende y consume parte a parte.
Temiendo qu'el coraçón se me parte
y viendo que se acerca al fin mi lumbre,
voy como ciego que no ve la lumbre
ni sabe hazia do va por más que parte:
Ansí contra la muerte me reparo,
mas no con tal firmeza qu'el desseo
olvide, como nunca olvidar suelo.
Y callo por mi mal ser de tal suelo,
que hara llorar la gente, e yo desseo
llorar mi pena a solas sin reparo.
XIX
De vista hay animales ansí pura
que van sin pena alguna al Sol mirando,
hay otros de tan flaca, que buscando
van las tinieblas y la noche escura,
Hay también otros de una tal natura
que porque el fuego es claro, rebolando
andan en él, y ansí se van quemando,
yo triste destos siguo la locura.
Que sin poder suffrir lumbre tan clara
o sin buscar de nuevo algún camino,
o tiempo más escuro de la tarde,
Con mis enfermos ojos vuestra rara
vista siguiendo voy tras mi destino,
sabiendo bien que voy tras lo que me arde.
XX
Con vergüença de ver que esté callado
vuestro valor Señora por mí en rima,
miro al tiempo que vi ser vos la prima,
y cúlpome de tanto haver tardado.
Mas para mí es negocio muy pesado,
ni es obra que pulir pueda mi lima:
ansí el ingenio quando más se anima,
en començando a obrar se queda elado.
Que mil vezes la boca tuve abierta,
y en el pecho la boz quedó encerrada,
mas quién hay que subir pueda tan alto?
La pluma y mano tuve aparejada
con el entendimiento, y a la puerta
vencidos fueron del primero assalto.
XXI
Mil vezes por tener dulce guerrera
con essos ojos paz muy confirmada,
mi pecho os offrescí, mas no os agrada
de os ocupar en cosa tan rastrera:
Y si alguna servirse dél espera
por cierto deve estar bien engañada,
que no hay quadrarle lo que os desagrada
por mío ya no ser como antes era:
Que si le echo de mí, y en vos no halla
socorro alguno a su mortal destierro,
no sabe solo estar ni ir a quien llama,
Ansí vendrá a ser tal, que ni una malla
valga, y de ambos será notable yerro,
y tanto vuestro más, quanto os más ama.
XXII
A qualquier animal que hay en la tierra,
salvo a los que del Sol huyen la lumbre,
tiempo es de trabajar en quanto hay día:
mas sus estrellas descubriendo el Cielo
qual buelve a casa, qual queda en la selva,
por reposar al menos hasta el alva
Yo desde que comiença la linda alva
a sacudir la sombra de la tierra,
los brutos despertando en toda selva,
no he tregua con sospiros por la lumbre,
después en viendo centellear el Cielo
voy lamentando y desseando el día.
Quando la tarde cierra el claro día,
y nuestra sombra a otros sirve de alva,
me buelvo pensativo al crudo Cielo
que me compuso de sensible tierra,
el día maldiziendo en que vi lumbre
que me haze parescer criado en selva.
No creo que pasció jamás en selva
de noche otra tal fiera, ni de día,
como ésta por quien bramo a sombra y lumbre,
sin sueño me cansar de prima, o alva
que aunque yo sea mortal cuerpo de tierra,
mi firme dessear viene del cielo.
Quien antes que a ti buelva, o claro Cielo,
o que debaxo quede desta selva
(donde mi cuerpo al fin ha de ser tierra)
piedad en ella viesse, que en un día
podría emendar diez años, y ante l'alva
enriquescerme, o quando falta lumbre
Quien la tuviesse en yéndose la lumbre
deste Hemispherio, y nos mirasse el cielo
sola una noche, y no viniesse l'alva,
ni se me transformasse en verde selva,
por salir de mis braços, como el día
que Apolo la seguía acá en la tierra,
Mas yo seré so tierra en seca selva
y escuro se verá de día el cielo
primero que tal alva me dé lumbre.
XXIII
Del dulce tiempo de mi edad primera
quando en yerva aún estava sin espiga
aquel querer, que ha por mi mal crescido
(porqu'el dolor cantando algo mitiga)
cantar quiero mi vida y su manera
mientras en mi posada aún rescebido
no era el amor, y a lo que me ha traído
su gran despecho, y lo que dello avino,
y como vine a ser al mundo exemplo:
aunque entiendo no hay templo
en yermo, ni poblado, ni camino,
ni menos hay de valle alguno parte
do no se oyan mis bozes dolorosas
(prueba bien clara de mi vida cruda)
y si aquí la memoria no me ayuda,
excúsenla mis penas congoxosas,
y un pensamiento que con maña y arte
no permite que un punto dél me aparte,
tomando lo de dentro con dureza,
y a mí dexando sola la corteza.
Digo pues, que gran tiempo era passado
antes que Amor me hiriesse el primer día,
tanto qu'el rostro ya quasi poblava,
y el pecho de un esmalte parescía,
o de un Diamante duro no labrado,
que al effecto ablandar no se dexava,
ni en lágrimas mi seno se bañava,
ni perdía el dormir, y cosa nueva
juzgava lo qu'en mí no havía sentido:
que soy triste? y que he sido?
(mas ay qu'el fin la vida y día apprueva)
viendo pues este crudo de natura,
que nunca penetrado havía su tiro
adentro de mi ropa ni una drama
determinó valerse de una dama,
contra quien no aprovecha (aunque más miro)
ingenio ni llaneza ni armadura,
y entrambos me mudaron la figura
transformándome de hombre en lauro verde,
que aunque más yele nunca el verdor pierde,
Ay triste quál quedé luego aquel día
que vide en otra forma mi persona,
y mi cabello buelto en lo de donde
procurado le havía la corona,
y mis pies con que andar antes solía,
(que todo miembro al ánima responde)
raíz junto de un río los asconde,
de Peneo no, mas de un más fresco río,
y en ramos mis dos braços vi tornarse,
y para mejorarse
de pluma fue cubierto el cuerpo mío,
quando el esperar fue de muerte herido,
que sin respecto acá y allá bolava,
y como no sabía dónde, o quándo
encontrarle pudiesse, lamentando
donde dél me privaron le buscava,
en mil partes del río çabullido,
mi lengua después nunca su gemido
supo olvidar del caso desastrado
cisne ansí en boz y en pluma, m'he quedado,
Pues junto andando siempre a la ribera
si acaso algo quería hablar, cantava
piedad pidiendo con mi boz estraña:
mas nunca de tal modo la entonava,
qu'el duro coraçón de aquella fiera
pudiesse enternescer con arte, o maña.
Esta memoria en lágrimas me baña:
mas ay que es nada con lo de adelante,
que de la cruda y dulce mi enemiga
me converná que diga,
aunque con mi dezir al mundo espante.
Ésta (a cuyo mirar no hay armadura)
mi coraçón tratando con su mano:
desto tu lengua (dixo) esté callada,
poco después la vi toda trocada,
y no la conosciendo (ay juizio humano)
contéle con temor la verdad pura:
mas ella buelta en su primer figura,
de nuevo me mudó, o gran espanto,
todo en un quasi bivo y duro canto.
Mostrávaseme tanto rigurosa
que yo temblava allí con lo que oía,
que era: Quiçá no soy quien has pensado.
Mas yo, si désta escapo (en mí dezía)
no sentiré de oy más tristeza en cosa:
hazme señor llorar como era usado.
El cómo no lo sé, mas alexado
de allí me vide a mí solo culpando,
espantado, ni muerto, ni bien bivo,
y porque a mi motivo
no basta pluma, y también va bolando
el tiempo, cosas passo, que esculpidas
tengo en mi mente, y solo aquellas parlo,
que admirarán a quien les diere oído,
muerte mi coraçón tenía asido,
ni della con callar podía librarlo,
ni socorrer las partes opprimidas:
que las bozes me estavan impedidas:
ansí mi mal con tinta y pluma muestro,
No soy mio no, si muero el daño es vuestro.
Yo bien creí delante de sus ojos
de indigno de piedad hazerme digno
bolvióme esta esperança algo atrevido,
que humildad al desdén y su designo
suele apagar, y a vezes causa enojos,
lo qual ya por mi mal he bien sabido,
pues a mis ruegos fue desaparescido
mi Sol, sin poder ver lexos ni cerca
alguna sombra suya ni pisada,
ansí junto a la estrada
me eché, como hombre a quien gran sueño cer[ca]
donde acusando aquella fugitiva
las riendas a mi llanto fui largando,
dexándole salir como quería:
ni fue deshecha al Sol nieve algún día
como yo, qu'en fin me iva distilando
tanto que fui tornado fuente viva
gran tiempo ansí me vide, o suerte esquiva:
quién hombre en fuente ha visto ser tornado?
yo caso cuento claro en mí provado.
El alma que de Dios solo es formada
(que no es tal gracia a otro concedida)
como la imagen del auctor retiene.
también en perdonar es sin medida
a la persona humilde, que inclinada
perdón del yerro a demandar le viene.
Y si contra su estilo ella sostiene
ser muy rogada, claro y bien se entiende,
qu'es porque en el pecar algo se atiente,
que bien no se arrepiente
de un mal, el que otro nuevo urdir pretende.
Quando ansí mi señora algo piadosa,
se dignó de mirarme, y claro vido
que mi pena era igual con el peccado,
bolvióme como de antes en mi estado
mas ay que el confiado va perdido,
que tornando a rogarla, rigurosa
me bolvió en pedernal, quién vio tal cosa:
y la boz que se oía golpeando
a Laura y a la muerte iva llamando.
Acuérdome que espíritu affligido
por espantosas cuevas peregrino
gran tiempo lamenté mi hablar osado,
y este mal a acabarse también vino,
qu'el cuerpo recobré que havía perdido
quiçá porque sintiesse el mal doblado,
y mi desseo fue tan mal mirado,
que saliendo a bolar como solía
me encaminó a aquella fiera cruda,
a tiempo que desnuda
en una fuente estava, quando ardía
el Sol, yo como de otro no me pago
paré a mirarla, y ella vergonçosa,
o por vengarse (tanto se enojara)
con l'agua me envistió toda la cara.
Diré verdad, aunque algo sea dudosa,
siento que poco a poco me deshago
del ser humano, y buelto un ciervo vago
de selva en selva (triste) voy corriendo,
de mí mismo, y de mis perros huyendo.
Canción yo nunca fui en nuve de oro
ni en su preciosa lluvia convertido,
que a Júpiter el fuego ha mitigado:
mas soy llama que un ver le ha inflammado,
y un'ave que muy alto se ha subido,
en mis versos alçando a la que adoro,
ni por otra mi lauro y mi thesoro
supe olvidar, que su muy dulce sombra
de otro querer el pecho me descombra.
XXIV
Si aquella noble planta que tocada
no suele ser del rayo fulminoso
me concediera el ramo glorioso
que orna al qu'en Helicón haze morada,
No pudiera de mí no ser amada
la compaña qu'el vulgo más pomposo
desprecia, mas seguirla yo no oso
que Palas va de mí muy desviada.
Y no hierve l'arena de Ethiopia
al más ardiente Sol o de otra parte,
qual yo perdiendo cosa a mí tan propia.
Buscad pues otra fuente que más harte,
que la mía de humor padesce inopia,
salvo el que de mis ojos se reparte.
XXV
Llorava Amor, e yo con el talbuelta
(que mis passos no han sido dél lexanos)
viendo por los effectos inhumanos
vuestra alma de sus lazos ser ya suelta.
Y viendo que Dios le hizo dar la buelta,
devotamente alçando ambas las manos
le alabo, que oye en fin ruegos humanos,
sin les mostrar jamás la espada buelta.
Y si boluiendo a la amorosa vida,
con hazeros dexar el buen desseo,
hallastes el camino barrancoso.
Fue por mostraros por quan gran rodeo
se consigue el renombre valeroso
y como en esto es dura la salida.
XXVI
No se ha visto salir más leda a tierra
nao, que de crudas olas combatida
se contava de todo por perdida
entre una sierra de agua y otra sierra.
Ni más ledo de cárcel se deshierra,
el que al cuello la soga tuvo asida
que yo por ver la espada desceñida
que a mi señor causava tanta guerra.
Los que al amor loáis en verso, o rima,
dad honra al inventor de los conceptos
suaves pues de nuevo ansí se anima.
Que más se regozijan los electos
de uno que se convierta y se reprima,
que de noventa y nueve otros perfectos.
XXVII
El successor de Carlo que hermosea,
con flor de lis la tarja y la thiara,
las armas toma por romper la cara
a Babilonia, y toda su ralea.
El Vicario de Christo ya espolea
por Bolonia, y después a Roma clara
con sus llaves y manto, y con su vara,
si nuevo caso no se le rodea.
La mansueta gentil vuestra cordera,
abate ya los lobos, ansí vaya
quien la sancta amistad trae olvidada.
Dadle ánimo, que esté de oy más entera,
y a Roma que por su esposo desmaya,
vos por Jesús de oy más ceñid la espada.
XXVIII
O en el Cielo esperada ánima neta,
beata que de nuestra carne humana
vestida, y no como otras vas cargada,
porque te sea la senda algo más llana,
humilde al summo Dios y su dilecta
de aquí de ado a su reino es la jornada
tu barca nuevamente encaminada
la espalda al mundo ha buelto por dexalle,
y por tomar buen puerto
con viento Occidental no nada muerto,
el qual por medio deste escuro valle
(do se llora el ageno y nuestro tuerto)
la guiará del lazo antiguo suelta,
con cierto governalle
al verdadero Oriente a donde es buelta.
Aunqu'el devoto ruego todo junto
a bueltas de las lágrimas mortales
ayan llegado a la piedad superna,
es de creer que nunca fueron tales,
que por ellas saliesse solo un punto
del propio curso la justicia eterna,
mas el benigno Rey que nos govierna
al sacro sitio en donde en cruz fue puesto
sus píos ojos gira,
y en el pecho del nuevo Carlo inspira
la vengança, que a nos es ya denuesto,
por quien Europa ha mucho que sospira:
ansí socorre a su querida esposa,
de suerte que con esto
ya Babylonia tiembla y va pensosa
El que beve a Garona junto al monte,
y al Rhódano, y al Rheno, y adelante
de Christo los pendones acompaña,
y el qu'en virtud se muestra más constante,
del Pireneo al último Orizonte,
havrá vaziado lo mejor de España,
Inglaterra, y las islas a que baña
el gran Océano dentro del Estrecho,
hasta do más se entona
el nombre de aquel célebre Helicona
(varios en trage y lengua, gente de hecho)
piedad a la alta empresa los assona
qué Amor de esposa, o hijos hay tan digno
ni de tanto derecho <?>
que pueda ser igual a un tal designo?
Una parte hay del mundo a do se siente
un desabrido yelo, y mucha nieve,
del camino del Sol muy desviada,
donde es siempre ñubloso el día y breve,
de paz la gente allí naturalmente
es enemiga, y muerte estima en nada:
ésta si más devota que es usada
la espada con Tudesco furor ciñe
todos los Saracinos
con los que en dioses creen sus vezinos,
(aunque gran multitud dellos se aliñe)
verás que son de poco, o nada dignos,
desnudo pueblo, muy covarde y lento,
que espada nunca tiñe,
cometiendo sus golpes siempre al viento.
Ansí que agora es tiempo de ya el cuello
sacar del yugo, y de romper el velo
que a nuestros ojos sombra estava haziendo,
y que el ingenio noble que del cielo
quequiera alcança, y del sacro resuello
lo vaya sin empacho descubriendo
hablando, o a lo menos escriviendo
que si de Orpheo tratando no te espantas,
ni de Anphión Thebano,
harto menos será qu'el Italiano
despierte al son de tus palabras santas,
y tome por Iesús lança en la mano,
que si a la verdad mira nuestra madre
entre ocasiones tantas,
nunca tuvo otra tal, ni que ansí quadre,
Tú que por ayuntar un gran thesoro,
rebuelto has mil historias parte a parte,
hasta el cielo bolando con la mente,
bien sabes que dende el hijo de Marte
hasta que el buen Augusto con decoro
tres vezes de laurel ornó la frente,
a injurias de otri Roma diligente,
con sangre suya hazía recompensa:
pues cómo no saldría
(siendo como es de suyo grata y pía)
agora contra tan notable offensa
con el hijo glorioso de María?
qué podrá ya esperar nuestro adversario
en humana defensa?
si Christo está del vando a él contrario?
Buelve a mirar de Xerxes los insanos
caminos que por ir los pies enxutos
con puentes hizo ultraje a la marina:
verás ir las persianas con mil lutos
por padres, por maridos, por hermanos,
y en sangre tinto el mar de Salamina,
y no tan solamente esta ruyna
del infelice pueblo del Oriente
te promete victoria
mas Marathonia [sic], y la immortal memoria
de aquello de León con poca gente,
y otras mil destas puestas en historia:
ansí inclinada a Dios conviene que ande
la rodilla y la mente,
pues tus años reserva a bien tan grande.
Canción mía ver podrás tú la ribera
de Italia, lo que yo no puedo agora,
no porque mar, o tierra me lo impida,
mas sólo amor, que de una luz subida,
1me hiere ansí, y enciende de hora en hora,
que en natura costumbre es convertida,
ve presto no se alteren tus hermanas,
que amor por quien se llora
y ríe, no anda siempre entre galanas.
XXIX
[omissis]
XXX
Una dama debaxo de un verde lauro
vide más blanca y fría que la nieve,
nunca del Sol herida en hartos años:
su hablar, y sus cabellos, y su vista
me agradaron ansí, que ante mis ojos
la traigo, o sea en llano, o en alta cima.
Mis pensamientos creo havrán su cima
quando sin verdes hojas se halle lauro,
y quando se enxugaren estos ojos
verán elarse el fuego, arder la nieve:
que todo me es contrario, do la vista,
o manos pongo, y sélo ha muchos años.
Mas porque buelva el tiempo con los años
y en un punto el bivir llega a su cima,
con el cabello negro, o blanco en vista,
la sombra seguiré del dulce lauro
por el ardiente Sol, y por la nieve,
hasta cerrar del todo aquestos ojos.
No se han visto jamás tan lindos ojos
en los presentes ni en passados años
que me derriten como el Sol la nieve,
y dello es el arroyo que esta cima
divide de lo llano, y riega el lauro,
que es un diamante, aunque es blando a la vista
Yo temo de mudar antes mi vista
que con piedad me muestre sus dos ojos
el ídolo que adoro en bivo lauro:
que si al contar no yerro, oy ha siete años
que sospirando voy de cima en cima,
la noche y día, al Sol, y al viento, y nieve.
Mas dentro fuego, y fuera blanca nieve
con estos pensamientos y otra vista,
llorando siempre iré por qualquier cima:
quiçá que haré bolver píos los ojos
de alguno, que vendrá de aquí a mil años,
si tanto bivir puede un verde lauro,
Al auro, y aun al Sol que da en la nieve,
vence el cabello en vista, que mis ojos
y mis años conduzen a su cima.
XXXI
Aquesta gentil alma que se parte
ante tiempo llamada a la otra vida,
si allá le dan la paga merescida,
del Cielo havrá la más beata parte:
Y si entre Venus queda y entre Marte,
será la luz del Sol escurescida,
porque a mirar belleza tan crescida
vernán las Almas desde toda parte.
Y si quedasse atrás del quarto nido,
qualquiera de las tres por menos bella
quedava, y ella por la más nombrada:
Ni tampoco en el quinto hará morada,
y si más buela veo ya vencido
a Saturno, y su hijo, y toda estrella.
XXXII
Quanto al estremo más me voy llegando
qu'el ser humano suele ir breve haziendo
conozco más qu'el tiempo va corriendo,
y qu'el falso esperar me va burlando.
Y digo a mis cuidados, ya tratando
mucho de amor no iremos, porque entiendo,
que me voy como nieve deshaziendo,
lo qual alguna paz nos irá dando.
Irá también cayendo la esperança,
que devanear me ha hecho grandemente,
y la risa, y temor, el llanto, e ira:
Ansí podremos ver quan fácilmente
el hombre por lo incierto se abalança,
y como en vano a ratos se sospira.
XXXIII
Ya centelleava la amorosa estrella
por el Oriente, y la otra que celosa
hizo a Juno, no menos presurosa,
rodava en Septentrión que clara y bella.
Y la vieja (aun descalça) la centella
buscava entr'el rescoldo, desseosa
aliviar de su rueca alguna cosa,
(sazón de qu'el amante se querella)
Quando llegada mi esperança al verde,
vino a mi coraçón, no por la vía
que al sueño y al dolor se havía rendido:
Quanto (ay de mí) mudada, y parescía
dezirme: por qué tu valor se pierde?
que aún estos ojos ver, te es concedido.
XXXIV
Apolo si el desseo todavía
de Thessalia en ti bive, si olvidado
no tienes aquel Tíbar acendrado,
por más años que el cielo buelto havía.
Del rezio tiempo, y de la elada fría
que dura mientras andas alexado,
haz qu'este árbol se quede reservado
siquiera por la gloria tuya y mía,
Por la dulce esperança y amorosa
de que tu verde edad fue sustentada,
desta impressión el aire nos descombra:
Ansí a Laura por cosa milagrosa
en la yerva veremos assentada,
y hazerse con sus propios braços sombra.
XXXV
Con tardos passos solo voy midiendo
pensativo los campos más desiertos,
y los ojos contino llevo abiertos,
por de humanos encuentros ir huyendo.
Que otro medio no veo, ni aun entiendo,
cómo pueda escapar de indicios ciertos,
porqu'en mis actos de alegría muertos
se lee fuera que voy dentro ardiendo:
De tal modo que pienso, antes lo digo
que no hay parte en el mundo que no tenga
de mi triste bivir noticia cierta.
Y hora poblada sea, hora desierta
ninguna entiendo que hay donde no venga
de mis cosas tratando Amor comigo.
XXXVI
Si por muerte creyera descargarme
del pensamiento dulce que me atierra,
huviera con mis manos puesto en tierra
esta enojosa carga por librarme:
Mas porque temo no venga a passarme
de un llanto en otro, y d'una en otra guerra
del passo más acá que aún se me cierra
medio a arrojar me voy, medio a quedarme.
Ya tiempo era que aquella dura cuerda
soltado huviera en mí su tiro fuerte,
qu'en sangre agena siempre anda bañado:
Yo lo pedí al Amor, y aun a la muerte
de que ando de contino señalado:
mas ella de llamarme no se acuerda.
XXXVII
Es tan débil el hilo, a que se atiene
mi trabajosa vida
que sino es socorrida,
su curso al fin será presto llegado:
porque después de la cruel partida
que de quien me sostiene
hize, sola detie
una esperança que no haya acabado
diziendo: aunque apartado
seas de lo querido,
no pierdas el sentido:
qué sabes si verás con mejoría
el tiempo en algún día?
o si se cobra el bien que se ha perdido?
ansí passando voy lo que padezco
con esperar, y en ello m'envejezco.
Passa el tiempo, y las horas van midiendo
con tal priessa el camino,
que a mí me falta tino
para pensar quan cerca mi muerte anda,
que apenas en Oriente un matutino
rayo va paresciendo,
que no le vean hiriendo
luego en el monte oppuesto a la otra vanda.
Y es tan larga la tanda
de los pesados males
que passan los mortales,
que quando me hallo de aquel lindo viso
por tal trecho diviso,
viendo al desseo ser tan desiguales
las alas, pierdo mi consuelo usado
ni sé si estaré mucho en tal estado:
Entristésceme todo, ado no veo
los dos ojos suaves
que allá tienen las llaves
desta alma, como Amor lo ha pretendido,
y porque mis destierros sean más graves,
si duermo, o velo, o leo,
allí tengo el desseo,
y sin ellos no me ha cosa plazido,
ay dónde estoy metido!
quánta mar! quántas cumbres!
asconden las dos lumbres
que asserenavan las tinieblas mías
muy más que claros días!
porque más me consuman pesadumbres,
que quanto era mi vida antes gozosa,
tanto es la presente áspera y penosa.
Triste si tratar desto más refresca
el ardiente desseo
que dende entonces veo
que atrás de mí dexé lo que excedía,
y si olvido a Amor mata, e yo lo creo
cómo me voy tras yesca
con que mi dolor cresca?
como un mármol callar más me valdría:
que Cristal no podría
mostrar de tal manera
lo oculto por defuera,
como esta mi alma muestra los cuidados
tan al bivo sacados
y la dulçura del coraçón fiera
por los ojos, que vagos del lamento
me buscan día y noche algún contento.
Suele entre los mortales muy de presto
un nuevo gusto hallarse,
que sólo quiere hartarse
de amar lo que da penas a manojos,
yo soy quien suelo dello más cevarse,
y doy bien muestra desto
siendo tan manifiesto
que nunca sin llorar están mis ojos:
y porque mis antojos
(si tengo de creellos)
son ver dos ojos bellos,
que no hay cosa que ansí me toque adentro
allí recorro y entro,
porque'el dolor se augmente más con ellos,
y sean coraçón y ojos punidos,
pues fueron en amar tan atrevidos.
El cabello que al Sol hazer podría
de mucha embidia lleno,
y aquel mirar sereno
ado el Amor sus tiros ha templado
que ante tiempo me privan del ameno
regalo, cortesía
que a toda otra excedía,
lo que antes por merced m'era otorgado:
mas ay que es ya quitado,
y cierto que suffriera
otra offensa qualquiera
mejor, que no perder aquel derecho
qu'encaminar mi pecho
solía a la virtud pura y sincera,
tal que negocio oír de oy más no espero,
que no me sea muy triste y lastimero.
Y por poder llorar con más contento,
los braços soberanos,
y aquel marfil de manos,
y los actos de que usa tan a punto,
y los dulces desdenes más que humanos
y el pecho casto esento
torre d'entendimiento
me quitan estas sierras todo junto,
ay que antes de difunto
no sé si podré verla,
que temo de perderla,
según que va dudosa mi esperança,
ni tengo confiança
de en mi vida poder enternescerla,
en quien honestidad y cortesía
alvergan donde alverga el alma mía.
Canción mía si imaginas
en viendo a mi señora
do suele, que a la hora
ella te haya de dar su linda mano
(de que estoy bien lexano)
no presumas tocarla, antes la adora,
y dile. Que allá voy del todo expresso,
espíritu, o vestido en carne y huesso.
XXXVIII
Señor Orso, ni estanque, o río ha sido
ni mar, que de aguas gran padre se nombra,
ni de árbol, o de muro, o cerro sombra
ni nuve que de arriba aya caído,
Ni desastre sin tiempo acaescido
(qualquier que más la vista humana assombra)
son causa de quexarme: de la sombra
de un blanco velo viene mi gemido:
Y de un inclinar de ojos algo altivo
que todo mi contento desbarata,
y ante tiempo será mi sepultura.
Y de una blanca mano es otro esquivo
tormento, que también ésta me mata.
bolviéndose a mis ojos peña dura,
XXXIX
Temo ansí d'essos ojos el assalto
donde Amor con mi muerte se aposenta,
que huyo como niño a que ahuyenta
la vara, ansí no es éste el primer salto.
De oy más algún lugar no havrá tan alto,
por más que la subida áspera sienta,
que dexe de huir con planta esenta
por del yelo escapar de que me esmalto.
Ansí que si he tardado en visitaros
por no acercarme a quien me ansí destruye
yerro parece indigno de algún ceño:
Más digo que bolver allí do se huye,
y el coraçón sin miedo presentaros,
indicio es de mi fe no muy pequeño.
XL
Si de muerte, o de Amor no es impedido
lo que de nuevo agora estoy traçando,
y me voy deste ñudo desatando
en quanto en esta tela voy metido.
Haréla por ventura en tan subido
estilo, mil sentencias encaxando
(aunque me vaya en ello desmandando)
que hasta en Roma se sienta su tronido.
Mas fáltame del hilo que ha sobrado
a ti dilecto padre Augustino
al urdir de tus telas soberanas:
Como encogido assí te me has mostrado?
abre tus manos ya como benigno
y ver podrás salir cosas galanas.
XLI
Quando del sitio suyo se remueve
el árbol que amó Phebo en cuerpo humano,
sospira y suda al martillar Vulcano
por dar temple a los rayos como deve:
Y Júpiter con ellos truena y llueve
sin más darse por César que por Jano,
la tierra llora, el sol anda lexano
viendo que Daphne de otras aguas beve.
Toma Saturno entonces fuerça y Marte,
Planetas crudos, y el Orión armado,
xarcias rompiendo va por toda parte,
Y a Juno y a Neptuno Eolo airado
sentirles haze en como ya se parte
el rostro de los cielos esperado.
XLII
Mas después que aquel rostro soberano
no asconde a nuestra vista sus bellezas,
en vano muestra el viejo sus bravezas
antiquíssimo herrero Siciliano:
Que a Júpiter ya falta de la mano
el rayo en Mongibel con mil durezas
templado, y aun la hermana en las lindezas
de Apolo se renueva mano a mano.
Y se ha un Favonio dulce levantado
que a nautas poco expertos assegura,
y todo prado buelve más florido.
Ya qualquier mal planeta es aventado
del raro rostro estremo de natura,
por quien lágrimas tantas he vertido.
XLIII
El hijo de Latona havía ya dado
nueve bueltas al cerco soberano
buscando la por quien ambos en vano
havemos mil sospiros derramado.
Y después que no supo de cansado
donde alvergar ni cerca ni lexano,
mostróse como el que anda medio insano
por no poder hallar lo desseado.
Estando triste pues, y de aquest'arte
bolver no viendo el rostro que alabado
en mil cartas será, si antes no muero:
Tanto fue de piedad desconcertado,
qu'en lágrimas se vio bañado en parte,
aunque el aire quedó como primero.
XLIV
El que a Thessalia con tan presta mano
hizo en sangre civil quasi anegada,
lloró después en siéndole mostrada
la cabeça del yerno gran Romano:
Y el que la muerte dio a aquel profano
gran filisteo lloró la desastrada
del hijo, y la del rey tan señalada
de que oy Gelboe se siente en alto y llano.
Mas vos a quien piedad color no muda,
qu'el reparo traéis aparejado
contra el arco de Amor qu'en vano os tira:
Aunque me veis morir de muerte cruda
no veo que aya lágrima baxado
dessos ojos, sino es sólo por ira.
XLV
El adversario mío en que soléis
mirar los ojos que honra son del Cielo,
de que os enamoréis me da recelo
de las no sus bellezas qu'en él veis:
Por su consejo señora me havéis
echado de mi alvergue y dulce suelo,
qu'es mísero destierro, aunque a pospelo
venga a quererme hallar do vos estéis
Mas ya que allí me hallava tan clavado,
no deviera el espejo ansí en mi daño
contentaros, que es ensoberveceros:
Mirad que aquésto va (si no m'engaño)
al caso de Narcisso enderesçado,
mas yerva no ay que pueda meresceros.
XLVI
Lo blanco qu'en vos hay con el rosado,
que de invierno en las flores s'entorpesce,
de púas venenosas se guarnesce
agora más, y me ha todo enclavado:
Mi curso ansí será triste y menguado,
que si el dolor es grande no envejesce,
mas ay que un espejo es el que m'empesce,
que de os mirar en él le havéis cansado.
Él ha puesto silencio (según creo)
a Amor , que interceder por mí solía
viendo parar en vos vuestro desseo:
Aunque esto proceder también podría
de ser templado en aguas de Letheo,
de donde començó la muerte mía.
XLVII
Sentí venir a menos en mi seno
los spíritus a quien vos dais la vida,
y como es natural buscar guarida
contra la muerte al animal terreno.
Doy larga a mi desseo lo qu'es bueno
por la vía que quasi iva perdida
porque de allí contino me combida,
mas yo contra el querer suyo le enfreno.
Forçóme al cabo vergonçoso y tardo
que diesse buelta a ver esse Sol nuestro,
a quien de ser pesado bien me guardo:
Que pueda algo bivir agora creo,
tanto en mí puede un solo mirar vuestro
mas moriré si no siguo al desseo.
XLVIII
Si el fuego con más fuego no se muere,
ni río con gran lluvia se ha secado,
antes un símil de otro es augmentado,
y aun un contrario de otro fuerça adquiere:
Cómo el amor haviendo quando quiere
un'alma de dos cuerpos ayuntado,
haze que aquel querer demasiado
venga en fuerça a ser menos que requiere?
Es como el Nilo que del gran sonido
a los circunvezinos ensordesce,
o como el Sol con quien fixo le mira:
Ansí si el dessear no va medido
gran parte del vigor propio retira,
y mucho espolear más l'entorpesce.
XLIX
Ingrata lengua, por lo que he mirado
por ti, qu'en menoscabo no cayesses,
creyendo que otra tal paga me diesses,
con ira y con vergüença me has dexado:
Que quando pensé ser aprovechado
de ti, qué fría entonces te bolviesses!
y que lo que dezías profiriesses
como el que de gran sueño ha despertado!
Vos lágrimas continuas que olvidarme
jamás sabéis, al tiempo que os havía
más menester, venistes a dexarme!
Sospiros también vos que a gran porfía,
salís, allí faltastes por matarme!
sólo el rostro mi pecho descubría!.
L
En la sazón qu'el raudo Cielo inclina
hazia Occidente, y que'el día nuestro buela,
a gente que le está quiçá esperando
cansada ya de andar la vejezuela,
que lexos de su patria peregrina,
va los menudos passos acortando,
después al fin llegando
de su larga jornada
es quasi consolada
con el breve reposo de aquel día,
y olvida la fatiga que traía:
mas ay que aquel dolor qu'el día me trae
viene con más porfía
quando de nuestro Cielo el Sol descae.
Sus ruedas quando el Sol buelve doradas
por no impedir la noche que descuelga
de los más altos montes, y a la sombra
el cavador sus luzias armas cuelga
y con canciones a su modo usadas
de pena el lasso pecho se descombra,
después la mesa assombra
con sus pobres comidas
como aquellas huidas
bellotas, a qu'el mundo tanto honora:
mas quien quiera se alegre en muy buen hora,
que yo no digo alegre, mas quieta
no vi jamás un'hora
por volución de Cielo, o de Planeta.
Quando el Pastor los rayos refulgentes
del Sol ve caminar a su posada,
y ve que se escurece el Oriente
en pie puesto, en la mano su cayada
dexando atrás los pastos y las fuentes,
su rebañuelo lleva blandamente
y lexos de la gente
en cueva, o en cabaña
sobre hoja, paja, o caña
se aconcha, sin tener otro cuidado,
el crudo amor entonces desvelado
tras la fiera m'haze ir que me destruye
y trae atropellado
sin curar della, que se asconde y huye.
Los galeotes quando el Sol se baña
y dentro de la mar su luz asconde,
reposan en su ropa alquitranada,
e yo por más qu'el mismo Sol s'ahonde
y tras de las espaldas dexe a España,
las columnas, Marruecos, y Granada,
y la gente cansada,
y essotros animales
descansen de sus males,
no pongo fin a mi trabajo estraño
y duélome que siempre cresce el daño:
que desde que esta tela he començado
ya corre el décimo año,
ni sé quando seré della librado.
Y porque en el hablar algo sossiego:
los bueyes en la tarde del arado
buelven a descansar la noche fría:
yo del yugo jamás soy aliviado,
en mí nunca se acaba el bivo fuego,
mis ojos no descansan noche, o día.
Ay triste que quería
quando fixos primero
os tuve en aquel fiero
y dulce rostro, por ponelle en parte
de donde ni por fuerça ni por arte
saldrá, fasta que presa buelto sea
a quien todo lo parte,
ni sé bien lo que en esto della crea.
Canción si estar conmigo
desde l'alva a la tarde,
te ha hecho de mi alarde
en todo cabo no querrás mostrarte:
ni por loores deves congoxarte,
que assaz ay que pensar de cerro en hoya
de cómo el fuego me arde
de aquesta biva piedra que me apoya.
LI
Muy poco huvo de a mis ojos llegarse
la lumbre que los priva de sentido,
que bien como Thessalia antes la vido,
ansí estuvo mi forma por mudarse:
Y aunque no pudo en ella transformarse,
ya más de lo que está del concebido
temor, estar en peña convertido
pudiera fácilmente imaginarse.
Mas si piedra he de ser, de mármol sea,
o diáspero me buelva, o diamante,
que del avaro vulgo es tan tenido.
Porque algún tiempo al menos yo me vea
de pena libre y buelto como Atlante
después que de Medusa el rostro vido.
LII
A su amante no plugo ansí Diana
quando sin tal pensar la vio desnuda,
que se estava bañando en la fontana,
como a mí plugo una zagala cruda
y çahareña, que lavava el velo
que cubre aquel cabello que me añuda,
tal que me hizo quando ardía el Cielo
todo temblar de un amoroso yelo.
