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Prometheus, the myth and its interpretations

Pervivencia de la mitología en el cine
El mito de Prometeo
El mito de Pandora
Relación Pandora y Prometeo
El mito de Perseo
Péplum
Conclusiones
Filmografía
Bibliografía

L'ètica en la medicina

Prometheus and his influence on culture and scientific advances

 


La pervivencia de la mitología y la cultura griega y romana en la historia del cine (1895-2000) y su proyección en el siglo XXI



    1. Objetivos y proceso de elaboración de este trabajo
    2.  

      En este trabajo de investigación pretendo demostrar la constante influencia de la cultura, de la religión, y de la historia grecorromana en el cine desde una perspectiva temática y formal, mediante un estudio detallado de los temas y mitos más importantes de Grecia y Roma y sus diferentes adaptaciones en el cine; pero también a través de la revisión de un género cinematográfico: el cine de romanos. En resumen, este trabajo demuestra la gran popularidad de que han gozado las películas denominadas genéricamente de "péplum", y –lo que es más importante- siguen teniéndola en los umbrales del tercer milenio; y repasa la particular visión que el cine ha dado de la Época Antigua.

      Para elaborar el trabajo he necesitado mayoritariamente información bibliográfica, referente a la civilización grecorromana, a la historia del cine y a la historia y filmografía del cine de romanos. Para ello he recurrido a numerosos libros, revistas cinematográficas e históricas y abundantes fuentes hemerográficas. La segunda parte del trabajo, referente al visionado y análisis de varias películas del género se ha basado en el alquiler y compra de las mismas, o en su visionado en la Filmoteca de la Generalitat de Catalunya (o en la videoteca situada en la Biblioteca Delmiro de Caralt, perteneciente a la Filmoteca). También me sirvieron de ayuda en mi trabajo películas que se estrenaron mientras elaboraba mi trabajo, y que se basaban en argumentos o hechos de la Antigüedad (en concreto "Gladiator" ), o en reposiciones de televisión, medio que nos obsequia asiduamente con este género.

      Este trabajo pretende además informar de la riqueza de la religión y de la cultura griega y romana, así como dar a conocer la universalidad de algunos de los temas de su literatura. Por eso, y en estrecha relación con la parte cinematográfica, los apartados del trabajo están creados basándome en diferentes aspectos de la civilización grecorromana. El estudio que hago es, no obstante, muy esquemático, sin llegar a profundizar en las raíces de cada mito o de cada dios, y sin llegar a detallar excesivamente los hechos históricos que han dado lugar a alguna película.

      A partir de estos objetivos, estructuré mi trabajo en dos partes: una parte teórica, que será básicamente información extraída de diversas fuentes, y una parte práctica, en forma de un análisis de una película, de la cual subrayaré todos los elementos referentes a la cultura clásica.

       

    3. Elección del tema

 

La razón por la que elegí este tema fue doble. En primer lugar, por una razón académica o profesional, por decirlo de algún modo, ya que durante el Bachillerato estoy realizando un itinerario de Humanidades, y el estudio de distintos aspectos de la antigüedad clásica me podrían ser muy útiles durante 2º de Bachillerato y en los exámenes de Selectividad, si decidía examinarme de la asignatura de Griego de 1º juntamente a la asignatura obligatoria de Latín. Por otra parte, y dentro de la misma motivación académica, está dentro de mis aspiraciones profesionales realizar algún estudio cinematográfico (director, guionista,...), y en su momento pensé que un trabajo de estas características me orientaría un poco, y me permitiría acceder a la información referente a películas, géneros, directores e historia del cine que me serviría de mucha ayuda.

Por otra parte, y como una motivación más personal, busqué uno que me satisficiera lo suficiente como para dedicarle casi todo un curso, y un trabajo dedicado al cine pensé que sería interesante, y tuve en cuenta que si el trabajo no me gustaba lo suficiente como para profundizar lo máximo en él no lo haría todo lo bien que podría .

 

2. Prólogo

2.1. Función de la mitología en Grecia y Roma

 

Para entender la función de la mitología en la civilización grecorromana, hemos de definir primero lo que se entiende por mitología, y en consecuencia, lo que es un mito. Un mito, según la enciclopedia, es "un relato o un conjunto de elementos narrativos en que se expresan, e implícitamente se simbolizan, determinados aspectos profundos de la existencia humana y de la muerte". Esta definición tendríamos que matizarla. Un mito, visto desde otros puntos de vista, como el filosófico, el psicológico o el sociopolítico, es un intento de adecuar aquello que es difícilmente explicable por la experiencia a la mentalidad humana, con la intención de darle a este hecho coherencia y significado; cualidades que, por otro lado, no tendría. El mito no tiene aspiraciones científicas, sino que responde a necesidades sociales, religiosas o morales y que permite definir las creencias de una sociedad y ofrecer reglas prácticas para la vida del hombre. Un mito es, en resumen, el modo inconsciente que tiene la especie humana de buscar apoyo para ciertos pensamientos sobre el origen y la naturaleza del universo, sobre ciertos procesos naturales (la lluvia, el día y la noche, ...), sobre el problema de la existencia humana y de la muerte, y sobre las relaciones humanas. Además, y como aspecto añadido, el mito puede llegar a ser una fabulación que esconda una cierta moraleja sobre la vida cotidiana y que incluso tenga un valor estético y poético considerable. Pero, ante todo, los mitos son una forma primeriza de enfrentarse a la experiencia y al mundo real, y por eso son considerados una parte importante de la tradición popular. Incluso el filósofo Carl Jung, discípulo de Freud, situó los mitos como una parte de lo que él llamaba "inconsciente colectivo", un nivel de la mente consistente en un patrimonio cultural legado a través de la historia y que es inherente a todos los humanos. Esta teoría influye mucho en el cine, ya que el de romanos se basa en unos arquetipos esquemáticos de la Antigüedad Clásica.

 

Pero hay un hecho que no se puede negar: el mito se basa fundamentalmente en los símbolos, en analogías que son la representación figurativa que nos permiten acceder a esos conocimientos imposibles de conseguir por la experiencia. El mito sirve también para ilustrar ciertos aspectos de una doctrina mediante un relato, y por eso está tan relacionado con la religión y, como consecuencia, con el culto a determinadas entidades divinas y con los ritos religiosos. La mitología es un conjunto de mitos y leyendas (narraciones que se diferencian de los mitos porque pueden tener un base real e histórica) relativos a los dioses y a los héroes fabulosos de un pueblo. En el estudio de los mitos se ha tomado siempre como ejemplo los clásicos por su riqueza conceptual y formal, y por tratar de temas muy relacionados con los humanos. Se ha llegado al acuerdo entre los mitólogos en dividir los mitos en:

    • Mito propiamente dicho: Se refiere a un orden anterior al del mundo actual, y está destinado a explicar una ley orgánica de la naturaleza de las cosas o del orden total del mundo (Deucalión, Pirra y el diluvio)
    • Ciclos heroicos: Son un conjunto de historias, cuya única relación es la identidad del personaje principal. Agrupan diferentes zonas geográficas y diferentes hazañas del personaje, que configuran una gran gesta heroica. Esto conlleva a que se amalgamen elementos de héroes de diferentes civilizaciones; y que haya disputas por un determinado episodio. Los ciclos son producto de una larga evolución y, una vez finalizados, tienen un gran valor simbólico.
    • Novelas: Parecidas a los ciclos heroicos (adquieren simbolismo al final, se van añadiendo episodios), con la única diferencia que en las novelas lo importante es la intriga. Suelen tener un alcance social, es decir, no importan tanto las hazañas individuales como los factores geográficos y los hechos en sí. Los personajes que participan en ellas adquieren una imagen legendaria que no cambia después de la novela.
    • Mitos de centros cívicos: Relatos referentes a las ciudades para mantener unidos a sus habitantes. Suelen explicar el origen de la ciudad, de sus pobladores o de la lucha entre dioses para ser el protector de la ciudad. Confieren orgullo cívico.
    • Anécdotas etiológicas: Son relatos destinados a explicar un detalle o un hecho sorprendente, no con un alcance universal, sino con una importancia meramente particular. Suelen añadirse en las novelas.

La mitología grecorromana es, claramente, una de las más ricas en cuanto a elaboraciones artísticas, estéticas o poéticas y también en el ámbito cultural, ya que son una herencia palpable en las civilizaciones occidentales (en las conversaciones, en la televisión, en la publicidad,...). La característica más importante de la mitología griega (y por extensión de la romana, que siguió un camino paralelo a la griega, pero que luego se vio desplazada por la riqueza cultural de ésta), es que cumple su función (es decir, le da a la religión griega unas imágenes e historias concretas, y explica procedimientos del hombre y del mundo que lo rodea) a través del antropomorfismo de sus divinidades, que se relacionan con los humanos por medio de guerras, conflictos, envidias, amores, etc.(dicho de otro modo, tienen apariencia humana, y mentalidad y sentimientos humanos, pero son inmortales). Otra característica de la mitología helénica en concreto es que no forma estrictamente un conjunto destinado a ser seguido, sino que hay diversas variantes de un mismo mito, o mitos propios de cada región, e incluso de cada "polis". Esto se debe a que en Grecia no hay libros ni textos sagrados, y a las diversas influencias y aportaciones de las diferentes civilizaciones mediterráneas.

La variabilidad mitográfica se entiende por otros dos factores: la historia y la geografía de Grecia, por la continua lucha entre el pueblo helénico y los pueblos bárbaros,. Las ciudades griegas o polis, se ven separadas geográficamente por la montañosa orografía de la Península Helénica, lo que supone una separación indecisa de ideologías, que, no obstante, tienen muchos puntos en común, como la teogonía o la cosmogonía. La unidad cultural se verá en la unidad militar de las Guerras Médicas ante la defensa de la patria.

Es la misma defensa de la patria lo que hace surgir un tipo de mitos de "orgullo de las ciudades", en los que se explica el origen de los pobladores de una determinada polis y su obligación para defenderla ante cualquier peligro (Cadmo en busca de su hermana Europa, raptada por Zeus. Decide fundar una ciudad, sembrando los dientes de un dragón en la tierra, de la que saldrán los habitantes de Tebas). Por otra parte, otra forma de despertar el orgullo cívico es mostrar las peleas entre dioses para lograr ser el protector de esa ciudad (el caso de Atenas, con la lucha entre Atenea y Poseidón, que gana la primera por plantar un olivo). En Grecia, la mitología tiene una función política, explicando el porqué de la democracia (si los ciudadanos han surgido de la tierra, se desprende la idea de que todos son iguales) o la historia de la monarquía de una ciudad (Teseo y su serie de aventuras que le acaban coronando como rey, o el típico viaje iniciático por el que todo héroe debe pasar, son una alegoría de la consolidación del rey delante de las adversidades). También la heroicidad de personajes como Hércules ante sus doce trabajos no dejan de ser una metáfora de la valentía griega y de la providencia divina que les ayuda.

En Roma, la cuestión de la mitología es un poco más complicada. El pueblo romano se caracterizó siempre por ser un pueblo muy práctico, menos dado a las abstracciones metafísicas o al misticismo que sus vecinos griegos. Se verá mucho más ligada a la religión que en Grecia, ya que primará el aspecto formal, es decir, rituales religiosos de los que los romanos esperaban obtener beneficios de los dioses (a cambio de sacrificios). Roma adaptó los dioses griegos cuando conquistó Grecia (hacia el 30 a.C.), como toda su cultura y su arte, pero les cambió el nombre por el de sus antiguas divinidades etruscas, y en concreto, de aquellas que compartían algún punto en común con las griegas (así, el Zeus griego se transformó en el Júpiter etrusco por el carácter celeste y de señor del trueno de ambos). El pasado etrusco y latino de Roma es muy interesante, ya que ha añadido nuevos mitos, leyendas, y sobre todo fábulas de tipo moral a la ya extensa mitología griega; pero Roma decidió renegar de este pasado etrusco y de la mayoría de sus divinidades, de carácter agrario.

Otra característica de la mitología romana es la influencia de los antiguos pueblos indoeuropeos: los romanos necesitaban asociar todos los actos de la vida cotidiana y todas las fuerzas de la naturaleza, llegando a poblar todo su universo de dioses menores: aparece Himeneo, dios de las bodas; Pluto, dios de la riqueza pero no asociado a Plutón, dios de los infiernos; Como, dios de los banquetes y las fiestas; Momos, dios de las bromas y los chistes; Morfeo y Cuba, dioses de los sueños; Potina, dios de la alimentación infantil,... y otros muchos que vigilaban todos los aspectos de la vida cotidiana, desde hacer que el alcantarillado funcione bien hasta evitar que los cadáveres se pudran.

La mitología / religión romana tenía otra función más propagandística: se crearon una serie de mitos, también derivados de los griegos, que explicaban el origen divino de Rómulo y Remo, los fundadores de Roma, con un linaje emparentado con el dios Marte y con un héroe de la Guerra de Troya, Eneas. Este mito ensalzaba el carácter divino del pueblo romano, ya que tenía la finalidad de divinizar al emperador, descendiente de Eneas, a su vez hijo de la diosa Venus.

2.2. El cine como reflejo de la cultura, la religión y la historia clásicas

El cine es sin duda un arte. Pero un arte del siglo XX, que ha visto cómo en este siglo han ocurrido cosas espectaculares y a la vez espantosas, y se ha visto influido por esas situaciones durante toda su historia. Ha intentado siempre o casi siempre reconstruir la realidad a través de imágenes:

"El cine es verdad veinticuatro fotogramas por segundo"

François Truffaut, director y crítico de cine

Pero sobre todo, ha pretendido llegar al espectador a través de sus ojos, explicarle algo, transmitir sentimientos mediante una historia y una pantalla de Cinemascope. Se ha valido de todos los métodos posibles para conseguirlo, desde efectos especiales hasta el sexo, y aunque muchas veces no lo ha conseguido, es la intención lo que cuenta. Con frecuencia, el cine ha recurrido a la historia, ya que no hay ninguna otra disciplina humana que refleje mejor las relaciones y los sentimientos de las personas: amor, odio, envidias,... Pero hemos de tener en cuenta que el séptimo arte sólo existe desde hace poco más de cien años, y que todo lo que nos cuenta lo hace desde una perspectiva actual, contemporánea. Por ello, vemos que dentro del cine de género histórico ( que es el mejor que puede reflejar los aspectos de la cultura y la vida clásicas, y por tanto, la mitología) hay una intención de relatar el pasado de forma fiel, pero siempre en función del presente, dando mentalidades actuales a personajes como Espartaco, Cleopatra, el Cid, William Wallace, Colón, Robespierre o Wolfgang Amadeus Mozart.

