Trigo y maiz era tu voz
mano de sembrador
alma de cobre, pan y carbón,
hijo del tiempo y del sol.
Tu canto fue flor de metal
grito de multitud
arma en el puño trabajador
viento del norte y del sur.
Caiste allí junto a otros mil
cuando nació el dolor,
hoz y martillo tu corazón
rojo de vida se abrió.
El pueblo así te regará
en un jardín de luz,
serás clarín de lucha y amor
¡Canto de Chile serás!
Jorge Coulon, 1975