LIII
Espíritu que aquellos miembros riges,
ado peregrinando aposentado
es un señor famoso y muy prudente,
pues al sublime sceptro eres llegado,
con que a Roma de errores mil corriges
bolviéndola a lo que era antiguamente:
a ti digo en quien toda la excelente
virtud (ya muerta al mundo) se aposenta,
que nadie del mal veo que se abstenga
yo no entiendo qué'spera, o qué detenga
a Italia, que paresce el mal no sienta
de lerda y soñolienta.
ni menos ay quien despertalla quiera,
o quién de los cabellos la tuviera.
No espero que jamás del pigro sueño
se mueva, aunque la llamen con imperio,
tan gravemente está dél oprimida:
mas a tus braços no sin gran misterio
que puedes sacudilla del belheño,
nuestra cabeça Roma es cometida:
en el cabello ya pon atrevida-
mente las manos, no aya aquí turbarte,
de suerte que salir pueda del lodo:
yo que lloro su mal el día todo
de mi esperança en ti he la mayor parte,
que si el pueblo de Marte
al propio honor la frente agora alçasse,
quién dubda que a ti esto no tocasse?
Los muros qu'aún el mundo teme y ama,
y tiembla en sólo dellos acordarse,
y del passado tiempo que atrás buelve
las piedras demandaron encerrarse
aquellos que ternán perpetua fama
mientras la redondez no se dissuelve,
y todo quanto una ruina enbuelve,
aún por ti han de emendar todo su vicio
o Scipiones dos, o Bruto fido,
cómo os alegraréis haviendo oído
quan acommodado es vuestro officio
y creo que Fabricio
recibe en lo saber grande alegría,
y dize: Otra has de ser aún Roma mía.
Y si de lo de acá en'el cielo hay cura,
las almas que allá tienen su bivienda
cuyos cuerpos encierra acá la tierra,
te ruegan por el fin desta contienda
pues la gente por ella no es segura,
y el camino a los templos quasi cierra,
que frequentar solían, y la guerra
los haze como cuevas de ladrones,
privando de la entrada a sólo el bueno
y aun entre los altares muy sin freno
s'encienden en crueldad los coraçones:
qué variedad de sones!
que sin campana no comiença assalto
y para a Dios loar fue puesta en alto.
Los tiernos niños vulgo descuidado
las matronas, los viejos ya cansados,
que no quisieran ver tan larga vida,
el sacerdocio, y los demás estados,
en fin el pueblo afflicto y trabajado,
todos claman a Dios por la guarida
y la pobreta gente perseguida
te está sus muchas llagas demonstrando.
lo que al mismo Anibal commovería,
si miras la ciudad sagrada y pía,
como arde, con ir della algo apagando,
irías assentando
las voluntades que andan inflammadas,
y serían tus hazañas celebradas.
Ossos, Lobos, Leones, y otras fieras
son contra una marmórea gran columna
y con ella a sí mismos hazen daño,
a ti se quexa destos nuestra alumna
pidiéndote que arranques muy de veras
las plantas que mal causan tan estraño,
passado es ya más qu'el milésimo año
desde que falta en ella quien le quadre,
y la enderesce a ser lo que antes era,
ay gente nueva sin medida y fiera
irriverente a tan honrada madre,
tú su marido y padre,
de ti el socorro todo aquí se atiende,
qu'el gran padre allá en su rebaño entiende.
Pocas vezes se ve que a un'alta empresa
injuriosa fortuna no contraste,
que con los altos hechos no concuerda,
limpiando agora el passo por do entraste
nos muestra firme más esta su mesa,
que al menos de sí misma aquí discuerda
pues que desde qu'el mundo se recuerda
a ningún hombre se ha mostrado vía
de por fama poder ser tan eterno
que enderesçar podrás (si bien discierno)
una tan alta y noble monarchía,
que gloria te sería
ver que otros la ayudaron quando fuerte
y qu'en vejez la libras tú de muerte!
Canción allá verás un cavallero
sobr'el Tarpeyo, a quien Italia honora
mas de otri que de su bien cuidadoso:
dile que uno que está muy desseoso
de verle, cuya fama le enamora,
dize que desde agora
con ojos de dolor Roma bañados
le recomienda sus siete collados.
LIV
Con no sé qué de amor mal devisado
que vi, movió mi pecho una palmera,
que atrás a las nascidas ha dexado:
e yendo yo por unos prados verdes
tras ella, oí en boz muy lastimera
ay pobre de ti, quántos passos pierdes.
yo luego me acogí muy presuroso
a la sombra de una haya, de ado vía
quanto era mi camino peligroso
ansí di atrás la buelta a medio día.
LV
El fuego que pensé ser apagado
del frío, y de la edad ya menos fresca
martirio y llama en l'alma me refresca.
No se apagó del todo a lo que entiendo.
que devió con ceniza estar cubierto:
del nuevo error ansí voy más temiendo
por lo que salir veo al descubierto
destas mis dos canales, triste puerto
del coraçón que es buelto pura yesca
muestra de quanto más mi fuego cresca
A quál Etna no huvieran apagado
las aguas que de mí van distilando?
Amor quiere (aunque tarde lo he mirado)
irme entre dos contrarios destemplando,
o tan sutiles lazos irme armando
que quando espere que mi mal fenesca,
el coraçón entonces más padesca.
LVI
Si el gran desseo no me ha divertido
y engañado, las horas recorriendo
el punto mientras hablo va huyendo,
que por merced me fue ya prometido.
Qué sombra la semilla ha consumido,
que tan cercana al fruto iva sintiendo?
qué fiera en mi ganado anda rugiendo?
quién entre espiga y mano se ha metido?
Ay triste no lo sé, más muy bien viene,
que porque más dolor mi vida sienta
Amor en esperança tal me ha puesto.
Aunque de lo leído entiendo y desto
que antes de haver el hombre dado cuenta,
dezirle acá beato no conviene.
LVII
Mi desseo va siempre en grande augmento,
y mi ventura es llena de pereza,
aunque al irse es un Tigre en ligereza,
ansí el esperar m'es grave tormento.
El Sol saldrá de Ocaso, el crescimiento
olvidará la Luna y la presteza,
la nieve trocará naturaleza,
y el sitio mudará todo elemento,
Antes que en esto vea alguna cura,
o mi señora el duro estilo mude
con que tan grande tuerto me desmalla.
Y si hay dulce, tras tanto amargo acude,
qu'el gusto pierde toda su natura,
nunca otra gracia a mí m'encuentra, o halla.
LVIII
La mexilla cansada reclinando
sobre uno destos vaya señor charo,
y de oy más de vos mismo sed avaro
para con quien tan mal nos va tratando.
De la siniestra el otro irá cerrando
a sus medios la entrada, con reparo,
mostrándoos como siempre en esto claro,
que a larga vía el tiempo va faltando:
Beved con el tercero del brevaje
que'l coraçón dexar suele purgado,
qu'es dulce al cabo, aunque al principio amarga.
A mí poned donde el plazer descarga,
tal que no tema a Lethe, o su passaje,
si en lo pedir no soy demasiado.
LIX
Aunque lo que me truxo a amar primero
sienta a tuerto quitarme
de mi firme querer no he de mudarme:
Que amor entre el cabello de oro fino,
un lazo havía escondido,
y un rayo de aquel yelo cristalino
flechó, que me ha rendido,
con un esplendor tan presto y tan subido,
que en dél sólo acordarme,
de todo otro querer puede privarme.
Mas ay que de los ojos y cabellos
quitado me han la vista,
ni se crea de mí que por no vellos,
renuncie a la conquista:
y pues de un buen morir honor se aquista,
en ello he de affirmarme,
ni de tal ñudo quiero desatarme.
LX
En quanto no se m'huvo desdeñado
el árbol que tan gran tiempo he seguido,
mostrávase mi ingenio florescido
a su sombra, y mi affán era doblado:
Mas luego que de pío, despiadado
Se me bolvió, el engaño conoscido,
mi pensamiento a tal trance ha venido,
que sólo trata de su triste estado.
Qué otro puede dezir el que sospira,
si d'esperança mi rima le arrea,
y al cabo por crueldad deste la pierde?
Ni poeta le coja, ni se vea
de Iúpiter tenido, y venga en ira
al Sol, de suerte que se seque en verde.
LXI
Benditos sean el día, el mes, y el año,
y la estación, y tiempo, y hora, y punto,
y la tierra, y lugar do me vi junto
a los ojos raíz de bien tamaño.
Y sea bendito el dulce affán estraño,
que con amor me ha hecho tan conjunto,
y el arco por quien quasi soy diffunto,
y las xaras qu'en mí causan tal daño:
Benditas sean las bozes que llamando
de mi señora el dulce nombre he dado,
las lágrimas, sospiros, y el desseo:
Y sea bendito quanto voy cantando,
de que fama le adquiero, y el cuidado
que en ella sola de contino empleo.
LXII
Padre eternal tras mis perdidos días,
y en vanidad mis noches consumidas,
con el fiero desseo de que asidas
estas entrañas van, y a ti muy frías.
Suplícote me buelvas a las vías
que a tu morada son más dirigidas,
tal qu'en vano se entienda ser tendidas
las redes del demonio y sus porfías.
Onze años mi buen Dios son ya passados
desde que al yugo duro sometidos
traigo estos hombros, y siempre es más fiero.
Miserere de affanes tan pesados,
buelve a mejor camino mis sentidos,
acuérdales pendiste oy del madero.
LXIII
Bolviendo el rostro a mi color perdida,
qu'es de muerte un recuerdo a toda gente,
me regalastes tan piadosamente,
que a mi coraçón distes ser y vida:
La que yo bivo cierto merced rara
fue d'essa boz angélica suave,
y de essos ojos don bien manifiesto:
Dellos conosco el ser en qu'estoy puesto,
que como el potro lerdo con la vara,
Ansí abiva con ellos mi alma grave.
Vos señora tenéis siempre la llave
de mi pecho, y soy dello muy contento,
presto de navegar a todo viento,
que toda cosa vuestra a amor combida.
LXIV
Si tú pudiesses por bolver el gesto,
o por baxar los ojos, o la frente
o por ser en huir más diligente,
mi ruego no admitiendo tan honesto:
O por otra invención salir más presto
del pecho donde amor profundamente
plantó del verde lauro la simiente,
diría qu'es razón valerte desto:
Que bien veo que planta floresciente
no conviene con áridos terrenos
y justamente ansí dellos se parte:
Mas pues que tu destino no consiente
qu'en otra parte estés, procura al menos
de no estar siempre en odiosa parte.
LXV
Ay triste cómo fui mal recatado
al tiempo que amor vino por flecharme
que passo a passo veo derrocarme,
y el queda en lo mejor encastillado.
Yo cierto no creí verme menguado
de aquello que solía assegurarme,
mas ello mismo al fin vino a mostrarme,
que ansí succede al inconsiderado.
Qualquier defensa ya de oy más es tarda
sino es solo mirar, si mucho, o poco
amor se inclina, o ver si admite ruego:
Yo no pido (que fuera pedir loco)
que con medida mi coraçón arda,
sino que ésta su parte aya del fuego.
LXVI
El aire gruesso, y la importuna niebla
oppressa en derredor de bravos vientos
conviene que se buelva presto en lluvia:
y de cristal son ya quasi los ríos,
y en cambio de mil yervas por los valles
no vemos otra cosa sino es yelo.
Yo en el coraçón, frío más que el yelo,
de pensamientos traigo una tal niebla,
qual se levanta a ratos destos valles,
que no dexan entrar de amor los vientos,
por rodeados ser de grandes ríos,
quando del Cielo baxa grande lluvia,
Suele breve passar toda gran lluvia
y al calor se deshaze nieve e yelo,
de que se ensobervecen más los ríos:
nunca al cielo encubrió tan gruessa niebla,
que salteada del furor de vientos
no huyesse de cerros y de valles.
No me aprovecha florecer de valles,
que lloro quando escampa, y quando ay lluvia,
y con elados, y con blandos vientos,
qu'entonces ver podré Laura sin yelo,
y dentro y fuera sin la usada niebla,
quando vieren secarse mar y ríos.
En quanto al mar tributarán los ríos,
y fieras amarán umbrosos valles
ante sus ojos se verá la niebla
que en los míos despierta tan gran lluvia,
que en aquel pecho un duro y crudo yelo,
y deste mío saca tantos vientos.
Bien devo perdonar a todos vientos,
por uno qu'entremedias de dos ríos
entre un verde me tuvo y dulce yelo,
tal que después pinté por muchos valles
su sombra, sin curar de sol, ni lluvia,
ni de sonido de deshecha niebla.
Mas no huyó jamás niebla por vientos,
como aquel día, ni ríos por lluvia,
ni yelo quando el sol abre los valles.
LXVII
En la ribera izquierda del Thirreno,
en donde con gran furia el agua suena,
sin tal pensar hallé la planta amena,
de quien ya tengo un gran quaderno lleno:
Y como hervía amor dentro en mi seno,
llevóme allá por mitigar mi pena,
y en un río que asconde mucha avena
di, do quasi quedé de vida ageno.
Entre los bosques solo allí me viendo
vergüença de mí tuve, que la espuela
siente un coraçón noble donde quiera:
De los ojos mudarse me consuela
el estilo a los pies si dello atiendo
ver más cortés alguna primavera.
LXVIII
La vista de la sacra tierra vuestra
me da pena sintiendo lo passado,
y a bozes dize. Pobre vas errado
y la senda del cielo me demuestra:
Mas otro pensamiento a la siniestra
sale y dize, a dó vas triste cuitado?
no ves cómo es el tiempo ya llegado
de dar la buelta a ver la Ninfa nuestra?
Yo viendo sus razones, a la hora
pasmado quedo sin entrar en buelta,
como el que nueva siente que le açora:
torna el primero, y estotro da la buelta,
no sé qual vencerá, más hast'agora,
han combatido y no sola una buelta.
LXIX
Amor yo bien tenía antes sabido
que contra ti consejo no valía
con tal falsas promessas cada día
tantos subtiles lazos me has tendido.
Mas un espanto nuevo me ha tenido
quasi a punto de dar en frenesía,
al tiempo que seguro iva mi vía
por entre Lelba y Giglio en mar metido.
De ti me iva alexando disfraçado,
fiando de agua y viento mi camino,
y sin saber el cómo ni por dónde
Me hallé de tus ministros rodeado,
mas fue por me mostrar que a su destino
no acierta el que contrasta, o que se asconde.
LXX
Ay triste que no hallo en todo el suelo
dó buelva la esperança tan burlada,
que si con más piedad no es escuchada
qué sirve tantas quexas dar al cielo?
mas si antes de dexar aqueste velo,
son de acabarse dinas
estas bozes mezquinas
no tenga amor a mal, sino a buen zelo,
que diga entre las yervas y las flores:
ya justo es que algo cante yo de amores
Bien es razón que alguna buelta cante,
pues he tan grande tiempo sospirado:
mas nunca havré con tal son començado,
que con risa al dolor algo quebrante,
si fuesse mi canción tan elegante,
que diesse algún contento
a quien me da tormento,
sería más felice que otro amante,
y más si canto aquella no mintiendo:
Dama me ruega, ansí dezirlo entiendo:
Ay vagos pensamientos que llevado
me havéis de passo en passo a tanta alteza,
bien veis de mi señora la dureza,
y el pecho de diamante no labrado,
que tan baxo mirar no se ha dignado,
que de mi desconsuelo
se cure, ni aun el cielo
lo quiere, aunque más quexas le haya dado:
que como dentro en el pecho me exáspero,
ansí en mi hablar también quiero ser áspero.
Qué digo? o dónde estoy o quién m'engaña?
yo mismo a mí me daño, y mi desseo,
que aunque el cielo rebuelvo y lo rodeo,
ningún planeta siento que me daña:
si a mi vista el mortal velo enmaraña,
qué deven las estrellas
ni otras mil cosas bellas?
conmigo está quien contra mí s'ensaña,
de su plazer después que m?hizo grave
la dulce vista y el mirar suave.
Las cosas de qu'el mundo es adornado,
salieron buenas del maestro eterno:
mas yo que tan adentro no discierno,
de una luz clara quedo deslumbrado,
y si la buelta al claro Sol he dado,
y verle no he podido
ella la causa ha sido,
que me cegó con sólo haver mirado
aquella hermosura tan entera,
al tiempo de mi dulce edad primera.
LXXI
Porque la vida es breve
y al ingenio la empresa no es medida,
ni dél ni della mucho me confío,
aunque espero entendida
será mi pena allí, donde ser deve,
que bien sé llega allá el sospiro mío,
ojos nido de amor tan dulce y pío
a vos la buelta da mi débil rima,
aunqu'el grande plazer la fortifica,
qu'el que de vos platica,
en el subjecto tiene una gran cima,
y en alas amorosas
levantado, el estilo le sublima,
ansí con ella vengo a dezir cosas
qu'en mi coraçón traigo assaz diosas,
No penséis que no siento
quanto os injurio, si a loaros vengo:
mas contrastar no puedo al gran desseo,
que desde entonces tengo,
que vi lo que no cabe en pensamiento,
y quererlo contar es devaneo:
principio de mi dulce estado creo
que nadie sino sola vos m'entiende,
vuestros rayos me buelven puro yelo
con el desdén, y el velo
de mi baxeza es quien quiçá me offende:
o si esta mi creencia
el ardor no templasse que m'enciende,
mi muerte sería dulce en su presencia,
y más la quiero que vida en ausencia.
Que yo no me deshaga
tan flaco objecto a fuego tan potente
no es del valor que de mí mismo tenga:
mas del temor urgente
que en las venas la sangre yela vaga,
al pecho esfuerça, a fin que más sostenga.
O raudos ríos (si ay quien os detenga)
o selvas testimonio de mi vida,
qué vezes ante vos llamé la muerte!
ay dolorosa suerte
mata el quedar, y no aprovecha huida
aunque si por ventura
otro temor no huviera, ya salida
más breve diera a tanta desventura,
mas la culpa es de quien dello no cura.
Dolor por qué me inclinas
a dezir lo que no quiero, y lo dexo?
permite vaya do el plazer me lleva.
de vos ya no me quexo
ojos, que sois dos lumbres peregrinas,
ni del que contra mí su fuerça prueva:
bien veis como en colores mil renueva
mi cara amor, sin orden a su grado
y ansí podréis pensar lo de allá dentro,
de noche y dia le encuentro
con el poder qu'en vos tiene ayuntado,
lumbres que todo veis
(salvo qu'el veros solo os han quitado)
los ratos que esta gracia a mí bolvéis,
bien entiendo entendéis lo que podéis.
Si a vos fuesse tan nota
la belleza increíble y sublimada
de que yo trato, como a quien la mira
en éxtasi arrobada
seria mi alma en ver que no es remota
desse don natural que os abre y gira:
felice l'alma que por vos sospira
celestes lumbres, por quien solo quiero
la vida, que sin vos nada me es charo:
dezid por qué tan raro
me dais aquello por que veis me muero?
y por qué tiernamente
mi estrago no miráis tan lastimero?
por qué me despojáis tan de repente,
del bien qu'el alma mía en veros siente?
Digo que entonces junto
por merced vuestra dentro en mi alma siento
un no sé qué suave no pensado,
el qual todo tormento
y congoxas destierra en aquel punto
de mi pecho, do solo se ha quedado,
y a su respecto es el bivir pesado,
que si este bien durasse tanto, o quanto,
ningún estado al mío igualaría,
y en otros causaría
embidia, en mí sobervia un honor tanto:
mas es fuerça que asido
tras de la risa venga el triste llanto,
interrumpiendo el spíritu encendido,
rebuelva sobre mí todo el sentido.
Lo dulce y amoroso
que dentro en vos alverga tal se muestra
que de mí alexa toda otra alegría,
y ansí en obrar me adiestra,
qu'espero inmortal verme, y muy gozoso
por más que muera aquesta carne mía:
viniendo vos las ansias van su vía,
y buelven en os yendo en continente:
mas porque la memoria enamorada,
les impide la entrada
a los estremos se asen fuertemente,
ansí si algo de bueno
de mí nasce, de vos es la simiente,
que yo soy un sequísimo terreno
que cultiváis, y vos le hazéis ameno.
Canción mía cree que mucho más me inflamas,
que diga lo que tras sí me despierta,
ansí de no ser sola irás bien cierta.
LXXII
Señora mía yo veo
en vuestro mover de ojos una lumbre
tan dulce, que hazia el cielo m'encamina,
y por larga costumbre
allá do con amor todo me empleo,
al coraçón notablemente atina,
ella es la que al obrar bueno me inclina,
llevándome por vías peregrinas,
ella del vulgo vil, me deshermana:
ni jamás lengua humana
podrá contar lo que essas dos divinas
lumbres, hazen que sienta
quando el tiempo derrama las neblinas,
o quando yerva y flores nos presenta,
como al principio de mi dulce affrenta.
Yo pido si allá suso,
de donde el movedor de las estrellas
de su labor mostrar quiso en la tierra,
las obras son tan bellas,
se abra la cárcel donde estoy incluso,
pues el camino a tal vida me cierra
mas después buelvo a mi continua guerra,
gracias dando a natura, o suerte mía
que a tal bien me has tenido reservado,
y a la que a tanto grado
d'esperança me alçó, que yo bivía,
a mí penoso y grave:
y luego me alenté desde aquel día
de un pensamiento hinchiendo alto y suave
el pecho, de que vos tenéis la llave.
Estado tan gozoso
nunca dieron amor ni la fortuna
a los que más favores han partido,
que igual sea con una
buelta de ojos, de donde es mi reposo
como árbol que ha de su raíz nascido
angélicas centellas, que infundido
havéis tal lumbre en mí que ella m'enciende
y con dulçura mi ser disminuye
como vemos destruye
la vuestra a toda luz, si allí se tiende,
ansí deste mi pecho
quando vuestra dulçura en él desciende,
todo otro pensamiento va deshecho,
y vos y amor quedáis con gran derecho.
Quanta dulçura en franco
pecho, de mil amantes vemos suelta,
en un lugar unida, es como nada
con una sola buelta
que dais quando bolvéis el negro y blanco
dessos ojos (de amor digna morada)
yo creo que a mi fuerte hora menguada,
estava y aun a mi fortuna aviessa
este remedio dado desd'el cielo.
mas tuerto me haze el velo
y la mano que siempre se atraviessa
entre el deleite ameno
y los ojos, de dónde a gran priessa
sale el desseo a desfogar mi seno
mostrando en sus mudanças quanto peno.
Porque entiendo y me pena
qu'el dote natural no me ha valido,
ni me haze digno de un mirar gallardo,
tal ser he pretendido
qual a tanta esperança más consuena,
y al fuego do del todo por vos ardo
si al bien ligero, a lo contrario tardo
despreciador del mundo y de lo que ama
por mi solicitud pudo mostrarme
quiçá podría ayudarme
en el juizio vuestro, una tal fama
qu'el fin de mis cuidados
(que de otra parte el coraçón no llama)
procede dessos ojos agraciados,
consuelo de corteses namorados.
Canción aí va delante una tu hermana
y siento otra llegar a la posada,
ansí la pluma tengo aparejada.
LXXIII
Pues que por mi destino
siempre este mi desseo me haze fuerça,
que dígalo por qué sospiro tanto:
amor que a tal me fuerça
me sea guía, y muéstreme el camino,
y mi desseo acuerde con el canto:
mas no que al coraçón destiemple tanto
con sobra de dulçura, como suelo,
viendo lo que otro alguno nunca vido:
que voy siempre encendido,
ni por mi ingenio de que más recelo
(como a vezes succede)
hallo en mi pecho el fuego falto un pelo:
mas mis palabras hazen quasi adrede
que como nieve al Sol deshecho quede.
Al començar creía
que pudiera encontrar para el desseo
con tregua, o con reposo alguno breve:
esta esperança (creo)
fue causa de dezir lo que sentía,
y al tiempo se retira que no deve,
mas conviene que yo mis fuerças prueve,
continuando la empresa començada,
(tanto puede el querer que me despierta)
y la razón va muerta,
y aun del todo la rienda es ya quebrada,
haga amor que yo diga,
de suerte qu'en llegando a ser tocada
la oreja de la mi dulce enemiga,
la buelva de piedad siquiera amiga.
Si el siglo passado
quando el honor en más era tenido,
muchos con una industria diligente,
el mundo han inquirido,
y mil tierras y mares rodeado
sólo por un contento algo aparente:
pues que Dios y natura largamente
tanta virtud pusieron a porfía
en las lumbres que engendran mis consuelos,
destos dos arroyuelos
passar no me conviene, ni querría:
aquí siempre recorro,
como a fuente caudal de mi alegría,
y aun quando a muerte desseando corro
con solamente verlos me socorro.
Como en grande tormenta
el cansado piloto alça la frente
a las lumbres del Polo a nos superno:
ansí a mí en continente
quando el rigor de amor más me atormenta,
son essos vuestros ojos el govierno:
mas ay que mucho más me muestra el tierno
amor de aquí y de allí, por su linda arte,
que lo que ellos me otorgan de su gana,
y mi flaqueza humana
haze que un punto dellos no me aparte,
pues sin ellos no he dado
passo, que de bien tenga alguna parte:
ansí procuro dellos ser guiado
que nada es mi valor por sí tomado.
Yo cierto no podría
contar, ni imaginar quantos efectos
en mí essos lindos ojos han causado,
y tengo por defectos
otros mundanos gozos, y alegría,
que todo es nada a ellos comparado:
tranquila paz en un estremo grado
(muestra de aquella eterna paz del Cielo)
procede de su risa enamorada,
quién la viesse inclinada
algún tanto al amor, y sin el velo
solo un día siquiera
por punto no perder de tal consuelo
de mí me olvidaría, y de quequiera
gozando de una gloria tan entera.
Triste que desseando
voy lo que en modo alguno ser no puede
fuera van mis desseos d'esperança
si el ñudo que succede
a mi lengua que amor enlaza quando
sobrada luz la humana vista avança
se soltasse ternía confiança
de palabras dezir por tan nueva arte,
que dexar no podría aunque quisiesse
el llanto quien me oyesse
mas mis ansias me fuerçan de otra parte
con tan gran desconcierto
del coraçón la sangre toda parte
que no soy ya qual era, y quedo cierto
qu'es éste el golpe con que amor me ha muerto.
Canción la pluma siento ya cansada
del largo y dulce razonar con ella
aunqu'en mi coraçón no ha hecho mella.
LXXIV
Yo cierto de pensar voy estancando
como no estanca en vos mi pensamiento
y como del bivir ya no me absento
siquiera por dexar de ir sospirando
Y como dessos ojos razonando
y cabellos (raíz del bien que siento)
la boz en mí no falta y el aliento,
el día y noche en os llamar gastando,
Y como estos mis pies a toda parte.
siguen sin se cansar vuestras pisadas
perdiendo tantos passos sin provecho.
Y como d'escrevir de vos gastadas
no son la tinta y pluma, en que si he hecho
falta, culpa es de amor y no del arte.
LXXV
Los ojos de que fui herido, en guisa
que ellos mismos podrán sanar la llaga,
y no virtud de yerva, o de arte maga,
o de piedra de nuestro mar divisa,
La senda de otro amor ansí precisa
han en mí, que esto solo me es gran paga,
y si de lo seguir la lengua es vaga
no por esso será digna de risa.
Estos los ojos son de que he tratado
que al amor dan empresas y victoria
en todo cabo, y más en este pecho.
Estos (si bien se acuerda mi memoria)
son los que mis entrañas han deshecho
de quien tratando nunca m'he cansado.
LXXVI
Amor con sus promessas halagando
me pone en su prisión a do me liga,
y las llaves entrega a mi enemiga
que de contino va de mí triunfando,
Ay qu'el mal nunca vi, si no ya quando
preso me hallé, y agora con fatiga
(quien lo creerá por más que jure, o diga)
en libertad retorno sospirando,
Y como prisionero muy aflicto
de mis cadenas traigo buena parte
y en los ojos el pecho descubierto:
Tú en mi color si quieres avisarte
dirás, si juzgo y miro bien en hito
éste muy cerca ha estado de ser muerto.
LXXVII
Aunque se desvelara Policleto
mil y mil años con los de aquella arte,
no pudiera alcançar la menor parte
de la belleza a quien soy tan subjeto.
En paraíso estava Simoneto
de donde esta gentil alma se parte,
allí la trasumptó parte por parte
por darnos fe de un rostro tan perfeto.
Obra es ésta de aquellas qu'en el cielo
imaginarse pueden, no acá fuera
donde al alma los miembros hazen velo
Y cortesía fue que no pudiera
usar después de ser baxado al suelo,
qu'el yelo y el calor se lo impidiera.
LXXVIII
Al tiempo qu'el concepto huvo llegado
a mi Simón guiándole la mano,
si fuera de poder tan soberano
que boz a la figura huviera dado.
De tanto sospirar me havía librado
que aquello que otros juzgan por muy sano
en se mostrar humilde dello gano
muy poco, es antes pena bien mirado.
Que quando a platicar vengo con ella,
da muestra de me oír benignamente,
si a mis dichos respuesta alguna diesse.
Pudo Pigmaleón gozar de aquella
suya mil vezes sin inconveniente:
o quién sola una vez tal por sí viesse.
LXXIX
Si al principio responde, el fin y el medio
del quartodécimo año, en que sospiro
según la sombra, y curso suyo, y giro,
no puedo no temer de mi remedio:
Amor que a mis cuidados no da medio,
debaxo cuyo yugo no respiro
me trata ansí que ya si bien me miro
de mí quedar no puede ni aun el medio
Ansí faltando voy de día en día
sin que nadie m'entienda a lo que entiendo,
sino es la que me entiende y me destruye.
Y a penas hasta aquí voy detiniendo
la vida, ni sé si ha de ser porfía
que la muerte se acerca el bivir huye<,>[.]
LXXX
Quien determina de passar la vida
sobre ondas engañosas y por peñas
en dos dedos de tabla o chico leño,
no puede andar muy lexos de la muerte,
por tanto es bien que se retire al puerto
en quanto al governar sirve la vela,
L'aura, a quien cometí govierno y vela,
luego en entrando en la amorosa vida,
esperando llegar a mejor puerto,
dio de rendón comigo entre mil peñas,
y la ocasión de mi tan triste muerte,
dentro andava metida de mi leño.
Gran tiempo dentro en este ciego leño
perdido anduve, sin mirar la vela.
que sin sazón m'echava hazia la muerte,
después al auctor plugo de la vida
llamarme tanto atrás de aquellas peñas,
que pude descubrir algo del puerto.
Como lumbre de noche en algún puerto,
que ve desde alta mar galera, o leño,
tras ella va, si no le impiden peñas,
ansí de arriba de la hinchada vela
las señas viendo de la eterna vida
di luego mil sospiros por la muerte.
No porque sea seguro de la muerte,
sino qu'entrar con sol dentro en el puerto,
es gran viage, en ansí corta vida,
mas temo que me veo en fragil leño,
y más llevando tan llena la vela,
del viento que arrojado m'ha en las peñas.
Con tal que bivo salga destas peñas,
y mi destierro arribe a buena muerte,
alegre bolueré la blanca vela,
para largar el ancla en qualquier puerto,
Mas ay que ardiendo ansí voy como leño,
tan duro m'es dexar la usada vida.
Señor que eres de mi muerte y mi vida
primero que mi leño envista en peñas,
saca a buen puerto mi cansada vela.
LXXXI
Voy tan cansado con el peso antiguo
de mis culpas y mala usança mía,
que temo de perder la recta vía,
y en manos ir a dar de mi enemigo.
Es bien verdad que por su cortesía
me vino a redemir un grande amigo,
mas en vano acá verle me fatigo,
tal presteza en la buelta dado havía.
Aunque su boz doquiera claro assoma,
los que affanáis (dize él) he aquí el camino
venid a mí si el passo otri no os cierra:
Quál gracia, o quál amor, o quál destino,
plumas me podrá dar como a paloma,
con que a reposar me alce de la tierra [?]
LXXXII
Nunca jamás de amaros he cansado,
ni menos cansaré mientras biviere:
mas de ansí me aburrir, muy bien se infiere
que ya de lamentar voy fatigado.
Y antes quiero un sepulchro señalado
de solo vuestro nombre, por si fuere
alguno a verme, entienda si os leyere
la causa de mi fin anticipado.
Mas si el qu'en fe y amor es un abismo
servir puede, a qué fin queréis matarle?
mejor será mostrárosle algo pía:
Y si vuestro desdén piensa acabarle
por esse modo, erráis cierta la vía
de que al amor doy gracias y a mí mismo.
LXXXIII
Si ambas mis sienes no blanquean antes,
(que ya el tiempo las va quasi mezclando)
seguro no seré, pues que arresgando
me voy, do amor y vos andáis triunfantes.
Mas ya temor no tengo que me espantes,
ni enlazes por más que andes procurando
ni abras el coraçón, aunque tirando
le estés con puntas crudas de diamantes.
Id lágrimas de oy más tras otro dueño,
aunque no sé quién pueda assegurarme
segun tenéis usada la carrera.
Bien puede el fiero rayo calentarme,
mas quemar no, ni temo ya qu'el sueño
me rompa, aunque le turbe aquella fiera.
LXXXIV
Llorad ojos, iréis acompañando
al coraçón, qu'el mal por vos sostiene:
ansí lo hazemos siempre, y nos conviene
agena culpa, y no nuestra pagando.
Al principio el amor por vos fu'entrando,
como quien a su propia casa viene,
aunque le abrimos la esperança tiene
desso culpa, y quien soga le iva dando,
No es ella como veis buena disculpa,
que en fin fuistes primeros en el daño
de su mal y del vuestro, tan avaros.
Esto es lo que nos pena, o caso estraño,
que peque Pedro, a Sancho den la culpa,
cierto buenos juizios son ya raros.
LXXXV
Yo siempre amé, y aun amo más agora,
y quiero más amar de día en día,
el sitio dulce, a do buelvo, y querría
bolver, pues el amor siempre en mí mora,
Y aun he firme de amar el tiempo y hora
que libre de baxezas mil me hazía,
y mucho más aquella loçanía,
que a bien obrar me guía y enamora,
Mas quién nunca pensó poder ver junto
de dulces enemigos tal rodeo,
que assaltando me van de toda parte?
Amor con quánta fuerça, maña y arte
me vences! cierto ya fuera diffunto
si esperança faltara a mi desseo.
LXXXVI
En odio tendré siempre la ventana
de donde amor mil tiros desiguales
me arrojó, pues no han sido más mortales
qu'es buen morir, quando es la vida ufana
Estar tanto en la cárcel térrea humana,
me ha sido la causa de infinitos males,
y pésame que dan en immortales,
pues de mí l'alma no se deshermana.
La pobre ya deviera haver sabido
por experiencia larga que no para
ni buelve el tiempo atrás, aunque aya frenos.
De mí también mil vezes havía oído,
Vete ya triste y mira que dispara,
quien dexa atrás sus días más serenos.
LXXXVII
Dizen qu'en disparando el ballestero,
conosce claro el tiro que ha tirado,
si aviesso fue, o si ha sido acertado,
mucho antes de llegar, aunque ligero.
Ansí señora vos mucho primero
vistes que havían del todo penetrado
esta alma vuestros rayos, y causado
en mí un lamento eterno con que muero:
Y entiendo que dixistes en me viendo
ay mísero, tu suerte a dó te guía!
amor quiere que desta flecha mueras.
Mas viendo mi dolor ser tan de veras,
mis contrarios entiendo ir pretendiendo,
doblar, y no acabar la pena mía.
LXXXVIII
Pues mi esperança trae tal pereza,
y mi bivir va tan appressurado,
Quisiera antes en ello haver mirado,
por dar la buelta atrás con más presteza:
Que aún huyo agora floxo, y con torpeza
del lado que amor tiene en mí usurpado,
y (aunque seguro) bien voy señalado
de su arco, y flechas, y de su dureza.
Mirad pues los que vais por esta vía,
que antes huyáis de al toro echar la capa,
qu'es gran yerro aguardar a lo postrero.
Que aunque yo biva, en mil uno no escapa:
era bien fuerte la enemiga mía,
y vila yo sentir el golpe fiero.
LXXXIX
Huyendo la prisión, do amor me havía
muchos años señoras detenido,
largo es contar quan poco me ha plazido
la nueva libertad en que me vía.
Dezíame el coraçón que no sabría
por si bivir, después con tan fingido
rostro bolvió el Amor, tan encogido
que otro más cauto asiera su falsía.
Ansí bolviendo atrás sospiros dando,
dixe: Ay de mí qu'el yugo y las cadenas
más dulces eran qu'el hallarme suelto.
Ay quán tarde entendí mis graves penas,
ay triste quán mal voy desmarañando
el lazo, en que yo mismo me he rebuelto.
XC
Aquel cabello de oro era esparzido
al aura, que en mil ñudos le enlazava,
y la luz en estremo relumbrava
del Sol, que de mí suele andar huido.