En el caso concreto de la Antigüedad clásica, el interés que ésta ha suscitado en el cine se entiende porque es una época aún con muchas lagunas, y que cada persona puede interpretar de una manera u otra. La historia de la Antigüedad ha sido numerosas veces adaptada al celuloide, llegando a contabilizarse más de 200 películas. Aquí ve un cúmulo de hechos muy importantes, plagados de emociones diversas, y con personajes que son el arquetipo perfecto del protagonista o antagonista de cualquier película. La historia es además una excusa que tiene el cine para enseñarnos sus golpes de efecto: grandes decorados que no escatiman en costes de producción, escenas con muchos personajes y extras, batallas sangrientas, amores infelices, traiciones entre familiares, vestidos ajustados y erotismo, personajes físicamente perfectos, etc. Lo ha sabido aprovechar para crear películas de carácter colosalista, con grandes presupuestos y con la única intención de impactar al espectador y conseguir mucho dinero en la recaudación de taquilla. En general, los cineastas se han preocupado poco por investigar y profundizar en la Historia Antigua, dejando a un lado la fidelidad histórica y preocupándose únicamente por el aspecto más superficial, más visceral de los hechos ocurridos hace siglos (es decir, guerras, traiciones, destrucciones,...). En contadas excepciones encontramos películas que reflejen de manera digna la cultura y la mentalidad de esos pueblos, y no que se limiten a mostrar la típica túnica o las típicas columnas. Algunas veces son películas en las que el elemento de impacto desaparece, y se centra en los aspectos cotidianos y costumbristas.

La mitología, como hemos visto en el punto 2.1., se basa en hechos de una dimensión ficticia, plagada de monstruos y elementos fantásticos, pero a la vez situados en un ámbito humano, centrados en las acciones humanas. Esta característica hace la mitología tremendamente útil en el cine: otra vez encontramos golpes de efecto en forma de dragones, monstruos y poderes fantásticos, pero interactuando con humanos, lo que hace que las historias explicadas sean muy atractivas para el público. Además, está el aliciente añadido de los dioses antropomórficos. Hacer que un dios, en principio algo indefinible físicamente, tenga forma humana e intervenga en las decisiones y las acciones de los hombres facilita un argumento cinematográfico fantástico pero a la vez muy real.

Aún así, este cine no es completamente fidedigno a la realidad histórica, ya que, por un lado, hay enormes lagunas en nuestros conocimientos sobre la época; y por otro lado, el cine no pretende ser un documental histórico. Encontraremos entonces miles de anacronismos históricos en las películas de cine de griegos y romanos (centuriones con reloj, aviones sobrevolando el cielo,...) que le restan realismo histórico a la película y que no dejan de ser errores monumentales en cuanto a la credibilidad del film, pero que en el fondo, le dan cierta gracia y originalidad a producciones ya de por sí bastante malas. No obstante, no podemos olvidar verdaderas joyas de este género, con un merecido éxito entre el público y la crítica, que se han llevado numerosos premios y galardones de la Academia: "Espartaco"(1960), "Ben-Hur"(1959), "Quo Vadis" (1953), "Julio César",...

     2.3. Los argumentos cinematográficos derivados de la Antigüedad

Muchas veces nos preguntamos porque los argumentos de las películas que vemos se parecen tanto entre sí, y, hay casos en los que esto tiene una explicación: los temas de la cultura grecorromana. El cine ha utilizado temas como la Odisea, la Eneida o la Orestíada para realizar películas, porque son sin duda obras que ofrecen una estructura, un hilo narrativo y un clima dramático tan fuertes e interesantes, que el cine ha podido reconvertir estos argumentos muchas veces. Dando lugar a una larga cadena creativa surgida a partir del original y con una carga emocional distinta en cada versión. En esta parte del trabajo se enumeran los principales temas clásicos utilizados en el cine cómo argumento o cómo inspiración de un argumento, las diferentes visiones que ha tenido ese argumento, y las películas más importantes (no todas, porque serían muchas) que son un reflejo de estas historias:

    • Jasón y los argonautas

Jasón y los argonautas es una gran obra de aventuras de la mitología griega, que ya aparece comentada en las obras de Homero, pero que se materializa por escrito de la mano de Apolonio de Rodas en el siglo III a.C. Su argumento, es el siguiente: Jasón, hijo de un rey destronado por su hermano en la ciudad de Yolcos y, según un oráculo, futuro rey de Yolcos, es enviado por su tío, (el usurpador del trono) Pelias a buscar un vellocino de Oro en un largo viaje hacia la Cólquide. Jasón construye un barco, el "Argo", y reúne una tripulación de héroes, con la que, después de muchos peligros, llega a su destino. Allí debe superar más pruebas para conseguir derrotar al dragón que guarda el vellocino de oro; siempre ayudado por la hija del rey , Medea, que le ayuda a escapar hacia Iolcos y recuperar el trono.

Jasón y los argonautas es la aventura por excelencia. En ella está el espíritu del género con este mismo nombre, ya que el protagonista ha de desplazarse en un viaje espacio-temporal, lleno de peligros (que obviamente supera) para llegar a su destino y conseguir un tesoro o un objetivo, enfrentarse a su antagonista en un duelo final y volver a casa junto a la mujer que le ha ayudado. Es un argumento típico de las películas de aventuras, ya que el motivo de la búsqueda de un objeto maravilloso (que en el caso del vellocino tiene dos naturalezas para Jasón: una de pureza y otra de ambición) conlleva una serie de acciones exteriores. El cine tiene una doble visión del objetivo: a veces no es más que un pretexto para el espectáculo, pero muchas otras se convierte en algo mucho más trascendente, que dirige al protagonista a una lucha interior. Pero sin duda es la visión del héroe noble y no la del personaje ambiguo la que vamos a encontrar más. Es normalmente una visión muy esquematizada (encargo-viaje-duelo-tesoro), que cae en dos errores: sólo contempla una visión purificadora del tesoro a conseguir, y muchas veces no profundiza en el viaje de retorno. Es el caso de "Jasón y los Argonautas" (1963) de Don Chaffey, que encaja el argumento de Apolonio y la personalidad ambigua de Jasón y Medea al estilo de Hollywood. Otras películas, como "Simbad y la Princesa"(1958) y "El viaje fantástico de Simbad"(1973), típicos exponentes del cine de aventuras del director y productor J. Harryhausen (el creador de los monstruos de plástico que se encuentran en las películas de este género durante los 50, 60 y 70) o "Indiana Jones, en busca del Arca Perdida"(1981) de Steven Spielberg trasladan la acción a una isla perdida, simple excusa para unos peligros más exóticos. Además, en ambas encontramos una carrera entre dos bandos (el de los buenos y el de los malos) para conseguir el tesoro, y que sirve para redimir al héroe de sus pretensiones ambiciosas. Tendrá su máximo exponente con "Indiana Jones y la Última Cruzada" (1989) donde al arqueólogo Jones rivalizará con los nazis para conseguir la versión moderna del vellocino de oro, el Santo Grial.

  Una cosa muy normal es trivializar el objeto que se persigue, transformándolo en un mero pretexto para crear las acciones y los peligros exteriores, sin tener en cuenta su carácter iniciático. Es lo que Hitchcock llamó "elemento McGuffin", un elemento irrelevante dentro de la película, que los protagonistas deben buscar. El McGuffin queda reflejado en películas cómo "Las Minas del rey Salomón" (1950), pero sobre todo en el género de espías donde el objetivo, en forma de arma, microfilm o fórmula cae en manos de un enemigo o de un científico loco y pone en peligro la seguridad mundial: la recuperación del objeto no se basa en la pureza del protagonismo, y el objeto muchas veces es irrelevante. Es el caso de James Bond y "007 al servicio de Su Majestad" (1969) o "Desde Rusia con amor"(1963).

El objeto es también irrelevante en el cine negro, como "El Halcón Maltés"(1941) de John Huston, una película que se basa en la búsqueda de una estatuilla que está hecha con el material de los sueños. Cambiando de aspecto, encontramos elementos aventureros en las road-movies americanas, que relatan un viaje constante (es el caso de "Easy Rider" (1969))donde lo importarse es no pararse, la huida, como "En el transcurso del tiempo" (1975) de Wim Wenders.

Pero si una película ha podido demostrar esta utilización del argumento es "2001, una Odisea en el espacio" (1968), de Stanley Kubrick, donde la tripulación de la nave Discovery (el Argo y sus Argonautas), han de enfrentarse al ordenador Hal 9000, para conseguir un objetivo utópico: una nueva clase de humanidad.

    • La Odisea

La Odisea es, sin duda, la obra más conocida de la Antigüedad, y la más utilizada. Esto se debe a los dos hilos argumentales que se juntan en la obra de Homero: el retorno a la isla de Ítaca de Ulises después de la Guerra de Troya, con los consecuentes peligros del viaje (recordados mediante modernos flash-backs); y el episodio final, que conduce al reconocimiento de toda la familia, al retorno al hogar del repatriado como colofón de una gran epopeya de aventuras, y que tendrá que hacer frente a una sociedad cambiada (los pretendientes de su esposa Penélope) para retornar a su vida anterior (matando a los pretendientes, siendo reconocido por su hijo Telémaco y su esposa). Ambas historias, ricas y complementarias, se encuentran mezcladas con diversos episodios secundarios de carácter fantástico, como el del cíclope Polifemo, que secuestra a Ulises y su tripulación en una cueva, de la que no hubieran podido salir de no ser por la astucia de Ulises (que ciega al Cíclope).

Son estos episodios secundarios (exceptuando el de Polifemo y el de los monstruos Escila y Caribdis) los que atraen especialmente a guionistas, directores y público, ya que todos tienen un marcado aire de erotismo (el canto de las sirenas que obliga a Ulises a no escucharlo atándose al mástil, las tentaciones de la diosa Circe, que secuestra a la tripulación y tienta a Ulises a quedarse con ella, lo mismo que la ninfa Calipso, o el amor que siente por el Laertída Nausicaa, hija del rey de los feacios). Visto así, la Odisea es una serie de pruebas morales que se le ponen delante a Ulises para ver si transgrede el matrimonio por medio de la experiencia de placer. Hay una dualidad entre ley y deseo que caracteriza al protagonista como un ser en permanente conflicto. Hay también otra dualidad muy interesante: la reconstrucción de la memoria a partir del olvido, que tiene su momento culminante en el episodio final, cuando toda su familia le reconoce (incluido el perro).

Estas dos vertientes han tenido su versión en el cine, con el traslado a la gran pantalla de toda la epopeya homérica: "Ulises" (1954) de Mario Camerini, donde se explotan diversas posibilidades del argumento, como hacer que Ulises sea amnésico (recurso muy utilizado en el género de aventuras y que deriva de la Odisea) y resaltar la personalidad de Circe y Calipso (interpretadas por la misma actriz) como la "amante" que busca todo hombre en diferentes etapas de las relaciones amorosas. Dejando de lado las películas de tema mitológico o de tema aventurero, la gran contribución de la Odisea al cine es la de crear la figura del excombatiente repatriado. Coinciden con Ulises todos aquellos personajes que no son el arquetipo de héroe, sino del soldado que vuelve a casa después de una guerra (a veces amnésicos) y encuentran una familia trasbalsada por su ausencia, una situación sentimental convulsa o una sociedad cambiada que los rechaza por ser el exponente de la lucha armada que significa la muerte y la destrucción. Entrarían dentro de este tipo de películas, todas aquellas referidas a la vuelta a casa después de la 2ª Guerra Mundial: "Sólo en la noche"(1947) de Joseph L. Mankiewicz, "Objetivo: Birmania" (1945) de Raoul Walsh, "Los mejores años de nuestra vida"(1946) de William Wyler. En otras versiones, se sigue un aspecto de la Odisea que critica la inutilidad de la guerra. "El arpa birmana"(1956) y "Fuegos en la llanura" (1960) , ambas de Kon Ichikawa, relatan el retorno a casa de soldados japoneses, en un ambiente cruel que ha perdido todo sentido ético y moral; o las situadas en el mismo contexto pero en diferente época, pertenecientes al llamado cine "post-Vietnam", en la que el protagonista traumatizado busca a veces una explicación al rechazo que vive y, a veces, lo combate con violencia: "Los visitantes" (1972), "Platoon"(1985) y "Nacido el cuatro de julio"(1988) de Oliver Stone, "El cazador" (1978) de Michael Cimino, "Taxi Driver"(1976) de Martín Scorsese o "Apocalypse Now" (1970) de Francis Ford Coppola.

Una variante de estas guerras son las Cruzadas de la Edad Media, y los retornos de los caballeros hacia su tierra. Un hecho importante, como el regreso a Inglaterra de Ricardo "Corazón de León", donde su hermano Juan le ha usurpado el trono, despierta otra percepción de la Odisea con el mismo esquema argumental. Es el caso de películas relacionadas con el género de aventuras, cómo por ejemplo "Ivanhoe" (1952) o toda la serie dedicada a Robin Hood, personaje que se encuentra a su vuelta a con la tiranía del rey Juan, y decide acabar con ella. Como en la Odisea, se produce un enfrentamiento final, que ayuda al rey Ricardo a reestablecer el orden: "Robin Hood, príncipe de los ladrones" (1991) de Kevin Reynolds. La Odisea revive otro argumento: el retorno de un soldado o de un personaje a su tierra, donde se le creía muerto, incluso por su familia. Esto lo aprovecha el cine para crear películas "de impostores", personajes que vuelven a su comunidad y despiertan las sospechas de los vecinos, que le creen muerto: "Sommersby"(1993) recrea la Guerra de Secesión americana como una nueva Troya.

