¡Libertad!
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Nota: Siguiendo el Debate de Amarisee[1], que, por solidaridad decidí hospedar en este sitio, empecé a escribir mi intervención sobre la libertad de expresión. Que, luego, por el suceso de eventos, se extendió al de la censura de ideas y a la lógica de los grupos de poder en el fandom en general.
Un cierto tipo de postura, un tanto dictatorial, por parte de algunas personas en red –y en los típicos lugares de reunión en red-, a veces puede frisar la censura. Es muy triste que alguien quiera como poseer el derecho de los fans de encontrarse o menos y deba creerlo suyo. O dónde las cosas funcionan mejor... o son más prácticas... o poseer o dirigir o reprimir la creatividad de los fans.
Me refiero al hecho que existan grupos limitados de personas, habitualmente reunidas alrededor de un líder autoproclamado, que pretenden poseer, acaparar, dar una suerte de crisma de oficialidad a todo el material producido por los fans, desconociendo, de hecho, todo lo que de aquel grupo no proviene, todo lo que tiene procedencia, por decirlo así, privada. En este sentido, aceptar que sea el grupo dirigente a decidir los argumentos de los fanfic y fanart o a decidir cuáles sean los autores que pueden publicar y cuáles, en cambio, se queden en el ghetto, es al mismo tiempo ridículo e imposible, para quien tiene cerebro y corazón. De la misma manera es otro tanto pesado aceptar que el mismo grupo dirigente quiera evitar que los fan art y los fanfic circulen no más que por los canales oficiales. Se me hace fastidioso aceptarlo. Y, para retornar al tema del acaparamiento de los trabajos de los fans, el resultado es que los productos oficiales, para terminar, pueden ser adquiridos solamente por los inscritos en el club o círculo o algo parecido. Dejando de lado uno de los presupuestos de las publicaciones (esto es, de hacerlo público), que es justamente la posibilidad de difusión, y dejando de lado también la utilidad de las publicaciones, una vez agotado el número de los inscritos, dado que los "otros fans", que quizá comprarían aquél material, no tienen el derecho a hacerlo porque no están inscritos, porque son outcast, porque son sans-papier (NdTr. Indocumentados) de la red.
Con un contrasentido todavía más loco: Porque los fans "oficiales, los "electos" (en el sentido de Mann), aquellos que tienen derecho de usufructuar los canales privilegiados y de obtener –sólo ellos- EL producto privilegiado, al final se encuentran entre las manos con un producto "de régimen", con los autores que gustan al grupo dirigente –que no se ha siempre dicho sean los mejores.
Porque sucede también que no se bloquean tanto los argumentos, cuanto el trabajo de las personas. Hay personas que son mantenidas fuera de las iniciativas de los clubs oficiales porque no le agradan al grupo dirigente. Y, así, trabajos también interesantes o colaboraciones potencialmente fructosas, de los que los fans "oficiales" podrían gustar, vienen a ser esmeradamente evitados porque se trataría de hacerlo con personas que no gustan a quienes gestionan las cosas. Porque son personas que tienen quizá una personalidad fuerte, tienen sus propias ideas o, simplemente, su presencia fastidia a alguien que agradecería el vacío entorno a sí, agradecería vencer sin competencia (pero me pregunto en dónde esté, entonces, la victoria). Y porque estos mezquinos han tenido la desdichada idea de poder también expresar sus ideas propias, en una llamada telefónica o en una e-mail privada o, hasta, públicamente. Bien, a partir de aquí comienza su odisea. Estas mismas personas, que antes estaban en el empíreo, después de haber contradicho a alguien, comienzan una inexorable caída. Los más afortunados sólo terminan en el olvido. Los más gafes se quedan de alguna forma entre las garras de alguien y terminan expuestos a una lluvia de malevolencias, desaires, vejámenes dignos de novelas del Apéndice. Y, también cuando, al final, deciden autoeliminarse de las listas o de las agonías de la competencia o de los sitios virtuales en los cuáles son torturados, continúa, hacia ellos, un proceso de destrucción de su credibilidad que se avala con una apretada red de habladurías.
Así están las cosas...
Por fortuna, después de todo, nosotros tenemos aún la posibilidad de expresarnos a través de nuestros sitios. Pero de los canales oficiales nos olvidamos. Y es también por esto que algunas iniciativas nacen autónomas. Porque no son iniciativas "oficiales". Donde por oficiales, nos es explicado, se entiende no algo que haya sido votado democráticamente, sino, por pactado, algo que los organizadores –y sólo ellos- deciden. ¿Y los miembros? ¿Para qué están? ¿Sólo para aclamar? ¿Qué hacemos, la autoelección por aclamación? ¿La collera? Lo que explicaría, luego, la función de los miembros: ¡la hacen del buen pueblo!
En cuanto a la razón de tales conductas... Sucede porque alguien, que originalmente se ofreció a coordinar, por practicidad, una iniciativa, después hace una suerte de "upgrade" (^_^;;;) y pasa automáticamente del todo a déspota, pensando que lo que, antes, se entendía como servicio para los fans ahora sea su propiedad, reino y derecho.
Sucede porque alguien, olvidando que somos sólo apasionados de algo, como tantos otros, usa este medio como un instrumento de poder personal... pensad en el inspector Clouseau: "Están los líderes y están los gregarios", decía al pobre Dreyfuss... Así pues, hay personas que, olvidando que todos tienen, luego, su vida, sus líos, ven los lugares de encuentro virtual como un instrumento para ejercitar su propio poder, o, al final, desahogar sus propias frustraciones.
E Internet, sobre todo, siendo un paraíso / infierno libre (como las radios libres de los años ’70 y ’80), mucho se presta a este tipo de cosas: si se piensa solamente al problema de las identidades ficticias (tótem): uno se esconde detrás de un nick y puede inventarse una vida, ser lo que no es. En este sentido, Internet ayuda a muchas personas, que, de otro modo, estarían solas, tendrían una vida triste, pero es también peligroso, porque es un instrumento que esconde, que oculta lo que realmente se es (y no hablo sólo del aspecto físico, sino también del carácter). Así, la red es una gran mistificadora, en este sentido. Sin querer, luego, afrontar el problema legal conectado a las identidades ficticias, que entra en las problemáticas del artículo 494 C. P.
Hablaba de las radios libres de hace varios años. Muchos de nuestros sitios se asemejan a aquéllas experiencias de entonces. Los sitios son una forma de libertad de expresión de los fans. Como lo son todas las otras formas de encuentro en red. Pero una cosa es coordinar un servicio (teniendo bien presente, preciso, la etimología del servicio, esto es de una utilidad que se relaciona también con otros sitios), otra cosa es coartar la libertad de expresión.
Mail to: laura.luzi@email.it
Originalmente publicado en diciembre 2001: Laura’s Little corner/ Vetrina:
http://digilander.iol.it/la2ladyoscar/Index.html
Traducción del italiano al español: Shophy shophy@ec-red.com
Lima, lunes 05 de junio, 2006.
pubblicazione sul sito Little Corner del luglio 2006