Mostrávaseme el rostro enternescido
no sé si de verdad, o me engañava,
pues si en mi seno yesca tal estava,
que hay qu'espantar de verme ansí encendido?
Su contoneo no era acá del suelo,
y su boz se mostrava más que humana,
un Ángel parescía en el asseo.
Un bivo sol, un no sé qué del Cielo,
y aunque algo menos fuera (que no creo)
no porqu'el arco afloxe llaga sana.
XCI
La por quien el bivir no te era grave
de entre nos de repente es ya partida
y entiendo qu'en el Cielo es rescibida,
tan santa fue su muerte, y tan suave:
Ya tiempo es de cobrar la dulce llave,
que de tu coraçón le diste en vida,
y que por via la sigas no impedida,
no aya peso terreno que te aggrave
Pues ya la mayor carga has alijado
dexar puedes las otras fácilmente,
y a modo de Palmero ir el viage
Bien ves que a muerte va quanto hay criado
y sabes que es cosa muy decente
ir l'alma descargada en tal passage.
XCII
Damas y Amor hazed llanto excesivo,
amantes hazed triste sentimiento,
que muerto es el que tuvo siempre intento
hazeros todo honor mientras fue vivo,
Al menos yo porné calor tan bivo
que mis lágrimas salgan ciento a ciento,
y que se augmente tanto mi tormento,
que igual sea al dolor, y aun más esquivo.
De veros y de endecha llanto se oía,
por el enamorado Micer Cinno,
que agora nuevamente se ha partido:
Lloren los cibdadanos de Pistoya,
pues dentr'ellos faltado ha un tal vezino
y muestre gozo el cielo, a donde es ido.
XCIII
Escrive, amor mil vezes me dezía.
escrive lo que has visto en letras de oro,
en como a mis sequaces descoloro,
y la gloria que en ellos esto cría.
Que tiempo huvo que en ti también se vía
lo mismo (exemplo claro de mi choro)
después te deslizaste de a do moro,
aunqu'el huir de nada te servía.
Que si los ojos do te me he mostrado
que tuve por dulcíssima morada,
quando huve de romper tu pecho duro.
Me bolviessen la xara mía preciada,
mojar te haría el seno a buen seguro,
qu'éste es mi pasto, y tú lo has bien provado.
XCIV
Si se entra por los ojos en el pecho
la imagen que en él tiene tanta parte
toda otra, y aun el alma se haze a parte,
dexando el cuerpo a punto de deshecho:
Deste primer milagro un otro es hecho,
que la corrida y desterrada parte,
huyendo de sí misma, arriba a parte,
do del destierro toma satisfecho.
De aquí es en dos hallarse un color muerto,
porqu'el vigor que bivos los mostrava,
ya dexa de se ver do estava de antes.
En el día mismo desto me acordava
qu'el rostro vi mudado en dos amantes,
y lo noté como hombre en ello experto.
XCV
Si recontar en versos yo pudiera
mi mal como lo siento, aunque soy rudo,
no creo huviera coraçón tan crudo
que de piedad de mí no se doliera:
Mas vos ojos, de a do la xara fiera
salió, sin me valer yelmo ni escudo,
de dentro y fuera bien me veis desnudo,
aunqu'el dolor en llanto no bolviera.
Y pues vuestro mirar en mí es tan presto,
como en el vidro el sol, muy bien podría
suplir por mí el desseo, sin que diga:
Que a Pedro no fue daño ni a María,
la fe que a mí solo es tan enemiga,
y sé que sola vos entendéis esto.
XCVI
Ya de esperar me siento tan cansado,
y desta guerra voy tan descontento,
que la esperança es puro aburrimiento,
y duro el lazo de que voy ligado.
Mas el rostro admirable que gravado
traigo en el pecho y dondequiera siento,
me fuerça ansí, que a mi primer tormento
de grado, o a pesar mio soy llevado.
Errado anduve el tiempo que la vía
de libertad en mí vide impedida,
que mal se sigue lo que al ojo agrada:
A su gusto se fue por do quería,
al de otri agora es bien vaya rendida
el alma que una vez fue desmandada.
XCVII
Ay dulce libertad cómo has mostrado
partiéndote de mí, qual aya sido
mi estado antes del golpe recebido
que sin aliento quasi me ha dexado.
Mis ojos de sus males se han cevado,
tanto qu'el freno va roto y vencido:
tras esto el resto en muy poco han tenido,
tal doctrina les he siempre mostrado.
Ni me es lícito oír quien no razona
de mi muerte, de cuyo nombre suena
l'aura ansí aquí, que gran consuelo tomo
Amor de otra materia me refrena,
ni saben entender mis manos como
pueda loarse en verso otra persona.
XCVIII
Señor Orso al cavallo vuestro un freno
bien puede echarse que le tenga a raya,
mas quién hará qu'el coraçón no vaya
tras del honor, que tanto le es ameno?
No sospiréis, el rostro esté sereno,
ni receléis que su valor descaya,
pues fama publicando no desmaya,
qu'el pone de su parte lo que es bueno:
Basta que se halle puesto en el terrero,
con sus armas al plazo señalado,
como el tiempo y virtud se lo permite,
Gritando con un aire plazentero:
con mi gentil señor soy abrazado,
el qual por verse absente se derrite.
XCIX
Pues mil vezes havemos ya provado
quanto nuestro esperar sea engañoso,
tras aquel bien eterno glorioso
alcemos l'alma a más felice estado.
Qu'esta vida terrena es como el prado,
do se encubre el serpiente venenoso,
y si a vezes se muestra algo gustoso,
es por dexar al hombre más cevado:
Ansí que si antes del postrero día
tener queréis el pecho sossegado,
al vulgo no sigáis qu'es desatino.
Muy buen podréis dezirme, qu'el camino
de que advierto, es el mismo en que solía
dar de ojos, y oy más, siendo tan trillado.
C
La gloriosa ventana do se muestra
un sol queriendo, y el otro quasi a nona,
y aquella a donde el aire frío assona,
quando exercita Bóreas más su diestra:
Y el peñasco do está la Reina nuestra
sentada, a do consigo algo razona,
y los lugares do la yerva prona
de sus pies seña alguna nos demuestra
El passo donde amor me asió primero
y la nueva estación que de año en año
buelve el día mismo a refrescar mi llaga.
El dulce platicar, el rostro estraño
que en mi coraçón veo siempre entero,
son causa qu'en mí el fuego no se apaga.
CI
Quán claro veo el robo denodado
de aquella que a biviente no perdona
y cómo sin pensar, nos abandona
el mundo, y quán poco ha la fe guardado:
Veo a mucho lastar no ser pagado
y que mis días passan ya de nona,
y con todo el amor más me aprisiona,
y a mis ojos demanda el feudo usado.
Sé que horas, y momentos, y los días
nos roba el tiempo, y no recibo engaño,
mas fuerça muy mayor que de arte maga:
Querer y razón andan en porfías
ha mucho, y lo mejor saldrá sin daño,
si alguna alma ay acá del bien presaga.
CII
Cesar, después que aquel traidor de Egipto
el don le presentó con mano presta,
celando su alegría manifiesta
lloró, como en mil partes s'halla escripto.
Viendo Annibal también su pueblo aflicto,
por serles la fortuna tan infesta,
escriven que se rió mostrando fiesta,
mas bien se entendió qu'era todo ficto.
Suele el ánimo ansí mostrar cubierto,
qualquier affecto con contrario manto,
hora tristeza tenga, hora alegría.
Yo si también a ratos río, o canto,
es por me parecer que por tal vía
podré tener mi llanto algo encubierto.
CIII
Dizen qu'en Cannas Annibal venciendo,
usar no supo de su gran ventura,
por tanto señor mío poned cura
que no os venga lo mismo acontesciendo.
Que Orsos, y Orsinos se andan deshaziendo
en ravia, y dientes y uñas (su armadura)
aguzan, por gozar otra pastura
que la de Mayo, de que aún van gruñiendo.
Pues mientras al dolor los atormenta
no os falte de la mano vuestra espada,
id tras vuestra fortuna a donde os llama,
Que de golpe al honor va enderesçada,
y después de la muerte os dará fama,
que con el tiempo más, y más se augmenta.
CIV
Lo que ya de virtud en vos se vía,
quando el amor os dava la batalla,
un fruto dio, que no diffiere malla
de lo que la esperança prometía.
Ansí mi mente a mi pluma porfía
que os eternize, pues que no se entalla
tan firme en mármol duro una medalla,
como en historia, o como en poesía:
Creeis vos que César, o qu'el Africano,
o que Paulo, o Marcello fueran tales
por yunque, o por martillo, o por la lima?
Lo que Pandulpho mío haze la mano
fenesce, y el estudio es el qu'encima
los hombres, y los buelve en immortales.
CV
Ya no quiero cantar como solía
que alguien no m'entendía, y mi sentido
puede por no entendido, ser molesto,
también sospirar siempre es frenesía.
nieve en lo alto a porfía ha ya caído,
y soy del día advertido, ansí me apresto:
un acto dulce honesto, es gentil cosa,
y en la dama amorosa bien me agrada,
que se muestre alterada y desdeñosa,
no dura rigurosa
que Amor su reino rige sin espada,
el que perdió la estrada buelva ariedro,
y el que no puede más duerma en el prado
quien oro no ha alcançado,
su sed puede apagar en barro, o cedro.
Dime en guarda a san Pedro, mas ya no,
o me entiendan, o no, que yo me entiendo:
lo mal puesto queriendo mantenerlo
gran peso es, del me arriedro y solo estó:
Phaetón dizen murió nel Po cayendo,
el río voy sintiendo, ya qu'el merlo
passa, venid a verlo, mas no quiero,
que no es muy plazentero en mar molesto,
peñol, ni lazo puesto entre hojas, muero
quando un orgullo fiero
es a virtud de dama hermosa oppuesto:
alguno acude presto al que no llama,
otro al que ruega huye cielo y tierra,
el yelo a otro atierra,
otro por muerte el día y noche brama.
Proverbio ama al que te ama, es hecho antiguo
yo bien sé lo que digo, mas callarse
vale más, y enseñarse hombre a su costa
muger pobre entristesce un dulce amigo,
mal se conosce el higo sin gustarse,
bueno es no començarse lo que a posta
es duro, qualquier costa si hay bonança
es buena, la esperança a vezes mata
un tiempo me fue grata aquesta dança,
lo poco que me avança
alguno lo tuviera por gran data,
fiuzia tengo rata en el que vee
el mundo todo, y todo lo repara,
que con piadosa vara
me paste entre sus greyes y recree.
Alguno lo que lee no lo entiende,
y tal hay que red tiende y nada enlaza,
el que mucho adelgaza queda nescio:
la ley no se encoxee en que otro atiende,
por bien ser se desciende a tierra rasa,
lo que más amenaza lo desprecio,
y lo que es de más precio es más suave
bendita sea la llave que ha cerrado
esta alma, y la ha librado, a modo de ave
de una prisión tan grave,
y de sospiros tantos aliviado
lo qu'es a mí pesado a otro esmalta
de pena, ansí la mía va menguando,
gracias a amor voy dando
que no le siento, aunque en mí nunca falta.
Callar do hablar se exalta con mesura,
y el son que me assegura de cuidado
en cárcel fosca atado do es la lumbre
bella, y flores nocturnas en llanura,
fieras de selva escura en lo cercado,
y el miedo açucarado por costumbre,
y ver sin pesadumbre un río hecho
de dos fuentes que a trecho parescía,
amor y celosía me han deshecho
de todo, en todo el pecho,
llevándome por muy seguida vía
a la esperança mía , do de estraños
affanes mi bien puse, y lo que sigue,
paz tenga, o me fatigue
guerra, no me oluidéis en estos paños.
De mis passados daños lloro y río,
porque mucho confío del oído
gozo agora he tenido, y más espero,
contando voy los años del mal mío:
en buen ramo me fío, y pongo el nido,
mas con todo sentido alabar quiero
aquel disfavor fiero, que me hazía
ser lo que convenía a mi desgrado,
y a dedo señalado me traía,
tanto que hablar quería,
mas lo contrario quiere la que ha dado
el golpe en mi costado, y le santigua,
por quien nel pecho más qu'en carta escrivo:
que me haze muerto y bivo,
y en un punto m'enciende, y me amortigua.
CVI
Una nueva Angelita desde el cielo
a una fresca ribera se baxava,
por do llevado m'havía mi destino,
y viendo que iva solo, allí en el suelo
un lazo que de seda urdiendo estava
me puso en lo más verde del camino:
asióme, y con la luz que resurtía
lleno quedó mi pecho de alegría,
CVII
No veo a dó escapar, aunque querría,
tal guerra me da aquel mirar estraño:
que temo no destruya algún gran daño:
mi pecho, donde tregua nunca havía.
Yo de evadirme bien pretendería
mas en mi muerte un resplandor tamaño
sus rayos causan, que al quindécimo año,
me ciegan harto más qu'el primer día,
Encuentro su retrato en toda parte,
y no doy buelta alguna que no vea
aquella, o semejante luz presente:
Tan gran selva de un lauro verdeguea,
que solo por do quiere y por nuev'arte,
mi enemigo me lleva fácilmente.
CVIII
Terreno muy más que otro venturoso,
donde el hermoso pie fue señalado,
quando de aquel mirar fui regalado,
qu'el aire bolver suele más gracioso:
Bien puede antes el tiempo riguroso
gastar bulto en diamante relevado,
que hazer que deste pecho aya faltado
un acto para mí tan glorioso:
Ni vendré tantas vezes a mirarte,
que no me incline la señal buscando,
qu'estampada en ti fue del dulce giro:
Tú Sennuccio, si piensas acordarte
de mí, ruega a mi amor, en le encontrando,
por (siquiera) una lágrima, o sospiro.
CIX
Quantas vezes el fiero amor me assalta,
que entre la noche y día son sin cuento,
tantas torno a do el fuego vi contento
que mi perpetua llaga haze más alta:
Esta imaginación ansí me exalta
al alva, tercia, y nona, y tan de assiento
en mi pecho se assienta, que no siento,
que dél haga tan sola una hora falta:
L'aura dulce que embía de aquel viso,
con el suave hablar tan acordado,
alegra y resuscita quanto alcança:
Al menos yo voy tan refocilado
como de aire gentil de paraíso,
tanto mi coraçón con él descansa.
CX
Persiguiéndome amor donde era usado,
estando como quien espera guerra,
que todos los dubdosos passos cierra,
de mil cuidados graves rodeado.
Bolvíme y vi una sombra que de lado
la señalava el sol, allí en la tierra,
de aquella que si mi juzgar no yerra,
era bien digna de immortal estado.
Yo quasi iva a dezir, de qué recelo?
mas en assomando esto a mi sentido,
todo el remedio vi venirme junto:
Que como el trueno y rayo es en un punto
de un hablar y mirar quasi del cielo,
ansí me vi en un punto socorrido.
CXI
Hallóme aquella de quien traigo asido
y preso el coraçón todo ocupado
en cosas del amor, y al modo usado
me le incliné con el color perdido:
Mas ella quando ansí mortal me vido,
bolvió su rostro tan enamorado,
que muy fácil huviera desarmado
a Júpiter del rayo más temido:
Con su cortés hablar bolví sereno,
y tanta era la luz que de sí dava
que no paré por no poder suffrillo:
Agora de contento voy tan lleno
que quasi es impossible referillo,
ni siento ya el dolor que me aquexava.
CXII
Sennuccio, dezir quiero en que manera
tratado soy, y que vida es la mía,
no menos ardo agora que solía,
Laura me buelve, y soy qual antes era.
Aquí la vi más blanca que la cera,
aquí dura, aquí cruda, y aquí pía,
honesta aquí, y aquí de gallardía,
aquí muy mansa, aquí de altiva fiera,
Aquí cantó, y aquí estuvo assentada
aquí bolvió, y aquí detuvo el passo,
aquí con su mirar clavó mi pecho
Hablóme aquí, y aquí mostró derecho
su rostro, y aquí estuvo demudada:
con tanta variedad la vida passo.
CXIII
Aquí do medio estoy Sennuccio mío
(ansí yo fuera entero y vos contento)
huyendo vine tempestad y viento,
por cuya causa el tiempo es tan crudío.
Ya estoy seguro, oíd en que me fío,
y el porqué poco, o nada el tronar siento,
y por qué mi desseo no va lento,
antes muy más ardiente y con más brío:
Luego que vi el alcáçar de Cupido
de donde sale L'aura que recrea
el tiempo, y desvanesce todo rayo,
Amor esta alma, a donde tiene el nido,
bolvió a encender quitándole el desmayo,
mirad lo que será quando la vea.
CXIV
[omissis]
CXV
Vi que entre dos amantes se mostrava
mi Laura, estando aquel señor con ella,
qu'en cielo y tierra abiva su centella,
yo del un lado, y Phebo de otro estava:
Y viendo que la Esphera la cercava
del más hermoso amante, alegre y bella
a mí bolvió sus ojos, o quién vella
ansí siempre pudiera, y no más brava.
Luego fue convertida en alegría,
la celosía que al mirar primero
por tan alto adversario me nasciera.
Y el por mostrar su pena por entero
con una chica nuve se encubría,
corrido de entender que le venciera.
CXVI
Lleno de aquella altíssima dulçura,
que por los ojos se me havía entrado,
quando dellos deviera haver cegado
porque no vieran menos hermosura
Dexé lo que más quiero, y con tal cura
a contemplar en ella voy usado,
que si algo que no es ella hallo a mi lado,
le doy de mano, como a cosa impura,
En un valle cerrado, a toda parte
(que mis sospiros buelve en alegría)
me vi con sólo amor algo cansado,
Do fuentes hallo toscas fuera de arte,
y a bueltas el retrato de aquel día,
que suelo hallar doquiera que he llegado.
CXVII
Si a la peña que aquí cierra este valle,
de que su proprio nombre deriva,
las espaldas Babel por suerte esquiva,
y Roma el rostro huvieran de miralle:
Mis sospiros por más benigna calle
pudieran ir do su esperança es biva,
que aunque esparzidos van, allá visiva-
mente el viage llevan sin mudalle.
Acójenlos allí tan dulcemente
que nunca de bolver tienen cuidado,
mas los ojos lo sienten, que al momento
Que apunta el primer rayo en el Oriente
considerando lo que le han quitado,
grangean llanto, y mis pies más tormento.
CXVIII
Ya queda atrás el décimo y sexto año
de mis sospiros, yo voy adelante
hazia el estremo, y hallo por delante
siempre el principio de mi affán tamaño:
Lo amargo dulce m'es, provecho el daño,
y del bivir me siento muy pesante,
rogando a Dios que no se eclipsen ante
los rayos de mi Sol, al mundo estraño:
Aunque aquí estoy, ser quiero en otra parte,
y querría más querer, mas esto pido:
que por no poder más, voy donde puedo,
Mi nuevo lamentar puede mostrarte,
como de lo de atrás ni solo un dedo,
por más rebueltas que huvo me he movido.
CXIX
Una dueña muy más qu'el Sol hermosa,
y de otra tanta edad, y en luz más pura,
famosa en hermosura
me traxo joven siendo a su vandera:
ésta en palabras y obras, como cosa
que rara hizo en el mundo la natura,
con diligente cura,
vino a mí por mil modos plazentera,
por ella me troqué de aquello que era,
después que a ella más me huve acercado,
halléme haver entrado
en fatigosa empresa no a mal tiempo,
tal que si arribo al desseado puerto,
espero largo tiempo
bivir, quando me tengan ya por muerto.
Llevóme esta señora muchos años
tras sí, de un juvenil desseo ardiendo,
y a lo que agora entiendo
fue por hazer de mi más clara prueva,
mostrándome su sombra sola y paños,
nunca la luz del rostro descubriendo,
yo ver assaz creyendo
sin más mirar passé mi edad más nueva,
y aún la alegre memoria allá me lleva:
mas en mirando della algo adelante,
la vi tan rutilante.
que nunca de antes tal visto la havía,
luego me fui haziendo mil pedaços
por ver si en algún día
pudiesse verme puesto entre sus braços.
No me apartó temor dello, ni el yelo,
antes mostrando brío y ardimiento
a sus pies con buen tiento
me así por della ver lo más subido:
ella apartado de mi vista el velo
me dixo: pues tuviste atrevimiento
demanda a tu contento
lo que mejor te huviere parescido:
yo respondí, Mi amor tan firme ha sido
en vos, y del me siento assí inflamado,
que del presente estado
mudarme lo terné por impossible,
dióme respuesta luego sin tardança
tan dura y apazible,
que me obligó a temor y a esperança.
Muy raro se hallará (dize) en la tierra
alguno que de mí tratar oyendo,
no venga conosciendo
de mi valor alguna partezilla:
mas la adversaria que mi bien atierra
le mengua, vase ansí virtud muriendo,
y otro se va metiendo
que promete una vida a maravilla:
quando el amor tu mente abrió senzilla,
me dixo de ti cosas, por do creo
que te hará tu desseo
digno de un claro fin honroso y franco,
y pues ya destos eres a mí gratos
ternás otra por blanco,
que buelva essos tus ojos más beatos.
Iva a dezir, no puede ser tal cosa,
y ella por no dezirme que iva ciego,
otra me mostró luego,
que verla es a muy pocos otorgado,
Yo mi frente baxé muy vergonçosa
sintiendo dentro en mí ya mayor fuego,
tomólo ella por juego,
diziéndome: No estés desso turbado,
que bien sé que en haviéndose mostrado
el Sol, se desparesce toda estrella,
ansí muy menos bella
paresco junto a luz tan excelente,
mas ni por esso yo de mí te aparto,
que ambas de una simiente
nascimos (bien que ella antes) y de un parto.
En esto de mi lengua desatado
fue el ñudo de verguença que tenía
por la inconstancia mía,
y viendo no se haver dello sentido,
comienço, si es verdad lo que has hablado,
beatos son por cierto padre y día
que acá a baxo os embía,
o quién por vos huviera más suffrido,
y si algo del camino me he torcido,
me pesa mucho más de lo que muestro,
mas o si del ser vuestro
digno fuesse de oír más a la clara:
respondio pensativa y tan clavada
en mí tuvo la cara,
qu'ella y su boz en mí quedó estampada.
De motu proprio (dixo) el padre eterno
nos ha libres de muerte produzido,
a vos qué os ha valido?
lo contrario quiçá mejor os fuera,
un tiempo amadas fuimos del moderno
mundo, después nos puso en tal olvido,
qu'ésta al antiguo nido
dio buelta con presteza no qualquiera.
E yo una sombra soy harto ligera,
esto es lo que dezirte puedo agora,
qu'es breve la demora,
y al partir añadio, no estés confuso,
y de lauro texiendo una excelente
guirnalda, me la puso
con sus manos en torno de mi frente.
Canción, quien tu razón llamare escura,
dile, No me da pena, porqu'espero
presto otro mensagero.
por cuya boz seré más manifiesta,
que sólo a despertar aquí he llegado.
si quien me impuso en esta
sentencia al despedir no me ha burlado.
CXX
Los píos versos vuestros que he leido
(muestra de ingenio y de cortés affecto)
tuvieron tal poder en mi conspecto,
que la pluma en la mano me han metido,
Para hazeros saber: que no he sentido
la fiereza de aquélla, que respecto
a nadie tener sabe, aunqu'en effecto
hasta quasi sus puertas fui corrido.
Mas di la buelta atrás, porqu'era escripto
sobr'el umbral mayor, que no aún agora
el cabo de mi curso era llegado.
Y vine sin leer el día y hora,
no tengáis pues señor el pecho afflicto,
y otro alabar serámás acertado.
CXXI
Amor, no miras cómo aquesta dama,
tan poquito de mí, y aun de ti cura?
que entre los dos sin armas va segura,
sin por tus flechas darse ni una drama,
Sobervia contra ti se contonea,
y contra mí de crueldad se arrea,
y pues por entre flores se passea,
si en tus armas piedad ay, sin tardança
por ambos señor toma la vengança.
CXXII
Diez y siete años ha rebuelto el cielo,
desde que'el coraçón traigo abrasado,
y si me paro a contemplar mi estado
entre las llamas siento un puro yelo.
Bien dizen que se muda antes el pelo
qu'el vezo, y aunque me aya algo alentado,
nunca el desseo fue menoscabado,
y si ay culpa la tiene nuestro velo.
Ay si podría verme en algún día
(el huir de mis años entendiendo)
libre de tan gran pena y duro fuego.
Y si he de ver que por alguna vía
a los ojos de Laura complaziendo,
pueda alcançar siquiera algún consuelo.
CXXIII
Aquel amarillear que al dulce viso
de una niebla de amor havía obfuscado,
tan pío al coraçón fue presentado,
que al rostro a recebirle salir quiso:
Viole como ver suele en paraíso
un'alma a otra, tal havía llegado,
y nadie quiçá en ello huvo mirado,
yo si, que nunca dél me hallo diviso.
Toda otra qualquier vista deleitable
de dama enamorada, la tuviera
con ésta por no nada, ansí lo digo,
Baxando a terra el rostro venerable,
ansí callava, como que dixera:
ay quién me alexa de mi dulce amigo?
CXXIV
Amor, fortuna, y aun mi mente esquiva,
por lo que veo a lo passado, buelta,
me congoxan ansí, que alguna buelta
juzgo el bivir por cosa muy nociva.
Amor me afflige, y la fortuna priva
mi pecho de consuelo, y no resuelta
mi mente en el saber, va en ira embuelta,
conviene ansí qu'en pena siempre biva.
Ya no espero ver días como de antes,
que de mi vida ya va más qu'el medio,
y de mal en peor van mis mudanças,
de frágil vidro son mis esperanças,
no (como algunos piensan) de diamantes,
pues todo se me rompe antes del medio.
CXXV
Si lo que me destruye
como es firme y porfía,
de su color me guarnesciesse enferma:
quiçá tal hay que huye,
que su parte tendría
del fuego, aunque segura agora duerma,
ni sería tan yerma
mi vida, y tan cansada
por montes y campañas,
ni rotas mis entrañas,
ardiendo la qu'está contino elada,
sin dexar en mi drama,
que no sea fuego y llama.
Mas porque amor me aveza
a fuerça y me despoja,
en bronca rima canto, y sin dulçura:
que no siempre en corteza,
ni en flor muestra ni en hoja,
el árbol su valor y su natura:
amor qu'en tanta cura
me ha puesto, y está assentado
a sombra de sus ojos,
mire esto sin antojos,
que si el dolor llanto al cabo ha dado
a mí la poca maña,
y essotro a otri daña.
Rimas dulces que usado
en el principio havía,
començando el amor a maltratarme,
quién al primero estado
viesse mi pecho un día
buelto, porque pudiesse desfogarme:
que acá siento ocuparme
de un no sé qué'l sentido
que de mi Laura parla:
después para quitarla
no basto, y ansí vengo a ser rendido,
sin para mi remedio
saber dar algún medio.
Como el niño que prueva
a rebolver la lengua,
que hablar no sabe, y le es callar tormento:
desseo ansí me lleva
tras de mi pena y mengua,
porque mi Laura sienta lo que siento.
mas si en se ver contento
toma, sin darse un pelo
por mi quien biva, o muera,
óyeme tú ribera
y a mis sospiros da tan grande buelo,
que a doquiera se diga,
lo que me has sido amiga.
Bien sabes que tocada,
la tierra nunca ha sido
de pie, como el que aquí quedó estampado:
ansí l'alma cansada,
con todo su sentido
razón te viene a dar de lo passado,
o quién huviera hallado
la planta que estamparse
solía entre esta yerva,
que mi pena proterva
pudiera en sólo verla mitigarse:
que con qualquiera paga,
se paga un alma vaga.
Doquiera que me veo,
hallo un dulce sereno,
y digo aquí, llegó la vaga lumbre:
y si hallo flores, creo
que aquél es el terreno
do mi señora tuvo de costumbre
passar su pesadumbre,
o que le ha sido assiento
florido, fresco, y verde,
ansí nada se pierde,
y fuera viendo más, mayor tormento.
lindo espíritu quál
serás, pues causas tal?
O pobrezilla, pues que de ser tosca,
llevas tan claras señas,
no salgas de entre breñas.
CXXVI
Aguas frescas sabrosas,
donde el cuerpo agraciado
puso aquella que siempre m'es señora,
lindas ramas umbrosas
donde arrimó su lado,
de que me acuerdo con sospiro agora:
y vos dones de Flora,
que aquella vestidura
hinchió de aire sereno,
y el sobrehumano seno,
de a do me hirió de amor la flecha dura,
dad audiencia juntos
a mis postreros y penosos puntos.
Mas si es tal mi destino,
y ansí lo quiere el cielo,
que amor cierre estos ojos lamentando
este cuerpo mezquino
se entierre en este suelo,
y el alma al cielo buelta de bolando:
ansí será más blando
el trago (si esto es cierto)
en el dubdoso passo
qu'el espíritu lasso
no puede desnudar en mejor puerto,
ni en más apta posada,
los huessos desta carne trabajada,
Tiempo venir podría
que al sitio acostumbrado
la mansueta fiera allí boluiendo,
en semejante día,
que della fui llagado,
su pía y dulce vista rebolviendo,
buscando y no me viendo
por ser tierra tornado,
el mismo amor le inspire
de suerte que sospire
tan dulce, que merced me aya ganado,
haziendo fuerça al cielo,
enxugando sus ojos con el velo.
Acuérdome baxava
(ay qué dulce memoria)
una pluvia de flores muy quajada,
donde ella sesteava,
humilde en tanta gloria,
de un amoroso viento rodeada:
la ropa era sembrada
y crenchas aquel día,
(que oro bruñido y perlas
entonces era verlas)
dellas, y alguna en tierra se caía,
otras mil bueltas dando
quasi aquí reina amor ivan cantando.
Quántas vezes dezia
de grande espanto lleno,
por cierto ésta ha nascido en paraíso:
tan fuera me traía
de mí su aire sereno,
y la rareza de su lindo viso
y aun creí ser diviso
de mí mismo de suerte,
que dezía sospirando:
cómo aquí vine o quándo?
creyendo estar nel cielo do no ay muerte,
assí me satisfaze
tanto el lugar, que nada otro me plaze,
Canción si fueras tal como el desseo,
pudieras fácilmente
salir del bosque y andar entre la gente.
CXXVII
A do me instiga el crudo mi enemigo
es bien bolver las rimas lastimeras,
que de ordinario van tras l'alma afflicta,
y quáles della devan ser primeras,
aquel que de mi mal trata comigo,
lo dexa en dubda, tan confuso dicta,
mas conforme a la historia que depicta,
hallo de mis martirios con su mano
dentro en mi coraçón, adonde acudo,
diré, porqu'el mal crudo
hablando affloxa al menos qualque grano:
por no quedar pues mudo,
digo, que en quanto encuentro no diviso
mas de una dama, della o el lindo viso.
Después que mi cruel fiera ventura,
sobervia, inexorable, y enojosa,
m'ha de mi mayor bien tanto alexado,
la memoria me alivia alguna cosa:
que si veo qu'el mundo ha su figura
con floresillas tiernas renovado,
luego mi Laura se me ha presentado,
como qu'en su primera edad la vea,
y quando el Sol ya va más calentando,
la vengo imaginando
llama de amor, que pecho enseñorea.
y si se va quexando
el día, en ver la prissa del planeta,
llegada la imagino a edad perfeta.
Hojas si en ramo, o si violetas veo
en tierra, quando el frío ya se pierde,
y el planeta mejor en fuerças cresce,
con las violetas veo junto el verde,
que al principio del mal de que me arreo
armavan al amor, que aun oy m'empesce.
y la corteza dulce que guarnesce
los delicados miembros, que morada
eran de una linda alma, y sonlo agora
que me priva a desora
de otro plazer el pecho, ansí arraigada
su gracia en mí demora,
que entonces era en flor, y en breves años
cresció, refugio y causa de mis daños.
Quando sobre altos montes tierna nieve
del sol herida veo algo lexano,
como a la nieve el Sol, amor me trata,
pensando en aquel rostro más que humano
que de lexos lo mismo haze que prueve,
y al coraçón de cerca desbarata,
a donde entre el color de oro y de plata
me muestra siempre a aquello que no vido
alguno sino yo, donde el desseo
que del aire y meneo
y risas, y sospiros ha nascido
me inflama ansí que creo
que no le olvidaré, pues que ni invierno
le apaga, o muda estío, qu'es eterno.
Ni después de gran lluvia en noche he visto
ir por el aire claro las estrellas,
y entre el rocío centellear el yelo,
que no viesse delante las dos bellas
lumbreras, con que a todo mal resisto,
como a sombra las vi de un lindo velo
y como entonces luz tomava el cielo
de su beldad, ansí también agora
las veo centellear, de que me abraso.
Y si el Sol sale acaso
la lumbre pienso ver que me enamora,
y si llega al Ocaso
parece que la veo quando dexa
en tiniebla el lugar de a do se alexa.
Si en vaso de oro blancas floresillas
mis ojos, o rosadas jamás vieron,
al punto que por virgen son cogidas,
a la memoria el rostro me traxeron,
que excede a todas otras maravillas,
y en ella tres lindezas veo unidas,
las hebras de oro sueltas, y esparzidas
tras del cuello que dexa en la blancura,
la leche atrás, y el rostro matizado:
si el aire ha derramado
también flores doradas con dulçura
me es luego presentado
el día que primero los cabellos
vi sueltos, y enlazado me vi dellos.
Contar una por una las estrellas,
y la mar encerrar toda sería
en un muy chico vaso y apretado,
pretender recontar en solo un día,
en quantas partes esta flor de bellas
su luz en sí quedando ha derramado,
o quién della jamás fuesse apartado,
ni tal haré, mas si acaso me alexo,
el cielo y tierra impiden lo que sigo
y sonme buen testigo
mis ojos, qu'enxugar nunca los dexo
ansí se está comigo
la por quien tantas lágrimas derramo,
ni el nombre de otra en mis sospiros llamo.
Bien ves canción que quanto digo es nada,
respecto al pensamiento dulce y fiero,
qu'en mi coraçón siempre anda cubierto:
y ansí tengo por cierto
qu'es causa principal de que no muero,
que ya fuera bien muerto,
con ser lexos del alma, y lamentando,
mas vámelo la muerte dilatando.
CXXVIII
Italia mía aunque mi hablar sea vano,
a llagas tan mortales
y tantas, como en esse cuerpo veo,
querría mis sospiros fuessen quales
el Tíber de mi mano
espera, y Arno, y Po donde me empleo:
lo que mi Dios desseo,
es que lo que te traxo acá a la tierra
te bolviesse a tu sancta patria amada,
pues ves señor travada
de tan liviana causa tan gran guerra,
los que enduresce y cierra
Marte superbo y fiero,
enternéscelos padre y los desliga,
y manda por entero
que la verdad mi lengua aquí les diga.
O vos a quien fortuna ha dado el freno
de tan ricas majadas
y dellas compassión ninguna os mueve
qué quieren entre nos tantas espadas?
es porque este terreno
de Bavárica sangre se renueve?
error vano os commueve,
pues tenéis lo que hazéis por acertado
buscando amor y fe en el mercenario,
mirad qu'es al contrario
que aquél va de enemigos más cercado,
que ha más assoldado
ay presa detenida
que del desierto anegas nuestros huertos,
mas si es de nos venida
la causa, quién nos deshará los tuertos?
Bien proveyó natura a nuestro estado,
los Alpes quando oppuso
a la Tudesca ravia fiera impura,
mas el desseo nuestro en sí confuso,
hinchir ha procurado
de roña el sano cuerpo, y de amargura,
y agora una clausura,
las bravas fieras con las mansas greyes
encierra, donde siempre el mejor gime
y porque más lastime
viene este mal de gente atroz sin leyes.
a la qual y a sus Reyes
mostró Mario su brío
de que memoria dura aún oy en día,
quando en Sextil el río
tanta sangre como agua se bevia.
A Cesar callo, qu'en aquella tierra
las yervas en sanguinas
bolvió, metiendo el hierro en sus entrañas,
las estrellas agora con malinas
muestras nos hazen guerra
por mano de quien rige estas cabañas,
que por hartar sus sañas,
del mundo pierden la más bella parte,
quál culpa, o quál juizio, o quál destino,
haze al pobre vezino
que dexe de aburrido officio, y arte?
y de su haver dé parte
a quien con mil maldades
su sangre vierta, o se la ponga en precio?
yo digo las verdades,
y no por odio, ni por menosprecio.
Ni mil pruevas os han escarmentado,
del Bavárico engaño,
que alçando el dedo juega con la muerte,
donde el tormento es muy mayor qu'el daño:
mas creo ha derramado
la sangre vuestra alguna ira más fuerte,
pensad en vuestra suerte
dende el salir del sol hasta que assombre,
veréis qu'el que a otri precia, a sí se apoca.