Pero la gran aportación de la Odisea, a parte de las películas post-bélicas, es la evocación de Ulises en el Far-West, básicamente el episodio final. En las numerosas películas del Oeste basadas en ella, se nos presenta un nuevo Ulises como un soldado de la Guerra de Secesión, o un antiguo bandido redimido, que ante las acciones de unos usurpadores o ante la muerte de alguien conocido, decide tomarse la justicia por su mano y restablecer el orden (y de paso, vengarse): "La diligencia " (1939) de John Ford, "Centauros del desierto " o "Sin Perdón "(1992) de Clint Eastwood.

Otras variaciones del mismo argumento siempre han estado relacionadas con el retorno a casa como el objetivo principal de la película, con conflictos interiores presentes en todo momento: "Paris, Texas " (1984) de Wim Wenders, en la que un padre se ve obligado a recuperar el amor perdido de su hijo; o la reciente "O Brother! "(2000) de Joel y Ethan Coen, que pone en clave de humor la huida de tres presos en los años 30, simulando una Odisea contemporánea (con cíclope, sirenas y pretendientes incluidos).

    • La Eneida

La Eneida, escrita por el poeta Virgilio para exaltar la figura del emperador Augusto, es la última de tres historias basadas en un viaje que han servido cómo argumento en el cine (después de la Argonáutida y la Odisea), y explica el viaje de el último grupo de troyanos después de la Guerra en busca de un territorio para fundar una nueva patria. Liderados por Eneas, el guerrero troyano, evoca cómo los troyanos llegan al Lacio itálico y mantienen luchas con el pueblo latino a causa del territorio. Pero la Eneida no es una exaltación de la guerra ni de la vuelta a casa, sino de la búsqueda de la tierra prometida en forma de aventura colectiva, y donde Eneas ejerce un poder integrador de los troyanos como nación y es destacable su función de líder. Su pueblo se ve siempre en constante tensión entre el deseo individual y el destino colectivo (cuando en el periplo marítimo la reina Dido intenta retener a Eneas, ambos se enamoran profundamente, pero sus obligaciones le obligan a continuar y a guiar a su pueblo; entonces Dido se suicida), que muestra su gran calidad como líder. Eneas ha de vigilar también la actitud de su pueblo, a veces débil (las mujeres troyanas deciden quedarse en Sicília, pero nuestro héroe ruega a Zeus que intervenga, y éste les permite continuar hacia la tierra prometida). Una vez los troyanos llegan a la tierra del Leto, luchan y vencen a los latinos y a su rey Turno, y allí se establecen. Desde este punto de vista, la Eneida es una versión "moderna" del Éxodo de Moisés y el pueblo judío en el Antiguo Testamento, y todas las versiones cinematográficas ("Los Diez Mandamientos "(1956) de Cecil B. DeMille) de este episodio bíblico reflejan el esquema de la Eneida.

En otro terreno, expresa muy bien la idea de "tierra prometida" el Oeste americano, que para muchos extranjeros y americanos fue símbolo de una nueva patria, una tierra de oportunidades. Alrededor de esta idea surgieron muchas películas de tono épico basadas en la exploración de territorios hostiles e inexplorados y de la lucha violenta contra los indios nativos americanos. En ellas se adaptó la estructura de la Eneida: colonos en tierras vírgenes liderados por un gran explorador, pero triunfó la idea de una aventura colectiva. Comenzó con "La caravana de Oregón " (1923) de James Cruze, que idealizó los paisajes del oeste y dio el pistoletazo de salida al gran número de películas sobre colonos y caravanas: "La gran jornada" (1930) de Raoul Walsh. "Caravana de mujeres " (1951) de William A. Wellman enseñaba un líder que guiaba a mujeres por el oeste hasta llegar a un pueblo de colonos y el posterior establecimiento de familias, el modo americano de finalizar la Eneida. "Tres hombres malos " (1926) de John Ford, "Cimarron " (1960) de Anthony Mann o "Un horizonte muy lejano " (1991) de Ron Howard continuaban la tradición de Eneas pero finalizaban sus historias con los colonos americanos viviendo en propiedades privadas. Las películas del género de western fueron evolucionando hasta mostrarnos un líder muy ambiguo, con contradicciones morales. También mostraron conflictos internos (como las troyanas de la Eneida) a partir de la fiebre del oro, que corrompe a los colonos y los convierte en mercenarios.

Otras grandes historias que inspira la Eneida son el desencanto de los emigrantes ante la tierra prometida, que no siempre responde a las expectativas, ya que los sueños nunca pueden ser verdad: "Los emigrantes" (1971) de Jan Tröell, narra las condiciones de vida de una familia sueca que ha de vivir una dura realidad en América. "América, América " (1963) de Elia Kazan compara las ilusiones y las realidades del emigrante . "El Canto del Mar" (1954) de Alberto Cavalcanti, "Vidas Secas" (1963) de Nelson Pereira Dos Santos, pero sobre todo el viaje de una familia de trabajadores hacia California en "Las uvas de la ira" (1940) de John Ford ejemplifican este desencanto.

La tierra prometida y el desencanto histórico se juntaron en un hecho: el Descubrimiento y la posterior Conquista de América. Liderados por Pizarro, Cortés o Valdivia, españoles y portugueses se establecieron en América tal como hicieran Eneas y los suyos en Italia. Las crueldades que cometieron eliminan cualquier posibilidad de epopeya cinematográfica, pero son el centro de muchas películas en tono crítico: "Aguirre, la cólera de Dios" (1972) de Werner Herzog y "El Dorado" (1988) de Carlos Saura relatan la persistencia de Lope de Aguirre por encontrar la ciudad de El Dorado, desde dos perspectivas del conquistador diferentes (como tirano o un poco más moderado). En cambio "1492, la conquista del paraíso" (1992) de Ridley Scott mezcla el viaje épico de Colón con la crueldad, mostrando que cualquier asentamiento en un nuevo territorio no está exento de violencia.

    • La Orestíada

La Orestíada es el nombre de una trilogía (Agamenón, Las Coéforas y Las Euménides) escrita por Esquilo y que se basa en la venganza como motivo principal de su acción. La saga proviene de la historia ocurrida tras el regreso de Agamenón a su patria de la Guerra de Troya, y allí es asesinado a manos de su esposa Clitemnestra y de su amante, Egisto, que pretende arrebatarle el trono. Orestes, hijo de Agamenón, vuelve a Argos, después de ser educado fuera, en apariencia de un forastero para vengar a su padre. Con ayuda de su hermana Electra ( a quién otras tragedias le han concedido mucho mayor protagonismo), Orestes mata a Clitemnestra y a Egisto. Seguidamente, ha de huir porque le persiguen las Erínias, furias que reclaman venganza por un pecado imperdonable: que un hijo /a mate a su padre o a su madre. Cuando llega a Delfos, Apolo le aconseja ir a Atenas, donde es juzgado y perdonado por Atenea.

Lo que busca la Orestíada es mostrarnos la naturaleza del vengador, que derrama sangre en nombre de una sangre derramada anteriormente (aunque la dinastía de los Átridas sea un linaje muy sangriento). La venganza se nos presenta cómo un ciclo de violencia que no se acaba nunca, ya que las Erínias han de cumplir su trabajo, y matar a Orestes para que su madre pueda descansar en paz. Es este aspecto lo que aprovecha el cine: la violencia cómo ley y no como ajuste de cuentas, que conlleva muchas complicaciones: la persecución, los constantes remordimientos,... y que hace pensar al vengador en las consecuencias dramáticas que tiene tomarse la justicia por la propia mano.

El cine ha explotado poco la imagen de Orestes en la obra de Esquilo, y cuando lo ha hecho le ha quitado su sustancia dramática por dos razones: primero, por el hecho de matar a una madre, poco aceptable desde nuestro punto de vista; y segundo, porque hay otro modelo menos violento (o al menos duda en matar al asesino de su padre) y más cargado de vacilación: Hamlet, un personaje que duda entre actuar o reflexionar sobre ello.

Las visiones de la Orestíada reflejan una violencia vengativa un poco primitiva, donde los hijos traidores quedan como auténticos salvajes: es el caso de "Apuntes para una Orestiada africana" (1969) de Pier Paolo Pasolini y "Elektra" (1961) de Michael Cacoyannis. Orestes sale más dignificado en "El viaje de los comediantes" (1975) de Theo Angelopoulos, película en la que los personajes son trasladados a la Grecia actual en forma de un grupo de comediantes que actúan durante una represión fascista. Los hechos ocurren igual, pero Orestes, después de matar a su madre, no siente remordimientos, sino que lo hace por ideales políticos. Pero es, sin duda, la mejor adaptación de la Orestíada "A Electra le sienta bien el luto" (1947), trasladando la acción a la Guerra de Secesión Americana, y dando a los personajes de Orestes, pero sobre todo a Electra, un componente dramático y de remordimiento muy acertado.

La venganza de Orestes se traslada al cine en ambientes muy lejanos a la actualidad, ya que solo en otras sociedades no democráticas el deseo individual de venganza puede superponerse a las normas jurídicas de la colectividad. Entran aquí todos aquellos films dedicados a piratas, que solo desean vengarse de otro pirata por cualquier motivo, o los espadachines con un porte de vengador elegante y estilizado, así como los films que forman el género de "samuráis" que quieren recuperar su honor en Japón: "El pirata negro" (1926) de Albert Parker, "El halcón del mar" (1940) de Michael Curtiz, "Scaramouche" (1952) de George Sydney o "Harakiri" (1962) de Masaki Kobayashi. La Orestíada está presente, como no, en el western, donde la venganza es legítima ya que es una tierra sin ley: es la ley del Talión. En ese género, el protagonista suele ser un pistolero que se bate en duelo con bandoleros que le han asesinado a algún familiar o amigo. Mata a sus enemigos, pero a veces su rabia se desborda y acaba con la vida de inocentes, hecho que le acarrea muchos remordimientos. Es el caso de "Duelo de Titanes" (1957), "La diligencia" (1939) de John Ford, "El hombre de Laramie" (1955) de Anthony Mann, "Tombstone, la leyenda de Wyatt Earp" ( 1993) de Lawrence Kasdan y "Último tren a Gunhill" (1959) de John Sturges.

El cine negro no podía ser menos en esta temática y películas en que la violencia de los gángsters se ve contrarrestada por policías, detectives o trabajadores que actúan al margen de la ley y que reclaman venganza por el pasado. También se nos presenta la venganza cómo un código autónomo de familias mafiosas, que, al margen de la ley, matan y extorsionan con el pretexto de "vendetta". Es el caso de películas como "Los sobornados" (1953) de Fritz Lang, "Payback" (1998), "El Padrino (I, II y III)" (1972, 1974 y 1990) de Francis Ford Coppola, "Uno de los nuestros " (1990) de Martín Scorsese, o "Los Intocables de Elliot Ness" (1987) de Brian de Palma. Esta violencia que juega a estar entre dentro y fuera de la ley se puede ver en todas las películas que tratan de policías o agentes secretos poco escrupulosos a la hora de pegar, como Charles Bronson, Chuck Norris, Clint Eastwood en "Harry el Sucio" (1971) y sus secuelas, Mel Gibson en "Arma Letal" (1987) o "Mad Max" (1980). Hace poco podíamos ver los métodos poco ortodoxos de Russel Crowe como policía en "L.A. Confidential"(1998) de Curtis Hanson.

    • Antígona

La tragedia de Antígona fue escrita por Sófocles, poeta griego, y se basó en un argumento vertebrador principal, derivado de la tragedia de Edipo rey. Tenía cómo protagonistas a sus hijos, Eteocles y Polinices, enfrentados en una guerra civil por el dominio de Tebas tras la huida de su padre; pero, sobre todo, a su hija Antígona, que, enfrentándose a las leyes de su tío Creonte, rey de Tebas tras la muerte de sus dos hermanos en la batalla, entierra a su hermano Polinices, perdedor de la guerra (y que según las leyes griegas no debía ser enterrado). Antígona comete un acto de amor fraternal, de justicia, pero opuesto a la ley de los hombres. A causa de esto, se convierte en mártir, ya que Creonte manda que sea enterrada viva. Pero Creonte paga el precio de su orgullo y ve cómo su hijo Hemón, enamorado de Antígona, se suicida, y su mujer Eurídice enloquece. Antígona es un drama trágico por excelencia, que tiene dos mensajes: el primero, las terribles consecuencias que puede llegar a tener un poder inflexible o impetuoso (Creonte); y el segundo, la visión de Antígona cómo un personaje que sufre cinco grandes conflictos:

    - Entre hombre y mujer ( Creonte considera inadmisible que Antígona se mezcle en asuntos de hombres.

       - Entre joven y adulta ( Antígona es una adolescente)

       - Entre individuo y sociedad (Se enfrenta a la ciudad de Tebas y a sus leyes)

    - Entre dioses y hombres ( decide rendir homenaje al cadáver de su hermano y así cumplir los designios divinos)

       - Entre vida y muerte (se arriesga a morir por su acción)

Antígona cómo tragedia exalta el sentido religioso y metafísico que ha de poseer la sociedad, antes incluso que sus leyes. Los dioses están presentes en la tragedia en la medida que si se olvidan las leyes de los dioses, se olvida la piedad. Es una obra radical, donde no hay ocasión para la duda, y donde vemos premoniciones de Romeo y Julieta, por el suicidio por amor de Hemón. La obra gira en torno al diálogo entre Creonte y Antígona, que se perfila como el primer juicio, donde Antígona es interrogada y condenada a morir, convirtiéndola en la primera mujer que muere por sus ideales en una tragedia. Ambas cosas (juicio y martirio) serán utilizadas por el cine.

