Alessandro Baricco, novelista,
autor de "Seda" y "Tierras de cristal":
"La historia de Seda me la contó un amigo mientras estábamos
esquiando y no paré de darle vueltas hasta que escribí la última
página del libro". "Céline, Salinger, Stanley Kubrick, Walt
Disney... son quienes me han influido".
ROMA.- Su obra enciende pasiones contrapuestas. O se la ama o se la
odia. Con Alessandro Baricco, autor de Seda, no caben medias tintas.
Crítico musical, apasionado por el cine, filósofo, escritor y
periodista, este turinés de 40 años ha cosechado éxitos y
reconocimientos por doquier, ya fuera narrativa, teatro o incluso
televisión a lo que se dedicara.
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Baricco,
sin embargo, tiene un no sé qué de esquivo o huidizo -rehúsa
contestar a las preguntas más "personales"- y tiende ahora a
mantenerse alejado de los reflectores y a rodearse de un cierto
anonimato después de que su rostro se hiciera famoso tras su paso por
la pequeña pantalla italiana. Ha conseguido numerosos premios (el
Campiello y el Prix Médicis Etranger por su novela Castelli di rabbia,
el Viareggio y el Palazzo al Bosco por Oceano Mare, entre otros) por
obras en las que una fuerte musicalidad se entremezcla con estructuras
cinematográficas para dar sustento a historias aventureras, mágicas y
llenas de poesía. En España acaba de ponerse a la venta la primera
novela que escribió, Tierras de cristal (Anagrama).
Pregunta.- Seda ha estado durante más de 30 semanas en la
lista de los 10 libros más vendidos en España, donde se han vendido
unos 60.000 ejemplares. En Italia logró cifras altísimas y en Francia
se vendieron 200.000 ejemplares. ¿Cómo explica el éxito del libro en
tantos países, tan distintos además por sensibilidad e intereses?
Respuesta.- Son distintos, pero en definitiva son países
europeos. Y Seda es una historia antes de ser un libro. Es, sobre todo,
una historia. Y a las historias les resbalan las fronteras.
P.- Seda fue presentado en Italia hace unos años en un teatro de la
capital, donde una actriz leyó en voz alta el texto desde la primera
hasta la última página. ¿Por qué se le ocurrió dar a conocer el
libro de ese modo?
R.- Porque me aburren demasiado las presentaciones tradicionales. Y se
aburren bastante también los demás.
P.- ¿Cómo nació Seda?
R.- Un día, un amigo mío me contó que un antepasado suyo tenía un
oficio algo raro. Partía una vez al año, atravesaba el mundo, meses
después llegaba a Japón, compraba huevos de gusanos de seda y, luego,
regresaba a Italia y los vendía. El resto del año descansaba.
Estábamos esquiando cuando me contó esta historia. Me detuve, me
quité los esquíes y empecé a pensar y a darle vueltas, y no dejé de
hacerlo hasta que no escribí la última página.
P.- La novela cuenta una historia de sentimientos, pero casi sin
hablar de ellos, sin describirlos. ¿Fue difícil?
R.- Fue un desafío. Quería contar esta historia contando los gestos y
no los pensamientos. Sólo gestos. Me parecía el único modo posible de
contar una historia como ésta. Fue difícil imaginar un libro de este
tipo y decidir hacerlo. Después, escribirlo fue difícil, como siempre
es difícil escribir, ni más ni menos.
P.- Seda está ambientada en 1861, Oceano Mare en un momento sin
precisar "hace muchos años", Novecento a principios de siglo.
¿No le interesa contar historias actuales?
R.- Yo cuento historias de hoy. Es una ilusión óptica la que hace que
parezcan ambientadas en otras épocas.
P.- ¿Qué autores le han influido más?
R.- Sin un orden preciso, Céline, Salinger, McEnroe, Stanley Kubrick,
Walt Disney, Liberatore...
P.- Usted ha creado en Turín una escuela para enseñar a escribir.¿Cree
que no se nace escritor, sino que se hace?
R.- Se trata de una escuela que enseña a narrar y no sólo a escribir.
También hacemos cine, teatro, publicidad, periodismo, y todo lo que es
narración. Creo que se puede dar a los chicos una formación particular
que los haga capaces de narrar con mayor conciencia y un patrimonio de
referencias muy rico. Creo que esto se puede hacer. Y hacerlos salir de
su soledad, obligarlos a entender si tienen talento o no. Son cosas que
sólo una escuela puede hacer.
P.- Hace unos años, usted escribió un monólogo teatral sobre un
extraordinario pianista que pasaba toda su vida a bordo del
transatlántico donde había nacido, sin bajar nunca a tierra. Titulado
Novecento, el libro acaba de ser llevado a la pantalla grande de la mano
de Giuseppe Tornatore. ¿Ha colaborado con el director en la adaptación
cinematográfica?
R.- Pasé un tiempo hablando con él, para entender lo que tenía en la
cabeza. El me escuchó un poco, y yo lo escuché a él. A partir de ahí,
él siguió su camino. Creo que ésta es una buena manera de plantear
las cosas. Y espero que al final salga una buena película.
P.- ¿Ha visto la película?
R.- No. Lo único que he visto es un salvavidas del Virginian [el nombre
del trasatlántico]. Me lo regaló Tornatore cuando terminó de
rodar.
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