Latinos a quien toca
dad orden qu'esta carga se descombre,
no hagáis ídolo un nombre
tan vano y sin cimiento,
que vencer una gente tan astrosa
a nuestro entendimiento,
pecado es nuestro, y no natural cosa.
No es esta tierra donde yo bivía?
no es éste el nido mío,
en donde fui criado dulcemente:
no es ésta aquella patria en que me fío,
madre benigna y pía,
que a mis padres ya cubre y tanta gente?
muévase vuestra mente
por Dios, y contemplad con pío pecho
las lágrimas del pueblo doloroso,
que de vos el reposo
después de Dios espera con derecho,
piedad venga a despecho
deste furor y engaño,
ansí resistiréis con más concierto:
que aquel vigor de antaño,
aún en Italia no es del todo muerto.
Mirad qu'el tiempo buela, y que se muda
y que esta nuestra vida
trae arrastrando tras de sí la muerte:
pensad los que aquí estáis en la partida
que l'alma ha de ir desnuda,
y sola ha de llegar al passo fuerte,
al echar de la suerte,
id aliviados de odios, y rencores,
que suelen impedir la vía serena,
y lo que en daño y pena
de otri se gasta, gástese en labores
de ingenio, y en primores
que ay en la vida humana,
o en obra alguna honesta se convierta:
qu'el cielo no se gana
si desde acá no va la senda abierta.
Canción yo te amonesto
que tus razones con respecto digas,
que has de ir a ver algunas potestades,
y oy son las voluntades
llenas de usanças péssimas antiguas,
de verdad enemigas,
ve prueva tu ventura
con grandes que se precian de lo bueno,
y a mí quién me assegura?
llevar de paz la boca y pecho lleno.
CXXIX
De un pensamiento en otro amor me lleva
por montes, qu'el camino si es hollado,
conviene poco a la quieta vida.
Si en solitaria playa, río o cueva,
o si entre montes he valle encontrado,
allí sossiega l'alma mía affligida:
como amor la combida
y ríe, o llora, o teme, o se assegura,
y el rostro que la sigue a rienda suelta,
se turba y da la buelta,
porqu'en un ser muy poco tiempo dura,
ansí dirá quien fuere en esto experto,
que me abraso, y que mi estado es incierto.
Por solitarias asperezas pruevo
algún sossiego, porque lo poblado
augmenta siempre más la pena mía,
y a cada passo un pensamiento nuevo
hallo de mi señora, que ha trocado
toda mi pena luego en alegría:
tanto que no querría
trocar una tan dulce amarga vida,
y dígome: Quiçá que mi ventura
espera coyuntura,
para en mis cosas dar mejor salida:
después en si ha de ser, y en cómo, y quándo,
passo otro tanto tiempo sospirando.
Si encuentro de árbol sombra, o de collado,
allí me paro, y luego en qualquier canto
traçando voy su rostro propriamente,
mas en bolviendo en mí, siento mojado
todo el seno, y me digo con espanto:
adónde estás? no ves qu'estás absente?
mas si buelve mi mente
a lo primero, y dexa de andar vaga,
y vengo de mí mismo a olvidarme,
siento ansí amor tocarme,
que de su propio error l'alma se paga:
y son tantas las partes do la veo,
que sólo qu'el error dure desseo.
Yo la vide (mas quién me lo cree[r]ía?)
en l'agua clara, o en la yerva verde,
o en el troncón de una haya como biva,
o en blanca nuve, y tal que bien diría
Leda que a su respecto Helena pierde,
como estrella, a la qual de su luz priva
el sol, y si es esquiva
la parte do me veo, o si es desierta
con tanta más belleza la imagino.
Después ya quando atino
al dulce error, me assiento piedra muerta
en otra biva, y quedo tan suspenso
como si escrivo, o si lamento, o pienso.
Si acaso encuentro un monte, ado no alcance
la sombra de otro monte, hazia la cumbre
llevarme suele mi desseo intenso,
de donde hazen mis ojos el balance
del daño que padesco, y pesadumbre,
y al fin con lamentar lo recompenso:
quando bien miro y pienso
quán gran trecho de aquel rostro me aparte,
que siempre m'es tan cerca y tan lexano
después digo qué gano
yo en lamentar? quiçá en aquella parte
por mi larga tardança se sospira,
con esto el alma mía algo respira.
Canción ultra los Alpes
donde es más claro el cielo y más sereno,
sobre un arroyo me verás corriente,
a do l'aura se siente
de un oloroso lauro fresco ameno
allí es mi coraçón y quien le guía
que aquí sola verás la imagen mía.
CXXX
Después que de merced me fue quitado
el curso, y vuestros ojos ya no veo,
de a do mi fe esperava y mi desseo
un galardón coger harto colmado.
De sospiros mi pecho es sustentado,
y de un lamento eterno me recreo,
ni ya me causa pena y de aquí creo
que m'es más dulce el llanto que otro estado,
Susténtome también de una figura
no de mano de Zeuzis, o de Phidia,
sino de otro en el arte peregrino:
Mas qué Scithia, o Numidia me assegura?
pues no harta de mi destierro indigno,
me viene aun hasta en él a hallar la embidia?
CXXXI
Yo cantaré de amor tan nuevamente,
que haré sacar por fuerça al pecho duro
sospiros mil al día, y fuego puro
prender dentro de aquella elada mente.
Yo haré quiçá mudar la dura frente,
y humedescer los ojos, y asseguro
que miren con piedad, como el maduro
que de su yerro tarde se arrepiente.
Y el purpúreo color dentro en la nieve
haré mover, y verse el encerrado
marfil, qu'en mármol buelve a quien le mira.
Y lo demás, por quien el bivir breve
no me congoxa, a gloria antes me tira
de a tan tarda sazón verme guardado.
CXXXII
Si no es amor, qu'es esto qu'en mí siento?
y si es amor, quál es su natural?
si bueno, cómo su effecto es mortal?
si malo, cómo es dulce su tormento?
Si de voluntad ardo, qué lamento?
si a mi pesar, el lamentar qué val?
o biva muerte, o deleitoso mal
quién te dio en mi poder si no consiento?
Y si consiento, sin razón me quexo
entre tantos contrarios va mi nave
metida en alta mar y sin govierno,
Tan falta de saber, de error tan grave
que no sé lo que digo, o lo que dexo,
pues tiemblo de verano, ardo de invierno.
CXXXIII
Como blanco a saeta amor me ha puesto
o como nieve al sol, o cera al fuego,
o niebla al viento, y ronco y sin sossiego
merced os pido, y caso no hazéis desto.
De vuestros ojos sale el tiro enhiesto
contra el qual no aprovecha tiempo, o ruego.
de vos procede, y vos dezís qu'es juego
el sol, y fuego, y viento a mí molesto.
El rostro es sol, los pensamientos xaras,
y es el desseo fuego, desto armado
me hiere, y ciega amor, y me destruye.
El canto angelical, las hablas raras
y el espíritu dulce y regalado
son l'aura ante la qual mi bivir huye.
CXXXIV
No hallo paz, no haviendo de hazer guerra,
espero, y temo, y ardo, andando elado,
buelo hasta el cielo, y quédome en la tierra,
y todo el mundo en vano he abarcado.
Prendióme quien no me abre, ni me cierra,
ni me quiere ni menos me ha dexado,
amor no me aprisiona, ni deshierra.
ni me ha con vida o muerte despenado.
Sin ojos veo, y mudo voy gritando,
la muerte busco, y busco la guarida,
amo otri, a mí aborresco de hora en hora
Mi pasto es de dolor, río llorando
igualmente me pena muerte y vida,
en tal estado soy por vos señora.
CXXXV
Qualquiera estraña cosa
qu'en differente clima ha sido hallada,
si bien fuere mirada
comigo quadra, tal amor me tiene,
allá de a do el sol viene
una ave hay sin consorte de tal suerte,
qu'en voluntaria muerte
renasce, y sale siempre más hermosa
ansí sola y gozosa
se halla mi voluntad, quando elevada
en pensamientos a su sol se buelve
hasta que se dissuelve
y es de nuevo a su ser después tornada,
ansí arde y muere, y muerta se renueva,
y ser bien prueva fénix milagrosa.
De todos es sabido
imán piedra qu'en India has tal natura,
qu'el hierro y clavadura
arrancas a las naos y las ahondas,
yo lo mismo en las ondas
de amargo llanto pruevo, do con brío
aquel peñasco mío
hasta el hondo me lleva tras sí asido,
donde desguarnescido
del coraçón, que de antes cosa dura
solía ser, me tiene ansi amarrado
el peñasco apropiado
a carne más que a hierro, ay mi ventura,
que aunque soy carne, imán venga arrancarme
tras sí, y llevarme, quién jamás tal vido?
Allá en el Occidente
dizen que ay una fiera mansa tanto
que otra no ay tal, mas llanto
y muerte dentro de sus ojos tiene
ansí mucho conviene
al que mirar la quiere que se gire
de suerte que no mire
sus ojos, lo demás seguramente
ver puede, yo doliente
siempre a mi daño corro, y sé bien quanto
suffro, y he de suffrir, porque este fuego
del amor sordo y ciego
me tiene tal, qu'el dulce viso santo
y sus ojos son causa que me muera,
por esta fiera angélica innocente.
Nasce hazia medio día
una fuente qu'el nombre el sol le ha dado
que suele y es provado
de noche hervir, y de día enfriarse,
y tanto más elarse
quanto más se levanta el sol y acerca,
el mismo mal me cerca
que fuente soy que llanto siempre embía,
y quando se desvía
la lumbre de mi sol quedo abrasado
y en una escura noche voy metido,
mas luego que ha venido
mas hazia mí su rayo que apartado
andava, siento quasi traspassarme,
y todo elarme, tal miedo en mí cría.
Otra agua ay en Epiro
tan fría, que de fría se defiende,
donde affirman se enciende
la vela muerta, y muere la encendida,
esta alma que aún asida
no se havía visto de amoroso fuego
en llegándose luego
a la fría por quien siempre sospiro
se abrasa, e yo me admiro,
qu'en verme de tal suerte no se offende
y un mármol a piedad fuera movido,
mas el fuego encendido
con la virtud elada haze se emiende
soy mil vezes ansí encendido y muerto,
y no sé cierto como ya respiro.
Lexos destas mansiones
en las famosas islas Fortunadas
dos fuentes ay mentadas,
quien de una beve alegre y riendo muere,
el qu'en la otra beviere
escapa, ansí es es mi vida pues entiendo
podría morir riendo
de gran plazer, si mis lamentaciones
no templassen los sones.
Amor dime pues guías mis pisadas
si hablar podré destotra que con vena
dizen corre más llena
quando el sol ve del Tauro las majadas?
mis lágrimas ansí van abundantes
Y más pujantes desde mis passiones.
Canción, si acaso algunos
me buscaren, dirás, Allí se quexa
al pie del risco a do quexarse suele,
y no ay quien le consuele
si no es amor que un punto no le dexa,
y la imagen de la que le destruye
que de otros huye como de importunos.
CXXXVI
[omissis]
CXXXVII
[omissis]
CXXXVIII
[omissis]
CXXXIX
Quanto con más desseo voy tendiendo
las alas hazia vos dulce compaña:
tanto más la fortuna me enmaraña
mi designo en mil modos impidiendo
El coraçón que apenas voy bolviendo,
y en esse valle siempre os acompaña
en la tierra do el mar menos se ensaña
antier dél me partí triste y gimiendo.
Yo tomé la siniestra, él su señuelo,
yo a pura fuerça, y él de amor guiado,
él a Hierusalem, yo hazia Egypto,
Mas si ay pena, suffrir es gran consuelo
que nuestro ser por uso ya prescripto
es juntamente en nos raro y menguado.
CXL
Amor que sobre mí se enseñorea
y en mi pecho el assiento mayor tiene
a ratos a mi frente armado viene
y allí planta su seña y la campea.
La que un suffrir y amar en mí dessea
y mis affectos quiere que refrene
con vergüença y Razón (qu'esto conviene)
condena mi atrever por cosa fea.
Amor de sus empresas olvidado
se acoge al coraçón como a supremo
refugio, y desde allí salir no quiere.
Yo qué he de hazer si amor miedo ha cobrado?
sino estarme con él hasta el estremo,
que buen fin ha quien bien amando muere.
CXLI
Quando acontesce qu'en verano buele
el mosquitillo a luz afficionado
haviendo en algún ojo el pobre entrado,
viene a morir, y el ojo al otro duele.
Ansí el amor al sol llevarme suele
de vuestros ojos donde soy llegado
a tal, que la razón lleva quebrado
el freno, y voluntad la huella y muele.
Y entiendo qu'en ansí tan rasamente
de mÍ esquivarse, sólo es por mi muerte
de que por mí no basto repararme.
Mas tanto suele amor envelesarme,
que lloro el mal ageno y no mi suerte,
y en mi muerte mi ciega alma consiente.
CXLII
Hazia la sombra de unas lindas hojas
me retiré por sólo huir la lumbre
que en tierra acá me ardía desde el cielo,
al tiempo que la nieve de los cerros
l'aura alexava que renueva el tiempo
con flores en las yervas y en los ramos.
No vio el mundo jamás tan lindos ramos,
ni viento meneó tan verdes hojas
como aquellas que vide en aquel tiempo,
tal que temiendo de la ardiente lumbre
busqué refugio y sombra y no de cerros,
sino del árbol qu'es tan grato al cielo.
Un lauro entonces me libró del cielo
después con el desseo de sus ramos
le procuré por selvas y por cerros
ni jamás pude hallar troncón ni hojas
tan veneradas desde l'alta lumbre
que no mudassen algo con el tiempo.
Por tanto firme más de tiempo en tiempo
siguiendo a donde me llamava el cielo
guiado de una dulce y clara lumbre
bolví devoto a los primeros ramos,
y quando en tierra caen ya las flores,
y quando verdes haze el sol los cerros.
Campinas, peñas, selvas, ríos, cerros,
quanto ay criado vence y muda el tiempo
ansí pido perdón a aquestas hojas
si bolviendo después años el cielo
propuse huir la liga destos ramos
luego que comencé de ver la lumbre.
Tanto me plugo aquella dulce lumbre
que anduve rodeando grandes cerros
por me acercar a los amados ramos,
mas el corto bivir, lugar y tiempo
me muestran el camino de ir al cielo
tras el fruto, y que olvide ya las hojas,
Otro amor, otras hojas, y otra lumbre,
otro al cielo subir por otros cerros
busco (qu'es ya bien tiempo) y otros ramos.
CXLIII
En os oyendo hablar tan dulcemente
como el amor a quien le sirve instila,
con tal desseo el fuego en mí fusila
que puede inflamar muertos fácilmente.
Y tal a mi señora hallo presente
como quando con frente más tranquila
me despertava al son no de otra esquila
que de sospiros, y ays continuamente.
Con su cabello al'aura desatado
como solía la veo, antes más bella
dentro en mi pecho donde tiene el mando,
Mas el sobrado gozo atravessado
en la lengua, no dexa dezir della
lo que en el coraçón iva traçando.
CXLIV
Nunca tan bello el sol vi levantarse,
quando es más libre el aire de ñublado,
ni el arco haviendo ya lluvia parado
de tan varios colores esmaltarse:
En quantos centelleando vi mudarse
(en el día que amor me huvo llagado)
el rostro a quien en todo lo poblado
no puede otro por cierto compararse:
Ansí sus dulces ojos rebolvía
hazia mí, que qualquiera vista escura
desde entonces acá me ha parescido.
De a do ansí amor sus xaras despedía,
que no quedó mi vida muy segura,
y sin embargo allá buelvo el sentido.
CXLV
Ponme a do yerva y flores desbarata
el Sol, o do la nieve aya vencido,
o donde sea el temple más medido,
o donde nasce el Sol, o se remata.
Ponme en dulce fortuna, o menos grata,
al aire más ameno, o desabrido,
ponme do es largo el día, o encogido
en floresciente edad, o que se abata.
Ponme en tierra, o en el cielo, o en el infierno,
o en alto monte, o valle muy sombrío,
espíritu, o de carne revestido,
Ponme con nombre escuro, o nombre eterno,
no mudaré jamás el amor mío,
aunque ha quinze años dura mi gemido.
CXLVI
Alma de mil virtudes adornada
de quien tanto pregono, y tanto escrivo
torre de castidad en la qual bivo
sobre un valor firmíssimo fundada.
O de fuego y de rosas matizada,
falda de biva nieve, espejo altivo
do me reveo, o mi norte excesivo
que vence a toda luz del sol prestada.
Si algo bolara más mi poesía
de vuestro nombre hinchiera Thile y Batro
la Tana, Nilo, Atlante, Olimpo, y Calpe,
Mas pues darle no puedo a todas quatro
partes del mundo, oirálo todavía
lo que Appennino parte y cerca el Alpe,
CXLVII
Quando este mi querer tras sus intentos
guiarme quiere con espuela dura,
y de la usada ley passar procura
por hazer mis espíritus contentos,
Halla quien los temores y ardimientos
de mi coraçón lee en mi figura,
la qual de sus empresas poco cura,
echando de sí rayos por momentos.
Él da la buelta atrás, como el que airado
golpe teme de rayo antes que hiera
que gran temor a gran desseo enfrena.
Mas la flaca esperança y fuego elado
del alma que se ve como en vedriera
con el mismo mirar se reasserena.
CXLVIII
No Varro, o Po, Tesín o Histro, o Hebro,
Eufratres [sic], Nilo, Ganges, Indo, o Rhona
Tigris, Tajos, o Alfeo, Sena, o Garona,
Hibero, Ádige, o Arno, Tana, o Tebro,
Ni yedra, pino, o cedro, haya, o henebro
menguar pueden el fuego en mi persona
quanto un chico arroyuelo que aquí assona,
y el árbol qu'en diez mil versos celebro.
Sólo esto me socorre en los assaltos
de amor, esto conozco claramente
que basta mitigar mi pena esquiva.
Cresca este Lauro pues visivamente,
y el que aquí le plantó conceptos altos
a su sombra y al son dest'agua escriva.
CXLIX
De tiempo en tiempo se haze menos dura,
l'angélica figura, y aun la risa,
dulce claro me avisa
que se hallará en sus ojos más blandura,
que quiere el sospirar de oy más comigo
qu'el dolor en mi cría
mostrando cadaldía
quan llena de congoxa va mi vida
mas si acaso aquel rostro miro, o sigo
amor mensajería
de allí luego me embía
con que mi pena sea socorrida,
mas ni jamás por ello es fenescida
ni sossegado mi coraçón veo
que más cresce el desseo
quanto más la esperança me assegura.
CL
Alma dinos si ya no te desplaze
havrá tregua, o será el combate eterno?
no sé lo que será, mas bien discierno
que a sus ojos el mal nuestro no plaze.
Que sirve? si con ellos ella me haze
d'estío elar y en fuego arder de invierno?
ella no, sino quien le es govierno
anda, que pues ve y calla le replaze.
La lengua a ratos calla y su amargura
el coraçón publica retirado,
lamentando do nadie le oye, o vee.
Con todo esso la mente no assegura
rompiendo el duelo en ella represado,
qu'el mísero a esperança nunca cree.
CLI
Jamás de turbia tempestad marina
huir se vio cansado marinero
qual yo del pensamiento crudo y fiero
do me aguija el desseo y más me inclina.
Ni a mortal vista jamás luz divina
ligó como la mía aquel ligero
rayo de negro y blanco verdadero
en donde amor sus xaras de oro affina.
No ciego allí, mas con carcax le veo
niño y desnudo, salvo que le cubre
vergüença y no pintado mas es bivo
De allí me muestra lo que a mil encubre,
pues en aquellos soles claro leo
quanto de amor yo trato y quanto escrivo.
CLII
Este pecho de tigre en mansa fiera,
qu'en rostro humano y forma de ángel viene
y entre una risa y llanto me sostiene
y me transforma en fin como una cera
Si presto no recoge su vandera
con orden que del todo me despene
del miedo y esperança en que me tiene,
mi vida dará fin a su carrera.
Que mi frágil virtud de fatigada
no puede ya suffrir tanta mudança
pues en un punto se arde y de halla elada.
Mas de acabar su mal tiene esperança
con solo huir, o suerte desastrada
quán poco puede quien morir no alcança.
CLIII
Sospiros míos id al pecho frío
romped el yelo que a piedad contiende
y si a ruego mortal el cielo atiende
merced, o muerte acabe el dolor mío.
Id pensamientos dulces mostrad brío
por parte do su vista no se estiende,
y si ella desto, o el cielo algo se offende
daremos a esperança algún desvío.
Qualquier de vos dezirme bien podría
que nuestro estado es inquieto y fosco
como el suyo pacífico y sereno.
Id seguros de oy más, que amor os guía,
ya la fortuna adversa tiene freno,
si l'aura de mi sol yo reconosco.
CLIV
El cielo y tierra, y todo otro elemento,
pusieron diligencia, arte y cuidado,
en dar luz a la luz que a lo criado
da luz do el sol se mira muy contento.
Es obra tan altiva que no siento
que en ella ojo mortal aya parado
tanta dulçura y gracia amor le ha dado
en los ojos que fuera va de cuento,
El aire a do su vista reverbera
queda en honestidad tan encendido
que los conceptos vence en suma alteza.
Allí se halla virtud en todo entera,
baxeza no, quién vio ser reprimido
el sensual querer con tal belleza?
CLV
Ni en el herir fue César tan airado,
ni Júpiter sus rayos exerciendo,
que una piedad tan tierna (a lo que entiendo)
no los huviera presto desarmado.
Lamenta Laura, amor tiene ordenado
que yo la escuche quanto está diziendo,
por de ansias y desseos irme hinchiendo,
y desquietar mi pecho sossegado.
El lamento cogió el amor del todo,
y de su mano en un diamante puro
gravado lo engastó dentro en mi pecho.
De a do buelve a sacar en cierto modo
mil sospiros y lágrimas, seguro
sin más mirar si es tuerto, o si es derecho.
CLVI
En tierra unas costumbres vi del cielo,
y una beldad que tal poder hallarse
sería por demás, con rodearse
todo quanto se sabe acá del suelo.
Dos ojos vi llorar con desconsuelo,
ojos, que del sol suelen embidiarse
bastantes para hazer ríos pararse
y para que los montes tomen buelo,
Piedad, seso, y valor, llanto y Cupido
hazían entre sí tal harmonía,
qual en la tierra nadie jamás vido,
El cielo estava tan embevescido
qu'en rama mover hoja no se vía
tal dulçura havía l'aura concebido.
CLVII
El siempre acerbo y señalado día
imagen me dexó de sí tan biva,
que ingenio, o estilo no ay que le descriva,
mas no le olvida la memoria mía.
El acto que a piedad todo movía
la peregrina y dulce quexa esquiva
hazían que dubdasse si era diva
quien l'aura tan serena nos bolvía
El rostro nieve, y son puras madexas
de oro el cabello, y hébano los arcos
de que en vano el amor no se ha servido,
Christal distilan los dos soles zarcos
son llamas los sospiros, y a las quexas
davan perlas y rosas el sonido.
CLVIII
A doquiera que miro y me rodeo
por dar alivio a mi cuidado esquivo
de dama encuentro algún retrato al bivo
con que más reverdesce mi desseo.
Y con galán dolor muestra un meneo
de alta piedad, y creo con motivo
que a mis oídos llegue aquel altivo
sonido de la boca en que me veo.
Verdad y amor me havían advertido.
que hallar no se podría tal belleza
en todo lo qu'el mar tiene cercado,
Ni tan piadosas hablas ni sonido,
ni lágrimas el sol con tal terneza
pudo haver visto en todo lo poblado.
CLIX
En quál idea, o en quál parte del cielo
era el trasumpto do sacó natura
el peregrino rostro en hermosura
muestra de lo que puede en cielo y suelo?
Quál Ninfa, o Diosa en fuente, o selva el velo
suelto esparzir se vido a la frescura
tal oro? quién beldad vido tan pura
y tanta en un lugar? ay que me yelo.
En vano por divina beldad mira
el que los ojos desta nunca vido,
y con que suavidad los alça y gira
Como amor hiere, o sana no ha entendido
quien no sabe quán dulce ella sospira
y quán dulce en reír y hablar ha sido.
CLX
Sentimos yo y amor tal maravilla
como el que cosa ve no creedera
quando habla, o ríe Laura, tal qu'es fuera
de término con otra conferilla.
Echan de sí una lumbre no senzilla
sus dos claras estrellas de manera
qu'es impossible hallar luz tan entera
el que ama, y tan esenta de manzilla.
Qu'es verla entre la yerva unos momentos,
como una flor las flores opprimiendo
assentada, o parada, o como quiera.
Qué dulçura tan grande en primavera
embevescida verla en pensamientos
un cerco al oro crespo entretexendo.
CLXI
O passos míos nada negligentes,
o pensamientos vagos (fuego mero)
o débil coraçón, o amor de azero,
o mis ojos, más, o mis puras fuentes,
O gloria de las más famosas frentes,
(insignia por la qual contino muero)
o vida triste, o dulce error y fiero,
a dónde me lleváis tan diligentes?
O rostro donde amor el freno ha puesto,
y espuela que me aguija y me retira
a su contento, y dar coces no vale.
O vos almas passadas (si respira
alguna) o sombras las que sabéis desto
venid a ver si ay mal que al mío iguale.
CLXII
Alegres flores, yervas agraciadas
que mi señora opprime algo pensando,
playas que vais sus hablas escuchando,
suelo que de sus pies ves las pisadas.
Y vos violetas frescas regaladas,
vos plantas, que de amor muestra estais dando:
selvas, a quien el sol está ayudando,
y os haze con sus rayos sublimadas.
Terreno deleitable y puro río
que con tus aguas bañas tal lindeza
de donde cobras toda tu hermosura:
Ay quánta embidia os tiene el pecho mío
no se halle en vos de oy más peña, o dureza,
qu'en mi fuego no aprenda más blandura.
CLXIII
Amor qu'el pensamiento ves abierto
y ves a donde y como me has guiado,
mira el coraçón mío atribulado
que a ti claro, a los más es encubierto.
Bien sabes lo que suffro, y quan a tuerto,
y tanto más te muestras descuidado,
hasme por asperezas mil llevado,
do me muele el camino por ser yerto.
Bien es verdad que la luz clara veo
que me propones, mas llegar me veda
el sitio, que no soy de alas guarnido:
G[r]an contento tendría mi desseo
aunqu'en la empresa fuesse consumido,
con tal que sospirar por ella pueda.
CLXIV
Agora que aire y cielo y tierra calla,
y fiera ni ave en modo alguno suena,
y la noche en su carro va serena,
y en su lecho la mar sin ondas se halla.
Velo, ardo, y pienso, y la que me desmalla
presente me es por más mi dulce pena,
mi estado es guerra de ira y dolor llena,
si paz tengo, es en solo imaginalla
Desde una fuente ansí sale, y de un cabo
junto a lo amargo y dulce donde pasco,
la mano que me sana me atormenta
Y porque no me llegue el mal al cabo
mil vezes al día muero, otras mil nasco,
tanto el bien y salud de mí se absenta.
CLXV
Si acaso el blanco pie por este prado
su dulce passo honestamente mueve
un no sé qué paresce que renueve
lo que allí quasi estava marchitado.
Amor qu'en coraçones es usado
cevarse, y dellos siempre come y beve,
tales cosas de allí me da que prueve
que de otro bien, o pasto no me agrado.
Aquel mirar y hablar con qué resguardo
frisan con el andar es alegría
ver su reposo humilde y aire gallardo.
Estas centellas y otras a porfía
el fuego encendien donde bivo y ardo
buelto un'ave nocturna a mediodía
CLXVI
Si firme en aquel hoyo huviera estado
donde Apolo se vio buelto profeta,
también Florencia viera su Poeta,
y con Verona huviera algo frisado.
Mas como mi terreno no es regado
de aquel licor divino, otro planeta
es bien que siga, y qu'en mi troxe meta
de abrojos y amapolas buen braçado,
El olivo se seca, que no beve
de lo que de Parnaso se deriva,
por quien en algún tiempo florescía.
Mi culpa, o mi desgracia ansí me priva
de fruto, si el gran Jove no me embía
de la gracia qu'en otros muchos llueve.
CLXVII
Quando sus ojos Laura a tierra inclina
las manos, y enclavija, y las desata
con sospirar, y aquellos ays remata
con una boz angélica divina.
De mi coraçón haze tal rapina,
ansí todo el sentido me arrebata,
que la muerte tendría por muy grata,
si tal merced el cielo me destina.
Mas del raro sonido la dulçura
de tal partida el alma mía refrena
con desseo de boz tan delicada.
Ansí ésta qu'es del cielo acá Sirena,
tal vez detiene, y tal vez appressura
el hilo de la vida que me es dada.
CLXVIII
El pensamiento dulce y lisonjero,
que antiguo secretario nuestro ha sido,
me embía amor, y ser apercebido
me dize más que nunca a quanto espero:
Yo porque a ratos le hallo verdadero,
y sé también que a ratos me ha mentido
estoy como en el aire suspendido,
ni al sí, ni al no me inclino por entero.
Ansí se passa el tiempo, y m'entristesco
en ver se acerca la estación contraria
a la promessa suya y mi esperança.
Sea pues no soy solo el que envejesco,
ni mi desseo por edad se varia,
mas temo qu'el bivir breve me alcança.
CLXIX
Lleno de un pensar vago que desvía
de mí todo otro nuevo pensamiento,
desahilado voy fuera de tiento
tras aquélla de quien huir devría,
Y véola tan dulce y poco pía.
qu'el alma mía temblar por irse siento,
tanto armado sospiro en seguimiento,
tras la enemiga va de amor y mía.
Mas de piedad (si no me engaño) un rayo
por debaxo dos arcos salir veo,
que alivia algo a mi pecho congoxoso,
Y recogida el alma, si me ensayo
a descubrir mi mal, y mi desseo
es tal, que començar no sé, ni aun oso.
CLXX
A ratos se me muestra tan humano
aquel rostro, que tomo atrevimiento
para algo recontar de mi tormento
a mi enemiga en tono humilde y llano:
Mas sus ojos lo buelven todo vano,
que mi vida y mi muerte y mi contento,
y mi bien y mi mal, y quanto siento
quien puede se lo dio todo en su mano.
De aquí es, que hablar palabra no he podido
que nadie sino yo entender la pueda:
del todo ansí me quedo mudo y callo.
Ya veo qu'el amor (si no es fingido)
haze la lengua estar del todo queda
que arguye poco amor saber contallo.
CLXXI
En crudos lazos el amor me ha puesto
que me aprietan a tuerto, y si mi duelo
cresce el martirio, ansí será consuelo
que amando muera, sin tratar del resto:
Sus ojos arder pueden muy de presto
al Rhin quando le aprieta más el yelo,
y no muda el rigor tan sólo un pelo,
muestra antes serle el bien de otri molesto
Como no puedo yo por diligencia
sacar fruto de aquel diamante puro,
(que lo demás es mármol que se mueve)
Ansí ella no podrá por inclemencia
menguar en mí ni por semblante duro
la esperança y sospiro aunque más prueve.
CLXXII
Embidia de virtudes enemiga
contra principios buenos gran contraste
di cómo en aquel pecho ansí te entraste?
haziendo qu'en mi daño se desdiga?
De raíz arrancada es ya la espiga
de mi felicidad, por qué trocaste
aquel contento en que me entronizaste?
que quien me amó, me aburra y me persiga?
Mas ni porque señora como sueles
de mi bien llores, de mi mal te rías
harás que mude un punto el pensamiento.
Ni aunque tormento añadas a tormento
me mudaré, que si me desafías
en miel muda el amor todas tus hieles.
CLXXIII
En viendo mi alma el sol claro y sereno
dessa luz que la mía turbia y baña
al pobre coraçón desacompaña
por verse junto al bien suyo terreno.
Mas viéndole de dulce amargo lleno
ve ser quanto ay nel mundo obra de araña
ansí de amor se quexa y de su maña,
y de su ardiente espuela y duro freno.
A ratos desta suerte es encendida,
a ratos más qu'el mismo yelo elada,
ni sabréis si es fortuna, o si es bonança:
Mas la bonança al cabo desgarrada
el alma es de la empresa arrepentida:
que de tal árbol tal fruto se alcança.
CLXXIV
Fiero fue mi planeta (si del cielo
padesce fuerça alguna el cuerpo humano)
fiera ama, fiera cuna, y fiera mano
la que me dio el primer pasto en el suelo.
Más fiera y muy más dura y sin consuelo
es aquella do puso el gran tiranno
el tiro que pudiera hazerme sano,
y librarme de tanto desconsuelo.
Mas el de mi dolor toma contento,
ella no, que lo tiene por senzillo
ansí lo entiendo yo por lo que veo.
Aunque por mejor tengo su tormento
que con otra gozar y en su caxquillo
jura lo mismo amor, e yo lo creo.
CLXXV
Quando el tiempo y lugar se me presenta
a donde me perdí, y el raro ñudo
con qu'el amor mostró en mí quanto pudo
haziendo que lo amargo, dulce sienta.
Siento mi pecho ser yesca no lienta
y mi coraçón ser un fuego crudo,
y con me abrasar todo no me mudo,
ni en otra cosa alguna tengo cuenta.
Aquel sol qu'en mis ojos resplandesce
con sus rayos ansí mi pecho enciende,
como si fuera agora el primer día:
Y aún de tal suerte en mis entrañas prende,
qu'el sitio, tiempo, y ñudo reverdesce
en mi memoria, más que antes solía.
CLXXVI
Por medio de unos bosques no habitados
que suelen ser no poco peligrosos,
van mis sentidos nada recelosos
sino es del sol, que ha rayos namorados.
Cantando voy (ay miedos escusados)
pues que no son los cielos poderosos
quitarla de mis ojos, que gozosos
la ven, y otros mil rostros estremados.
Mas son hayas y cedros lo que veo,
y aun me paresce oírla si menea
el aire alguna rama seca, o verde:
Jamás vi selva tan horrenda y fea,
que tal contento diesse a mi desseo:
mas ay que de mi sol mucho se pierde.
CLXXVII
Mil ríos y mil playas en un buelo
me descubrió el amor por entre Ardeña,
que pies y coraçón bolar enseña
por bivos nos llevar al tercer cielo.
De pensamientos lleno como suelo
passé por donde Marte si se embreña
sería como nao sin guía, o seña,
e yo tuve en ir solo gran consuelo.
Mas en llegando al fin de la espessura,
mirando de a dó vengo y por qué vía
del atrever me nasce un temor frío.
Aunque la linda tierra y fresco río
con buen acogimiento me assegura
buelto a do habita el sol de la luz mía.
CLXXVIII
En un tiempo me aguija amor y enfrena,
espanta, y me assegura, arde, y me enfría,
halaga, riñe, llama, y se desvía,
en esperança agora, agora en pena.
Ya me alça, ya me abate, y m'encadena,
viene el desseo ansí a perder su vía,
Y el gozo se me buelve en agonía
de error tan nuevo va mi mente llena.
Muéstrale un pensamiento amigo el vado
no de agua de mis ojos distilada,
por do vaya a do espera ser contenta:
Después como por fuerça desgarrada
por otra vía ha de ir, do mal su grado
en su alexar y en mi muerte consienta.
CLXXIX
Geri quando comigo acaso de ira
se viste mi enemiga, o muestra fiera,
sólo un remedio es causa que no muera
en cuya virtud mi alma algo respira.
Quando ella con desdén sus ojos gira
que mi vida de luz privar espera
con humildad le muestro verdadera
los míos, y el rigor luego retira.
Si esto no fuesse, el verle ciertamente
sería ver el rostro de Medusa,
qu'en piedras transformar solía la gente.
H[a]z tú Geri lo mismo, pues exclusa
ves otra ayuda, y que es impertinente
hui[r] contra el bolar de que amor usa.
CLXXX
Bien puedes tú llevar Po mi corteza
con essa furia tuya poderosa,
mas el alma que dentro della posa
de ti no cura ni de tu fiereza,
La qual tendiendo va con ligereza
las alas sin mudarse alguna cosa,
por sólo ver su planta gloriosa
contra agua, vela, y remo, con destreza.
Rey de los otros y superbo río
que al sol encuentras al salir del día,
y en el poniente dexas luz más clara,
Tú llevas el mortal compuesto mío,
y mi alma de amorosa pluma rara
vestida, da la buelta a su alegría.
CLXXXI
Una red el amor tendido havía
de perlas, y oro toda entretexida
debaxo el árbol que amo, qu'en la vida
más tristeza me ha dado que alegría:
El cevo, la simiente fue que oy día
dulce en mí siembra, y coge desabrida:
la boz, qual desde Adán jamás oída
no fue, con tal sabor la profería.
La luz que al sol deslumbra, allí alumbraba,
y la cuerda era asida de la mano
que atrás la nieve dexa con pujança.
Ansí en la red caído me enlazava
el dulce hablar, el aire sobrehumano,
el contento, el desseo, y esperança.