Indudablemente, la Antígona de la historia y del cine ha sido Juana de Arco, mujer rebelde que defiende sus ideas ante un poder masculino. Refleja muchas veces la vida de Juana de Arco, basándose en la confrontación Juana- jueces para definir un juicio desigual y cruel que finaliza con la muerte. Es el nacimiento de la heroína cinematográfica, cuyo martirio el cine ha sabido reflejar de muchas maneras : "La pasión de Jeanne d’Arc" (1928) de C. T. Dreyer; "Juana de Arco" (1948) de Victor Fleming y "El proceso de Juana de Arco" (1961) de Robert Bresson son un ejemplo.

Hay otra visión de Antígona, cómo defensora del inocente, por querer enterrar a su hermano Polinices, tan culpable cómo Eteocles de la guerra civil. Esa visión se ha visto reflejada en el género judicial, donde los protagonistas, abogados, han de defender a inocentes injustamente acusados de un delito que no han cometido y pone a veces en duda la jerarquia social y las leyes establecidas. Son películas en las que se cuestiona la ley frente a temas humanos (por ejemplo la guerra y los delitos de deserción) y las leyes e instituciones inflexibles: "Doce hombres sin piedad" (1957) de Sydney Lumet, "Matar un ruiseñor" (1962) de Robert Mulligan, "Senderos de Gloria" (1957) de Stanley Kubrick, "El escándalo de Larry Flint" (1996) de Milos Forman o "Las dos caras de la verdad" (1995). Encontramos películas donde hay una lucha entre lo tradicional y lo nuevo, que pide un cambio. Esta confrontación joven-viejo ya la vemos en Antígona, y la podemos ver en muchos films de carácter independiente, realizados por jóvenes que participan de un espíritu de rebeldía contra lo impuesto. Películas como "South Park" (2000) , "The Blair Witch Project" (1999) o la africana "El viento" (1982) de Malí Cissé reflejan esta rebeldía.

Asímismo, nuestra heroína en el cine está vista cómo el exponente más claro de los valores femeninos y maternales de protección, piedad y generosidad. Las mujeres son, a partir de Antígona, capaces de luchar para conseguir clemencia, pero también para conseguir libertad . Lo vemos en la escena de la escalera de "El acorazado Potemkin" (1925) de Sergei Eisenstein, -cuando la mujer pide clemencia-, en la escena final del suicidio de "Thelma y Louise" y en todo el cine feminista.

    • Edipo

Edipo rey, del griego Sófocles, es una de las obras trágicas más fascinantes de la literatura griega. Edipo es la imagen de la propia introspección, tal como nos lo presentó Freud para ejemplificar uno de los tabúes universales escondido en la mente. Pero al cine lo que de verdad le interesa es el hecho de su culpabilidad: Edipo descubre, a través de interlocutores, una revelación traumática que se mantenía escondida en el inconsciente: es culpable de la acción que él más detesta. Pero si nos centramos en la obra de Sófocles, el argumento es el siguiente: Edipo, rey de Tebas, intenta evitar una epidemia que se ha extendido, y un oráculo culpabiliza de la epidemia al asesino del anterior rey, Layo, asesinado por un extranjero en un camino. El oráculo predice que, si el culpable es encontrado, la peste finalizará. Para ello se realizan una serie de "interrogatorios", y mediante el adivino Tiresias, Edipo descubre que él es el asesino de su padre (sus padres le abandonaron cuando era pequeño, un pastor lo recogió y lo llevó a la corte de Pólibo, rey de Corinto; cuando caminaba hacia Tebas, se encuentra con su padre real, Layo, y después de una pelea lo mata). Además, averigua que se ha casado con Yocasta, su propia madre. Al tener una revelación tan terrible, Yocasta se ahorca y Edipo se quita los ojos (para librarse de la visión de su delito) . Se va de Tebas y camina errante por Grecia, hasta que en otra obra de Sófocles, Edipo en Colona, llega a Atenas y puede vivir en paz.

El protagonista se convierte a través del tiempo en un ejemplo de autoconocimiento, de investigación analítica de uno mismo, que Freud articuló como un complejo dentro de sus teorías: es la interpretación de los recuerdos, y cómo Edipo investiga su historia desde muchos ángulos para que al final pueda volver al punto de partida. Edipo rey ofrece al cine uno de los recursos más interesantes: la propia exploración interior. Por medio de flash-backs, los personajes podrán ahora investigar el presente a través del pasado, de tal manera que pueda descubrir los claroscuros de su vida, la ambigüedad de los sentimientos y las falsas apariencias de la realidad. Fue la adaptación de la obra de Sófocles, "Edipo, el hijo de la fortuna " (1967) de Pier Paolo Pasolini, la que primero abordó estos temas en la mente del torturado rey de Tebas. Temas vigentes en la psicología y el cine contemporáneo, y por eso Pasolini hacia caminar por una ciudad actual a un Edipo sin ojos, arrepentido y avergonzado de su pasado.

Es el punto de partida para frecuentar un tema muy útil: la búsqueda obsesiva de la identidad. Pertenecen a esta temática todas las películas de amnésicos. La que más bien lo refleja es "Recuerda" (1945) de Alfred Hitchcock. En ella, el eminente doctor Edwards es asignado en un hospital cómo director general, pero Edwards no sabe quién es él en realidad, ignora por qué ha llegado allí, y la amnesia le impide defenderse de acusaciones que le imputan la muerte del verdadero doctor Edwards. Edwards (el amnésico) puede investigar a fondo de la manera más freudiana los sueños y las angustias que le sobrevienen por la noche, y saber cuál es el trauma y la culpa de la aparición de éstos (por medio de decorados surrealistas). Al final descubre que la causa es la muerte de su hermano cuando él era pequeño, y que, en realidad, su nombre es Ballantines. Es por medio de sueños por lo que Douglas Quaid decide ir a Marte y llevar una vida de aventuras en "Desafío Total" (1990) de Paul Verhoeven.

Edipo llega al conocimiento explorando el pasado, y si una película ha mostrado bien un descubrimiento del pasado ha sido la epopeya cósmica "El planeta de los simios" (1968) de Franklin L. Schaffner, cuando el astronauta que vive entre monos descubre el motivo de sus sueños: el planeta donde ha llegado, plagado de monos inteligentes, es la Tierra a la que él quería llegar.

El cine negro utiliza a Edipo en numerosas películas, para ejemplificar un crimen o crímenes que se acaban con una resolución inesperada, y que conllevan un sentimiento de culpa en el asesino, muy relacionado a veces con el protagonista. Es el caso de todas las adaptaciones de las novelas de Ágata Christie, Raymond Chandler o Ross McDonald: "The Big Sleep" (1946) de Howard Hawks, "El largo adiós" (1973) de Robert Altman, "La noche es oscura" (1946) de Joseph H. Lewis, "Asesinato en el Orient Express" (1975) de Sydney Lumet. También ocurre lo mismo con aquellas películas policíacas de final inesperado, del estilo de "Sospechosos Habituales" (1995) de Brian Singer. Otra variante de la investigación y el conocimiento a través del pasado son aquellas películas que tratan de descubrimiento de corrupción política en las más altas esferas, y que proponen un cambio del sistema: "Todos los hombres del presidente " (1976), "Último testigo "(1974) y "El Informe Pelícano "(1993) de Alan J. Pakula, "JFK, Caso Abierto"(1990) y "Nixon"(1995) de Oliver Stone, "En la línea de fuego"(1993) de Wolfgang Petersen, "Verano de corrupción" (1998) de Brian Singer y numerosas aportaciones del cine chileno y argentino sobre sus dictaduras completan este apartado.

    • Prometeo y Pigmalión

Prometeo y Pigmalión comparten dentro de la mitología griega su carácter de creador. Prometeo, titán y en rebeldía contra los dioses, es conocido por ser escultor de hombres sin necesidad de generación sexual, sino por medio de la inteligencia y la tecnología. Es también el que desafía el poder de los dioses, al ofrecer al hombre el fuego, inicio de la civilización y el progreso. Pero el cine y la literatura han tomado de Prometeo la concepción de crear vida artificial. Al igual que Pigmalión, un escultor que en la mitología grecorromana (ya que aparece en Las Metamorfosis de Ovidio) se enamora de una de sus obras, que representa a una mujer. Gracias a la diosa Venus, la estatua cobra vida y se convierte en compañera de su creador. En menor medida, relacionamos a Prometeo y Pigmalión con la creación de Golems judíos (estatuas de barro, con gran poder físico, y que adquiere vida propia mediante una inscripción en la frente). La literatura explotó la idea de vida artificial durante el siglo XIX: Frankenstein, de Mary Shelley, relata el proceso de creación prometeica del doctor Victor Frankenstein de un monstruo como resultado de juntar trozos de cadáveres, pero al ver su físico horrible hace que el doctor le abandone a su suerte. El monstruo descubre que su físico es inaceptable para los demás y se venga del doctor. Esta idea está presente en la literatura: un ser no creado por Dios es un ser nefasto.

El cine lo ve desde otro punto de vista: examina los deseos que tiene el hombre de ser Dios y crear vida artificial. El estilo "prometeico" se inicia a principios de siglo, con el expresionismo alemán (movimiento casi surrealista que pretende mostrar en la pantalla los sentimientos angustiantes de los alemanes después de la 1ª Guerra mundial): "El último experimento del Doctor Briken" (1927), "El Gólem" (1920) de Paul Wegener (en una versión parecida a Frankenstein, donde el Gólem se rebela contra su creador) o "Homúnculus" (1916) de Otto Rippert. En E.E.U.U., en cambio, fue la Universal Pictures quien conduce las películas con este tema. Todas pretenden aleccionar al espectador, advirtiendo de los peligros de la ciencia y de jugar a ser Dios: "Frankenstein" (1931) y "La novia de Frankenstein" (1935), ambas de James Whale (que fue hace poco protagonista más tarde de un "biopic" llamado "Dioses y Monstruos" (1998) de James Condom); donde tiene más importancia el ambiente de horror que el experimento científico, y el enfrentamiento monstruo-sociedad. En la segunda parte, Frankenstein crea al monstruo una compañera. El filón de películas de la creación de una criatura que cobra vida es interminable, siendo aprovechado por la productora Hammer, experta en películas de ciencia-ficción de bajo presupuesto, que realizó cinco películas sobre la criatura entre 1957 y 1972, donde profundizaba en la mentalidad del doctor Frankenstein y su lucha contra la sociedad para que aceptaran la creación de vida artificial. No obstante, la versión que más se ajusta al argumento de Prometeo y al original de Shelley es "Frankenstein" (1994) de Kenneth Branagh, en la cual el doctor pretende salvar a la humanidad de una epidemia y el monstruo tiene sentimientos y motivaciones propios. La mayoría de películas sobre el ideal prometeico han surgido de la literatura del siglo XIX: H.G. Wells y las películas de su obra "La isla de las almas perdidas" (1932) de Earle Kenton y "La isla del doctor Moureau" (1977 y 1996) en la cual éste crea vida artificial mezclando genes humanos y animales, al igual que las manipulaciones genéticas de "Los niños del Brasil" (1978) de Franklin J. Schaffner, para crear niños con el ADN de Hitler.

Son variaciones del mito las películas sobre científicos locos: "El gabinete del doctor Caligari" (1919) de Robert Wiene, "El doctor Mabuse" (1922) y sus secuelas, de Fritz Lang; un doctor que pretende dominar el mundo creando hombres que están bajo su control, más o menos como la novela 1984 de George Orwell. Lo mismo pasa con films sobre ciudades futuristas o subterráneas dominadas por algún tirano que pretende desafiar a Dios mostrando su poder tecnológico, tal cómo hizo Prometeo. Este poder queda reflejado en "Metrópolis" (1931) de Fritz Lang, que domina a toda la clase trabajadora, y crea un robot con vida para destruir a los elementos subversivos de la sociedad, que al final se rebela contra él. Ocurre igual en "Blade Runner" (1982) de Ridley Scott, pero esta vez en Los Angeles durante 2019, una ciudad que se está destruyendo quizá a consecuencia de edificios enormes y la creación de "replicantes", clones humanos con fuerza superior a los otros y que pueden llegar a tener recuerdos (al igual que Frankenstein), pero que han de ser destruidos por el "blade runner" Deckard, ya que se han rebelado contra sus creadores, sólo porque piden tener un poco más de vida (pues los han programado para vivir 4 años). Es un enfrentamiento criatura-creador, en el que Deckard sufre una transformación moral al descubrir la mentalidad humana de los "replicantes", situado en un ambiente pesimista que representa la consecuencia de intentar crear vida artificial al margen de la naturaleza: la destrucción. Siguen esta trayectoria películas tales cómo "Pinocho " (1940) de Walt Disney, "2001, una odisea en el espacio" (1968) de Stanley Kubrick o "Planeta Prohibido" (1956) de Fred McLeod, o "Eduardo Monostijeras" (1992) de Tim Burton.

En el apartado del mito de Pigmalión, el cine lo ha representado cómo lo contrario a Prometeo: la relación afectuosa entre el creador y la criatura, trasladado a otros ámbitos de la vida, como hizo el escritor George Bernard Shaw en Pigmalión, convirtiendo a Pigmalión y la estatua en un profesor y su alumna respectivamente. Entran en este grupo "My Fair Lady" (1964) basada en el musical de Broadway, a su vez basado en el Pigmalión de Shaw, pero con final feliz (en el original, la chica le abandona); "Nacida Ayer" (1950) de George Cukor, "Educando a Rita" (1983) de Lewis Gilbert, o la versión antagónica del mito, en la que el creador, celoso de su obra pretende destruirla: "Laura" (1944) de Otto Preminger. La aplicación de la obra al cine ha dado diversas adaptaciones: "El coleccionista" (1965) de William Wyler, "La mujer del cuadro" (1944) de Fritz Lang o "Tamaño natural" (1973) de Luis García Berlanga.