CLXXXII
Amor mi coraçón de ardiente zelo
enciende, y de temor le tiene elado.
y qual más es aún no ha determinado
la esperança, o temor, la llama, o yelo.
Tiemblo al calor, ardiendo al frío cielo
de sospecha y desseo rodeado
como muger qu'en hábito apretado
bivo hombre encubre, o sob pequeño velo.
De aquestas penas la primera y mía
es noche y día arder, y del mal mío
no cabe en pensamiento la dulçura.
Essotra no, que mi fuego ha tal brío
que a todo hombre empareja, y mejoría
querer sobre él, en vano se procura.
CLXXXIII
Si el dulce mirar désta me encadena,
y el platicar suave y concertado
si sobre mí tal fuerça amor le ha dado
con habla, o con la risa algo serena:
Ay triste qué será si ella refrena
sus ojos, por algún caso impensado?
o por mi culpa? havráme condenado
a muerte, donde agora estoy sin pena.
Ansí si tiemblo y voy con pecho elado,
en viendo algo trocada su figura
de atrás viene el temor encadenado,
Cosa inconstante es hembra por natura,
de aquí sé bien que un amoroso estado
en el coraçón dellas poco dura.
CLXXXIV
A una juntos los tres, Naturaleza
y Amor, y l'Alma a do virtud se assienta
conjuran en mi daño, amor intenta
de me acabar del todo con dureza,
Natura a ésta pone en estrecheza,
y a muerte por momentos la presenta:
mas l'alma se le muestra a todo esenta,
por ver qu'es el bivir pura baxeza.
Ansí viene el espíritu faltando
de aquellos lindos miembros, que eran muestra,
y espejo de una honesta gallardía.
Y si a muerte piedad no va enfrenando
a donde irá a parar bien claro muestra
la confiança y esperança mía.
CLXXXV
Esta Fénix de su dorada pluma
sin arte el blanco cuello ha guarnescido
de un tan rico collar, y tan subido,
que temo que con él no me consuma.
También forma un diadema do se suma
la lumbre, de que gran parte ha cabido
al aire en torno, y dél saca encendido
amor tal fuego, que me abrasa en summa,
De los hombros le cuelga vestidura
purpúrea de orla verde guarnescida
con rosas de un esmalte peregrino:
Y aunque la fama dize que natura
le mandó que tuviesse su manida
en sola Arabia, a Francia también vino.
CLXXXVI
Si los famosos Griego y Mantuano
el Sol vieran que con mis ojos veo,
gran cuidado pusieran (según creo)
en que se eternizara por su mano:
Bien que se entristesciera el soberano
Achiles, y los hijos del Atreo,
y el que al padre sacó del fuego acheo
al tiempo que caía el ser Troyano.
Quán semejantes son en la ventura
Scipión en la virtud célebre tanto,
y ésta de honestidad flor y belleza.
Ennio de aquél cantó con su rudeza,
yo désta canto con boz ronca y dura,
y plega a Dios le agrade lo que canto.
CLXXXVII
Junto el Magno Alexandro a la famosa
tumba de Achiles, dixo sospirando,
o venturoso tú, que ay quien cantando
engrandesca tu fama gloriosa,
E yo la qu'en belleza es una rosa
(cuya igual por demás es ir buscando)
la voy con pinzel tosco rascuñando,
ansí viene su suerte a cada cosa.
O de Homero digníssima, y de Orpheo,
y del pastor también que Mantua honora,
que todos tres la fueran sublimando:
Ay hado suyo atroz, contrario, y reo,
que huviste d'encargarla a quien la adora,
y le mengua el valor della tratando.
CLXXXVIII
Ya fue de ti primero, o Phebo amada
la planta que sola amo, por quien muero,
que un verde representa más entero
que aquel que dio la fruta mal gustada,
Mirémosla detente en tu jornada
detente, no camines tan ligero
que vas haziendo sombra a aquel otero,
y me quitas la vista desseada:
que la sombra que causa aquel collado
de a do mi dulce fuego centellea,
donde'l gran Lauro fue pequeña verga.
Creciendo mientras hablo, me ha quitado
la vista del lugar que me recrea
do con su Laura mi alma siempre alverga.
CLXXXIX
Passando va mi nao llena de olvido
por brava mar de noche, y en invierno,
entre Scilla y Charibdes y al govierno
va el gran señor que me ha contrario sido:
De cada remo un pensamiento asido
que al temporal no temen ni al infierno,
la vela rompe un viento húmido eterno
de esperança y desseo, y de gemido.
De llanto pluvia, y niebla de desvío
haze affloxar la xarcia trabajada,
qu'es de ignorancias y de error torcida,
Y los rayos del claro Norte mío
se encubren, razón y arte es anegada,
esperança de puerto ansí es perdida.
CXC
Una más blanca cierva que paloma
por entre yerva verde con decoro
me apareció con unos cuernos de oro
quando la primavera a nos assoma.
Su vista en mi causó tan gran carcoma
qu'en tierra agena por seguirla moro
como el avaro que por el thesoro
el trabajar por gran deleite toma.
Nadie me toque (en un collar traía
escripto de diamantes engastados)
que César quiso fuesse yo eximida,
El sol era ya buelto a mediodía,
y mis ojos no hartos mas cansados,
quando en agua caído vi ser ida.
CXCI
Como a Dios ver es una eterna gloria,
ni dessearse puede, más ni deve
ansí veros en esta vida breve
es felicidad mía muy notoria.
Ni tan hermosa veros mi memoria
se acuerda, si a mi vista no le mueve
engaño, mas yo sé bien que se atreve
salir en este caso con victoria.
Si en el huir no fuéssedes tan lista
no pretendiera más, que si se bive
de olor como la fama antigua affirma,
O si el fuego, o el agua más confirma
en alguno el bivir (como se escrive)
por qué obrará en mí menos essa vista.
CXCII
Contemplemos amor la gloria nuestra
con la atención que a su gran ser se deve,
mira quanta dulçura della llueve,
y mira qual con verla el sol se muestra
Con que aire hazia la diestra y la siniestra
aquellos pies y lindos ojos mueve,
como natura en perfilar la nieve
de oro y negro y rubíes se mostró diestra.
Mira el campo de flores matizado,
y mucho más debaxo desta enzina,
como dessea della ser hollado,
Mira como su luz el cielo affina,
y se alegra en ser della arrebolado
como quando l'aurora se avezina.
CXCIII
De un tal manjar cevando voy mi mente
que a Júpiter no embidio su comida,
pues con sólo mirar l'alma se olvida
de otro qualquier dulçor en continente.
Dentro en mi pecho escrivo diligente
lo que oygo, que a sospiros mil conbida
y amor me guía al rostro do bevida
se gusta de sabor muy excelente.
Que aquella suave boz, en todo diestra
con tanta gracia suena y tal dulçura
que no se puede creer si no es oída
Un muy pequeño palmo ansí da muestra
visiblemente, quanto en esta vida
pueda arte, ingenio, cielo, y la natura.
CXCIV
L'aura que aquestos montes rasserena
y abiva, en este fresco valle umbroso
las flores con meneo sonoroso,
sale de quien me da más fama y pena.
Yo por algo aliviar de mi cadena
el aire olvido de Arno (aunque sabroso)
y por dar lumbre al pecho tenebroso
procuro (y pienso oy ver) mi luz serena.
En donde gustar suelo tal dulçura
que amor por fuerça allí me reconduze
despues me ciega ansí, qu'en huir tardo.
Alas he menester, y no armadura
para escapar, mas mi fin se trasluze
pues cerca un yelo soy, de lexos ardo.
CXCV
De día en día mudo rostro y pelo,
y mi dulce desseo no se olvida,
y aun hasta agora rama no ay cogida
del árbol que no teme sol ni yelo.
Será seca la mar, sin sol el cielo,
primero que no tema y que no pida
su sombra, y que no sea aborrescida
y amada esta mi llaga que mal celo.
Remedio de mi daño no lo espero,
hasta que parte a parte me deshaga,
o mi enemiga en mí sea más pía.
Impossible será (dezillo quiero)
que otri que muerte, o ella desta llaga
sanarme pueda, o darme mejoría.
CXCVI
L'aura serena y fresca, que a mi cara
llegar suele de rama en rama dando
me buelve a la memoria, el cómo y quándo
de amor gusté la dulce y cruda xara
Y me paresce ver la lumbre clara
que me asconden andándola buscando,
y los cabellos de oro que bolando
hazían entre perlas vista rara,
Los quales esparzia de tal suerte
y bolvía a coger tan dulcemente
que de acordar me dello estoy temblando,
El tiempo después fuelos añudando,
al triste coraçón tan fuertemente,
que no ay dellos librarle sin la muerte.
CXCVII
L'aura celeste que en el verde Lauro
inspira, de que Apolo fue vencido,
ansí mi cuello trae sometido
que de mi libertad nada restauro.
Tanto en mi puede, quanto en el gran Mauro
Medusa a quien en peña ha convertido,
ni del ñudo ser puedo desasido,
que al sol y al ámbar vence, y vence a lauro.
De aquel cabello trato do se enlaza
con gran suavidad el alma mía,
la qual de humildad hago que se vista:
Su sombra con gran yelo me amenaza,
y del temor me buelvo en piedra fría,
que bien me puede hazer piedra su vista.
CXCVIII
L'aura que al claro sol desplega y vibra
el oro que amor hila de su mano,
me arma un lazo de invierno y de verano,
que todos los espíritus me cribra,
Médula en huesso alguno, o sangre en fibra
no tengo que no tiemble, si cercano
me veo a quien en peso muy liviano
a su modo mi vida y muerte libra:
En viendo aquella lumbre a do m'enciendo,
y centellear los ñudos que me asieron,
o del izquierdo lado, o del derecho,
Hablar no sé por más que lo pretendo:
tales las lumbres son que me encendieron,
y en tan grande dulçura soy deshecho.
CXCIX
Ay mano que a tu modo ansí me aprietas
y el coraçón me enlazas con mil ñudos,
en donde con sus hilos más agudos
se esmeraron natura y los planetas.
Ay dedos (antes perlas más que netas)
qu'en mis llagas soléis mostraros crudos
amor quiere que agora os vea desnudos,
por mostrarme riquezas tan perfetas.
Ay blando, lindo, y delicado guante,
que aquel marfil cubriste, y aquellas rosas,
quién tal despojo en todo el mundo coge?
O quién viera otro tanto del bolante,
mas qué incostancia de terrenas cosas!
ya viene quien del hurto me despoje.
CC
Y no tan sola la desnuda mano
que con mi grave daño se cubría,
mas la otra, y aun los braços prestos vía
para estrujar mi pecho humilde y llano.
Mil lazos tiende amor (ninguno en vano)
entre su casta y nueva gallardia,
y de tan alto punto los subía,
que no le llega ingenio, o estilo humano:
Qué cabello! qué frente! qué blancura!
qué cejas! qué mirar dulce jocundo!
qué boca angelical! qué melodía!
Qué perlas! que rubíes! qué dulçura!
con gran razón se admira della el mundo,
pues vence al mismo sol a mediodía.
CCI
Havíame amor hecho y mi ventura
gracia de un lindo guante recamado,
con que al fin de mi bien havía llegado,
pensando en la de quien fue cobertura.
Y no me acuerdo el día, o coyuntura
que de tan gran riqueza me han privado,
que de ira y de dolor no esté cercado,
y lleno de vergüença y de amargura.
O que mi noble despojo no supiesse
yo defender con ánimo constante
contra el poder de sola una angelita!
Que alas a los pies no me añadiesse?
por siquiera quedando con el guante
vengarme, de quien mi consuelo quita.
CCII
De un claro y bivo yelo endurescido
salió el fuego con que me voy quemando,
tanto que pecho y venas van faltando
y soy sin lo sentir ya consumido.
La muerte al fin me trae perseguido,
y con braço alto me anda amenazando,
y como trueno, o toro va bramando,
yo tiemblo de temor como aterido.
Piedad y amor podrían con sus diestras
como en columnas firmes sustentarme,
sirviendo entre alma y golpe de remedio.
Mas no lo puedo creer, ni veo muestras
en la enemiga mía de algún medio
aunque desto a mí solo he de culparme.
CCIII
Ay que me abraso y nadie me lo cree,
sí creen todos, salvo sola aquella
que todo el mundo atrás dexa en ser bella,
mostrando no creerlo aunque lo vee:
Infinita beldad dime quién lee
en mis ojos tan clara mi querella,
sino lo impide mi contraria estrella,
qu'en de mí haver piedad no se recree?
Este mi ardor de ti tan mal creído,
y tu gloria en mis versos repetida,
creo que a más de mil arder podría,
Y aun ya (si no m'engaña mi sentido)
dos ojos veo y una lengua fría,
en fuego arder después de nuestra vida.
CCIV
Alma que tanto ver nada te espanta,
ni lo escripto, o leído, ni lo oído,
ojos vagos, y tú subtil sentido,
que todo se lo dais por orden tanta.
Por quánto no quisiérades la planta
haver visto que a tal os ha traído?
o no gozar del viso esclarecido
ni oír la suave boz de su garganta?
Agora con tal luz y con tal brío,
errar no se podrá la breve vía
que encaminarnos puede a lo superno
Alienta pues al cielo, o alma mía,
por medio de la niebla del desvío.
llevando el claro rayo por govierno.
CCV
Paz dulce, dulces iras, y desdenes.
dulce mal, dulce affán, y dulce carga,
habla que adulçar suele lo que amarga,
qu'en fuego y en dulçura me mantienes,
Alienta, o alma mía en tantos bienes
el amargor compensa (que se alarga)
con el honor de amar (qu'es gran descarga)
a quien dixe: tú sola me sostienes.
Que alguno por ventura havrá que diga,
de dulce embidia lleno como humano:
Éste gran causa tuvo de abrasarse.
También otros tendrán por enemiga
la edad, por tanta prissa en ellos darse,
o porque no nascieron más temprano.
CCVI
Si tal dixe, qu'en odio venga a aquélla
que vida me es su amor, sin la qual muero:
si lo dixe, el bivir me sea más fiero,
y nunca libre me halle de querella,
si lo dixe, me dañe toda estrella,
y sean de mi valía
temor y celosía,
y la enemiga mía
me sea siempre más fiera y más bella.
Si lo dixe, l'aljava amor despenda
de plomo en ella, en mí la de oro gaste:
si lo dixe, ablandarla nunca baste,
y cielo y tierra me armen más contienda,
si lo dixe, que aquella que a la senda
de la muerte me embía,
se esté como solía,
sin jamás dulce o pía
mostrarse en hecho, o dicho, antes me offenda
Si algún tiempo lo dixe, desconsuelo
encuentre siempre en esta breve vía.
Si lo dixe, el ardor qu'en mí se cría
se augmente, quanto en ella cresce el yelo.
Si lo dixe, no vean claro cielo
mis ojos, ni la luna,
ni sol, ni luz alguna,
mas antes tal fortuna
qual la de Pharaón por su mal zelo.
Si lo dixe, por mucho que lamente
piedad me falte y toda cortesía.
si lo dixe, la boz que antes oía
dulcissíma, se buelva en inclemente.
Si lo dixe, que siempre descontente
a la que en parte escura
metida con mesura
o en celda, o en clausura
humilde adoraría ciertamente.
Mas si no ay tal, que quien me era guarida
con esperanças en la edad passada,
govierne esta mi barca destroçada,
con el timón de su piedad crescida.
y como antes se muestre enternescida,
pues yo no he más podido
que haverme ansí perdido
sin ser arrepentido:
mal haze quien tal fe tan presto olvida.
Yo no lo dixe no, ni lo diría
por oro, ni castillos, ni ciudades:
queden pues en pie bivas las verdades,
y vaya de caída la falsía.
Amor que bien lo entiende le devría
quitar de tal engaño
con puro desengaño.
o quánto es menos daño
morir, quien tanta pena padescía.
Por Rachel he servido, y no por Lía,
ni con otra quisiesse
bivir, o quien pudiesse
quando me llame el cielo
con ella a buelo en el carro ir de Helía.
CCVII
Yo creía, conforme a lo passado,
poder gozar ya agora algún descanso,
sin invenciones procurar de nuevo,
mas pues de mi señora ya no alcanço
favor, bien ves amor, do me has llevado,
y que artes, y que ingenios busco y pruevo:
de que no sé si devo
dolerme, pues ladrón con tal biveza
me hazes ser de belleza,
qu'en mí tormentos causa tan estraños:
en mis más nuevos años
fuera mejor usar lo que al presente
que errar joven, es menos indecente:
Los ojos que solían darme vida,
de las divinas y altas sus bellezas
corteses al principio tanto han sido,
que biví como quien no en sus riquezas
mas tiene en otra cosa su guarida,
y sin jamás averlos offendido,
vino a tal mi partido,
que a mi pesar les soy buelto importuno:
qu'el pobrezillo ayuno,
a ratos come lo que en otro estado
huviera desechado
Si embidia haze qu'en mí piedad no se use,
hambre amorosa, y el no poder me excuse.
Que más de mil caminos he tentado,
provando si sin ellos mortal cosa
tenerme puede en vida solo un día,
mas l'alma como allí sólo reposa,
buelve a buscar el sol acostumbrado,
y aunque soy cera, allá voy a porfía,
por sólo si vería
no tanta guardia a lo que más desseo,
y como ave me veo,
que a do menos pensó se halla asida.
de la vista subida
ansi una buelta y otra cojo a tiento,
de que ardo juntamente y me sustento,
Susténtome en mi muerte y bivo fuego,
salamandria (manjar maravilloso)
mas no es milagro, como amor lo quiera:
quando cordero, un tiempo fui gozoso
en el hato de amor, y sin sossiego.
me buelvo agora al fin de la carrera.
Ansí en la primavera
ay rosas, y en invierno ay nieve e yelo,
por tanto me desvelo
buscando como de algo me provea,
si dize que hurto sea
tan rica dama deve ser contenta,
que bivan de su haver sin que lo sienta.
Quién dexa de entender mi larga guerra?
desde que vi los rayos soberanos,
qu'en mí la vida y condición trocaron?
quién ay que entienda todos los humanos
sustentos, aunque boje mar y tierra?
que en el Gange de olor se sustentaron,
aquí también hartaron
a mí la luz y fuego estando hambriento
(y aunque sea atrevimiento)
no conviene ser tal señor tan parco,
pues xaras tienes y arco
amor no es bien que desseando muera,
que un buen morir, es honra, y no qualquiera.
Fuego oculto más arde, y si se augmenta
pretender encubrirle es demasía,
amor yo bien lo sé, pues qu'en tus manos
me viste, quando más callando ardía
mis quexas tengo agora por affrenta,
que a cercanos doy pena y a lexanos:
o pensamientos vanos,
o mundo, ay dó me lleva mi ventura!
de quán grande hermosura
en el pecho esperança me ha nascido!
y tiénele oprimido
la que con fuerça tuya la encadena,
de que la culpa es vuestra y mía la pena.
Assí de bien amar saco tormento,
y del pecado ageno perdón pido,
más del mío, pues yo torcer deviera
los ojos de tal luz, y aun el oído
cerrar al Sirenáyco concento,
y que mi seno emponçoñado fuera
dello, no me doliera,
querría antes me diesse ya el postrero
golpe, quien dio el primero:
que un modo de piedad es matar presto,
como no esté dispuesto
hazer menos en mí que suele y quiere:
qu'el que de pena sale muy bien muere.
Canción mia firme en campo
seré, qu'es deshonor morir huyendo,
y a mí mismo reprendo
destas quexas, tan dulce me es mi suerte
llanto, sospiro, y muerte
siervo de amor que aquestos versos lees,
bien creo que otro tal qual yo no vees.
CCVIII
Río, que con tal furia vas gozando
del nombre que te fue del roer dado,
conmigo entiendo vas appressurado
do natura y amor nos van guiando:
Ve pues no cansas, ni te va atajando
el sueño, y antes mucho de llegado
a dar al mar el feudo acostumbrado,
verás un prado en gracias abundando.
Del qual mi sol con rayos soberanos
la vanda izquierda adorna, de antes yerma
que mi tardança acusa por ventura:
Passando besarás sus pies y manos
y mira que le digas con mesura:
que l'alma es prompta, aunque es la carne enferma.
CCIX
El valle do a mí mismo me he dexado,
del qual partiendo, no ay poder partirme,
comigo va sin nunca desasirme
del peso qu'el amor en mí ha cargado.
Yo de mí mismo voy maravillado,
que con irme, allí siempre estoy más firme
y es por demás querer dél sacudirme,
qu'en me alexando le hallo más al lado.
Y qual ciervo que en el lado ascondido
lleva el harpón, que huye y no descansa,
antes en aguijando más le duele:
Ansí soy yo con el que me ha herido.
que consumirme y deleitarme suele,
pues me afflige el dolor, y el huir cansa.
CCX
No dende Oriente al último Poniente,
ni desde Septentrión al mediodía,
mirando todo quanto el orbe cría,
mas de un Fénix se ha visto eternamente.
Yo también solo soy entre la gente
a quien piedad se muestra sorda y fría:
y no entiendo mi suerte, que creía
successo tener harto differente.
Por ella no lo digo, que bien veo
que se hinche quien la mira de dulçura
tanta es la que de sí siempre derrama.
Mas porque todo en mí buelva en retama
se burla, o finge aposta (a lo que creo)
que de mis blancas sienes no se cura.
CCXI
Aguíjame el querer, amor me guía
plazer me tira, el uso me transporta,
halágame esperança y me conhorta
y al triste coraçón su diestra embía:
El mísero la sigue sin porfía,
tras lo que nuestra ciega guía exhorta,
reina lo sensual, ragion è morta
que de un vago desseo, otro se cría
Virtud, belleza, y gentil acto, junto
con dulce hablar, al árbol me han guiado
do me cevo por modos muy extraños,
Mil y trezientos y veinte y siete años
contavan, y eran seis de Abril en punto
quando engolfado fui sin más ver vado.
CCXII
Beato en sueño, y de penar contento,
de abraçar sombra, y seguir l'aura estiva,
nado en profunda mar, aro agua biva,
edifico en arena, escrivo en viento:
Aposta sigo el sol, aunque bien siento
que su luz mata a mi virtud visiva,
sigo ligera cierva fugitiva
con buey enfermo, coxo, flaco, y lento.
A toda cosa ciego y muy cansado,
salvo a mi daño, que éste busco a tiento,
tras Laura, amor, y muerte, me desvelo:
Ansí al año veinteno soy llegado,
y cobro más dolor, pena, y tormento:
en tal signo gusté cevo y anzuelo.
CCXIII
Gracias qu'el cielo a pocos las destina
rara virtud, y no de humana gente,
gran reposo en cabello refulgente,
en humildad belleza alta y divina:
Gala particular y peregrina,
cantar que dentro en la ánima se siente,
celeste andar, y un aire bivo ardiente,
que lo más duro rompe y lo alto inclina,
Mirar que a qualquier pecho haze d'esmalte,
y aclarar puede noches, y al abismo,
y aun dar vida, o quitar según su grado,
Con el suave hablar, como no falte
un dulce sospirar roto en sí mismo:
son los encantos que me han transformado.
CCXIV
Criada tres días antes era en parte
l'alma que huviera de ir tras cosas nuevas,
y despreciar lo que se tiene en precio,
sin más considerar su fatal curso,
dubdosa, sola, chiquitica, y suelta,
de primavera entró en un verde bosque.
Nascido havía una flor en aquel bosque,
el día de antes, con raíz en parte
que apenas la alcançara ánima suelta,
porque havía lazos en formas tan nuevas,
y tal plazer precipitava el curso,
que libertad perder era allí el precio.
Ay dulce y caro, y fatigoso precio,
que presto me bolviste al verde bosque,
usado a desviarme a medio curso,
busqué después el mundo parte a parte,
piedras, o versos, o si yervas nuevas,
podrán un día hazer mi mente suelta.
Mas ya entiendo será la carne suelta
del ñudo adonde está su mayor precio,
antes que antiguas drogas, o más nuevas
las llagas suelden que huve en aquel bosque
de espinas lleno, a do cobré tal parte,
que salgo coxo, aunque entré con gran curso.
D'espinas bien poblado un agro curso
he de acabar, a do ligera y suelta
planta conviene, y sana en toda parte:
mas tú señor que has de piedad el precio,
dame tu diestra y en este escuro bosque
tu sol destruya mis tinieblas nuevas.
Mi estado guarda en las vaguezas nuevas,
que interrumpiendo de mi vida el curso
me han hecho poblador de umbroso bosque,
y buelve (si ser puede) libre y suelta
a mi consorte, y sea tuyo el precio,
si la veo contigo en mejor parte.
Éstas en parte son mis quexas nuevas,
si tengo precio, o todo ha hecho curso,
o l'alma es suelta, o presa es en el bosque.
CCXV
En sangre no común vida quieta,
en alto entendimiento pecho puro,
en juvenil edad fructo maduro,
y en rostro grave un alma alegre y neta.
Ha recogido en ésta su planeta
más todo el cielo, y le han dado seguro
de aquel valor que sublimar procuro
que agotará el ingenio a un gran poeta
Amor y honestidad en ella junto
con una hermosura y loçanía,
y un acto, y brío que habla con silencio
Y un no sé qué en los ojos, qu'en un punto
puede a la noche dar la luz del día,
y amarga hazer la miel, dulce el assensio.
CCXVI
Todo el día lloro, y en la noche, quando
reposan ya los míseros mortales,
me hallo en llanto y dóblanse mis males:
ansí consumo el tiempo lamentando.
En triste humor mis ojos voy gastando
y en pena el coraçón, entre animales
soy tal que las saetas desiguales
de amor me van la paz menoscabando.
Mas ay que de lo qu'el tiempo hazer suele,
voy entendiendo, he ya lo más passado
désta que dizen vida, aunque ella es muerte.
Más culpa agena que mi mal me duele,
pues que piedad no muestra algún cuidado
de ayudarme por más que ve mi suerte.
CCXVII
Si con justa querella he desseado
en hervorosos versos ser oído,
fue porque de piedad fuesse movido
un pecho que anda de verano elado.
Y aquella nuve de que está cercado,
la rompiesse algún tanto mi gemido,
o que de todos fuesse aborrescido
el velo que de tal luz me ha privado.
Mas ya no voy contra ella odio buscando,
piedad sí para mí, que odio no quiero,
estotra no hallo, tan dura es mi suerte.
Su divina belleza voy cantando,
porque quando se acabe el bivir fiero
se entienda quanto me es dulce la muerte.
CCXVIII
Si acaso entre otras damas se ha mostrado
ésta, qu'en todo el mundo par no tiene,
la luz con su presencia les detiene
como haze el sol a todo lo estrellado.
Al oído el amor me ha susurrado
mientras ésta en la vida se sostiene,
bueno es bivir, mas si su fin le viene,
mi reino y la virtud havrán faltado.
Como si luna y sol Naturaleza
al cielo, al aire el viento y a la tierra
las plantas, y a la mar agua y pescado,
Y al hombre huviesse de su hablar privado:
tanta amenaza y muy mayor tristeza,
si sus ojos la escura muerte cierra.
CCXIX
Al redoblar de boz y dulce canto
que de los ruiseñores hazia el día,
se suele entremeter, con l'harmonía
que de las aguas se oye tanto, o quanto,
Aquella que de nieve trae el manto,
y los cabellos de oro, en que falsía
nunca se halló de amor, al son que embía
peinando al blanco viejo, me levanto.
Ansí despierto a saludar l'aurora,
y al sol que trae, y al otro de que he sido
flechado en mi principio, y más agora.
Y los vide algún día haver salido
a la par, en un punto, y en un'hora,
y él, del cielo quedar escurescido.
CCXX
Adónde halló el amor la rica vena
de oro tan acendrado? de qué espinas
cogió tan lindas rosas? dó tan finas
eladas, a que dio su pulso y vena?
Y aquellas perlas do quiebra y enfrena
las dulcíssimas hablas peregrinas?
y de dónde bellezas tan divinas
de frente como el cielo, o más serena?
De qué ángeles cogió, y de qué esphera
aquel suave son que ansí me atierra?
que ha dexado mi vida en solo un pelo.
De qué sol procedió luz tan entera
de aquellos ojos? paz mía y mi guerra,
qu'en medio me arden del fuego y del yelo?
CCXXI
Quál fuerça, o quál destino, o quál engaño
me buelve al campo estando desarmado?
pues soy vencido, y quando he bien librado,
temor cobro, y si muero ay mayor daño:
Daño no, mas provecho: tan estraño
es aquel resplandor que me ha cercado,
sin que jamás un punto aya affloxado,
aunque he llegado ya al vigéssimo año.
De muerte siento tragos si desplega
los ojos dende lexos centelleando,
mas si después más cerca me los hallo,
Con tal dulçura amor viene picando,
qu'es por demás dezillo ni pensallo,
que mi ingenio aunque buele allá no llega.
CCXXII
Dezid señoras como ansí penando
vais alegres, y solas por tal vía?
a dó queda la vida y muerte mía,
que irse con vos solía solazando?
tratando de aquel sol imos gozando
penamos por su dulce compañía,
de que embidia nos priva, y celosía
qu'el bien de otri en mal suyo va trocando.
Quién al amante puede poner freno?
al'alma nadie, al cuerpo ira y dureza,
que nos a ratos, y ella agora siente:
Qu'el coraçón se ve claro en la frente,
tan demudada vimos su belleza,
y de sus ojos tan bañado el seno.
CCXXIII
Quando en la mar su carro ha el sol bañado
y se acerca la noche a mí importuna,
al cielo, a las estrellas, y a la luna
me quexo del mal rato aparejado:
Y a la que de mí siempre se ha burlado
mis penas todas cuento de una en una,
y trato con amor, con mi fortuna
comigo, y con el mundo de mi estado.
Reposo y sueño, entrambos se me han ido,
sospiros no me dexan hasta el día,
y lágrimas también que han acudido.
Después el alva al fosco aire desvía
de mí no, porqu'el sol que m'ha herido,
sólo puede aplacar la pena mía.
CCXXIV
Si una amorosa fe nada fingida,
si un dulce padescer, si un comedido
desseo, si un querer todo encendido
sin que la honestidad sea offendida,
Y si un alma en la frente conoscida,
y un son de boz apenas proferido,
de miedo, o de vergüença detenido,
y si una amarillez de amor nascida,
Si a otri más amar que no a sí mismo
y si andar lamentando en todo el año
si de ira y de congoxas sustentarme,
Si arder de lexos, y de cerca elarme,
son causa de gustar tal paraxismo,
será la culpa vuestra y mío el daño.
CCXXV
A doze damas vide algo cansadas
(mas un sol, y onze estrellas relumbrando)
andarse en una barca solazando
qu'el nombre escurescía a las passadas,
Sin excepción de aquellas dos mentadas,
una qu'el vellocino iva buscando,
y otra que dexó triste y lamentando
a Troya en ver sus torres abrasadas.
Después en triunfal carro pomposo
las vide, y Laura entre ellas assentada
cantando con su rara melodía:
O vista peregrina nunca usada,
Typhis y Authumedón par venturoso
pues merescéis guiar tal compañia.
CCXXVI
Qué ave tan solitaria se vio en techo
que me iguale? o qué fiera tal ha havido
en se ausentando el sol esclarescido
que a mis ojos da siempre satisfecho?
Pues mi contento en llanto es ser deshecho,
duelo el reír, assensios lo comido,
la noche affán, lo claro escurescido,
y duro campo de batalla el lecho,
Padre de muerte el sueño es ciertamente
que haze al coraçón hazer desvío
del pensamiento que le tiene en vida:
Ribera única linda floresciente,
y tú tierra, qual otra no ay sabida,
vos le tenéis, y yo lloro el bien mío.
CCXXVII
Aire que los cabellos encrespando
y moviendo los vas con tal decoro,
y eres movido tú por el mismo oro,
qu'en mil lazos después vas añudando:
En los ojos do estás, de allí picando
me van dulces abispas, de que lloro,
y vacilando busco mi thesoro,
como topo que abrigo anda buscando,
Que pienso ya encontrarlo, e ya me veo
lexos, ya tomo alivio, ya desmayo
en ver que mi desseo se me ataje.
Quedad pues aire vos, y el bivo rayo
y vos río que vais como correo:
o quién con vos trocara este viaje.
CCXXVIII
Abrióme amor por el siniestro lado,
y allí dentro plantado de su mano
dexó un Lauro tan verde y tan loçano,
que atrás toda esmeralda le ha quedado.
Mi sospirar continuo y el arado
de pluma, con el riego tan a mano
de mis ojos, al cielo soberano
hizieron que su olor aya llegado:
Fama, virtud, honor, y gallardía,
y en hábito galán casta hermosura,
raízes son de aquesta noble planta:
Tal en mi pecho l'hallo noche y día,
felice carga, y con ánima pura
la adoro humilde como a cosa santa.
CCXXIX
Canté, mas lloro agora, y tal dulçura
siento, qual el cantar en mí ha causado,
que a la ocasión, y no a lo efectuado
mis pensamientos tiran con gran cura:
Dureza juntamente con blandura,
acto cortés humilde, y denodado
de alli sacó, sin serme esto pesado,
ni rompen los desdenes mi armadura.
Use comigo amor a su manera,
y el mundo, y mi señora y mi fortuna,
que no pienso de ser menos contento
Sospire, arda, lamente, pene, o muera,
tal ser no le ay debaxo de la luna,
tan dulce es la razón de mi tormento.
CCXXX
Lloré, mas canto agora, qu'el sol mío
su luz clara a mis ojos ya no cela,
donde el honesto amor claro revela
su dulce fuerça, y su sancto desvío:
Sacar solía de lágrimas tal río,
por acortar de mi bivir la tela,
que era pensar salir a remo y vela
y aun con alas, no po[c]o desvarío:
Tal era el llanto, y de tan larga vena,
y tan lexano el puerto, y tan esquivo
qu'el pensamiento aun llega allá con pena:
Mas ya no Palma, o Lauro, mas Olivo
piedad me embía, el tiempo reasserena,
y el llanto enxuga, y quiere aún verme bivo.
CCXXXI
Con mi suerte bivía muy contento
sin lágrimas, y sin embidia alguna:
que si en otros más diestra es su fortuna,
no igualan mil plazeres a un tormento.
Los ojos, por quien nunca me arrepiento
de mis penas, ni quiero menos una,
tal niebla los obfusca, que ninguna
luz queda ya del sol de mi sustento.
O piadosa natura y fiera madre
quién tal poder te ha dado y tan contrario
de hazer, y deshazer, según te antoje?
Mas tú cómo consientes summo Padre,
(pues todo el poder sale de un armario)
que otri de un tal don tuyo nos despoje?
CCXXXII
Ira de que Alexandro fue sobrado
en parte l'hizo menos que Philippo,
que importa que Pirgótele, o Lisippo
l'entallen? o de Apelles ser pintado?
Por ira ansí Tideo se ha desmandado,
que muriendo roía a Menalippo:
ira a Silla acabó, con el gran hippo
de ver en su poder a Granio atado.
Valentiniano pena semejante
gustó por ira y Áyax Telamonio
por ira también fue contra sí fuerte.
Ira es breve furor, que si adelante
passa, buelve al airado en un demonio
y le causa vergüença, y aun la muerte.
CCXXXIII
Qué venturoso fui quando aggravado
de un accidente vide, y algo escuro,
un ojo de los dos que a buen seguro
no ay otros tales dos en lo poblado,
Que por supplir en parte lo ayunado
bolviendo a ver a quien sola procuro,
se me mostró el amor muy menos duro,
aunque aya lo de atrás acumulado,
Porque del ojo (más del Sol) derecho
de mi señora vino al ojo mío.
el mal que me deleita y no me duele.
Y como que tuviera lleno el pecho
de entendimiento, o qual cometa suele
tal corriendo a mí vino sin desvío.
CCXXXIV
O cámara, que un tiempo fuiste puerto
a mi diurna tormenta más pesada,
en un nocturno llanto eres tornada.
que traigo de vergüença el día encubierto.
O camichuela, mi reposo cierto
a tanto affán, ay cómo amor bañada
te buelve, con la mano delicada
que a mí solo es tan cruda a tan gran tuerto.
No huyo del secreto mi reposo,
mas de mí mismo, y del pensar ligero.
que me alça algunos ratos hasta el Polo:
El vulgo a mí enemigo, y odioso
(quién tal pensó) por mi refugio quiero
tan grande es mi temor de verme solo.
CCXXXV
Ay que a su posta amor me ha transportado
y salgo del dever, aunque lo siento,
ansí a la qu'en mí ha puesto el summo assiento
más importuno soy siempre y pesado.
Nunca navío fue con tal cuidado
de peñas apartado a remo y a viento,
quanto procuro yo con muy gran tiento
ver mi barco de orgullo desviado.