    • Orfeo

El poeta Orfeo, el mejor músico de la mitología y la cultura griega, representa el amor sin fronteras, la búsqueda de su amor más allá de la muerte, pero también la necesidad de enfrentarse a los males interiores para encontrar la inspiración creativa que como artista necesita. El poeta y cantante ve como su esposa Eurídice muere a consecuencia de la picadura de una serpiente. Desesperado, baja a los infiernos para buscar a su amada, y los dioses del Tártaro, Hades y Perséfone, conmovidos por su música, le dan una segunda oportunidad de volver con su esposa, con la condición de que no puede mirarla mientras suben hacia la superficie. Incumple la orden, mira a Eurídice, y ésta muere por segunda vez. Desconsolado, Orfeo vuelve a la tierra, rechazando a todas las mujeres, hasta que las Ménades, mujeres enloquecidas por los rituales a Dioniso, le matan y despedazan. De nuevo en el infierno, pero ahora muerto de verdad, puede mirar a Eurídice tranquilamente. Orfeo aparece en los textos de Virgilio y Ovidio, y en la antigüedad es una figura importante en muchos aspectos: es un poeta capaz de conmover a la naturaleza, lleno de inspiración, pero que sufre mucho. Su figura hizo que se creara un movimiento religioso (el "órfico"), que proclamaba la condición impura del cuerpo y la inmortalidad del alma, inspirados por la personalidad de Orfeo tan cerca de la muerte.

 

El género más acertado que se ha inspirado en Orfeo ha sido el "thriller", donde se mezcla acción y suspense, con un personaje dispuesto a bajar a los "infiernos" (reales o figurados) para rescatar a alguien querido: "Frenético" (1988) de Roman Polanski, en la cual un hombre busca a su mujer por los bajos fondos de París. También se ajustan a este modelo modelo algunas en clave de humor: el protagonista ordenado y meticuloso se ve trasladado a un mundo hostil: "Jo, qué noche!" (1985) de Martín Scorsese, "Buscando a Susan desesperadamente" (1985) de Susan Seidelman, "Alguna cosa salvaje" (1986) de Jonathan Demme , "La hoguera de las vanidades" (1990) de Brian de Palma, "El rey pescador" (1991) de Terry Gilliam o "El abogado del diablo" (1998). Películas de ambiente malsano y tenebroso, cómo "Terciopelo Azul" (1976) de David Linch o con personajes que van más allá de la realidad, recreando algo que ya no existe o que no ha existido, como la obsesión que tiene Scottie por Madeleine en "Vértigo, de entre los muertos" (1958) de Alfred Hitchcock: Madeleine muere lanzándose desde un edificio (de ahí el vértigo de Scottie), pero el protagonista cree ver a Madeleine en otra mujer diferente, Judy (que en realidad es la verdadera Madeleine, que no había muerto). Pero Judy muere otra vez ante el horror de Scottie, cuyo futuro está indeciso. Por otra parte, la búsqueda de la belleza y de los buenos sentimientos antes de morir está presente en Orfeo y "Muerte en Venecia" (1971) de Luchino Visconti.

        3. Mitología Clásica fundamental

En este punto se explica detalladamente la mitología grecorromana más básica, empezando por los mitos con los cuales los griegos se explicaban el origen del universo y de la tierra. Seguidamente, la historia (de ficción) de la dinastía de los dioses griegos, desde los primeros, que representan a fuerzas de la naturaleza hasta aquellos que se denominan "olímpicos" y que tienen forma humana. A continuación el mito de Prometeo y Pandora, los ciclos heroicos (que hemos explicado en el punto 2.1.) más importantes e influyentes en el cine. Después, una pequeña relación de los aspectos que se modificaron o que se introdujeron en la mitología romana, el modo cómo se ha reflejado esto en el cine y el análisis de una película.

          3.1. Mitología griega

La mitología griega, como ya especificamos en el punto 2.1., es una de las más ricas, por no decir las más extensa en cuanto a mitos y relatos, pero es también sin duda, la que más ha influido en las civilizaciones posteriores, porque ha sabido dar una forma inteligible a todas aquellas sensaciones y experiencias humanas (amor, odio, locura,...). Otro acierto es darle una personalidad propia a cada dios (la mitología clásica es politeísta), con fisiología y cuerpo humano, y también sujetos al destino, como todo mortal (con la excepción de que son dioses y no pueden morir). Eso les permite permanecer vigentes en la actualidad, y despertar admiración en todas las épocas, en ámbitos cultos y populares. Los mitos básicos son:

  • La Cosmogonía y los dioses del Olimpo

Una cosmogonía es la explicación más aceptada que tenían los habitantes de la Grecia antigua para explicar el origen de su universo, de su planeta y de las fuerzas y componentes elementales de la naturaleza. Para comprenderla (ya que hay diferentes variantes) hemos de presuponer la vivificación de todas las cosas antes enumeradas. La más aceptada en Grecia fue la del historiador Hesíodo, que pretende establecer las diversas generaciones de dioses.

Según la Teogonía de Hesíodo, en principio existía el Caos, la nada, el desorden, el vacío anterior a toda creación. A partir del Caos surgió Eros (el Amor), la idea del cual ha cambiado con el tiempo (lo imaginamos como un niño alado) y Gea (la Tierra), que sin forma concreta, sino como toda la tierra existente, será el elemento ordenador y base de todas las divinidades griegas. Engendró a los primeros seres divinos sin necesidad de elemento masculino.). Gea engendró a Urano (el Cielo) divinidad que perfiló la geografía actual y que, que cubre a su madre (la fecunda), y de ella nacen los que luego darían lugar a la extensa mitología griega ( que no cabría en este trabajo): 12 titanes y titanesas, capitaneados por los más jóvenes, Cronos y Rea; 3 cíclopes (con un único ojo) y 3 hecatonquiros (con cien brazos). Estas dos clases últimas son deformes y violentas. Urano, temeroso de que sus hijos le arrebaten el poder, evita que los titanes nazcan, pero Cronos le cercena los genitales, que caen al mar, y del que surgen los gigantes, las ninfas, las Erinias (potencias vengadoras que castigan delitos contra los padres) y Afrodita, diosa del Amor.

Con Urano y Gea separados, los titanes se agrupan en parejas, y sus hijos ocupan un lugar concreto en los fenómenos naturales (Helios, Selene y Eos son el sol, la luna y la aurora). Nacen así todos los vientos, los mares, ríos y lagos y las fuerzas oscuras. Cronos (el Tiempo) y Rea, los todopoderosos, tuvieron 6 hijos (Poseidón, Hades, Deméter, Hestia, Hera y Zeus), pero para evitar problemas sucesorios, Cronos se los tragaba a medida que nacían. Rea consiguió poner a salvo a su sexto hijo, Zeus, en manos de unas ninfas, y creció con ellas en una cueva. Al mismo tiempo, Rea envolvió una piedra con pañales y se la ofreció a su esposo simulando que era Zeus. Cuando éste creció, se hizo copero de su padre (que no lo sabía), le dio un veneno que hizo salir de la boca del titán a sus hermanos. Entonces empezó una guerra entre titanes y los nuevos dioses, con la victoria de los últimos. A partir de ese momento, vivieron apaciblemente en la montaña del Olimpo, morada de los dioses, frecuentando en numerosas ocasiones la vida de los hombres.

-Zeus y Hera

Zeus era el dios supremo, el primero en el panteón olímpico, el qué está por encima de todo y lo controla . Preside el cielo, y es dios de los fenómenos atmosféricos, de la luz y del rayo. Es también aquél que vigila el cumplimiento de leyes y sacrificios, y representante de las jerarquías sociales. Es el que decide y acepta las providencias del destino para los hombres, y el que controla a los demás dioses en temas importantes. Para muchos griegos, era el símbolo del Cosmos y la perfección. Casado con Hera -ella no fue su única esposa-, tuvo relaciones con titanesas, diosas, ninfas y mortales, a veces no con su apariencia antropomórfica, sino metamorfoseado en animal,...; hasta el punto de que casi todos los personajes mortales o semi-mortales importantes son hijos suyos, así como muchas divinidades menores y mayores (Apolo, Artemisa, Dioniso, Atenea, Perséfone, las Musas, las Horas, las Moiras, Hércules, Perseo,...). Sus infidelidades ( su único defecto humano) causaron el enfado de Hera , que intentaba castigar a las amantes de su esposo o a sus hijos bastardos. Zeus arreglaba los conflictos entre dioses. Su símbolo era el rayo o el águila.

Hera era la esposa (legítima) de Zeus, y, por tanto, reina del cielo y la más poderosa de todas las diosas. Montaba en cólera con las infidelidades de su marido (era un deshonor), y como venganza, perseguía y castigaba a sus amantes ( enviaba monstruos a matarlas, o les infringía castigos corporales) y a los hijos bastardos de Zeus (el caso más famoso es Hércules). Hera es la diosa del matrimonio, y de la protección maternal de los hijos. Representaba a la mujer adulta que cuida de su familia y de su casa. Su símbolo era el pavo real.

-Hades, Poseidón y Deméter

Hades, hermano de Zeus, es el dios de los muertos, y su nombre se ha asociado al infierno. Su presencia en leyendas es rara, exceptuando aquellas en que héroes descienden a su reino para pedirle algo. Es un dios autoritario, que no permite a casi nadie volver a la vida después de la muerte (excepto Eurídice). El reino de los muertos no es un lugar terrible, con fuego y llamas, sino que era un conjunto de llanuras, con tres caminos posibles una vez el alma era juzgada: casi todos los hombres, con una vida ni buena ni mala, pasaban la eternidad en la llanura de Asfodel, un sitio lleno de sombras, nieblas y árboles tristes, donde siempre era tarde-noche. Esta llanura contaba con verdes prados y una laguna donde los muertos bebían agua para olvidar su pasado. El segundo camino era el más feliz, los Campos Elíseos, con un cielo azul y claro, praderas verdosas y donde siempre había música y baile. Los muertos que iban a los Campos Elíseos, tenían opción de volver a la vida, pero casi todos la rechazaban. El último camino conducía al sustrato del mundo de los muertos, un lugar apartado de todo: el Tártaro., y bordeado por la laguna Estigia, donde el barquero Caronte, uno de los muchos geniecillos y monstruos al servicio de Hades, conducía en barca a las almas hacia el reino de Hades. El Tártaro aparecía cómo el extremo de la tierra, y era un lugar de condenación eterna, reservado para asesinos, delincuentes y personas que habían ofendido a los dioses (Tántalo, Sísifo, las Danaides).

Hades vivía rodeado de las divinidades de la Muerte (Hécate, la Noche, la Muerte,...), las Erinias y de las brujas del destino (las Moiras o Parcas), y reinaba junto a su sobrina Perséfone, hija de Deméter, a quién había raptado en persona mientras paseaba por el campo. Su disputa con Deméter por Perséfone se arregló repartiendo la estancia de ésta en infierno y tierra. Las puertas de los Infiernos estaban guardadas por Cerbero, un perro enorme con tres cabezas y cola de serpiente, que devoraba a aquellas almas que intentaban salir por la puerta.

Poseidón es el segundo hermano de Zeus, y según las leyendas, el que más ansiaba hacerse el poder del Olimpo, pero se vio relegado a quedarse con el reino del Mar cuando Hades, Zeus y él se repartieron el mundo. Poseidón era el señor del mar y de todo lo que vivía en su reino. Controlaba las tempestades, las olas, etc.. Se casó con una de las hijas de Nereo, Anfitrita, pero su matrimonio no era muy feliz, ya que Poseidón era muy ambicioso y quería reinar en la tierra, y muchas veces salía al exterior y reclamaba ciudades o territorios, a veces por la fuerza si su hermano Zeus decidía no concedérselo. Era el dios de los caballos y su símbolo era el tridente.

Deméter, confundida a veces con Gea, era la diosa de la tierra cultivada, de la agricultura, de los cereales así cómo de todo aquello que es fruto de la tierra y es aprovechado por el hombre. Se la consideraba también diosa del apetito, la alimentación y de la comida. Se le ofrecían muchos regalos y sacrificios en la antigua Grecia. Mediante el mito de Tántalo (mortal que cocina a su hijo y se lo ofrece a los dioses, excepto a Deméter), se la relaciona con la reproducción, con el crecimiento y con los hijos legítimos. Es la diosa que representa el ciclo vital.

- Apolo, Artemisa, Atenea y Hefesto

Estos cuatro dioses formaban parte del panteón olímpico clásico, y tenían en común que eran hijos de Zeus o Hera. Apolo y Artemisa eran hijos de Leto, hija de Titanes, y de Zeus en una de sus muchas infidelidades. Él es patrón de las artes (desde la caza a la música, ésta última en especial), de la adivinación (por eso tiene tantos oráculos) y de la medicina. Es un dios que se acerca a los hombres (castigado por su padre, pasa un tiempo en la tierra como pastor), y por eso era tan admirado. Representa la juventud eterna, la energía de los adolescentes. Era el modelo de todas las esculturas griegas. Es el dios de la luz (no del sol), y del fuego luminoso (aquél que alumbra y aleja la oscuridad). Su símbolo era el arco. El arco era también el símbolo de su hermana gemela Artemisa. Artemisa es la diosa virgen, - a la que no gusta el contacto con los hombres-, del mundo salvaje, inexplorado: bosques, pantanos, llanuras, marismas, montañas; y por esa razón sus santuarios se alejan de las ciudades. Es también diosa de la naturaleza y los animales, y de la caza, pero para la supervivencia, no por diversión. Se encargaba de castigar actos extremadamente salvajes (violaciones, canibalismo,..).