Mas lagrimosa lluvia y fieros vientos
de infinitos sospiros le han echado
en mi mar, siendo noche y bravo invierno
Cargado para sí de mil tormentos
y para otro de enojos, destroçado,
las velas ya perdidas y el govierno.
CCXXXVI
Amor yo voy errado, y bien lo entiendo,
como el que fuego trae dentro en el seno,
dond'el dolor se augmenta lo que es bueno,
y quasi la razón se va perdiendo.
Solía mi desseo ir deteniendo
por no turbar un rostro tan sereno
no puedo más que me has quitado el freno
y de desesperado voy saliendo.
Si el alma pues a tal trance se pone,
que por cobrar salud todo se tienta:
la culpa es de tu espuela tan esenta.
Mas la beldad de Laura lo dispone,
y su gracia, haz tú amor que ella lo sienta,
y mis culpas a sí misma perdone.
CCXXXVII
No ay tantos animales en las ondas
ni menos sobr'el cerco de la luna
tantas estrellas vido alguna noche,
ni tantas aves buelan por los bosques,
ni aun tantas yervas nascen en el campo,
quantos son mis sospiros cada tarde.
De día en día espero alguna tarde
que de mí aparte tan continuas ondas,
y sossegar me dexe en algún campo,
que nadie acá debaxo de la luna
passó tantos martirios, y los bosques
lo saben, donde bivo día y noche.
Yo no tuve jamás quieta noche,
mas sospirando voy mañana y tarde
después que ciudadano soy de bosques,
y antes que pare, el mar será sin ondas,
y al sol dará la luz la escura luna,
y flores no terná de Abril el campo.
Consumiéndome voy de campo en campo,
pensando y lamentando día y noche
sin más sossiego haver que ay en la luna,
sacando unos sospiros en la tarde
que pueden mover selvas, y unas ondas,
que bastaran regarlas y a los bosques
Los pueblos me dan pena, y de los bosques
rescibo alivio, porque por el campo
al son voy desfogando de las ondas
por el silencio dulce de la noche
do espero todo el día qu'en la tarde
el sol parta y lugar tenga la luna.
O si ya con el curso de la luna
me adormesciesse entre estos verdes bosques
y aquesta que ante tiempo trae la tarde,
comigo y con amor, en aquel campo
viniesse a estarse al menos una noche,
y no saliesse el sol dentre las ondas
Al son de tristes ondas, y a la luna
canción hecha de noche entre estos bosques
rico campo verás mañana y tarde.
CCXXXVIII
Alma preclara, angélico intellecto,
prompta vista, real naturaleza,
providencia veloz de grande alteza,
digníssima de hallarse en tal subjecto.
Un número de damas siendo electo
por adornar la fiesta con belleza,
aquel juizio entero con presteza
dellas escoje el rostro más perfecto.
Y las que en días exceden, y en fortuna,
señala que se aparten con la mano,
y a Laura solamente se acaricia:
Y ojos le besa y frente el muy humano
de que se alegran todas una a una,
yo voy de embidia lleno y de cobdicia.
CCXXXIX
Hazia l'aurora, quando suele l'aura
en primavera ya mover las flores.
y dar tono las aves a sus versos,
sospiros tan suaves en el alma
mover siento, por quien les haze fuerça,
que me es forçoso dar buelta a mis quexas.
O si templar supiesse yo mis quexas,
de modo que ablandassen algo a Laura
y viesse que ella misma es quien me fuerça:
mas antes se verán de invierno flores,
que amor floresca en esta gentil alma,
la qual ni da por prosas ni por versos.
Quántas lágrimas (triste) y quántos versos
en mi tiempo esparzí, y en quántas quexas
he procurado hazer blanda aquell'alma,
mas ella está como una peña a l'aura
que aunque hojas mover suele y tiernas flores
no mueve punto alguno de su fuerça.
Solía amor vencer hombres por fuerça,
y aun dioses (según se halla escripto en versos[ )],
y al abrir lo prové yo de las flores:
agora amor ni mis continuas quexas,
ni mi humildad hazer pueden que Laura
sacar quiera de pena o vida esta alma.
Saca tu ingenio al campo, o misera alma
este tercio postrero, muestra fuerça
en quanto te sostiene en vida l'aura
que no ay cosa que no puedan los versos
qu'en áspides también engendran quexas
y al yelo tambien suelen dar sus flores.
Que pues ya todo ríe con mil flores,
no puede ser que aquella angélica alma
el son no sienta de amorosas quexas,
Y si mi triste suerte es de más fuerça
lamentando y cantando con mis versos
iré caçando con buey coxo l'aura.
En redes cojo l'aura, en yelo flores,
y tiento en versos sorda y rígida alma
que no precia de amor fuerça ni quexas.
CCXL
Mil veces al amor rogué y le ruego
que me escuse con vos mi dulce pena
y mi amargo dulçor, si con fe llena
de la derecha vía me doblego:
Yo no puedo negar, ni jamás niego,
que a la razón (que al'alma buena enfrena)
no tenga mi querer por la melena,
y que al cabo le sigo, aunque reniego.
Vos con el pecho que de tanta alteza,
y de tanta virtud adorna el cielo,
quanta jamás salió de pía estrella,
Devéis dezir piadosa y con llaneza
qué puede éste, si el pobre va de buelo
por ser tan desseoso, e yo tan bella?
CCXLI
Aquel señor que ante él nada aprovecha
huir, ni s'asconder, ni otra guarida,
me tuvo de plazer l'alma encendida
con una ardiente y amorosa flecha:
Y aunque fue la primera harto derecha,
y de muerte, por dar mayor herida,
con xara en agua de piedad teñida
de aquí, y de allí me assalta, y más m'estrecha.
De una llaga reboça fuego y llama,
destotra por mis ojos la querella
ondas saca por sólo lo que veo.
Y con dos fuentes sola una centella
no se apaga del fuego que me inflama,
antes por la piedad cresce el desseo.
CCXLII
Hazia el collado mira, o pecho vago
en donde ayer quedó la que solía
de nos dolerse, que hora bien querría
sacar de nuestros ojos un gran lago.
Buelve, que yo de sólo estar me pago
y ve si del dolor qu'en mí se cría
mudar tiempo, o ventura algo podría,
o de mi mal partícipe y presago.
Mas cómo de mí mismo ansí me olvido?
hablando al coraçón como que fuesse
aquí comigo? o vano pensamiento
A mi partida ya me acuerdo y siento
que se escondió temiendo le traxesse,
y que en sus ojos queda allá metido.
CCXLIII
Collado verde, umbroso, florescido
donde hora está pensando, hora cantando
o del cielo el poder manifestando
la que al mundo ha quitado su sonido:
Mi coraçón que me ha puesto en olvido
por ella, y fue acertado, y muy más quando
no buelva, las señales va notando
de sus pies y mis ojos encogido.
Y a cada passo dize, Qué sossiego
me fuera, si aquel viera aquesta seña
a quien el bivir es ya tan penoso:
Ella se ríe, y tómalo por juego
y te haze paraíso venturoso,
e yo sin coraçón me quedo peña.
CCXLIV
El mal me opprime y espanta, porque veo,
tan ancha por delante y llana vía
que entrado he en semejante frenesía
que tú, llevado de otro tal desseo:
Ni sé si a Dios paz pida, o guerra, ay reo
qu'el daño es grave, y fea en demasía
la affrenta, mas qué vale tal porfía?
pues contrariar al cielo es devaneo.
Y aunque de tal honor como has mostrado
no soy digno que amor t'engaña a tuerto,
y tu opinión de mí no es acertada.
Con todo esto, mi voto es que buscado
por nos el cielo sea y su morada,
que es lexos, breve el tiempo, y poco cierto,
CCXLV
Ante de ayer de Mayo primer día
un sabio antiguo amante presentava
dos rosas, una a Laura, otra a mí dava:
don que del paraíso parescía.
Y con un aire tal las repartía
que a qualquier pecho enamorar bastava
la alteración que dello resultava
en nuestros rostros bien se descubría
Un semejante par dó puede hallarse?
nos dixo, quasi riendo y sospirando,
teniéndonos a entrambos abraçados.
Tanto con rosas y hablas regalados
que aún temo agora, y también voy gozando,
o dignos actos de nunca olvidarse.
CCXLVI
L'aura qu'el verde Lauro blandamente,
y áureos cabellos aspirando mueve,
con sus lindezas haze que se aprueue
poder estar del cuerpo l'alma absente:
O rosa de entre espinas refulgente
quándo será qu'el mundo otra tal prueve?
esta alma a Dios supplica come deve
que me excedas en días luengamente.
Tanto que yo no sienta el grave daño
del mundo quando sin su sol se vea,
ni mis ojos que luz otra no tienen,
Ni el alma qu'en sola ella se recrea,
ni mis orejas que tan promptas vienen
a gozarse de oír un bien tamaño.
CCXLVII
Si piensa alguno qu'en loar aquella
que acá en la tierra adoro, que me alargo,
y sin considerarlo me haze cargo
que la hago santa y sabia, casta y bella.
Yo digo lo contrario, con tal que ella
a mi corto dezir no ponga embargo,
siendo digna de ingenio muy más largo
el que no me creyere, venga a vella,
Yo sé que me dirá: lo que éste aspira
basta estancar Athenas con Arpino,
y de Mantua y de Smirna l'alta lira,
Lengua mortal no puede el ser divino
suyo alcançar, amor la instiga y tira,
y no por electión, mas por destino.
CCXLVIII
El que quisiere ver lo que natura,
y el cielo puede acá, venga a ver ésta,
que es sola un sol, y el mundo es tambien desta
sentencia, aunque del bien tan poco cura.
Y venga presto, pues la parca dura
en lo bueno llevar, es muy más presta,
y a lo contrario quasi no molesta,
que cosa mortal bella poco dura.
Verá si viene a tiempo la costumbre
Real con la virtud y loçanía
concordes en un cuerpo aposentarse.
Dirá también: Que si mi poesía
es muda, la enmudesce su gran lumbre,
mas si se tarda, havrá de lamentarse.
CCXLIX
Las vezes que me passa por la mente
como a mi Laura vi quedar cuidosa,
temblando estoy, y cierto que no ay cosa
qu'en mi coraçón sea más frequente.
Ansí la veo estar tan húmilmente
entre otras lindas damas, como rosa
entre flores, ni alegre ni penosa,
como quien teme, y mal otro no siente.
Depuesta ya su usada gallardia
las perlas, y guirnaldas, y atavíos,
la risa, y el cantar, y hablar humano:
En tal dubda dexé la vida mía,
pensamientos agora, y sueños fríos
me assaltan, quiera Dios que sea en vano.
CCL
En sueños desde lexos consolarme
solía con su rostro de alegría
mi Laura, mas tan triste aora la vía
que no ay de pena, o miedo assegurarme.
Qu'en su vista hartas vezes presentarme
piedad y dolor grave parescía
y oír cosas que fácil les sería
de gozo y d'esperança despojarme.
No te recuerdas (di) de la postrera
vista (dize ella) que huve de bolverme
quando tus ojos más se enternescieron?
Ni yo quise dezirlo, ni pudiera
pues sabe lo que entonces te encubrieron,
qu'en la tierra de oy más no podrás verme.
CCLI
O mísera visión triste, espantosa,
es en efecto muerta sin más cuenta
la que mi vida hazía ser contenta
en pena y esperança deleitosa?
Mas cómo puede ser que tan gran cosa
de suyo, o de otro modo no se sienta?
naturaleza y Dios no lo consienta,
y mi sospecha quede mentirosa.
Con todas estas dubdas determino
creer que ver podré como solía
la que a mi es vida, al mundo honor divino:
Mas si rompió la cárcel do bivía
por se bolver al cielo de a do vino,
querría ver ya mi postrimer día.
CCLII
En dubda de mi estado, lloro, o canto,
espero, o temo, y en sospiro, o rima
descanso: qu'el amor siempre su lima
exerce en este pecho tanto o quanto
Podré ver aquel rostro hermoso y santo
qu'en mis ojos su luz passada imprima?
ay triste no lo sé, tanta es mi grima
que temo dar en un perpetuo llanto.
Mas si ella es ida al cielo, su bivienda
no se empachará dellos en la tierra
de que ha sido el govierno, sol, y rienda:
En tal temor, y en tal perplexa guerra
bivo sin ser quien fui, como el que senda
dubdosa encuentra, y teme, y al cabo yerra.
CCLIII
Mirar y hablar dulcíssimo amoroso
ay quándo os podré ver como solía?
y a vos cabellos de que amor texía
el lazo para mí tan deleitoso?
Ay rostro por quien falta mi reposo
de día en día más por suerte mía,
ay dulce y engañosa cortesía
darme un plazer que sea tan costoso.
Y si acaso de aquel mirar suave
en donde mi bivir (triste) se anida
dulçura alguna me ha venido honesta,
Porque me alexe, y della me despida,
de repente trotón me embía o nave
fortuna, que a mi mal siempre está presta.
CCLIV
Con todo espero nueva y no ay sabella
de la dulce y querida mi enemiga,
ni sé lo que me piense, o que me diga
qu'el coraçón da muestra de temella.
Alguna daño tuvo por ser bella,
y ésta quiçá por serlo, y ser amiga
de la virtud, Dios quiere que le siga
por adornar el cielo de otra estrella:
Más de otro sol, y si es ansí mi vida
va su camino, y mis males estraños
a más vernán, ay triste mi partida,
Por qué ansí me alexaste de mis daños?
ya mi fábula breve es fenescida
ya fenesciendo van mi tiempo y años.
CCLV
La noche dessear, y odiar la aurora
suelen estos alegres namorados,
en mí la noche augmenta los cuidados
lo que algún tanto al alva se mejora:
Que a vezes salen juntos a deshora
un sol, y el otro en todo pareados
de luz y de beldad tan arreados.
que aun de la tierra el cielo se enamora.
Qual iva començando nuevamente
a verdeguear la planta que se vee
en mi pecho arraygada y muy querida,
Tales sentía estas horas en mi mente
ansí la buena es bien que la dessee,
y la contraria sea aborrescida.
CCLVI
Vengança hazer pudiesse yo de aquella
que con mirarme y hablarme me destruye,
y por más pena darme asconde y huye
la luz que dexa atrás a toda estrella:
Ansí en mi coraçón haze tal mella,
que por puntos mi vida disminuye,
y como león ruge, y aun me arguye
quando affloxar devría mi querella.
L'alma que a braços anda con la muerte
de mí se parte, y de su ñudo suelta
se va tras la que le ha siempre affligido:
E yo me espanto de que alguna buelta
el sueño no le rompe con gemido
al abraçar y hablar de alguna suerte.
CCLVII
Al rostro por el qual sospiro y bramo
fixas tuve mis lumbres muy intensas.
quando amor, como quien dize: Qué piensas?
a mí tendió la mano que más amo.
Preso allí el coraçón como ave en ramo
o pesce en el anzuelo, sus defensas
no procuró, ni dio por las defensas
que a sentido ocupado no ay reclamo.
Mas la vista privada de su objecto
como soñando vâ tras de su guía,
que sin ella su bien es imperfecto.
Entre una y otra gloria el alma mía
un gozo allá del cielo muy perfecto
con un dulçor estraño recibía.
CCLVIII
Una encendida llama procedía
de dos claras estrellas fulgurando
y desde un sabio pecho sospirando
tan dulce suavidad a mí venía
Que solo el acordarme de aquel día
paresce que me acaba, y muy más quando
pienso en como mi espíritu faltando
iva con las mudanças que sentía.
El alma mía en pena exercitada
no pudo en plazer tanto sustentarse
(tal fuerça cobra la prescripta usança)
Ansí al gusto del bien tan poco usada
entre un temblor de miedo y de esperança
estuvo quasi por de mí apartarse.
CCLIX
Buscado he siempre solitaria vida
(son buen testigo el campo y las riberas)
sólo por me alexar de las carreras
que del cielo amortiguan la subida.
Que si mi voluntad fuera cumplida
ya tú dulce Thoscana no me vieras,
y aún tú Sorga en tu playa me tuvieras,
pues al lamento y canto más combida,
Mas la fortuna a mí siempre enemiga,
me lleva donde sienta más tormento
en mi thesoro ver mal empleado,
Aunque a la mano ya se ha hecho amiga
que escrive ya quiçá más acertado
Laura y amor lo saben, yo lo siento.
CCLX
Una figura vide en tal estrella
de honestidad tan llena y de dulçura
y de un tan grande estremo en hermosura
qu'en nada tengo al resto fuera della:
La Griega que a Troyanos dio querella
no la iguala, aunque della el nombre oy dura,
ni quantas nos presenta la escriptura,
pueden hazer en ésta alguna mella.
Ni la linda Romana que con hierro
rompió su casto pecho muy contenta,
ni Polycena, Isíphile, ni Argía,
Esta excelente es gloria (si no yerro)
al mundo, y a mí estremo de alegría,
mas vino tarde y más presto se absenta.
CCLXI
La que pretende haver gloriosa fama
de ser, y de valor, y cortesía
los ojos ponga en la enemiga mía,
a quien señora mía el mundo llama
Cómo se alcança honor, cómo Dios se ama,
cómo se junta honesto y gallardía,
se aprende allí, y aquella recta vía
del cielo que la enciende en biva llama.
Allí el hablar que estilo no le llega,
y el callar a su tiempo, y las costumbres
de que exprimir no puedo ni una parte:
mas la beldad que a qualquier hombre ciega
no se desprende allí, que aquellas lumbres
se alcançan por ventura y no por arte.
CCLXII
Chara la vida y luego me paresce
qu'en dama honestidad pura se vea,
trocad honrada madre, qu'es muy fea
la cosa donde honestidad fallesce:
Y la que del honor se desguarnesce
no bive ya, ni dama es, ni lo sea,
y aunque paresca serlo, no se crea
qu'es más que muerta, y penas mil meresce.
Ni de Lucrecia soy maravillado
sino como al morir menester fuesse
hierro, sin que bastasse el dolor solo,
Vengan los sabios que ay de polo a polo
a ventilarlo sin que aya interesse,
y sólo esto dirán ser acertado.
CCLXIII
Planta triunfal en todo victoriosa
de musas gloria, honor de Emperadores,
ay quántas alegrías y dolores
me diste en esta vida trabajosa,
Señora quán de nada cuidadosa
te muestras, aunque no en coger honores,
ni te mueven de amor los sinsabores,
humano engaño no te altera cosa?
Diamantes, oro, perlas, y nobleza
y lo qu'el mundo tiene en más oy día
igualmente lo estimas todo en nada
La estremada beldad y gentileza
sin par tuya en el mundo, te es pesada
mas por la castidad te da alegría.
CCLXIV
Yo voy pensando, y en el pensar asido
me siento de piedad de mí tan fuerte
que me fuerça y convierte
a lamentar de otra arte que solía:
y viendo que se acerca más mi muerte
mil vezes a Dios alas he pedido,
con que del térreo nido,
buela el entendimento a do se cría:
mas nunca me ha valido esto algún día,
aunque he cien mil sospiros derramado,
y ansí es por cierto justo que ello sea
qu'el que pudiendo estar se cae, vea
que es digno yazga en tierra mal su grado:
mas el sacro costado
y braços en que fío veo abiertos,
aunque por desconciertos
míos y otros exemplos, de mi temo
aguíjanme, y quiçá soy al estremo.
Al alma está diziendo un pensamiento
qué affanas? qué socorro es el que atiendes?
ay mísera no entiendes
con quánta tu deshonra el tiempo buela:
como a partido presto no desciendes?
dime como no arrancas de cimiento
al gozo que en tormento
bolver suele según que presto cuela
no pienses que hallarás mejor escuela
enfadada del dulce fugitivo
que la qu'el mundo da con su tardança
a qué fin en él pones la esperança.
pues ves qu'es en la fe como el captivo?
en cuanto el cuerpo es bivo,
y al pensamiento echar puedes el freno,
hazlo, mira que es bueno,
y que es a vezes mala la demora,
y no es muy tarde començar agora.
Ya sabes la dulçura que han tomado
tus ojos en el rostro, que valiera
más (y aun yo lo quisiera)
que fuera por nascer por más paz nuestra:
bien deves acordarte la manera
de su figura, quando se huvo entrado
nel pecho que llagado
no pudo quiçá ser por otra diestra
ella es por quien el fuego dio tal muestra
tan gran tiempo esperando solo un día
que por bien de ambos nunca jamás vino,
levanta la esperança al buen camino,
y a lo que ves del cielo y su harmonía:
alça tu fantasía
que pues se tiempla acá vuestra tristeza
con sola la vagueza
de un mover de ojos, de un hablar, de un canto,
que gozo será aquél, siendo éste tanto?
Viene otro dulce y agro pensamiento
con carga deleitable y fatigosa,
y dentro en mi alma posa
de desseo la hinchiendo y de esperança,
que solo por la fama gloriosa
no se le da si fuego, o yelo siento,
ni si río, o lamento
y si le mato, buelve con pujança:
que desde mi niñez por larga usança
cresciendo va comigo de contino,
y temo que ambos un sepulcro incluya
mas quando ya del todo el bivir huya
no ay ir alma y querer por un camino,
que si el Griego, o Latino
de mí tratan después de muerto, es aire,
y porque es mal donaire
ir siempre tras aquello que peresce,
más quiero ir tras lo que jamás fenesce
Mas el otro querer de que estoy lleno
a quantos cerca nascen los destruye,
y en parte el tiempo huye,
que mientras de otri scrivo, a mí me olvido
y la luz de los ojos que me arguye
suavemente a su calor sereno
me tiene como a freno,
contra el qual fuerça, o maña no ha valido,
mas qué puede valer, aun que aya sido
mi barca despalmada? si amarrarme
veo entre peñas, y de ñudos tales?
tú que de todos los demás çarçales
que al mundo ençarçan sueles desviarme,
manda señor quitarme
ya tal verguença deste rostro mío
que como en sueño frío
delante me paresce ver la muerte,
sin me saber librar de mal tan fuerte.
Bien veo lo que hago, y no me engaña
verdad, porqu'el amor la más seguida
senda de honor querida
haze olvidar a quien dél más confía,
y un severo desdén muy de corrida
siento al pecho venir (o suerte estraña)
que a la frente con maña
saca lo oculto, a do verse podría
que amar al mundo como a Dios sería
gran falta, y que los tales van perdidos:
lo qual peor paresce en quien más fama
procura, y la razón siempre me llama
a bozes, viendo voy tras los sentidos.
Mas aunque a mis oídos
da mil golpes, el uso haze no sienta,
y a mis ojos presenta
la que por me acabar sólo ha nascido,
por tanto haver a sí y a mí plazido.
Ni sé qué espacio me aya dado el cielo
quando a suffrir baxé de nuevo a tierra
la despiedada guerra
que yo contra mí mismo he procurado
ni yo puedo antever el día que cierra
la vida, que me impide el terreo velo:
mas bien veo que el pelo
se varía, y el desseo no he trocado:
y pues que yo me veo tan llegado
al punto del partir, qu'es ya vezino,
como el que pierde, y buelve del viaje
más sabio, pensar quiero en el passaje,
que esto me llevará por buen camino.
mas ay de mí mezquino
que de una parte empacho dél me buelve,
y de otra no me absuelve
por largo uso un plazer de mí tan fuerte
que se atreve hazer pacto con la muerte.
Canción el coraçón más frío tengo
de miedo que la muy elada nieve,
sintiendo que ando con la muerte embuelto:
y con me lo entender de nuevo he buelto
a sus principios esta tela breve,
ni peso ay menos leve
qu'el que suffriendo voy en tal estado,
pues con la muerte al lado
busco para bivir consejo nuevo,
y aunque lo bueno entiendo, el mal appruevo <,>[.]
CCLXV
Pecho áspero, querer silvestre y duro
en dulce, humilde, angélica figura
si gran tiempo el rigor impresso dura
muy poco ganaréis yo lo asseguro,
Que quando muere, o nasce, o es maduro
el grano, o es ya día, o noche escura,
amor, y mi señora, y mi ventura
me dan materia de un lamento puro.
Mas bivo d'esperança en me acordando
que muy poca agua con bastante prueva
suele horadar gran peña, si es frequente:
No ay pecho ansí tan duro, que llorando
rogando, amando, a ratos no se mueva,
ni tan frío querer que no caliente.
CCLXVI
Aunque mi pensamiento señor tira
devoto siempre a veros, como os veo
fortuna por dañarme (a lo que creo)
me aparta deste intento y me retira:
Después el dessear que amor me inspira
me lleva hazia la muerte sin rodeo,
y mientras su luz busca mi desseo
dondequiera que está siempre sospira.
Charidad de señor, y un amor firme
de dama son dos ñudos que enlazado
me tienen por haverlo yo querido:
Lauro y Columna son de adonde asido
estoy, désta ha quinze años no forçado
de aquél deziocho sin arrepentirme.
CCLXVII
Ay rostro y vista, estremos de dulçura,
ay reposado andar, grave y sincero,
ay razonar que a todo ingenio fiero
con humildad hinchías de blandura:
Ay risa do salió la flecha dura,
de que para consuelo muerte espero,
alma digna del mundo todo entero
si antes baxado huvieras del altura.
Por ti conviene que arda, confiança
en ti tuve, y de ti ser apartado
es desventura qu'en estremo siento.
De desseo me hinchiste y d'esperança
quando de ti partí muy consolado:
mas ay que todo lo ha llevado el viento.
CCLXVIII
Amor dame consejo que hazer deva
que tiempo es de morirme
y me he más que quisiera acá tardado
murió mi bien, el coraçón me lleva,
haviendo tras él de irme
romper cumple este velo fatigado:
que estoy desesperado
de acá la ver, y es esperar tormento,
que luego qu'el contento
en llanto se bolvió con su partida,
faltó lo dulce todo de mi vida.
Amor tú bien lo vees, y ansí contigo
me duelo, ay daño grave
bien sé que de mi mal te has condolido,
antes del nuestro, que un golpe enemigo
rompió de ambos la nave,
y es nuestro sol a un tiempo escurescido:
qué ingenio, o qué sentido
puede igualar a mi tan triste estado?
ay mundo despojado
razón será que llores tú comigo
pues tu bien todo se llevó consigo.
Tu gloria (y no lo ves) te han offuscado
ni tu digno eras della
ni de tener acá su conoscencia
ni menos de sus plantas ser pisado
que una cosa tan bella
al cielo deve ornar con su presencia,
mas yo que por su absencia
aborresco el bivir, y me desamo
sollozando la llamo
de toda mi esperança ésta es la renta,
esto es lo que en la vida me sustenta.
Ay triste que ya tierra es aquel viso
que en este baxo suelo
el bien celeste hazía descubrirse,
ya su forma invisible en paraíso
está libre del velo
de que solia acá de antes cubrirse,
para después vestirse
de mismo, sin bolver a despojarse
quando bella tornarse
tanto más se verá, quan más ufana
es l'hermosura ethérea que la humana.
Más linda que antes y muy más contenta,
se me pone delante
como allá do agradar su vista siente,
esto es lo que en la vida me sustenta
y su nombre triunfante
que en mi coraçón suena dulcemente
Mas bolviendo a mi mente
que muerta es la esperança y vida mía
quando más florescía
amor sabe la pena que me cerca
y ella, pues la verdad tiene tan cerca.
Señoras vos que vistes su belleza
y su angélica vida,
que cierto era celeste acá en la tierra
de mí os doled piadosas con terneza
no della, que es ya ida
a paz gozar, y me ha dexado en guerra
tal que si se me cierra
largo tiempo el camino de alcançarla:
mas lo que en mí amor parla
es causa de no darme ya la muerte,
razonando en mi pecho desta suerte:
Pon ya a freno al dolor, no te devierta,
que por querer sobrado
se pierde el cielo a que tu pecho aspira,
do bive la que tienen por ya muerta,
que del velo dexado
se está riendo, y por ti solo sospira
su fama, pues respira
en mil partes por medio de tu lengua,
te ruega que de mengua
la libres, celebrando con boz clara
su nombre, si es verdad que te fue chara.
Dexa lo claro y verde
no llegues a donde aya risa, o canto,
canción mía no, mas llanto
que no conviene ver cosa que alegra
a biuda sin consuelo en ropa negra.
CCLXIX
La columna y laurel que con decoro
me davan sombra entrambos han faltado,
perdí lo que no puede ser hallado
en tierra de Gentil, Christiano, o Moro.
Llevado has muerte mi doble thesoro
que me tenía alegre y consolado,
de que no puedo ser ya restaurado,
con pedrería, ni con fuerça de oro.
Mas si ordenado estava assí del cielo
yo qué más puedo que mostrar mi pena
puestos siempre mis ojos en el suelo?
O vida humana en vista tan amena
quán fácil passar suele en solo un buelo,
lo que en gran tiempo a penas se encadena.
CCLXX
Amor si como muestras quieres que obre
tu antiguo yugo en mí, una otra prueva
mas delicada y nueva
hazer por me domar te convernía
mi preciado thesoro me renueva
haz que aquel sabio y casto pecho cobre
que estoy sin él muy pobre
donde alvergar mi vida antes solía:
si es verdad que tu gran monarchía
sea como en el mundo se pregona
igual en el abismo, y en el cielo:
que lo que acá en el suelo
puedes, lo cree qualquier gentil persona:
buelve tu insignia al rostro celebrado
y restituya muerte lo robado,
Buelve a vestir el rostro de la lumbre
que me era guía y luz, dale su llama
que pues muerta me inflama,
juzga que devió ser estando ardiendo:
que nadie vio jamás ciervo ni gama
fuente, o río buscar desde alta cumbre
qual yo la dulcedumbre
que tan amarga ha buelto, y más la atiendo:
si a mi vagueza bien y a mí me entiendo:
pues me constriñe el pensamiento fiero,
que vaya por mil partes sin camino,
y que con desatino
siga lo que alcançar jamás espero:
mas no pienso acudir a tu llamado,
pues tu poder no es más qu'en tu reinado,
Ordena como Laura gentil sienta
la fuerça, quanto dentro bien se siente,
la qual era potente
desdén, e ira templar sólo cantando
y asserenar la tempestuosa mente
haziéndola de toda niebla esenta,
y aun a mi lengua lenta
alçava, a donde (ay triste) ya no alcança
con el desseo iguala la esperança,
y pues en su razón l'alma es más fuerte
a los oídos y ojos da su objecto
sin el qual, imperfecto
es quando obran, y ansí bivir es muerte:
mas tu potencia en vano se descubre
en mí, pues a mi amor tierra le cubre.
Haz qu'el mirar revea, que me ha sido
lo qu'el sol a la nieve a cada passo
y que te encuentre al passo
por do mi coraçón fue sin bolverse,
y no seas en soltar el arco escasso
haz suene como suele en mi sentido
aquel dulce sonido
donde lo qu'es amor pudo aprenderse,
la lengua mueve a do pudieron verse
el cevo que me asió, con el anzuelo
que busco, y pon tus lazos de secreto
entre aquel oro neto
que era de mi querer puro consuelo
con tu mano el cabello esparze al viento
si allí me enlazas, yo seré contento.
Del áureo lazo acaso eslavonado
querer librarme por demás sería
qu'él era el que podía
elarme con la vista que conserva
muy más que Mirto, o Lauro noche y día
el verde, qu'el amor en mí plantado
havía, o fuesse el prado
seco, o vestido en fresca y verde yerva:
mas pues la muerte ha sido tan proterva
qu'el ñudo ya rompió, de que soltarme
no pensava, y no puede darte el mundo
de que otro urdas segundo,
qué sirve amor de nuevo aora tentarme?
sazón y armas perdiste, que vencerme
solían, que podrás de oy más hazerme?
Tus armas los dos ojos claros fueron
que echavan rayos de invisible fuego
sin dar por justo ruego
que contra el cielo no ay defensa humana
el pensar, el callar, la risa, y juego,
el traje, el razonar, cortés, honesto,
las palabras que presto
ennoblecieran l'alma más villana:
l'angélica postura, humilde y llana
que oyó de aquí y de allí solemnizarse
el andar, y el parar con una pausa
que de dubda eran causa
a qué loa mayor deviesse darse:
esto vencía a todo pecho duro
mas pues sin armas vas, ya voy seguro.
Aquellos que a tu reino el cielo inclina
con variedad de ñudos enlazado
los has, yo voy atado
a solo uno que más no quiso el cielo,
y con ser roto, dél no soy librado
antes le lloro, ay noble peregrina
quál sentencia divina
me ató antes, y a ti soltó del velo
primero? el que llevado te ha del suelo
mostrarnos quiso tu virtud subida
sólo por inflamar nuestro desseo,
ya dende oy más no creo
amor que herirme puedas de otra herida
que agora usar del arco son antojos,
pues se rompió al cerrar de aquellos ojos.
De tu ley soy por muerte amor absuelto,
la que fue mi señora al cielo es ida,
dexando libre y triste acá mi vida.
CCLXXI
Ya la muerte rompido ha la cadena
de qu'en veintiún años fui asido,
mas pues que yo quedé con mi sentido
no creo que aya muerto a alguno pena:
Y aún por no me dexar de la melena
de nuevo havía ya el amor urdido
un otro lazo tal y ansí texido
que dél me viera libre a muy gran pena.
Y cierto creo bien que me encendiera
quanto por seco soy más apto al fuego
si no me despertara lo passado:
Mas ya libre quedé desta oncigera
ya el ñudo es roto, el fuego es apagado
que contra muerte no ay fuerça ni ruego.
CCLXXII
Huye el bivir, y nunca está seguro,
la muerte tras él dobla las jornadas,
y las cosas presentes y passadas
me dan guerra, y con ellas lo futuro.
El esperar, y el acordar tan duro
a toda parte siento, que acabadas
fueran mis pesadumbres y olvidadas
mas por piedad de mí todo lo enduro.
Delante se me pone la dulçura
(si algún tiempo la tuve) y veo inciertos
de otra parte los vientos, y turbados,
Y cansado el patrón, fortuna escura
en el puerto, y los másteles quebrados,
y mis nortes sin luz del todo muertos.
CCLXXIII
Qué piensas? qué rebuelves? di qué pides?
al tiempo que bolver atrás no vales
desconsolado triste, qué a tus males
de nuevo leña y fuego les añides?
Por qué de tu memoria no despides
las dulces risas y hablas, y las sales
que buelto se han celestes de mortales?
di, pues lo entiendes por qué no te mides?
Pon en olvido ya lo que te atierra,
por otra vía prueva tu ventura,
procura senda que a buen fin te guíe:
Nadie fuera de Dios en nada fíe,
qu'en fuerte hora miraste su figura,
si también muerta te ha de dar tal guerra.
CCLXXIV
Dadme ya paz mis tristes pensamientos <?>
no basta qu'el amor, fortuna, y muerte
a las puertas me den guerra tan fuerte,
sin que halle dentro en mí nuevos tormentos?
Y tú mi coraçón, que tus contentos
son serme desleal (o dura suerte)
con mis contrarios gozas solo en verte
dispuesto a también darme descontentos
En ti qualquier secreto amor descarga
fortuna en ti desplega su gran pompa,
y muerte la memoria de aquel tiro.
Que lo que queda en mí conviene rompa
en ti se arma y de ti sale el sospiro:
de mis daños ansí te echo la carga.
CCLXXV
Ojos ya nuestro sol ha escurecido
antes es ido al cielo, y resplandesce,
do le veremos: mas si se entristesce
por sólo avernos tanto detenido?
O[r]ejas mías, ya el dulce sonido
celeste, en parte se oye do meresce,
pies míos vuestra carga os entorpesce
e impide, que no vais donde ella ha ido,
Pues cómo me dais todos tanta guerra
si por mi culpa no se os ha quitado
hallarla, oírla, o verla acá en la tierra?
Quexaos, antes alabad al hado
qu'en un punto ata y suelta, y abre, y cierra,
y en un punto consuela al más penado.
CCLXXVI
Después que aquella luz clara y serena
en gran dolor por su breve partida
el alma me dexó en horror metida,
procuro hablando de alentar mi pena:
A llanto dolor justo me condena,
y cosa es de la causa bien sabida
amor sabe que llanto es mi guarida
contra el pesar de que mi vida es llena.
O muerte della me apartó tu mano,
y tú felice tierra que contigo
retienes aquel lindo rostro humano:
Ay como me hallo solo y sin abrigo
desde qu'el amoroso dulce y llano
sol de mis ojos ya no está comigo.
CCLXXVII
Si amor nuevo consejo no me embía
por fuerça conuerná qu'el bivir mude
tanta pena y temor al alma acude
qu'el querer cresce, el esperar se enfría.
Ansí mi triste vida desconfía
tormenta día y noche le sacude
sin que aya quien en tal sazón le ayude
a navegar por tan dubdosa vía.
Imaginada guía va delante
que essotra es ya so tierra, antes nel cielo
do el alma mía la vee más rutilante.
Mis ojos no: que un doloroso velo
les quita poder verla, y no es bolante,
el qual haze también que mude el pelo.
CCLXXVIII
En su más linda edad y más florida
quando el amor descubre más biveza
dexada en tierra su mortal corteza
fue Laura mía vital de mí partida.
Desnuda y biva al cielo es ya subida
de allí me embía aliento y fortaleza
ay por qué mi ser no se descorteza?
sabiendo qu'es principio a mejor vida.
Que como va tras ella el pensamiento,
ansí deviera el alma ir desgarrada
librándome de affanes tan estraños.
Por cierto este tardar es más tormento,
y es por hazerme carga más pesada:
qué buen morir que fuera oy a tres años.
CCLXXIX
Si de aves el dulcíssimo lamento,
y el mover de las hojas, y el ruído
sordo, de agua por guijas impedido
se oye en algún ameno y verde assiento.
Do estoy en el amor puesto el intento
la qu'el cielo mostró, y ha escondido
la tierra, viene a mi vista y oído
tal como biva, y tiempla mi tormento:
Y con piedad me dize: Consumiendo
por qué te vas ansí? cómo tal río
derramas dessos ojos? ten consuelo,
Y entiende que los míos en partiendo
quando mostré cerrarlos en el suelo
se abrieron acá arriba con más brío.
CCLXXX
En parte nunca he estado, do ansí viesse
lo que no vía, y ver más desseasse,
ni donde en tanta libertad me hallasse
que al cielo ansí mis quexas descubriesse:
Ni vi jamás lugar que ansí apto fuesse
para darle sospiros que guardasse,
ni creo que amor tanto se agradasse
de Cypro, o de lugar que más siguiesse.
Los pesces, aves, aguas, y este suelo,
y el aire, de amor tratan con blandura
y mandan qu'en amar me muestre fuerte:
Mas tú que a ti me llamas desde el cielo
mandas que olvide toda esta dulçura
con la memoria triste de tu muerte.
CCLXXXI
Quantas vezes me veo retraído
a solas y apartado de la gente
las yervas baño con mi llanto ardiente
y quasi rompo el cielo con gemido,
Si también otras vezes voy metido
por entre espessos bosques, diligente
buscando aquella luz resplandesciente,
a quien la cruda muerte ha escurescido
La veo como en forma de Napea
o de Náyade alguna, que saliendo
de Sorga el rostro y manos se refresca:
O como qu'entre flores se passea
con muestra de que está mi mal oyendo,
y que dél y de mí se condolesca.
CCLXXXII
Alma qu'en las escuras noches mías
tan presto me presentas tu consuelo,
con essos bivos ojos desd'el cielo
aunque pese a la muerte y a sus porfías,
Quánto agradesco que mis tristes dias
baxes a consolar y mi gran duelo,
que ansí comienço a ver acá en el suelo
tu perfición usada y loçanías:
donde de ti canté por largos años
agora como entiendes voy plañiendo,
y cierto no por ti, mas por mis daños.
Consuélome en affanes tan estraños
qu'en te bolviendo te conosco y entiendo
nel aire, rostro, y boz, y aun en los paños.
CCLXXXIII
Descolorado has muerte al más hermoso
rostro, que tuvo el mundo, has apagado
la luz más refulgente, y desatado
de un lindo ñudo un pecho generoso:
Quitaste en un momento aquel glorioso
bien mío, y su boz dulce has atajado,
dexándome de llanto tan cercado
que quanto veo y oygo me es penoso.
Mas mi señora de piedad movida
me buelve a consolar como solía,
no siento otro socorro en esta vida,
Si como en habla y luz es escogida
dezir pudiesse, un pecho encendería
no de hombre, mas de tigre y ossa parida.
CCLXXXIV
Es tan veloz el tiempo y pensamiento,
que avisan ser ya mi señora muerta
que a tal dolor no ay medicina cierta,
aunqu'en la viendo mal ninguno siento.
Amor qu'en su prisión me da tormento,
temblando está en la ver junto a la puerta
del alma, a quien está contino abierta
con tal dulçura viene y tal aliento.
Derecha como a su posada viene
desterrando con frente de alegría
de mi pecho qualquier congoxa triste:
L'alma que tanta lumbre no sostiene
gime, y dize: Bendito seas día
que a mis ojos tal senda descubriste.
CCLXXXV
Piadosa madre nunca a hijo amado,
ni esposa a esposo della muy querido
dio consejo con tan enternescido
sospiro, en caso alguno arrebatado:
Como aquélla que viendo mi pesado
destierro desde aquel superno nido
a su modo me ha siempre socorrido
con rostro de piedad doble adornado
Que como amante y madre teme y arde
de honesto fuego, y en el hablar me muestra
lo que para el viaje siga o huya.
Y mostrando lo qu'es la vida nuestra
me ruega qu'en alçar l'alma no tarde
ansí sossiego en quanto oygo habla suya.
CCLXXXVI
Si aquella suavidad con que sospira
la que antes aquí fue señora mía,
que ida al cielo paresce aún oy en día
que bive, siente, y anda, ama, y respira.
Al son dezir pudiesse de la lira,
moviera a todo el mundo, tanto pía
viene a do estoy temiendo qu'en la vía
me canse, o buelva atrás, que cierto admira:
Y muéstrame el camino, e yo que entiendo
sus halagueñas hablas y ternuras
dichas con un murmurio casto y blando,
Hallo qu'es bien por ella irme guíando
y de lo qu'en mí pruevo comprehendo
que puede enternescer las peñas duras.
CCLXXXVII
Aunque Sennucio acá solo y penoso
dexado me ayas, tomo gran consuelo
en ver que la prisión dexas de buelo
y que al cielo te subes glorioso.
Por ver que ves agora muy gozoso
los polos y otras lumbres en el cielo,
y ves quanto es más corto el ver del suelo
con esto olvido el llanto congoxoso.
Mas bien te ruego qu'en la tercia esphera
saludes a Guidón, a Dante, y Cinno,
y nuestro Francisquín no se te olvide:
Y a mi señora di, qu'en una fiera
soy buelto con lamento tan contino
como el verme tan lexos della pide,
CCLXXXVIII
El aire de sospiros tengo lleno
desde este alto mirando el dulce llano
que patria fue de aquella qu'en su mano
tuvo mi coraçón, y al más ameno
Tiempo, se fue con rostro muy sereno
al cielo, y me dexó cerca de insano,
la qual buscan mis ojos (creo en vano)
por más q[ue] me han bañado rostro y seno:
Ansí no ay por aquí troncón, ni piedra,
ni ramo, o flor ni yerva verde o fresca,
ni fuente gota de agua alguna embía,
Ni cedro, pino, o roble, sauz, o yedra,
ni aun fiera tan silvestre aquí se cría,
que de mi pena no se condolesca.
CCLXXXIX
Mi sancta llama en todo estremo bella
a quien el cielo usó tal cortesía,
ante tiempo bolvió con alegría
a su patria, y llevó su clara estrella
Ya despertando voy, y entiendo que ella
por más bien mis desseos impedía
y que unas vezes cruda, y otras pía,
templó con dulce vista mi querella.
Rengráciola por su consejo sano
que embolviendo caricias con enojos
hizo affloxar en algo mi centella:
O linda arte, o efecto soberano
obrar con lengua yo, y ella con ojos,
ella virtud en mí, yo gloria en ella.
CCXC
Ya me es deleite, y no poco agradable,
lo que más me desplugo, agora siento
que para más salud tuve tormento,
y que mi guerra fue paz perdurable:
Engañosa esperança variable
y con amantes lexos de cimiento
quánto fuera peor darme contento,
la que en el cielo goza lo inefable?
El ciego amor, y el sordo devaneo
me encaminavan siempre a la carrera
de perdición eterna, ya lo veo:
Bendita la que truxo a tal ribera
mi curso y fuego, y supo a mi desseo
poner freno de modo que no muera.
CCXCI
Quando veo assomar la bella aurora
con su rosada frente, y rayos de oro,
amor me assalta, ansí me descoloro
y digo: Allí está cierto Laura agora.
O felice Titón que sabes l'hora
en que recobrar puedes tu thesoro,
yo triste por el mío siempre lloro,
que sin muerte no puedo ir a do mora.
Vuestro partir no puede ser tan duro
pues cada noche baxa desde'l polo
la que tus canas tiene por consuelo.
Mi noche buelve triste el día escuro,
la por quien bivo en pena y desconsuelo
de quien no tengo más qu'el nombre solo.
CCXCII
Los ojos de luz tan resplandesciente,
las manos, braços, pies, y el dulce viso
por el qual de mí mismo soy diviso,
y buelto singular entre la gente.
Aquel áureo cabello refulgente,
aquel reír del cielo, y cuello liso,
que bolvían la tierra un paraíso
son poco polvo ya que nada siente.
E yo bivo con pena y despechado,
en verme sin la lumbre que amé tanto
con gran fortuna en barco destroçado:
Fenesca aquí de oy más mi dulce canto,
qu'el curso del ingenio es agotado,
y mi cíthara ha buelto en triste llanto.
CCXCIII
Si entendido tuviera, que tan cara
la boz de mis sospiros era en rima,
subido huviera un poco más la prima
de modo qu'en estilo fuera rara
Mas la muerte atajó con cruda xara
a quien de mis conceptos era cima,
ya no puedo ni tengo aquella lima
que a mi musa solía hazer más clara.
Gastava entonces todo el pensamiento
en desfogar el coraçón penoso,
por qualquier modo sin me dar por fama:
Llorar busqué, mas no llorar pomposo
bien quisiesse agradar, mas este intento
es buelto en ir tras Laura que me llama.
CCXCIV
En mi pecho se estava quando biva
como una Reina en parte algo abatida
yo no mortal, mas muerto en su partida
del todo quedo, y ella al fin es diva?
Falta ansí de una luz tan excesiva
deviera de romper de enternescida
esta alma qualquier peña endurescida:
mas tal dolor quién ay que le descriva?
Llora mi coraçón do todo oído
es sordo, salvo el mío, del qual mana
tal duelo, qu'el gemir ha por bonança:
Ya veo somos polvo y sombra vana,
y qu'el desseo es ciego y desmedido,
y muy llena de engaño la esperança.
CCXCV
Todos mis pensamientos juntamente
tratavan de su objeto con dulçura,
piedad por verme allá, más se appressura,
y desta mi tardança temor siente
Y aun creo que allá donde se halla absente
Laura de nuestro estado con ternura
nos oye, trata, y ve desde l'altura
esta esperança sola ay de presente.
O milagro increíble, o gentil alma,
o beldad sin segunda, en todo rara,
qué presto dio la buelta a su natío!
De sus obras allí cobra la palma
la que en el mundo tan famosa y clara
hizo su gran virtud, y el furor mío.
CCXCVI
Solíame accusar, mas ya me excuso,
antes me precio y tengo por pagado
del golpe dulce amargo en mí provado
que gran tiempo en el pecho traxe incluso:
Ay parcas embidiosas, por qu'el huso
rompistes del estambre aparejado
a mis lazos y el arco tan preciado,
a do la muerte plugo fuera de uso?
Que nunca a lo que creo verse pudo
de exempción de la vida alma tan vaga
que su natural modo no mudasse.
Yo cierto que por ella antes tomasse
llorar, que gozar de otra, y de su llaga
morir, que muerte es vida en un tal ñudo.
CCXCVII
Dos grandes enemigas se juntaron
beldad y honestidad, y con paz tanta
que no sintió jamas l'ánima santa
rebellión después que la encontraron.
Por muerte agora entrambas se apartaron
una al cielo se fue, do goza y canta,
encubre otra la tierra que quebranta
los soles, cuyos rayos me abrasaron.
Aquel tan dulce hablar, aquel gallardo
andar, aquel mirar suave en summa
qu'el coraçón me havían traspassado
Han concluido, y si en seguillos tardo
es por sólo dexar con esta pluma
su raro nombre más perpetuado.
CCXCVIII
Quando me buelvo a contemplar los años
qu'en pensamientos de amor he gastado,
y el fuego, a do me elava ya apagado
(causa de mis affanes tan estraños)
Y la fe de amor rota y sus engaños,
y el bien mío en dos partes separado
que una es ya tierra, el cielo otra ha llevado
y el interés perdido de mis daños.
En viéndome del todo ansí desnudo
embidia tengo a toda estrema suerte,
tan grande es mi despecho de mí mismo:
O mi estrella, o fortuna, o hado, o muerte,
o día para mí tan dulce y crudo
cómo distes comigo en el abismo!
CCXCIX
Dó es ida aquella frente que guiava
mi coraçón de aquesta parte a aquella?
dó las cejas? dó l'una y otra estrella
que al curso de mi vida lumbre dava;
Dó es el valor y ser que presentava?
dó aquella risa y habla dulce y bella?
do la belleza toda que huvo en ella
que acá y allá a su modo me llevava?
Dó la sombra del rostro soberano
que aire y reposo dava al alma mía,
registro eterno de mi pensamiento?
Dó en fin quien mi bivir tuvo en su mano?
ay mundo y ojos míos cómo siento
quanto perdimos todos en un día.
CCC
Quánta embidia te tengo avara tierra,
que abraças la que ver ya me han quitado,
y l'aura de aquel rostro ayas llevado
do siempre hallava paz para mi guerra,
Y quánta embidia al cielo do se encierra
el spíritu de mí tan celebrado
de sus graciosos miembros despojado,
cielo que a pocos se abre, antes se cierra.
Quánta embidia a las almas que han en suerte
poder gozar su dulce compañía,
la qual yo procuré con tan gran llama,
Quánta embidia a la cruda y fiera muerte
que apoderada de la vida mía
en sus ojos se está, y a mí no llama.
CCCI
Valle que de mis llantos eres lleno,
río, que dellos tomas más augmento,
pesces, aves, y fieras, qu'el assiento
en tal lugar tenéis, y tan ameno.
Aire con mis sospiros más sereno,
senda dulce, que amarga agora siento,
collado que otro tiempo gran contento
me davas, con quien tanto agora peno:
En vosotros conosco lo passado,
mas en mí no, que de una dulce vista
albergue soy tornado de amargura.
De aquí vía yo mi bien, de donde es ida
desnuda al cielo en passo apressurado,
dexando acá su linda vestidura.
CCCII
Alçóme el pensamiento hasta donde era
la que buscando andava acá en la tierra,
y entre aquellos qu'el orbe tercio cierra
la vi muy más hermosa y plazentera:
Y de su mano asido en esta esphera
serás (dixo) comigo, si no yerra
mi desseo, yo soy quien tanta guerra
te dio, y en el partir fui delantera:
Mi bien no cabe en intellecto humano,
solo te espero: lo que amaste tanto
allá baxo quedó (mi lindo velo)
Ay por qué se calló? y largó la mano?
que al son de aquel hablar piadoso y santo
por poco me quedara allá en el cielo.
CCCIII
Amor qu'en aquel buen tiempo te andavas
por entre estas riberas más amigas
y con caricias dulces, no enemigas
comigo y con el río platicavas:
Aire qu'el curso suyo apressuravas
valle que del peñol alto te abrigas
puerto de mis congoxas y fatigas,
que mis tormentos tristes aliviavas:
Faunos que entre estos bosques vais seguros,
y vos Ninfas a quien el más profundo
suelo deste cristal alverga y pasce,
Bien veis que ya mis días son escuros
la muerte lo ha querido, ansí en el mundo
su suerte ha cada qual desde que nasce.
CCCIV
Mientras mi coraçón en fuego ardía
de amorosa polilla consumido,
por yermos como fuera de sentido
busqué mi vaga fiera noche y día,
Con libertad entonces descubría
cantando quexas della y de Cupido,
mas el ingenio nuevo en tal partido
al coraçón enfermo no acudía,
Ya el fuego es muerto, y de un mármol se cubre,
al qual si el tiempo fuera sustentando
hasta llegar siquiera a edad madura,
De estilo y rima grave me arreando
hiziera, (aunqu'en mí el hilo ya descubre)
que las peñas lloraran de ternura.
CCCV
Rara ánima ya suelta de aquel ñudo
que más lindo no supo urdir natura,
mira con atención mi vida escura
y como la alegría en llanto mudo.
De aquella pretensión ya voy desnudo,
que contra mí bolvía acerba y dura,
tu dulce vista, ya de oy más segura
oír podrás, y ver mi llanto crudo.
Mira hazia el gran peñasco de a do viene
Sorga, y verás andar por su ribera
uno a quien tu memoria le sostiene.
Mas mira que tu vista se refrene
del sitio que causó mi pena fiera,
no veas cosa tuya que te pene.
CCCVI
El sol que me adestrava por la vía
del cielo, dio con passo presuroso
la buelta al sol eterno glorioso
y chico mármol cubre la luz mía:
Yo quedé buelto un bruto, que sin guía
y con passo cansado y sin reposo
afflicto el coraçón de congoxoso
lleva en tierra los ojos todo el día.
Buscando ansí la voy con gran cuidado
allí donde acudir mas era usada,
guiándome el amor que más me afflige:
Y no l'hallo por más que he trastornado,
mas el rastro la muestra encaminada
al cielo, lexos del horrendo Styge.
CCCVII
En mis alas pensava ir sin fatiga
sólo fíando en quien me las desplega
por ir cantando de la dulce liga
de amor, de que la muerte me despega:
Quedéme como ramo chico, o espiga
que con el grave peso se doblega:
gran salto (dixe) a gran caída obliga
ni bien se alcança lo qu'el cielo niega
Bolar no puede pluma, ni designo,
ni estilo, ingenio, o lengua a do natura
boló, mi dulce ñudo componiendo,
Con tal cuidado amor la fue texiendo
por le adornar, que yo me juzgo indigno
de verle, mas fue verle mi ventura.
CCCVIII
La por quien he con Sorga Arno trocado,
y las riquezas con pobreza pura
bolvió en amargo su sancta dulçura,
de que antes ser solía apascentado:
Hartas vezes despues he procurado
dexar (mas ay qu'en vano) una pintura
al siglo que verná de su hermosura,
y a la sombra con mucho no he llegado,
De sus lindezas proprias que a porfía
como estrellas mostrava en toda parte
una o dos rascuñar me atrevería,
Mas en llegando a la divina parte
que un claro sol al mundo ser solía,
allí estanca el más alto ingenio y arte.
CCCIX
De aquel milagro que como una espuma
en se mostrando al mundo se deshizo
qu'el cielo le llevó como arrepiso
en ver que le faltasse una tal summa,
Amor manda a mi lengua que resuma
y pinte (pues le vi) su lindo viso,
mas qu'en vano consumo bien deviso
tiempo, ingenio, papel, y tinta, y pluma.
Que mi rima al dever nunca ha llegado,
ni creo que ay quien esto contradiga
con tal que de amor hable, trate, o scriva.
El que más presumiere esté callado,
y estime todo estilo baxo y diga:
beato el que acá pudo verla biva.
CCCX
Ya Zéfiro el rigor del tiempo enfrena
ya primavera sale coronada
con guirnalda de flores esmaltada
ya Progne canta, y gime Philomena.
Ya todo ríe, el cielo se asserena,
ya con su hija Júpiter amada
se alegra, ya no ay cosa reservada
de amor, que hasta la tierra es de amor llena.
Y sólo para mí rebuelve el grave
sospiro, que le saca de mi seno,
la que consigo dél llevó la llave:
El canto de las aves más ameno,
y de damas qualquier acto suave,
tormento crudo son con que más peno.
CCCXI
El ruiseñor que ansí dulce lamenta
por hijos, o por su consorte amada,
con una triste música acordada
su pena al cielo y tierra representa,
Y como que también la mía sienta
me acompaña en mi suerte desastrada,
yo quéxome de mí que muerte airada
con diosas no creí tuviesse cuenta:
Quánto se engaña aquel que se assegura
quien pensara bolvieran tierra escura?
ojos de resplandor tan alto y raro?
Agora entiendo quiere mi ventura
que biviendo y llorando entienda claro,
que nada acá entre nos deleita y dura.
CCCXII
Ni ver muchas estrellas en el cielo,
ni por la mar navíos despalmados,
ni cavalleros ver en campo armados,
ni fieras por el bosque, o de aves buelo,
Ni nuevas que causar puedan consuelo,
ni versos de amor altos y limados,
ni canciones oír en verdes prados,
entonadas por ángeles del suelo,
Ni cosa al fin havrá que satisfaga
mi coraçón, que con aquella es ido,
que lumbre de mis ojos ser solía.
Tanto el bivir me pena y empalaga,
que su curso concluso ver querría
por ver a quien no ver mejor ha sido.
CCCXIII
Ya se ha passado el tiempo en que con tanto
refrigerio bivía en fuego ardiendo,
y es ida la por quien lloré scriviendo
mas bien, qu'en fin quedé con pluma y llanto:
Ya se absentó aquel rostro raro santo,
mas al passar sus ojos voy sintiendo
qu'el coraçón me enclavan, pues siguiendo
tras ella va colgado de su manto,
Llevóselo so tierra, antes al cielo
do triunfa del Lauro coronada
que meresció por casta y por honesta:
O quién con los beatos desechada
huviera ya la carga deste velo
por no sospirar más en lo que resta.
CCCXIV
Ay mente que adevina de tus daños
nel tiempo alegre en ojos de tu diosa
consuelo al mal futuro congoxosa
buscavas, por rodeos tan estraños,
En sus palabras y actos; rostro, y paños,
y en verla entonces mucho más piadosa
dixeras, si algo fueras cuidadosa:
éste es el postrer día de mis años.
Ay mísera alma, con quán gran contento
ardíamos los ojos contemplando,
que bolver a mirar ya no devía.
Quando como de amigos confiando
puse en su guarda pecho y pensamiento
las dos más ricas prendas que tenía.
CCCXV
Ya mi florida y verde edad passava,
ya mi fuego se havía resfriado,
y mi vida al lugar havía llegado
de donde a descaer ya començava,
Y mi dulce enemiga se dexava
de las sospechas ya que havía tomado,
y con honestidad de lo passado
comigo como en burlas platicava.
Ya el tiempo se acercava, que tratarse
amor con castidad muy bien podía,
y aun juntos como amigos assentarse,
Mas embidió la muerte el buen estado:
qué digo? a la esperança, y en la vía
le salteó, como enemigo armado.
CCCXVI
Ya tiempo era de tregua, o paz hallarse
a tanta guerra, y creo que venía
ya cerca mas ay que atajó la vía
la por quien vemos todo emparejarse:
Que como suele niebla desatarse
por aire rezio, ansí la vida mía
vi súbito deshecha, ella me hazía
bivir, no puede el llanto ansí olvidarse.
Ya quasi que los años, y aun el pelo
mudavan las costumbres, y pudiera
seguro ya tratar mi mal con ella,
Con quán castos sospiros le dixera
mis congoxas que agora oye del cielo,
mostrando gran piedad de mi querella.
CCCXVII
Amor seguro puerto havía mostrado
a mi prolixa tempestad escura,
junto a la edad en días más madura
quando en virtud los vicios se han trocado
Y mi Laura mi pecho havía calado,
y de molestia estava bien segura,
mas ay cómo la muerte y mi ventura
de fruto me dexaron despojado.
Que si biviera al menos depusiera
en sus castos oídos platicando
la carga de mi pecho atribulado,
Y por ventura que ella respondiera
alguna razón sancta sospirando,
después del rostro de ambos ver mudado.
CCCXVIII
Al caer de una planta que arrancada
fue, como si con aire, o hierro fuera,
y su raíz del todo descubriera
al sol, a tierra lo alto trastornada.
Vi en mi memoria a Euterpe señalada,
puesta por el amor, y tan entera,
qu'en mi pecho se vía desde afuera,
al modo de una yedra engarrafada:
Mas aquel Lauro a donde como en nido
usava yo poner mis pensamientos,
de cuyas ramas hoja no ha faltado:
Ido al cielo dexó en mi pecho fido
raízes, que con muy píos acentos
llaman, y no ay respuesta a su llamado.
CCCXIX
Ligeros mis días más que ningún ciervo
huyeron como sombra sin tardança,
y ha sido un batir de ojo la bonança
que amarga y dulce en mi pecho reservo:
Ay mundo instable, mísero, protervo,
ciego es quien pone en ti su confiança,
qu'en ti me despojó de la esperança
la que es tierra, y no añuda huesso a niervo:
Mas su forma mejor que bive agora
y siempre ha de bivir allá en el cielo,
mucho de su beldad más me enamora.
E yo en sólo pensar qual fue su velo
y qual oy deve ser, y a do demora,
veo que se me va mudando el pelo.
CCCXX
Ya L'aura mía antigua quasi siento
ya los collados veo do ha nascido
la luz, que en quanto al cielo huvo plazido
a mis ojos fue gozo, es ya tormento.
Ay esperanças (vano pensamiento)
ay flores cómo el brío havéis perdido,
ay quán vazío es ya su dulce nido,
en donde verme fuera gran contento.
De mis congoxas fueran expediente
sus ojos, y aquel rostro al mundo raro,
por quien soy, y seré siempre abrasado:
Ay quán crudo señor serví y avaro,
que ardí mientras el fuego fue presente,
lloro agora su polvo derramado.
CCCXXI
Es éste el nido, a do la Fénix mía
su dorada y purpúrea vestidura
dexó guardada, en quien mi desventura
sospiros nuevos halla cada día?
O principio de donde procedía
mi suave mal, a dónde es la luz pura
que m'encendió del fuego que aún me dura?
al cielo se acogió por mejoría.
Y miserable y solo me ha dexado
con un dolor immenso visitando
los passos della de antes consagrados:
Mas ya d'escura noche son cercados
que sus ojos la luz toda han llevado,
quando al cielo de allí subió bolando.
CCCXXII
Mis lumbres serán siempre humedescidas,
y las partes del ánimo alteradas,
las dulces rimas viendo a mí embiadas,
que claro muestran ser de amor nascidas:
Espíritu a quien nunca las caídas
terrenas espantaron, renovadas
dulçuras das del cielo, que olvidadas
estavan ya por muerte y resolvidas.
De mis ramas hazerte otro presente
pensava, Qué planeta tan airado
nos tuvo embidia, o mi noble thesoro!
Que ante tiempo de mí t'ha hecho absente
a quien con pecho y con la lengua adoro
qu'en ti mi alma y sospiros han parado.
CCCXXIII
Estándome un día solo a una ventana,
de donde tantas cosas nuevas vía,
que de mirar mi vista se cansava,
vi salir una fiera en vista humana,
y tal, que arder a Jove bien podía,
a quien un negro alano fatigava
de un lado, y la acossava
del otro un blanco, asiéndola tan fuerte
que muy breve a tal passo fue traída,
que sob tierra metida
venció mucha belleza acerba muerte,
yo llorando quedé su dura suerte.
Después por alta mar vide una nave
de oro y de seda toda aparejada,
que de hébano y marfil era compuesta
por llana mar, con aire muy suave:
del cielo toda nuve era apartada
cargada iva de ropa rica honesta,
mas ay que una funesta
tormenta rebolvió desde el Oriente,
y en un duro peñol la ha estrellado:
ay caso desastrado
que todas sus riquezas de repente
consigo las llevó la gran corriente.
De un verde lauro ansí los ramos santos
dentro en un bosque nuevo se mostravan
que árbol dixeran ser de paraíso,
de cuya sombra tan alegres cantos
salían de avezillas, que causavan
que del todo de mí fuesse diviso,
mas en alçando el viso,
vi a la redonda el cielo escurescido,
y que le havía un rayo acelerado,
con furia derrocado
e yo perdí en lo ver todo el sentido,
que fue gran mal tal sombra haver perdido.
En aquel mismo bosque una fontana
salía de una peña, y derramava
claras y dulces aguas murmurando,
lugar que tarde o siesta, ni mañana
ganado ni pastor le perturbava,
donde musas andavan modulando,
sentéme a oír, y quando
mas dulçura tomava del concento,
y de la vista un hoyo vide abrirse,
y a la fuente engullirse,
y al sitio que me dio tal descontento,
que aún la memoria dello m'es tormento.
En el bosque una Fénix tambien vía
con la cabeça de oro ensortijado,
de púrpura sus alas guarnescida,
que a prima faz del cielo ser creía
hasta que junta allí, de ado arrancado
fue el Lauro, y la agua seca y consumida
(ay cómo de corrida
va todo) que caído viendo junto
el árbol y el humor de antes tan rico
ya seco, buelto el pico
contra sí, se deshizo en solo un punto,
e yo en lo ver quedé como diffunto.
Por entre yerva y flores pensativa
al fin vide la misma gallardía,
que tiemblo en me venir sólo a la mente
humilde en sí, mas contra amor altiva,
con ropa que a la vista parescía
compuesta de oro y nieve juntamente,
mas la parte eminente
estava como enbuelta en nuve escura,
de una sierpe en el pie después herida
a la muerte rendida
alegre se partió sesga y segura,
ay que en el mundo el llanto sólo dura.
Canción dezir bien puedes
al señor mío, que lo que aquí veo
me engendra de morir un gran desseo.
CCCXXIV
Amor quando esperança,
y el premio de mi fe más florescia,
faltó el socorro, y de quien le atendía,
ay despiedada muerte, ay cruda vida:
Que una me puso en duelo
matando a mi esperança acerbamente,
a mi pesar me tiene otra en el suelo
sin que en esta partida
seguirla pueda, que ella no consiente
por más que está presente
dentro en mi pecho en él apoderada
de ado mi vida ve tan trabajada.
CCCXXV
Callar no puedo, y temo que no exprima
mi lengua algún contrario effecto al pecho
que dar quiere el derecho
a quien del cielo me oye, a donde es ida,
mas cómo puedo yo, ni con gran trecho
igualar a sus obras, si en mi rima
no sube amor la prima?
quién tal llaneza vio tan recogida?
en la prisión de donde es ya partida
poco la gentil alma estado havía,
al tiempo que la vide yo primero,
me partí muy ligero,
(que Abril del año y de mi edad corría)
de los prados de entorno a coger flores
pensando ansí ganar della favores.
Era alabastro el muro, oro el tejado,
y de marfil las puertas, de çafiros
las ventanas, mil tiros
de allí salieron crudos por estremo,
inflamados en fuego, mis sospiros
sacó el amor de allí, ay desdichado
que aunque voy coronado
de Lauro, como de antes todo tremo.
Un assiento allí estava en lo supremo
de diamante clavado por de dentro,
do se assentava aquella peregrina
ante una cristallina
columna, do se vía en medio el centro
mi pensamiento escripto transparente,
que me hazía ledo y triste de repente.
Y junto a las lumbreras vine a hallarme
de aquella victoriosa insignia verde
con quien en campo pierde
Apolo, y Poliphemo y Jove, y Marte,
do mi llanto renueva y es más verde,
mas viendo por demás ser ya librarme
dexé preso llevarme
de ado salir no sé por maña, o arte
como hombre antes que acaso llora y parte,
y algo ve que a mirarlo le combida,
ansí aquella por quien en prisión ando
en un balcón estando
(que ella siempre por alta fue tenida)
con tal desseo a verla fui movido,
que a mi mal y aun a mí puse en olvido.
Estando ansí en la tierra se subía
mi coraçón al cielo con dulçura,
y mi biva figura
sentí en mármol bolverse (no es conseja)
quando una dueña assaz prompta y segura
de grande edad, que joven parescía
viendo en la frente mía
quan elevado estava, y en la ceja,
comigo hola (me dixo) te aconseja
que soy de más poder de lo que crees
al triste buelvo alegre en un momento,
soy más veloz qu'el viento
y en un punto rebuelvo quanto vees,
pon pues en aquel sol el ojo fixo,
y dél oirás mil cosas, y ansí dixo:
Al nascer desta, signos y planetas
y todo lo demás en sitio electo
estava, y con aspecto
concorde en amistad, segun se vía
en Júpiter y Venus, que en efecto
se hallavan en mansiones muy perfetas
y contrarios cometas
ninguno en todo el cielo parescía,
el mundo nunca vio más lindo día,
mostrávase a la tierra Juno ufana
y Neptuno en su reino paz gozava
al tono todo estava,
salvo una nuvezilla algo lexana,
la qual temo qu'en llanto se resuelve,
si el cielo el curso a más piedad no buelve.
Quando ésta a vivir vino al engañoso
mundo, que no fue digno de tenerla,
cosa nueva era verla
ya sancta, desde edad que aún no govierna,
como en engaste de oro blanca perla
a gatas, o con passo algo dudoso
hazerlo tenebroso
muy claro, con lindo aire, y gracia eterna,
la yerua haziendo fresca y muy mas tierna,
de arreboles los campos matizando,
alegre haziendo el tiempo con mil fiestas,
con hablas aún no prestas
de lengua que la leche va dexando,
mostrando claro al mundo que no vía
quanta luz ya del cielo posseía.
Después que con virtud ya más madura
a su tercera edad huvo llegado,
belleza en tanto grado
a lo que creo el mundo no ha tenido,
que bolver de ojos grato y reposado!
qué conversación casta! qué dulçura!
Qué lengua havrá tan pura
que llegue a lo qu'el ojo tuyo vido?
havía su rostro luz tal concebido
que vista en él no podía detenerse,
y aun tú de su prisión alta terrena
tienes l'alma tan llena,
qu'en tal fuego otro ansí no ha visto arderse,
mas pienso que su súbita partida,
causa te venga a ser de amarga vida.
Diziendo esto, la buelta dio a la rueda,
donde hila, y donde coje nuestro estambre
triste como presaga de mis daños,
que antes de muchos años
muerte la derrocó, yo con gran hambre,
quedé de me ir tras ella, canción mía
que muerte otra matar tal no podía.
CCCXXVI
Ya muerte tu poder todo has mostrado,
el reino de amor has empobrescido,
y has luz de beldad escurescido,
en poca tierra todo lo has tornado.
La vida de su ornato has despojado,
y del honor que le era concedido,
mas el valor no pienses lo has vencido,
pues sólo el cuerpo es esso que has llevado.
El cielo lleva el resto con gran gloria
en ver la nueva estrella acrescentada,
la qual no podrá ser jamás escura:
Pues vénçate piedad en tal victoria,
mi nuevo ángel en essa alta morada,
como acá me vencio tu hermosura.
CCCXXVII
El refrigerio, l'aura, olor, y sombra
de aquel Lauro, y su vista florescida,
reposo y lumbre de mi afflicta vida
llevado lo ha quien todo lo descombra.
Como es el sol a nos si le haze sombra
su hermana, ansí es mi luz desparescida,
a muerte contra muerte la guarida
demando, de tal suerte amor me assombra.
Dormido has Laura mía poco, o nada,
y agora velas con los escogidos,
delante del bien summo sempiterno,
Y si mi poesía es acertada,
los ingenios más claros y entendidos
creo que te verán con nombre eterno.
CCCXXVIII
Era el postrero de mis dulces días,
(si alguno tuve en esta vida breve)
y buelto el coraçón en pura nieve
adevinando las tristezas mías:
Qual el que las espaldas siente frías
por l'alterna cessión que venir deve
tal me sentí, sin creer fuesse tan leve
el cabo de mis cortas alegrías.
Los ojos que ya gozan en el cielo
de las eternas lumbres rutilantes
dexando acá los míos en pobreza,
les dezían a modo de consuelo,
quedad hasta nos ver do no ay tristeza,
que acá ya no ay, más vernos como de antes.
CCCXXIX
Ay día, ay hora, ay último momento,
ay conjurado cielo a perseguirme,
ay ojos qué quisistes advertirme
al despedir, por más mi descontento?
Ay que ya el daño mío claro siento
que yo creía (ay creer poco firme)
perder parte, mas no todo al partirme,
ay quántas esperanças lleva el viento!
Estava lo contrario ya del cielo
de que su misma frente era esculpida,
que mi luz y bien se concluía:
Mas a mis ojos puesto estava un velo,
que ver no me dexava lo que vía,
por de repente hazer triste mi vida.
CCCXXX
Aquel vago mirar, dulce, gracioso
de mí toma (paresce que dezía)
lo que puedes, no esperes a otro día,
pues parte, aunque vas bien vagaroso:
Entendimiento entonces perezoso,
despierto a lo que menos convenía
dime, como no viste en la luz mía
lo que agora? sin darte tal reposo?
Sus ojos con un aire soberano
a los míos dezían: Quánto pudo
en vosotros amigos nuestra yesca!
El cielo nos espera, y no es temprano,
qu'el que nos puso aquí, nos rompe el ñudo
y quiere que acá el vuestro se envejesca.
CCCXXXI
Solía de la fuente de mi vida
alexado, buscar tierras y mares,
mi hado más que mi querer siguiendo,
y siempre (tal de amor es la guarida)
gustava los destierros a millares,
el pecho d'esperanças mantiniendo:
mis manos ya las armas van rindiendo
a la violenta acerba mi fortuna,
que de tal bien del todo me ha privado,
y en su lugar dexado
memoria sola, en refección alguna,
por mi alma no dexar del todo ayuna.