Atenea era una de las diosas más valoradas en la antigua Grecia. Nacida de otra infidelidad de Zeus, en este caso con la titanesa Metis. Cuando Zeus supo que el hijo que iba a tener (que aún no había nacido) le destronaría, se comió a Metis; pero un día la cabeza le dolió, y con ayuda de Hefesto, surgió Atenea. Es la diosa de la técnica y el arte. Diosa del saber, presidía las obras hechas con trabajo manual (carpintería, alfarería, hilado) e inteligencia, aspectos que aplica a otro terreno, la guerra (es diosa de la estrategia y las técnicas militares). Su intervención en ellas decidía el resultado de la contienda. Su símbolo era el búho y permaneció virgen. Hefesto era también dios de la técnica constructiva, y por eso aparece relacionado con Atenea. Era dios de la artesanía, de la metalurgia y del fuego dedicado a fundir metales. Sus obras eran inmejorables. Era dios de las ligaduras, y sus cadenas ataban a mortales y hombres. Era deforme, porque Zeus lo lanzó desde el Olimpo al nacer (se dice que Hefesto es hijo de Hera sin necesidad de la intervención de su cónyuge) al mar, donde las ninfas le cuidaron y le enseñaron la técnica de la metalurgia.

-Ares, Afrodita, Hestia y Hermes

Ares es el dios de la violencia, de la guerra y del instinto animal, y los soldados se encomendaban a él antes de cada batalla. Su séquito lo formaban divinidades guerreras y sus caballos devoraban hombres. Ares siempre intervenía en cualquier guerra, sin importar el motivo. Afrodita, por otra parte, era la diosa del amor, de la belleza y de todo aquello que es perfecto. Representaba el deseo sexual, y su nacimiento se remonta a la época en que Cronos corta los genitales a Urano. Éstos caen al mar, y de allí, en medio de espuma, surge Afrodita montada en una concha (el cuadro de Botticcelli). Dioses y hombres intentaron impresionarla para casarse con ella, pero Hera determinó que sería la esposa de su hijo Hefesto (aunque le engañó más de una vez). Afrodita era el modelo de la mujer soltera y joven, justo antes del matrimonio, regido por Hera. Una vez casada, era la diosa del deseo y de la mujer desenfrenada (en algunas representaciones se la asocia a la yegua).

Hestia es la menos conocida de los dioses. Hermana de Zeus, éste le concedió la virtud de permanecer virgen. Es diosa de la virginidad, pero también del hogar doméstico. Su símbolo es el fuego sagrado de los sacrificios y del hogar , que mantiene calientes a todas las familias. Mantenía unidos a matrimonios y familias. Representaba el espacio interior de la casa y de la ciudad, y el sedentarismo. Hermes, hijo de Zeus y de la ninfa Maya, tenía diversas facetas, pero representaba todo aquello que estaba en movimiento, es decir, era dios del dinamismo: de los viajes y los viajeros, de los mensajeros, de los caminos, de las rutas y los desplazamientos. Era dios de la astucia (engañó por dos veces a su hermano Apolo), de los robos (le robó el rebaño a su hermano), de las tretas y los engaños (mintió ante el tribunal de Zeus). De los contratos, del comercio, de los pastores ( y de la trashumancia) y vendedores , así cómo de los ladrones, del azar, de los juegos engañosos, de los disfraces y del disimulo. Era un embaucador, un marrullero y un pícaro, pero intervenía como mediador en los conflictos, al ser patrón de la negociación. Era mensajero de los dioses, y sus símbolos eran las botas aladas, el casco con alas y el caduceo.

  • Prometeo i Pandora

El mito de Prometeo y Pandora es uno de los más influyentes que la civilización griega ha tenido. Trata, como se ha visto antes, del sacrificio de un titán, Prometeo, para ofrecer la sabiduría al hombre (en forma de fuego) y el posterior castigo de Zeus. Es el mito del origen del género femenino, considerado como negativo para Grecia. Es hijo de un titán, Japeto, y es una divinidad representada como astuta. Es la representación de la ambigüedad hacia Zeus (no es desleal, pero tampoco fiel totalmente). Según la leyenda, Prometeo y Zeus crearon a partir de barro a los hombres (Hesíodo no lo confirma en su obra Los trabajos y los días), dándoles vida pero dejándoles en una situación primitiva. Prometeo sentía pena por los hombres más desfavorecidos, e intentó ayudarles: durante un sacrificio, separó la carne comestible (con aspecto asqueroso) y los huesos recubiertos de grasa incomestible pero apetecible. Propuso a Zeus que eligiera una cosa, con intención de engañarlo. Zeus adivinó el engaño y eligió los huesos, y condenó a los hombres a tener que comer la carne, cosa que representaba que los humanos necesitarían alimentarse para vivir y los dioses no. Para castigar el engaño, Zeus les quitó el fuego a los hombres, pero Prometeo lo robó y se lo devolvió. El rey de los dioses montó en cólera, y los castigó con la obligación de hacer sacrificios a los dioses para evitar su venganza. Por otra parte, envió a Epimeteo, hermano de Prometeo (que había sido castigado por su engaño a pasar la eternidad encadenado a una montaña, donde una águila le devoraba cada día su hígado regenerativo), una caja llena de todos los males (o de todos los bienes dependiendo de cada versión). Seguidamente, y con ayuda de los otros dioses, creo a Pandora ("todos los regalos"), la primera mujer. Le infundieron belleza, curiosidad pero también malicia. Cuando se la entregaron a Epimeteo, Pandora recibió la orden de no tocar la caja, pero su curiosidad hizo que la abriera, esparciendo por todos los rincones de la tierra todos los males (o en la otra versión, los bienes volvieron al Olimpo); pero Pandora logró cerrar la caja a tiempo, y en el fondo se quedó la esperanza.

Ciclos Heroicos

Heracles

Heracles, o la versión latina del mismo, Hércules, es el personaje más conocido, admirado y representado de la antigüedad, y sus múltiples hazañas son una síntesis de la fuerza física y sobrehumana a la que puede llegar un ser mitad hombre, mitad dios. Era también un símbolo del poder y el orgullo griegos, superando siempre las adversidades y los enemigos. El mito de Heracles tiene tragedia, aventura, acción, fantasía y amor, cualidades que lo convierten en el símbolo de la riqueza de la mitología griega. Es hijo de Zeus en una de sus muchas infidelidades, en este caso con la mortal Alcmena, a quien seduce tomando la forma de su marido, Anfitrión. Era bisnieto de Perseo y Andrómeda, y su vida está marcada por la incesante persecución y amenaza que sufrió por parte de Hera, enfadada por la infidelidad de su marido. Desde pequeño intentó matarlo (es famoso el episodio en el cual Hera introduce serpientes en la cuna de Heracles, pero éste las asfixia con sus manos). Heracles se instruyó con diversos maestros (Lino y Eumolpo en música y letras, Castor en armas,...), mostró su temperamento rebelde y realizó sus primeras hazañas, por las cuales Creonte, rey de Tebas le ofreció en matrimonio a su hija Mégara. Tuvo cinco hijos, pero en un arrebato de locura enviado por Hera los mató y estuvo a punto de hacer lo mismo con su padre adoptivo Anfitrión. Gracias a Atenea, recobró la cordura, y para redimirse, un oráculo le ordenó que se pusiera a las órdenes de su primo Euristeo, rey de Micenas (gracias a una estratagema de Hera) durante doce años, con lo que se ganaría la inmortalidad. Aquí comienzan los Doce Trabajos famosos, que consagraron a Heracles como un héroe o un dios entre los hombres. Euristeo le mandó cumplir doce tareas: matar al león de Nemea (y traer su piel), matar a la hidra de Lerna, capturar vivo al jabalí de Erimanto, capturar viva a la veloz cierva de Cerinia, acabar con la plaga de aves del lago Estínfalo, limpiar los establos (llenos del estiércol de los rebaños) del rey Augias, capturar al toro furioso de Creta (el "padre" del Minotauro), domar a las yeguas de Diomedes (que comían carne humana), robar el cinturón a Hipólita, reina de las Amazonas, domar el rebaño de bueyes del rey Gerión (con tres cabezas) y llevarlo a Grecia (en el viaje de vuelta, Heracles realiza numerosas hazañas, como colocar dos columnas gigantes a ambos lados del estrecho de Gibraltar), sacar de los Infiernos al perro Cerbero y robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides, guardadas por un dragón.

Los Doce Trabajos son las hazañas más conocidas del semidiós, pero su leyenda abarca muchísimas historias, ya que todas las zonas influenciadas por la cultura griega intentaban asociar a su héroe particular con el todopoderoso Hércules. Se le atribuyen viajes por todo el mundo conocido y hasta el descenso a los Infiernos, donde liberó a Teseo. Mató al monstruo que azotaba Troya, y tiempo después la liberó de un rey tirano, ofreciendo el trono a Príamo. Tuvo relaciones con muchas princesas y luchó con fieras, bandidos, centauros, pigmeos e indígenas cuando volvía de sus viajes. Liberó de su castigo a Prometeo y se embarcó como Argonauta en busca del vellocino de oro, pero abandonó la aventura. Sus esposas más famosas fueron Mégara, Yole, Ónfale y Deyanira, con la que tuvo que sufrir mucho. Con ella se sitúa la muerte de Heracles (tras estar en contacto con el veneno de un centauro al que había matado), su ascensión al Olimpo, su reconocimiento como dios tras una vida de penalidades y su matrimonio con Hebe.

Jasón

Jasón es descendiente de Eolo, dios del viento y pariente de Ulises. Hijo de Esón, rey destronado del reino de Yolco por su hermano Pelias. Fue criado por el centauro Quirón, que le instruyó en las artes. Cuando volvió a Yolcos para reclamar el trono, el rey le impuso como condición ir a buscar un vellocino de oro guardado por un dragón. Construye un barco y reúne una tripulación; viven una serie de aventuras como la de las Harpías, y finalmente llegan a la Cólquide, donde se encuentra el vellocino. Allí, el rey Aetes les pone una serie de pruebas antes de dejarles conseguir su objetivo, con la intención de matarles a todos, pero con la ayuda de la hija del rey, Medea, logran superarlas todas y recoger el vellocino de oro sin matar al dragón, durmiéndolo con música. Pero de vuelta a Yolcos, perseguidos por Aetes, los argonautas ven como la cruel Medea, impide que su padre les alcance lanzando al mar el cuerpo despedazado de su hermano Apsirto, que ella misma había matado. Después de numerosas aventuras en el viaje de vuelta ,Jasón y Medea volvieron a Yolcos y se casaron. A estas aventuras posteriormente se le añadieron más. Allí, Medea mata al rey Pelias, entonces son desterrados y se van a vivir a Corinto, donde llevan una vida tranquila hasta que el rey de Corinto pretende casar a Jasón con su hija. Siguiendo la tónica de gran crueldad, Medea, furiosa, mata al rey Creonte, a su hija Glauca e incluso a sus propios hijos. Después huyó a Atenas. Jasón, por su parte, destronó al rey Acasto en Yolcos y se proclamó rey.

Perseo

Perseo es otro héroe griego surgido de la unión entre Zeus y una mortal, Dánae. El padre de ésta, Acrisio, había sabido a través de un oráculo que si su hija tenía descendencia, ésta le mataría, y por esta razón, encerró a Dánae en una habitación con rejas. Pero Zeus entró en forma de lluvia de oro y fecundó a Dánae, que tuvo un hijo, Perseo. Al enterarse de eso, Acrisio encerró a su hija y a su nieto en un cofre de madera y los lanzó al mar. El cofre llegó a la isla de Sérifos, donde Perseo creció fuerte y vigiló en todo momento que el rey de la isla, Polidectes, no se apoderase de su madre. Polidectes urdió un engaño para que Perseo se viera obligado a cumplir una promesa hecha anteriormente, consistente en traerle la cabeza de una de las Gorgonas, monstruos con escamas y afilados dientes. Nuestro héroe fue ayudado por Atenea y Hermes, que le dieron unas botas aladas y un escudo brillante como un espejo, con el cual pudo orientarse durante la batalla con Medusa, la gorgona mortal con la que luchó y a la que cortó la cabeza, y que, además, tenía el poder de transformar en piedra a quien la mirara, incluso después de muerta. De camino a casa, Perseo se enamoró y salvó de la muerte a la joven Andrómeda, transformó en piedra a sus pretendientes (con la cabeza de la gorgona) y se casó con ella. De vuelta a Sérifos, petrificó a Polidectes y decidió volver a Argos para ver a su abuelo. Éste, aterrorizado por la predicción del oráculo, huyó a la ciudad de Larisa, donde se celebraban unos juegos deportivos. Perseo, al no encontrar a su abuelo en Argos, decidió participar en los juegos, y durante el lanzamiento de disco, decapitó sin querer a su abuelo, cumpliéndose así el vaticinio. Perseo y Andrómeda se casaron y tuvieron varios hijos.

Teseo

Teseo es la versión de Heracles en la zona griega de Ática, y, en concreto, de Atenas. Hijo de Egeo, rey de Atenas y de Etra, hija del rey de Tremcén. Pasó su infancia con su madre mientras su padre reinaba en Atenas. A los dieciséis años, Teseo, convertido ya en un muchacho fuerte, se encaminó hacia Atenas equipado con unas sandalias y una espada que su padre había escondido antes de irse, y que Teseo consiguió levantando una pesada roca. Al igual que Heracles, se enfrentó a monstruos, fieras y bandidos ( Sinis, que descuartizaba a los viajeros,...). Al llegar a Atenas, Egeo reconoció la espada que él había escondido años atrás, e instantáneamente reconoció a su hijo.

Tuvo que luchar con los cincuenta hijos del rey Palante, que pretendían arrebatarle el trono a Egeo. Pero su aventura más famosa es la del ciclo cretense: Minos, rey de Creta, obligaba a los atenienses a pagarle un tributo cada nueve años en forma de siete jóvenes y siete doncellas, los cuales alimentarían al monstruo que habitaba en el laberinto de Cnosos, el Minotauro. Teseo se ofreció como uno de los siete jóvenes, y se embarcó con la intención de matar al Minotauro. El barco poseía dos juegos de velas: negras para indicar que Teseo había muerto y blancas para señalar lo contrario. Llegó a Creta, y fue recluido en el laberinto, del que no se podía salir, a la espera del Minotauro. Pero Ariadna, hija de Minos, se enamoró de él y le dio un ovillo de hilo antes de entrar, para que no se perdiese. Teseo venció al Minotauro, y se marchó de Creta con Ariadna, pero la abandonó en la isla de Naxos (sobre esto hay varias hipótesis, pero la versión más segura es que Teseo la dejara allí para que el dios Dionisos se la llevara al Olimpo). Cuando llegaban al puerto de Atenas, Teseo no se acordó de cambiar las velas negras, y Egeo, que esperaba al barco desde un acantilado, al ver las velas negras y creer que su hijo había muerto, se lanzó al mar y se mató. Teseo se convirtió en rey de Atenas, ciudad a la que dotó de democracia nuevamente, de edificios públicos,...

Otra aventura dentro de su ciclo heroico es la guerra contra las Amazonas. Hay dos versiones: la primera dice que las Amazonas, mujeres guerreras que odiaban a los hombres, entraron en guerra con los atenienses cuando Teseo raptó a una amazona, Antíope, con la que tuvo un hijo Hipólito; la segunda versión dice que las Amazonas entraron en guerra porque Teseo había repudiado a Antíope (con la que igualmente concibió a Hipólito) para casarse con Fedra, hermana de Ariadna. La guerra terminó con la victoria ateniense, y surgió un nuevo mito, el de Fedra, enamorada de Hipólito, a quién mató para por haberla repudiado.

Ya en la vejez, se cuenta que Teseo y su amigo Pirítoo, decidieron casarse con dos hijas de Zeus: Helena (la del rapto de Paris), en su edad adolescente; y Perséfone. Las raptaron, pero fueron castigados y encadenados en los Infiernos, hasta que Heracles los rescató.

    3.2. Mitología romana

La mitología romana se caracteriza por ser muy ecléctica, es decir, adoptaba de los pueblos que conquistaba aspectos que se parecían o que favorecían a su tradición antigua. Los romanos eran muy prácticos, y su mitología se fue convirtiendo en religión: la unión entre hombres y dioses se materializaba en una especie de contrato, sacrificios a cambio de beneficios.

En un principio se veneraba a divinidades incorpóreas, espíritus sin imágenes ni templos en su honor que representaban los objetos naturales, y en concreto, el campo y la agricultura, actividad básica de los romanos. Había una Tríada de dioses inicial, surgida de la religión más arcaica de los romanos, formada por Júpiter(divinidad del cielo, la luz), Marte(dios de la guerra y de la vegetación) y Quirino(dios de los campesinos, que después se fusionará con Rómulo, fundador de Roma). Todos los dioses recibían en cada zona un culto diferente, y a veces se les cambiaba el nombre. Con la influencia etrusca en el siglo VI a.C. (pueblo del norte de Italia), se introdujeron las imágenes de una nueva Tríada de dioses, llamada Capitolina y formada por Júpiter, Juno y Minerva, e igualmente la idea de la ciudad y la familia como núcleo religioso independiente (aparecen los primeros oráculos y los augures y haruspexs, adivinos y profetas). Había además, un culto especial dentro de cada familia, con dioses protectores del hogar (lares, manes y penates), de la comida y de los antepasados. Aparecen divinidades típicamente romanas, como Jano, dios con dos caras, representando la paz y la armonía; Juventus, Libitina,... Más tarde, los romanos conquistaron Grecia, y se vieron asombrados por una mitología más rica y extensa que la suya. Por esa razón asimilaron a casi todos sus dioses antiguos a los griegos que se asemejaban en algo. No obstante, se mantuvo el nombre romano, y algunas divinidades antiguas continuaron existiendo. La religión también se caracteriza por ser muy centralista, todo se centraba en Roma, ciudad que mostraba la grandeza del pueblo romano. Para engrandecer más su orgullo, surgieron desde muy pronto mitos sobre el origen de la gran urbe. La leyenda dice que Rómulo y Remo, hijos del dios Marte y de Rea Sílvia (una vestal que al perder su virginidad fue castigada por su tío Amulio a ver como sus hijos eran arrojados al río Tíber) fundaron Roma después de devolver el trono de la ciudad italiana de Alba a su abuelo Numitor. Durante una discusión, Rómulo mató a Remo y reinó durante cuarenta años. Lo mismo pasa con la Eneida, de Virgilio (ver punto 2), que relaciona al pueblo romano con el héroe homérico Eneas.

Pero durante el Imperio y todo el siglo I d. C., hubo una decaída de la religión romana, contrapuesta al ascenso de nuevas religiones de origen oriental, más espirituales. La crisis del Imperio hizo que ya no se confiara tanto en la religión decretada por el Imperio, y que gracias a corrientes filosóficas como el epicureismo o el estoicismo, se introdujeran y aceptaran nuevos cultos más hedonistas, orgiásticos o mistéricos. Se rendía culto a dioses persas y egipcios, como Cibeles, Isis, Mitra, Anubis o sectas religiosas ya existentes, como el orfismo o el cristianismo (en aquella época era una secta).

    3.3. Mitología grecorromana en el cine

El cine es en todo momento un instrumento de expresión para su director, sus actores y su guionista, y es una forma de expresar algo hacia los espectadores. Por esa razón muestra mucha subjetividad. Además, es un negocio, y busca el impacto en el espectador, a través de historias de amor, sexo, violencia, acción, traiciones, fantasía, etc. Desde los dos puntos de vista, la mitología grecorromana ofrece un gran abanico de posibilidades para ser trasladada al celuloide, ya que en ella encontramos todos los aspectos antes mencionados, en un ambiente muy estimulante (un período con tantos claroscuros como la Edad Antigua es muy interesante y puede ser interpretado desde muchos puntos de vista) y con unos personajes que físicamente puede que no sean reales, pero en cuanto a su personalidad y su carácter, son muy modernos.

No obstante, el cine no ha aprovechado como debería una materia tan jugosa como la de los mitos, y debido a esto, las películas que traten sobre las andanzas de los dioses, semidioses y héroes son muy pocas. Ésto se debe a dos causas:

El componente fantástico: La mitología es considerada fantasía pura, y lo fantástico no es serio a menos que esté corroborado con una base científica hipotética muy sólida ("Jurassic Park"). El hecho que dioses puedan tener un poder tan grande como inverosímil, o que existan héroes de fuerza sobrehumana provoca que las películas míticas sean casi todas de bajo presupuesto y no traten el tema de manera fiel sin añadir elementos fantásticos inventados por el guionista.

La censura cristiana: La religión siempre es un factor muy importante a la hora de hacer una película "de romanos", en la medida en que hasta los años 70, todas las producciones, salvo contadas excepciones, se apoyaban en algún elemento del ideario judeo-cristiano. La censura ponía muchas objeciones a que aparecieran dioses paganos de manera positiva, y solo lo permitía en películas de tono paródico. Otra cuestión que la censura (como muchos aspectos de la sociedad de hace 40 años) influida por la iglesia, no permitía, era el tema del sexo. El erotismo podía notarse en las túnicas, en las faldas y en los personajes, estéticamente atractivos y musculosos en el caso de los hombres, y voluptuosas y estilizadas en el caso de las mujeres.

Por esta última causa, la mayoría de films que tratan sobre la Antigüedad giran en torno a una división muy maniqueísta: el cristianismo es bueno mientras las religiones paganas no. Las grandes películas de péplum tienen un elemento religioso cristiano, y son muy abundantes las que tratan sobre episodios bíblicos y sobre la vida de Cristo. Este trabajo se centra en el componente clásico y grecorromano de las películas sobre la Antigüedad, dejando al margen (pero sin obviarlo) el tema cristiano, que ocuparía otro trabajo como éste.

El cine de "romanos" y de "griegos" no es una representación ni mucho menos fidedigna de cómo vivían estas civilizaciones hace más de dos mil años. En cuanto a las versiones mitológicas, el cine no es tampoco una interpretación realista de los mitos clásicos, ya que muchas veces se mezclan con la fantasía, en medio de una estética "cómic", que dibuja unos personajes muy diferenciados del original. Podríamos decir que hay mucha heterogeneidad, debido a la vaga base de fuentes grecorromanas, y distinguimos dos tipos de películas:

        • Aquellas (la mayoría) en las que los dioses y los personajes mitológicos brillan por su ausencia. Se recurre a ellos solamente como referencia, y a veces, como motores de la acción, sin que aparezcan en ningún momento. Es un hecho que se repite en todas las películas de peplum que van desde el final de la 2ª Guerra Mundial hasta 1957. En este período prima el realismo, y si el argumento contenía componentes fantásticos, se le intentaba dar un matiz naturalista (por las razones anteriores), traicionando a sus fuentes clásicas: "Ulises" (1954) de Mario Camerini,...
        • Una minoría de producciones en las cuales aparecen seres mitológicos, tales como dioses, ninfas, sátiros, centauros,... Distinguimos a los dioses por su vestimenta, su iconografía (Zeus con el rayo, Atenea con el búho de la sabiduría, etc.) y su residencia (el Olimpo, presentado como un mundo celestial, entre nubes, blanco y con columnas). Las películas con estas características surgen en épocas diferentes:
            • 1895- 1935 aprox.: Cine mudo; el tema mitológico es un modo de plasmar bellas imágenes, sin importar el argumento. Con la aparición del sonido en 1927, se hacen películas mitológicas en tono de burla y paródicas.
            • 1957 – 1981: Marcado por dos películas de inicio y final, "Hércules" (1957) y "Furia de Titanes" (1981). Este período, en el que encontramos muchas de corte mitológico, no se escatima en la presencia de seres legendarios, pero tratados con mucho realismo.

Películas

Teniendo en cuenta su escasez, es loable que las primeras comenzaran a filmarse tan pronto. La fecha de inicio es 1898, de la mano del cineasta Georges Méliès. Méliès es el director que mejor refleja el espíritu de los directores de esos años: la experimentación, las nuevas imágenes en la pantalla que impactan al espectador. El director francés realizó una serie de cortometrajes en los que se narraba un mito: "Pigmalión et Galatée" (1898), "Neptune et Amphitritre" (1899), "Le tonneau des Danaïdes" (1900), "Le trois bacchantes" (1900), "Le tonnerre de Júpiter" (1903), "La profetisa de Tebas" (1908), "Galathée" (1910), "Philemon et Beaucis" (1910). Todas estas películas se caracterizan por estar tratadas como cuentos, con personajes fascinantes y estrafalarios, y con mucho sentido del humor. Es una época en la que la influencia de los mitos clásicos no es tan abundante como en otras, y en la que se busca impresionar al espectador y no tratarle como un intelectual. La época de cine mudo es muy beneficiosa para las películas de este tipo, con directores como Maurice Caussade o Ferdinand Zecca (grandes figuras del cine mudo), que imprimen la misma mirada que Méliès con cortometrajes como "La naissance de Venus" (1900) (Afrodita naciendo del mar entre la espuma), "Le supplice de Tantale" (1902) (el castigo de Tántalo, sin poder comer ni beber para toda la eternidad), No obstante, comienzan a aparecer otro tipo de producciones, que introducen el tema amoroso, y otras que muestran algún ciclo heroico: "Venus et Adonis" (1901), de Alice Guy, "L’Amour et Psyche" (1908) y "Le voile des nymphes" (1909) de Romeo Bosseti, o "La legende de Daphnée" (1910) de Louis Feuillade (Dafne era una ninfa de quien Apolo estaba enamorado y que se transformó en laurel); "Theseus and the Minotaurus" (1910) de John Stuart Blackton o "Les douze travaux d’Hercule" (1910) de Emile Cohl, Destacan directores como Louis Feuillade, que hizo películas de corte mitológico con mucha naturalidad e ironía: "Promethée" (1908), "Amphytrion" (1910), "Le fils de Locuste" (1911) y "Flore et Zephyre" (1911) (el rapto de la ninfa Flora por parte del dios del viento Céfiro). Destacan asimismo directores como Otis Turner con "Pelleas et Melisande" (1913) (Pelasgo y Melibea, un mito poco conocido, Pelasgo es hijo de Zeus) y "A son of Inmortals" (1913); Fred W. Huntley con "The Story of Cupid", "The Story of Diana" y "The Story of Venus" ( las tres de 1914). Otras películas que encontramos son "A daughter of Pan" (1913) de Charles L. Gaskill (cuenta el mito de Pan dios del campo, a quién le inventa una hija), "La hija de Neptuno" (1914) de Herbert Brenon, "Tryton" (1917) de Alfred Déesy y "El hilo de Ariadna" (1920) de Mario Caserini. La última etapa del cine mitológico antes de 1957 es la más fantástica. Durante 1920 y 1948 se hacen poquísimas de este género, y se cambia el formato. Ahora son parodias de la vida en el Olimpo de los dioses, con un argumento de comedia de vodevil, quitándole toda la gracia a la mitología. Otro tipo de utilización de los mitos es traspasarlos a una edad contemporánea, donde Teseo y Ariadna (por ejemplo) pasan a ser simples enamorados, y los dioses consejeros amorosos. Los años treinta serán muy dañinos para el cine mitológico, ya que las películas que se filmen no serán más que horteradas: "The Tinted Venus" (1921) de Cecil Hepworth, "The Temple of Venus" (1923), "The Folly of Vanity" (1924) de Henry Otto; "Las castigadoras" (1928) de Edward Cline; "La vida nocturna de los dioses" (1935) de Lowell Sherman; "Los dioses se divierten" (1935) de Reinhold Schünzel y "Venus era mujer"(1948) de William Seiter, película que marcará el fin de la primera etapa , que se cerrará para no volverse a abrir hasta diez años después.