Si la comida al posta es denegada
affloxará sin dubda en la corrida,
pues falta la virtud que le alentava:
quitado ansí a mi vida fatigada
todo su nutrimento, con la herida
que al mundo despojó de quien le ornava,
lo dulce en hiel, y lo que me alegrava
buelve en tristeza, ansí temo el camino
tan breve, y muy más su fenescimiento
que voy qual polvo al viento
huyendo, por no ser ya peregrino,
ansí sea, pues tal fue mi destino.
Nunca el mortal bivir me dio contento,
amor lo sabe a quien trato contino,
sino por la que luz fue suya y mía:
y tuve (si pudiera) siempre intento
de ir tras aquel espíritu divino
que al cielo renasció, por quien bivía:
mas de pesarme harta causa havía,
pues proveer no supe a mi reposo,
que amor claro en sus ojos me mostrava,
y quasi aconsejava
que alguno ay que murió triste y penoso
que fuera en morir antes venturoso.
En los ojos adonde antes solía
bivir mi coraçón, mientras mi suerte,
en tan rica morada le dexava,
de su mano el amor escripto havía
con letras de piedad el caso fuerte
que a mi largo desseo amenazava:
Quanto entonces mejor morir me estava,
que no era en me morir, muerto lo bueno,
antes bivía en mí la mejor parte,
mis esperanças parte
muerte agora, y mi bien tiene en su seno
la tierra, y bivo yo, de que más peno.
Mi poco entendimiento si estuviera
comigo prompto, sin que mi ventura
le truxera en vaguezas derramado,
d[e]l bien mío en el rostro escripto viera:
ya junto eres al fin de tu dulçura,
y a tu amargo principio eres tornado.
Entendiéndolo fuera desatado
en su presencia deste mortal velo,
y desta grave carga no pesante,
y fuérame delante
a verle aparejar silla en el cielo,
tras ella agora iré con otro pelo.
Canción al que de amor alegre vieres,
dile: Por qué no mueres?
Que muerte a tiempo es una gloria cierta.
Quien puede bien morir no lo devierta.
CCCXXXII
Mi benigna fortuna, el bivir ledo
los claros días, las ser[e]nas noches,
el sospirar suave, el dulce stilo,
que resonar solía antes en metros
trocados de repente en duelo y llanto,
me hazen odiar la vida, e ir tras la muerte.
Cruel, acerba, inexorable muerte,
tú causas que no sea jamás ledo,
y que mi vida toda passe en llanto.
en negros días, y en penosas noches:
mis sospiros no pueden ya dar metros
que mi martirio vence todo stilo.
A dónde es ido mi amoroso stilo?
todo en tratar se ocupa de la muerte.
A dó las rimas, dónde están los metros,
qu'el gentil coraçón oía ledo?
a dónde el platicar de amor las noches?
ya no trato ni pienso más qu'en llanto.
Otras vezes me fue tan dulce el llanto,
que de dulçura hinchía el agro stilo,
haziéndome velar las largas noches:
agora el llanto amarga más que muerte,
no esperando ya ver el rostro ledo,
subjecto propio de mis dulces metros.
El blanco puso amor claro a mis metros
en sus ojos, y es puesto agora en llanto
trayendo a mi memoria el tiempo ledo:
ansí con el pensar mudo mi stilo,
rogándote contino, o fiera muerte
que de mí apartes ya tan crudas noches.
Huyóse el sueño de mis tristes noches
y el son usado que mis roncos metros
ya no saben tratar si no es de muerte:
ansí es mi cantar ya mudado en llanto,
no ay nel reino de amor tan vario stilo,
que agora es triste quanto era antes ledo.
Nadie bivió jamás como yo ledo,
ni ay quien biva más tristes días y noches,
ansí el doble dolor, dobla su stilo,
y de mi pecho arranca tristes metros.
Biví ya de esperança, aora de llanto,
ni contra muerte espero sino muerte.
Muerte me ha muerto, y sola puede muerte
hazer que vaya a ver el rostro ledo,
por quien ya me agradó, sospiro, y llanto,
aire y pluvia serena de mis noches,
quando de mis conceptos altos metros
texía, alçando amor mi baxo stilo.
O si tuviesse tan piadoso stilo,
que mi Laura cobrasse de la muerte,
(como Orpheo a su Eurídice) sin metros,
podría bivir más que nunca ledo:
y si no puede ser, que destas noches
una, cierre estas mis fuentes de llanto,
Amor yo muchos años hize llanto,
de mi gran daño en doloroso stilo,
ni de ti espero menos fieras noches:
ansí rogando voy siempre a la muerte
me lleve, que seré dello muy ledo,
ado es la por quien canto y lloro en metros.
Si cobran tal vigor mis flacos metros,
que lleguen a do está fuera de llanto,
do su beldad el cielo haze ser ledo,
bien reconoscerá el mudado stilo.
que le agradó quiçá de antes que muerte
le diesse luz, y a mí tan foscas noches.
O los que procuráis mejores noches
y que de amor tratáis y oís en metros,
rogad que no me sea más sorda muerte,
pues cabo es de miserias, fin de llanto,
y que mude una vez su viejo stilo,
que aunque es triste, bien puede hazerme ledo.
Haríame ledo en una, o pocas noches
en triste stilo, y congoxosos metros,
dando a mi llanto conclusión la muerte.
CCCXXXIII
Mis tristes rimas id al duro canto
que mi charo thesoro está cubriendo,
llamad a quien me está del cielo oyendo,
aunque la cubre tan escuro manto.
Dezilde quanto es grande mi quebranto
mientras por esta mar voy discurriendo
mas que sus dulces hojas recogiendo
me detengo en seguirla tanto, o quanto.
Tratando sólo della biva y muerta,
mas biva pues de veras allá bive,
para que'l mundo la conosca y ame:
Que a mi passaje se halle, que a la puerta
me siento, y que de verme no se esquive
tal qual es en el cielo, antes me llame.
CCCXXXIV
Si premio alguno, honesto amor meresce,
y si piedad no falta a su natura
yo le terné, pues que mi fe más pura
qu'el sol, al mundo todo ser paresce:
Ninguna dubda a Laura ya se offresce
que lo que le mostrava en mi figura,
y en mis palabras llenas de dulçura,
agora creo que ya le enternesce.
Ansí espero se duela desde el cielo
de mis grandes sospiros, y lo muestra
quando a mí buelve de piedad tan llena:
Y espero que al dexar deste mi velo,
verná por mí con otra gente nuestra,
que goza el summo bien sin sentir pena.
CCCXXXV
Entre mil damas vi una señalada,
qu'el coraçón me havía salteado,
y su figura haviendo bien mirado
juzguéla por del cielo trasladada.
De todo lo terreno era apartada
que en el cielo tenía su cuidado:
l'alma que ardió por ella en fuego elado,
estava a la seguir aparejada.
Mas mi peso, y su mucha ligereza
causaron que de vista las perdiesse,
de que mi alma quedó como pasmada.
Ay ventanas, estremo de belleza,
quién creyera que hallar por vos pudiesse
la que al mundo entristesce, alguna entrada?
CCCXXXVI
A mi mente da buelta, antes en ella
está como quando era más florida,
la que no olvidaré, toda encendida
en rayos de su misma clara estrella:
Y véola tan grave, honesta y bella,
a la primera vista, y recogida,
que digo: Cierto es ella, y tiene vida,
y le supplico que oyga mi querella,
A ratos calla, a ratos da respuesta:
e yo como el que advierte en sus engaños,
me digo: tú no ves que vas errado?
Que a seis de Abril de seis vezes ocho años
sobre mil y trezientos, trasladado
al cielo fue su spíritu con fiesta.
CCCXXXVII
Aquel que en el color y olor vencía
al lucido odorífero Oriente,
y las plantas y flores del Poniente
en excelencia y precio puesto havía,
Mi dulce Lauro, ado morar solía
beldad y honestidad hermanamente,
a sombra dél se hallava juntamente
amor sentado con la diosa mía:
Yo de mis pensamientos colocava
mi nido en él, por me librar del yelo,
y fuego, que me elava y abrasava:
El mundo de su nombre lleno estava,
quando el señor por adornar el cielo
(que era suya) allá arriba la llevava.
CCCXXXVIII
Dexado has muerte sin su sol al mundo.
escuro y frío, a amor has desarmado,
belleza y gallardía has desterrado,
a mí me derrocaste en el profundo.
L'honesto, y cortesía, y lo jocundo
todo junto del mundo lo has llevado,
la planta de virtud has arrancado,
muerto el primer valor, qu'es del segundo?
La tierra toda lamentar devía
con el linaje humano, que sin ella
engaste es que de piedra está vazío:
El ciego mundo no la conoscía,
Yo sí, que siempre lloro (aimé) por ella,
y el cielo, pues se alegra del mal mío.
CCCXXXIX
Luego que abrió mi vista el claro cielo,
y amor me alçó sobre alas sensuales
vi cosas nuevas lindas, mas mortales,
en un subjecto de terreno velo,
Las otras que encumbravan más el buelo,
celestes formas, altas, immortales,
por ser al intellecto desiguales,
no las suffrió mi vista qu'es del suelo.
Quanto ansí della dixe, o he cantado
(qu'en pago por mí a Dios está rogando)
fue centellica de su abismo rara,
Qu'estylo no se ha visto haver dexado
ingenio atrás, ni al sol estar mirando
dio mas vista, antes daña a la más clara.
CCCXL
Ay prenda mía charíssima y sabrosa
que muerte me quitó, y el cielo guarda,
cómo es comigo tu piedad tan tarda?
refugio de mi vida trabajosa.
Mi sueño de tu vista más graciosa
solías hazer digno, y quieres que arda
sin refrigerio agora, quién te tarda?
que en el cielo rencor dizen no posa.
A ratos acá baxo se sustenta
un pío pecho del tormento ajeno
tal que en su reino amor queda vencido:
Tú que todo mi mal has entendido
y puedes atajar que no le sienta,
con tu vista a mi llanto pon ya freno.
CCCXLI
Ay qué piedad, o qué Ángel fue tan presto,
a presentar mis quexas en el cielo?
que quasi bolver siento como suelo
con aire a mi señora dulce honesto.
Tal que sossegar basta un pecho mesto
tan llena de humildad y de consuelo,
que ya de mano doy al desconsuelo,
y aun no me es el bivir ya tan molesto.
Beata que beato hazerme suele
con su vista, y sus hablas de dulçura,
que entre ambos solamente se entendían:
De ti mi hermano assaz (dize) me duele,
mas por bien nuestro de ambos te fui dura:
hablas que hazer parar al sol podrían.
CCCXLII
De llanto y de congoxas me sustento,
manjar de que el amor contino abunda,
y contemplando en mí llaga profunda
amarillesco y tiemblo en un momento.
Laura viendo mi pena y mi tormento,
como fue sin igual y sin segunda,
a mi lecho se llega tan jocunda,
que me priva de aliento aquel contento.
Y con la mano que en tanto he tenido
mis ojos enxugando, tal dulçura
me embía, qual jamás nadie ha gustado:
Diziendo: De qué sirve la cordura?
no llores ya, que harto me has llorado,
quién qual yo estoy te viesse convertido.
CCCXLIII
Pensando en aquel rostro que oy el cielo
honora, y en su boz dulce y honesta,
y en sus madexas de oro, y en la resta
que de mí desterrava el desconsuelo:
No sé cómo soy bivo en este suelo,
ni creo ya biviera, si tan presta
la qu'en estremo hermosa fue y modesta
no fuera en darme al alva algun consuelo.
O cómo se me muestra enternescida
notando y escuchando atentamente
la historia de las tristes penas mías:
Mas luego que acercarse el día siente,
al cielo se recoje por sus vías,
los ojos de piedad humedescida.
CCCXLIV
Bien pudo el amor darme algun contento,
mas yo no entiendo quándo, agora amarga
por cabo, y bien lo sabe quien su carga
suffre, si se le añade tal tormento.
La que honor fue del siglo, y ornamento,
y lo es del cielo agora con luz larga,
a cuyo resplandor cosa no embarga,
reposo no me da solo un momento.
La muerte mi bien todo me ha quitado,
ni puede consolar mi estado adverso
prosperidad, pues tanto bien me mengua.
Lloré, y canté, no sé mudar ya verso,
mas lo que l'alma en mí tiene encerrado,
por mis ojos rebossa, y por la lengua.
CCCXLV
Causó dolor y amor do no devía
mi lengua (sin más cuenta) desmandarse,
haziendo en llanto el canto transformarse,
que si passasse ansí, no acertaría:
Que consolar mi estado ya devría
y aun era bien mi pecho assegurarse,
sabiendo lo que allá puede gozarse
con quien el alma acá de sí le hinchía.
Ya dende oy más recibo gran consuelo
ni acá verla querría en este infierno,
que antes solo bivir, o morir quiero.
Que más bella y con ojo más sincero
entre ángeles la veo alçada a buelo,
junto a los pies del gran Señor eterno.
CCCXLVI
Las almas en beldad más señaladas,
del cielo ciudadanas, aquel día
que mi señora allá arriba subía.
de ver tal novedad maravilladas:
Dezían entre sí medio pasmadas.
Qué novedad es ésta? quién sería
la que sube con tanta loçanía?
siendo las vías ya tan desusadas?
Ella alegre en haver también trocado,
se contonea con los escogidos,
y mira atrás, por ver si yo la sigo
Y aun muestra de esperarme con cuidado,
viendo ansí que me quiere allá consigo,
levanto al cielo todos mis sentidos.
CCCXLVII
Laura que alegre gozas del eterno
principio, como tu bivir meresce,
donde tu ropa y silla resplandesce
compuesta de un metal que no discierno
O monstro de beldad, cómo en el terno
bien summo ves (do todo se paresce)
mi pura fe, que tanto me enriquesce,
por quien de llanto he lleno un gran quaderno.
Y mi coraçón ves que acá en el suelo
fue qual le ves allá, tú eres testigo
que solo quise hartarme de tus ojos.
Pues para remediar tantos enojos
como passo después que has ido al cielo,
impetra me halle presto allá contigo.
CCCXLVIII
De los más lindos ojos, y del viso,
qual nunca otro se vio, de los cabellos
que al oro y sol hazían menos bellos
y del hablar que pudo quanto quiso
De las manos y braços, que conquiso
huvieran a los mas rebeldes cuellos,
de la risa que pudo convencellos,
de aquella forma en fin de paraíso.
Me sustentava: agora se contenta
el Rey del cielo dello, y sus correos
e yo me quedo ciego y sin abrigo.
Una esperança sola me sustenta,
que ella que entiende todos mis desseos
impetrará llevarme allá consigo.
CCCXLIX
Paresce que oygo ya cerca el correo
de mi señora, que me está llamando
tan de raíz me voy todo mudando,
y tan trocado siento mi desseo:
A penas me conosco, aunque me veo,
la usada vida voy toda olvidando,
ya querría saber el como y quando,
ni lexos deve estar a lo que creo.
O felice aquel día que partiendo
desta prisión, se quede en mil pedaços
mi frágil y pesada vestidura,
Y todas estas nieblas sacudiendo
y descargado de otros embaraços,
vaya a gozar de tan alta dulçura.
CCCL
Este nuestro caduco bien que tiene
el ser de sombra, y su nombre es, belleza,
hasta agora no fue con tal largueza
todo en un cuerpo, a fin que yo más pene:
Que aunque a Naturaleza no conviene
dexar por uno a muchos en pobreza,
con ésta usó de toda su franqueza:
perdone la más bella y se despene.
Beldad no tuvo el mundo tan mentada
ni creo la terná, ni tan subida:
mas muy poquito dél fue conoscida.
Que se ausentó en un punto: ansí me agrada
su poca vista a mí del cielo dada,
por le agradar en algo en esta vida.
CCCLI
Dulces durezas, plácidos desvíos,
llenos de un casto amor y de blandura,
desdenes, que templaron con cordura
mis tan desenfrenados desvaríos:
Gentil hablar, en quien claros los bríos
de honestidad se vían, y dulçura,
flor de virtudes, fuente d'hermosura,
rienda de los conceptos baxos míos:
Mirar divino, que hazer me ha podido
beato, y reduzirme a la medida,
quando della me avía divertido,
Agora presto a conhortar mi vida,
aquel tu variar raíz ha sido
de mi salud, que quasi iva perdida.
CCCLII
Alma beata que tan dulcemente
mi pecho con tus soles alumbravas,
quando las hablas tuyas rematavas
con los sospiros que aún mi pecho siente,
Ya yo te vi en un casto fuego ardiente,
quando entre aquellas flores m'escuchavas,
y como ángel del cielo te mostravas,
qual te tengo y tendré siempre presente.
Al eterno hazedor la buelta dando
acá dexaste aquel precioso velo
que desde el cielo dado te era en suerte:
Faltó del mundo amor, en tú faltando,
y cortesía, el sol cayó del cielo,
y dulce començó de ser la muerte.
CCCLIII
Vaga avesilla, que con vario acento
lamentas por los tiempos que han passado
viendo el verano y día rematado,
y del invierno y noche el descontento.
Si como de tu mal sabes el cuento,
supiesses de otro tal mi triste estado,
vernías a este seno atribulado
a repartir con él desse tormento:
Mas esta partición cómo se haría?
qu'el que tú lloras puede tener vida,
y a mí la tierra y cielo me han robado,
La memoria que mi dolor me embía,
y el tiempo, y el lugar tan apropriado,
a razonar contigo me combida.
CCCLIV
Da la mano al ingenio atribulado,
socorre amor de stilo al affligido
para tratar de aquella que ha subido
al cielo, a cortesana ser de estado:
Dame un modo de hablar algo acertado
que yo por mí muy bien tengo entendido
no puedo allá legar, ni con sonido,
pues tal beldad el mundo no ha gozado:
Responde amor: ya quanto ser podía
de virtud, y saber, valor y honesto,
llevado ha la de quien muerte nos priva.
Tal rostro no se ha visto desde el día
que Adam abrió los ojos, y baste esto:
con lágrimas lo digo, ansí se escriva.
CCCLV
O tiempo, y cielos que ansí vais huyendo
y los pobres mortales engañando,
y vos días, que viento os vais tornando,
ya claro vuestro engaño voy sintiendo:
Mas descúlpoos, y a mí mismo reprendo,
que en vos es natural ir esso obrando:
mas yo, que mi mal viendo, en él cevando
me esté, sin me mudar voyme corriendo.
Hora es de buelta dar a mejor parte
(si no es passada) a fin de tomar puerto:
que lo demás es puro desconcierto.
Ni de tu yugo amor l'alma se parte
mas de su mal, y tu lo sabes cierto.
Que no es virtud acaso, antes es arte.
CCCLVI
Mi Laura a mi reposo fatigado
tan a menudo spira, que ardimiento
tomo para dezirle lo que siento,
y biviendo ella, a tal no fuera osado.
Comienço del mirar enamorado,
que dio principio a mi largo tormento,
y sigo como mísero y contento
soy del amor por horas desossado.
A todo calla, y de piedad movida,
me mira en hito, a ratos sospirando,
y de un llorar honesto el rostro adorna,
Siendo ansí del dolor mi alma vencida
mientras llora consigo se enojando
libre del sueño a sí misma retorna.
CCCLVII
Qualquier día me parece ser mil años,
para seguir mi dulce y fida guía
que ya me lleva agora por la vía
del cielo, allá por modos quasi estraños:
Ya no pueden dañarme los engaños
del mundo, que le entiendo, pues se cría
en mi pecho la luz qu'el cielo embía,
que me haze tener cuenta con mis daños.
Ni devo de temer de oy más la muerte,
pues mi Dios la suffrió con grave pena,
por hazerme en seguirle firme y fuerte:
Y aún nuevamente agora en toda vena
de aquella entró que dada me era en suerte
sin alterar su frente tan serena.
CCCLVIII
Quitar no puede muerte la dulçura
del dulce rostro, el puede dulce hazerla,
ya no ay necessidad de más temerla,
que del temor mi Laura me assegura:
Y aquel que derramó su sangre pura,
y al infierno baxó por deshazerla,
con su muerte me anima a más quererla,
ven pues o muerte, y de oy más te apressura.
No tardes, pues el tiempo es ya venido,
y si antes no lo fue, fuelo en el punto
que Laura fue partida desta vida:
Desde entonces un día no he bivido,
con ella fui, por ella al fin soy junto,
con ella mi jornada es fenescida.
CCCLIX
Quando el suave fido mi consuelo
por aliviar la pena de mi pecho,
se assienta al lado izquierdo de mi lecho
con su razonar dulce allá del cielo,
Yo buelto de piedad y miedo un yelo,
le estoy de donde viene preguntando,
ella un ramo sacando
de palma, y de Lauro otro de su seno,
me dize, Del sereno
empíreo vengo a verte y consolarte,
por sólo esto he baxado de tal parte.
Rengráciola en palabras y en meneos
y humilde le pregunto: Cómo, o dónde
mi estado sabes? y ella: no se asconde
tu llanto, de que nunca tus desseos
son hartos, que mil bueltas y rodeos
buscan, hasta turbarme en la paz mía,
tan grande es tu agonía
en verme deste suelo ser partida,
do tengo mejor vida
que deviera agradarte, si me amaste,
como en tus obras siempre publicaste.
Respondo: yo por mí voy lamentando,
qu'en martirio y tinieblas me has dexado,
y sé tan cierto que al cielo has bolado,
quanto el que clara cosa está mirando:
Que no devió Natura de ir ornando
de tal virtud, una ánima tan tierna,
si la potencia eterna
a sus obras no fuera destinada,
o alma señalada
que tan alta entre nos acá biviste,
ay quán de presto al cielo te subiste!
Mas yo qué devo más que lamentarme
mísero y solo, que sin ti soy nada:
o quién viera en la cuna mi jornada
conclusa, por de amor poder librarme.
Ella por de mi llanto desviarme,
mejor (dize) es las cosas terrenales
dexar, pues son mortales,
y nivelar la falsa tu bonança,
con más justa balança
siguiendo mis pisadas (si las amas)
cogiendo al menos una destas ramas.
Yo que iva a preguntalle: Qué quisiste
dezir? o en estas ramas qué se asconde?
ella, Tú mismo (dize) te responde
pues con tu pluma la una engrandesciste,
palma es victoria, y tú bien entendiste
la tuve yo de mí, y el Lauro signa
triunfo, de que digna
soy por merced de Dios, que al bien esfuerça:
tu si padesces fuerça
le busca, y dél procura la guarida
tal que al fin le veamos de tu vida.
Es este aquel cabello que solía
enlazarme? (le digo) es esta vista
la que ya me fue sol? ella, desista
tu lengua de tal yerro, anima mía:
soy spíritu qu'el cielo a ti me embía,
qu'el cuerpo días ha que buelto es tierra,
mas por menguar tu guerra
me es dado verte tal, y muy más bella
vengo agora que aquella
que amaste y te fue pía y cruda junto
salvando la salud de ambos a un punto.
Yo lloro, y ella enxuga
mi rostro con sus manos, y sospira,
con dulçura y con ira
hablando ansí que peñas bien podría
romper, y el sueño y ella van su vía.
CCCLX
Citado el crudo y dulce señor mío
delante de la Reina alta y divina,
qu'en la parte más fina
suele assentarse del compuesto nuestro
allí como oro, al qual el fuego afina.
cargado de dolor y temblor frío,
perdido todo el brío,
como el que muerte espera me demuestro
y comienço: Señora el pie siniestro
puse en el reino déste joven siendo,
de donde fui cogiendo
ira, y desdén, y mucho descontento,
y tan crudo tormento,
que mi paciencia vino a ser vencida
y al cabo vine a aborrescer la vida.
Mi tiempo desta suerte se ha passado,
en pena y llama, ay quánta vía honesta
deseché, y quanta fiesta
por servir a este crudo lisonjero.
Qué lengua en razonar ay tan compuesta
que pueda declarar ni el menor grado
de mi tan triste estado?
y de mi llanto justo y lastimero?
o poca miel, mas áloe verdadero,
ay quánto amargo a mi bivir procura
con su falsa dulçura,
trayéndome por fuerça a su vandera,
que yo bien creo que era
dispuesto a levantarme de la tierra
el me privó de paz, y me dio guerra.
Éste es el que fue causa (a lo que creo)
que a Dios amasse menos que devía,
éste es quien me traía
por una dama fuera de camino,
el cierto es el que en esto me imponía,
en su muela aguzando mi desseo
en donde de rodeo
reposo hallar pensava a mi destino:
Qué me sirve el ingenio peregrino?
y otras mil dotes dadas desde el cielo?
que voy mudando el pelo
sin libre poder verme en algun modo
robando ansí del todo
mi libertad el crudo que aquí accuso
que me ha buelto lo amargo en un dulce uso.
Éste es el que me ha hecho andar provando,
por varias tierras mil nuevas costumbres,
llenas de pesadumbres
con un error que a peregrinos liga
viendo mares, y ríos, valles, cumbres,
y en un millón de lazos tropeçando,
siempre temples trocando,
con peligro evidente, y con fatiga:
y ni éste, ni la mi dulce enemiga
ressollar me dexavan sólo un punto:
y si no soy ya junto
ante tiempo a la muerte acerba y dura,
piedad del cielo ha cura
de guardar mi salud, no este tirano,
que gusta de mi mal como profano.
No tuve en suyo siendo cosa sana
ni pienso la terné, que he ya perdido
el sueño, y no he podido
con yervas ni palabras recobrarlo:
éste con puro engaño se ha metido
en mi pecho, en oyendo su campana
en alta o tierra llana
le acudo sin tardança, no ay negarlo.
No ay carcoma (muy bien puedo provarlo)
como éste es en mi seno, donde anida
por me acortar la vida,
de aquí nascieron mi sospiro y llanto,
y el martirio, que espanto
pone al mundo, señora tú haz justicia
pues dél y de mi tienes ya noticia.
Con bozes mi adversario muy hinchadas
comiença oyé señora la otra parte,
que la verdad, o parte
confessará el ingrato llanamente.
Que pues en juventud fue dado al arte
de sustentar razones mal fundadas,
mentiras paliadas,
no es mucho que ansí agora se lamente,
y por mí vino a ser tan differente.
Yo soy quien contra el torpe intento y feo
detuvo su desseo
en dulce vida quél amarga llama,
por mi ganado ha fama,
su entendimiento alçando de manera,
que nunca por sí a tal alçado fuera.
Él sabe que al que a Grecia acaudillava,
y al Larisseo, y al Peno que temido
de Italia tanto ha sido,
y aun otro en virtud claro, y en fortuna
(conforme a lo del cielo permitido)
los hize en amor vil caer d'esclava:
y porque a éste preciava
le señalé de mil electas, una
qual no se ha visto ser jamás alguna
por más que a su Lucrecia exalte Roma,
y tan dulce idioma
le di, con harmonía tan suave,
que intento torpe, o grave
en ella nunca pudo alguno hallarse
destos engaños, bien puede quexarse.
Ésta es la hiel, y él dize haverla hallado
más dulce, que no en otra alguna el todo,
mal fruto deste modo
de grano bueno cojo (o paga usada
de ingratos) después tanto d'entre el lodo
le alcé, que los de más sublime estado
le oían muy de grado:
y su fama entre ingenios sublimados
bolava, y mil combites regalados
de sus escriptos hazen cada hora,
y quiçá fuera agora,
un gruesso barbullista, hombre del vulgo,
yo le exalto y divulgo
por lo que de mi escuela ha deprendido,
y de aquella, q[ue] sola al mundo ha sido.
En fin por no ser largo, he desviado
al buen hombre de todo torpe pacto,
tanto, que ni al olfacto
jamás le dio vil trato buen talante:
esquivo joven, vergonçoso en acto
y en pensamiento, en viéndose obligado
a la que le ha forçado
a procurar de serle semejante,
que quanto en él ay bueno, o importante,
della y de mí lo tiene, el importuno
y fantasma ninguno
jamás de tal engaño lleno ha sido
como es el atrevido
yo grato l'hize a Dios, y aun a la gente:
desto es lo que se quexa, y se arrepiente.
Y aún lo que sigue a lo demás avança,
yo le hize más allá bolar del cielo
por las cosas del suelo,
que escala al hazedor son y de estima.
Que viendo las virtudes, y el buen zelo
de que era ornada aquella su esperança,
de una en otra mudança
a contemplar llegó la causa prima:
y aun él alguna vez lo ha dicho en rima,
de mí se olvida agora, y de la dama
que por sustento y fama
le di a su fragil vida, a esto un grito
levanto, no chiquito
Sí dio (dixe) mas hámela quitado,
yo (dize él) no, mas el que la ha criado.
En fin al tribunal bueltos entrambos
diximos, él con su feroz denuedo,
yo temblando de miedo:
Divina Reina tu sentencia atiendo.
Ella acudió sonriendo:
Holgado me he de oír vuestra pendencia,
mas pide más espacio la sentencia.
CCCLXI
Muchas vezes me dize el fiel espejo,
el brío, cuero, y tez ya tan mudada
y la fuerça y destreza tan menguada,
que no me engañe, y vea que soy viejo:
Y que ir según natura es buen consejo
pues lo contrario sirve poco, o nada,
yo como fragua de agua rosciada
despierto desechando el sueño añejo.
Y bien veo que buela nuestra vida,
y que si una vez falta, no ay dar buelta,
y acá dentro el consejo oygo estremado,
De la que es ya del térreo ñudo suelta
mas en su edad por sola fue tenida
tanto qu'el nombre a todas ha quitado.
CCCLXII
Mis pensamientos buelan hasta el cielo
tantas vezes, que ser a ratos creo
uno de los que allá subidos veo
ya descargados de su térreo velo.
Tiembla mi coraçón de un dulce yelo
quando Laura me dize: Mi desseo
agora te amo y precio sin rodeo
pues el uso has mudado con el pelo.
Y ante'l señor me lleva, do me inclino
humilde, supplicando que consienta
que ver pueda los rostros tan estraños:
Responde: Bien es firme tu destino.
y porque tardes más veinte, o treinta años,
no lo tengas por mucho, o por affrenta.
CCCLXIII
Muerte apagado ha el sol que me cegava
sus rayos en tinieblas ha trocado
en olmos ha mis Lauros transformado,
tierra es quien entr'el yelo me abrasava.
Faltado ha quien las penas me aliviava,
faltó quien dava augmento a mi cuidado,
mis esperanças todas han faltado,
faltó quien della siempre me colmava.
En dulce libertad con amargura
fuera voy de la mano que solía
por mil maneras nuevas deshazerme:
Harto ansí de bivir, quiero bolverme
a aquel Señor que con sabiduría
govierna el cielo y toda criatura.
CCCLXIV
Veintiún años me tuvo amor ardiendo,
ledo en fuego, y dolor, y en esperança:
y desde que en el cielo ya descansa
mi Laura, otros diez años fui gimiendo.
Ya cansado mi vida reprehendo
de tanto error, sin del hazer mudança,
la luz de mi virtud se apaga y cansa,
ansí a mi Dios devoto me encomiendo.
Pesante de mi mal gastados años
que deviera expender en mejor uso,
buscando paz, huyendo los engaños.
Señor que en esta cárcel me has incluso,
supplícote me libres de los daños
eternos, que mi error yo no lo excuso.
CCCLXV
El tiempo lloro que ha por mí passado
que le empleé en amar cosas del suelo,
sin procurar de alçar algo mi buelo,
pudiendo haverme en ello señalado,
Tú que entiendes y ves bien mi pecado
invisible, immortal, rector del cielo
de tu gracia me embía algún consuelo,
no me dexes señor desamparado.
Ansí que pues bivido he con tormenta
muera en paz, y en buen puerto, y con bonança,
o al menos con partida más honesta:
En esta poca vida que me resta
dessa benigna mano me sustenta
que en ti solo está toda mi esperança.
CCCLXVI
O Virgen bella que del sol vestida,
y estrellas coronada, al sol immenso
ansí agradaste, qu'en ti fue ascondido:
hablar de ti un amor me mueve intenso:
mas cómo daré yo sin ti salida?
y sin el que contigo ansí ha partido?
Invoco a ti, que siempre has respondido
bien a quien te ha llamado,
Virgen si el triste estado
humano, en tiempo alguno te ha movido,
embíeme tu mano algún consuelo,
socorre a mi gran guerra,
aunque soy tierra, y Reina tú del cielo.
O Virgen sabia, de aquel número una
de las beatas vírgines prudentes,
mas primera, y con lámpara mas clara,
o firme escudo a las afflictas gentes
contra golpes de muerte y de fortuna,
so el qual se escapa, y gloria alcança rara.
O refugio que al ciego ardor repara
que se halle en este mundo,
Virgen este jocundo
viso que hinchió de lagrimas la cara
y dulces miembros de aquel verbo eterno,
buelve a mi incierto estado,
que atribulado a ti pide el govierno.
O Virgen pura en toda parte entera,
del gentil parto tuyo hija y madre,
luz de suelo, y del cielo clara guía,
por ti tu hijo que es del summo padre,
(o del empíreo cielo gran lumbrera)
vino a salvarnos quasi al fin del día:
en los refugios que en el mundo havía,
tú sola fuiste electa
Virgen por más perfecta,
que buelves de Eva el llanto en alegría:
pues puedes hazme libre del infierno,
o del mundo abogada
ya coronada del gran reino eterno
O Virgen sancta de mil gracias llena
que por ser tan humilde meresciste
subir al cielo, en donde oyes mi ruego
tú de piedad la fuente nos pariste,
y el sol de la justicia que asserena,
y libra de tiniebla al mundo ciego:
tres renombres te ha dado tu sossiego,
hija, madre, y esposa,
Virgen muy gloriosa,
madre del que libró del duro fuego
al mundo, y de la red en que bivía
en cuya passión santa
ruego quebranta la dureza mía.
O Virgen sola al mundo sin exemplo
con la beldad que al cielo enamoraste,
tú sola eres primera sin segunda
la piedad y humildad que professaste
(del verdadero Dios sagrado templo)
hizieron tu limpieza ser fecunda:
por ti puede mi vida ser jocunda
si a tus ruegos María
Virgen sabrosa y pía
donde abundó el pecar la gracia abunda
con las rodillas de mi mente en tierra
supplico que encamines
a buenos fines mi tan cruda guerra
O Virgen norte firme de ab eterno
de aqueste tempestuoso mar horrible,
a todo navegante cierta guía,
mira en qué tempestad fiera terrible
soy engolfado solo y sin govierno,
donde el postrer sonido ya se oía:
mas con todo a ti buelvo el alma mía:
que ser malo no niego,
Virgen antes te ruego,
que tu enemigo de mi mal no ría,
ten memoria , que Dios por del pecado
librarnos de su gana
en carne humana tuya fue encerrado.
O Virgen quánto llanto he derramado,
qué ruegos, qué caricias, todo en vano
para mas pena mía, y mayor daño,
que nasciendo en el Arno mío Thoscano
y haviendo mil provincias rodeado,
siempre mi vida ha sido un mal estraño:
mortal belleza y actos (puro engaño)
hizieron mi alma escura
Virgen sagrada y pura
no tardes que anda cerca el último año:
mis días van corriendo de tal suerte
que embueltos en peccados
son ya llegados cerca de la muerte.
O virgen ya murió quien dolor puso
en mi pecho, y biviendo le dio llanto,
que de mis males uno no sabía,
y que supiera, al fin fuera otro tanto
que siempre su querer fue un confuso
morir mío, que no le convenía:
tú pues Reina del cielo, diosa mía
(si es bien ansí nombrarte)
Virgen que a toda parte
socorres (cosa que otra no podría)
y esto es a tu poder, como no nada.
pon fin a mi dolor.
que a ti es honor, y a mí salud provada.
O virgen que eres toda mi esperança,
que puedes, y querrás siempre valerme,
supplícote no quieras olvidarme,
mira al que se dignó de nada hazerme,
no mi valor, mas su alta semejança,
te mueva, que te dignes de ayudarme:
mi error en peña pudo transformarme
de humor vano abundante,
Virgen de oy en delante
haz que de un sancto humor venga a bañarme,
y que al menos mi llanto en lo postrero,
libre de lo terreno
muestre mi seno, y no como primero.
O virgen de altivezes enemiga,
del principio común amor te mueva,
de un coraçón humilde te apiada,
que si poca mortal tierra me ceva
con una fe tan firme y tan amiga,
qué harás tú siendo cosa tan preciada?
si de mi estado veo enderesçada
la senda y me levanto,
Virgen por ti, a tu santo
nombre, será mi lengua dedicada,
y el coraçón con todos sus arreos,
haz que salga a buen vado,
y toma en grado mis nuevos desseos.
Ya cerca deve andar mi postrer día,
segun qu'el tiempo buela,
Virgen tú me consuela,
que muerte sus correos ya me embía,
y ruégale a tu hijo verdadero,
hombre y Dios me aperciba,
y me reciba en el passo postrero.
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