En 1957 se produce un renacimiento del cine de peplum. Este renacimiento se produce en dos vertientes: la primera, que se explicará en el punto 4, enmarcada dentro de los argumentos derivados de las epopeyas homéricas; la segunda, que es la que interesa aquí, la que se basa en los ciclos heroicos. Destaca por encima de todos Hércules, que invadirá las pantallas (ya con el formato 1:2,5 del Cinemascope) a partir de 1957 con "Hércules" de Pietro Francisci, película a la que sucederán numerosas versiones, y que dará el pistoletazo de salida a un nuevo neomitologismo: los forzudos, los musculosos héroes como Sansón, Maciste, Ursus y el mismo Hércules, que sacados de su contexto habitual, se encontrarán en un nuevo escenario cada vez más fantástico, donde se desarrollarán historias con un argumento muy simple que sirve de excusa para que el protagonista enseñe sus músculos y muestre su fuerza sobrehumana.

Pero "Hércules" destaca por su originalidad. Éste héroe no había sido utilizado nunca antes en una película de peplum, y Pietro Francisci nos lo presenta dentro de un contexto muy interesante: en "Hércules" se mezclan numerosos mitos, sin tergiversar ninguno excesivamente, para hilvanar un guión entretenido y verosímil, que respeta el clima fantástico de los mitos. El semidiós realiza dos de sus trabajos famosos (el león de Nemea y el toro de Creta) por castigo del rey de Yolcos, Pelias. Hércules, entonces, cansado de ser tan poderoso, pide a Zeus que le haga mortal, a lo que el dios accede. Hércules tiene que ayudar a Jasón en su búsqueda del vellocino, ya que se lo ha ordenado el nuevo rey de Yolcos, Euristeo (que en el mito le ordena realizar los doce trabajos). Se mezclan entonces dos ciclos heroicos, el de Jasón y el de Hércules (incluso la hermanastra de Jasón se llama Yole, una de las esposas de Hércules), unidos de una forma meritoria, que respeta siempre las bases de ambas historias. Al volver a Yolcos con el vellocino, Hércules derrota a Euristeo, le da el trono a Jasón y se casa con Yole.

"Hércules" fue un éxito de taquilla, al que le siguieron secuelas como "Hércules y la reina de Lidia" (1958) de Pietro Francisci (una obra maestra, que supera a la anterior), que consigue mezclar respetuosamente el mito de Hércules en su aventura con Ónfale, la reina de Lidia (hechicera que le hizo esclavo suyo) con el de Edipo y la Odisea (Hércules consigue liberarse del hechizo gracias a la astucia de Ulises, pero no puede evitar que Polinices y Eteocles, hijos de Edipo, se maten mutuamente; Edipo le había pedido anteriormente a Hércules que evitase la guerra) . En ambas películas destacan las actuaciones de Steve Reeves, el musculoso por excelencia; y Sylvia Koscina en el papel de Yole Las siguientes versiones no llegaron al nivel de estas dos. Fueron "La venganza de Hércules" (1960) y "Hércules a la conquista de la Atlántida" (1961). Hubo cambio de director (de Pietro Francisci a Vittorio Cottafavi) y de actor principal (Mark Forest). En ambas películas, la trama está muy descuidada, y los mitos (el romance entre Hércules y Deyanira en la primera película, y la Atlántida en la segunda) están mezclados de manera muy artificial, sin respetar el original y añadiendo elementos fantásticos, sobre todo en "Hércules a la conquista de la Atlántida", en la que la Atlántida es una mezcla de mundo futurista y de Pompeya a punto de ser arrasada. Para más "INRI", los decorados son pésimos y parece una obra de teatro. Lo mismo pasa con "Gli amore di Ercole" (1961) de Carlo Ludovico Bragaglia, "Ulises contro Ercole" (1961) de Mario Caiano, "La furia di Ercole" (1962) de Gianfranco Parolini, "Ercole contro Moloch" (1963) de Giorgio Ferroni, "Ercole sfida Sansone" (1964), "Ercole contro Roma" (1964), "Ercole contro i tiranni di Babilonia" (1964), "Il trionfo di Ercole" (1964), "Ercole l’invincibile" (1965), "Hercules in New York" (1970) y "El desafío de Hércules" (1983) de Luigi Cozzi.

Todas ellas sin excepción, son subproductos de bajo presupuesto, que aprovechan decorados de otras películas, con argumentos inverosímiles, fantásticos y ridículos, que mezclan nombres de la mitología griega, y en los que aparecen monstruos y villanos sin personalidad alguna, y que sirven de excusa para que Hércules saque a la luz su musculatura. Hércules se convierte en el precedente de Superman, Tarzan, Rambo y todos los héroes musculosos de la gran pantalla.

Jasón y los Argonautas también han interesado a los directores, que ha hecho dos versiones del ciclo heroico, y que siguen fielmente el original de Apolonio de Rodas. Son: "Los gigantes de la Tessaglia" (1960) de Riccardo Freda, la menos interesante de las dos, ya que se limita a contar la historia, sin profundizar en la personalidad de los Argonautas. Además, el decorado es muy simple. La más conseguida es "Jasón y los Argonautas" (1963), que refleja bien el espíritu de las leyendas griegas, con unos efectos especiales muy buenos para la época, sencillos pero que dan originalidad (un coloso de bronce, unas harpías, esqueletos,...). Los decorados naturales son preciosos, y se ajustan perfectamente al mito. Otro ciclo heroico adaptado es el de Perseo, también con dos versiones, paralelas en cuanto a originalidad y fidelidad a las versiones de Jasón: "El valle de los hombres de piedra" (1963) de Alberto de Martino , cuenta con buenos actores y decorados, pero le falta el espíritu fantástico-heroico de la salvación de Andrómeda. Por otro lado, los efectos especiales no son muy buenos. La segunda versión es "Furia de Titanes" (1981) de Desmond Davis, comentada en el punto 3.4., es fiel a la leyenda, y añade elementos moderno que la convierten en la última película de peplum mitológico (lo único que le falla es el título, ya que los auténticos titanes no se ven en ningún momento). El último ciclo heroico que queda por ver es el de Teseo, sobre todo en el episodio de Creta. "El monstruo de Creta" (1960) de Silvio Amadio es una película que se centra en la lucha entre Teseo y el Minotauro en el Laberinto, pero que generaliza demasiado, ya que transforma este enfrentamiento en un dualismo entre los civilizados aqueos y los crueles cretenses. Sigue fielmente el mito (aunque estereotipa demasiado a Fedra como la hermana mala y a Ariadna como la inocente que acaba quedándose con el protagonista) y representa muy bien la vida de los cretenses: sus edificios, sus costumbres, etc.; exceptuando sus vestidos y su nivel cultural. Otra película que habla con Teseo y que enlaza con uno de los argumentos estrella del cine mitológico: las amazonas. "El marido de la amazona" (1934) trata con relativo realismo la relación entre Teseo y una amazona, Antíope, y la guerra entre griegos y amazonas que se derivó. Es una película poco seria ya que lo refleja desde una perspectiva muy machista (las amazonas son derrotadas y convertidas en buenas esposas), y aparecen personajes que no tienen nada que ver, y que únicamente muestran que el guionista conocía la Grecia antigua (un poeta amigo de Teseo es Homero).

Las amazonas tuvieron dos apariciones más en el cine, y las dos contrapuestas en cuanto a la ideología del guión, pero similares por el estilo humorístico y desmitificador de las mujeres guerreras: "Mujeres Violentas" (1960) de Vittorio Sala, es un pseudo-peplum, ya que más bien es una parodia machista, en la que las amazonas, necesitadas de hombres, raptan a unos mercaderes, en ayuda de los cuales aparecen Glauco y Pirro, excombatientes en Troya, que ponen "orden" en la isla de las amazonas sometiéndolas, como era normal en 1960. La otra es "Las amazonas" (1974) de Terence Young, en la que el feminismo empieza a notarse, pero en la que el machismo aún domina. El episodio de Teseo y Antíope no es más que una excusa para que Fedra (la esposa de Teseo) y la amazona se enfrenten al más puro estilo de telefilme barato por el amor de Teseo. Diálogos irónicos y graciosos, pero demasiado anacrónicos para una película sobre la antigüedad, y mucho erotismo que hacen de ella una de las más malas del género. La última referencia fílmica de la mitología griega es "Los titanes" (1962) de Duccio Tessari, que ironiza sobre la lucha entre dioses olímpicos y titanes (Zeus contra Cronos), y ofrece una visión ridícula: un tirano inventado, Cadmos, pretende hacerse dios, y Zeus ofrece la posibilidad de redimirse a los titanes si matan a Cadmos, lo que al final conseguirán.

La mitología romana ha interesado aún menos que la griega, y la presencia de dioses en filmes sobre Roma son escasísimos, y casi todos se han referido al origen legendario de la ciudad. Si consideramos la Eneida de Virgilio (y que pertenece al punto 4), la leyenda más interesante es la de Rómulo y Remo, liberadores de la ciudad de Alba del tirano Amulio y fundadores de Roma; y el episodio del "rapto de las sabinas", en el que se explica como los romanos, poco después de la creación de su ciudad, viéndose escasos de mujeres, deciden raptar a las mujeres e hijas de su pueblo vecino, los sabinos; que les declaran la guerra. El conflicto se soluciona, y romanos y sabinos deciden convivir en paz. Sobre Rómulo y Remo existe una única película, del mismo título, "Rómulo y Remo" (1961). Está bastante bien, pese a tomarse algunas libertades con la leyenda, Después de ser abandonados en el río Tíber, Rómulo y Remo crecen fuertes bajo la tutela del pastor Fausto, que antes de morir les revela su origen divino. Remo, a quién se le suben mucho los humos a la cabeza, libera a Rómulo de la prisión de Alba (le habían encarcelado por robar un caballo), y ambos matan al rey Amulio. Después, por encargo de su madre moribunda, fundan una ciudad, Roma. La película sigue una trayectoria de aventuras hasta que Remo, enfadado porque no ha sido elegido jefe de la ciudad, muere a manos de Rómulo. Formalmente, abundan los anacronismos y el decorado y el vestuario son bastante rudimentarios.

"La rebelión de las sabinas" (1960) de Alberto Gout y "El rapto de las sabinas" (1961) de Richard Pottier son los dos acercamientos cinematográficos a la leyenda. La primera es la más digna de las dos, y destaca el decorado (bonitos templos romanos) y las buenas interpretaciones de los actores, sobre todo de las sabinas, que se interponen entre romanos y sabinos para evitar la guerra. La segunda, está en clave de humor y erotismo, y no es demasiado buena por esa misma ironía pesada. Lo único que destaca es la aparición de los dioses Marte y Venus aconsejando a Rómulo mientras duerme.

 

 

3.4. Comentario de una película: "FURIA DE TITANES" (1981) de Desmond Davis

Ficha Técnica: Nombre: Furia de Titanes (Clash of Titans)

Nacionalidad: Estados Unidos, 1980

Duración: 118 minutos

Director: Desmond Davis

Guión: Beverly Cross (basado en el mito de Perseo)

Intérpretes: Harry Hamlin (Perseo), Judy Bowker (Andrómeda), Laurence Olivier (Zeus), Claire Bloom (Hera), Maggie Smith (Tetis), Ursula Andress (Afrodita), Jack Gwilin (Poseidón).

Argumento y Comentario: "Furia de Titanes" es una adaptación al cine del mito de Perseo. No obstante, encontramos elementos que difieren de la historia original, y la introducción de elementos de otras leyendas, como el mito de Beleforonte y Pegaso, el caballo alado. Su inclusión no pretende desvirtuar el mito griego ni alardear de conocimientos mitológicos , sino reformarlo para los gustos de la época y sobre todo para poder crear una trama interesante:

(1) "Furia de Titanes se resiente de su condición de espectáculo para todos los públicos que ha condicionado el guión de Beverly Cross, haciéndole abandonar las extraordinarias posibilidades de desarrollar una historia mucho más dura y cruel, lo que no iría en detrimento de su condición mágica. Es por ello que el guión no es muy fiel a la leyenda de Perseo con respecto a la cual sólo se mantiene lo que a su enfrentamiento con Medusa se refiere. La infidelidad a la leyenda determina un empobrecimiento de su caudal mítico y poético que aquí queda muy desmejorado"

La película comienza con una especie de prólogo, en la que se ve como Acrisio, rey de Argos, lanza a su hija Dánae y al hijo recién nacido de ésta al mar en un cofre. Se omite así la primera parte del mito, en la que Acrisio, a partir de una profecía de un oráculo (que le dijo que su nieto le mataría), encierra a Dánae en una habitación donde sólo puede entrar su sirvienta. Pero Zeus, transformado en lluvia de oro (de ahí surge el refrán que dice que el dinero abre todas las puertas) entra en la habitación y hace el amor con Dánae. Al enterarse Acrisio, empieza la película; a continuación, una gaviota, vuela por el aire mientras aparecen los títulos de crédito hasta llegar a una ciudad entre las montañas, rodeada de nubes, que se puede intuir que es el Olimpo, el hogar de los dioses, inalcanzable para los hombres, y la montaña más alta del mundo, según los griegos. La gaviota se transforma entonces, -al llegar a un gran palacio- en un dios, Poseidón, que lleva la noticia a los otros dioses.

El Olimpo es presentado como un lugar blanco (representa el orden, la armonía del arte griego y de todo su pensamiento, y también la perfección de los dioses), y como la sede de unos dioses a los que podemos reconocer por su aspecto: Zeus sentado en su trono, y que es el que dirige las vidas de los hombres con castigos y recompensas, mediante figuritas de barro puestas en un teatro en miniatura; Hera, esposa de Zeus y reina de los cielos, a quien se puede reconocer por una coronita en la cabeza, y que en el film de Desmond Davis aparece "edulcorada", y acepta con resignación las infidelidades de su marido; Afrodita, que es la más bella de las diosas presentes (Ursula Andress); Atenea, diosa de la sabiduría, que lleva un búho en el brazo; Poseidón, sin ninguna característica especial pero que difiere de su original mitológico porque aquí obedece sin rechistar a su hermano Zeus, cuando en la Antigüedad era un dios irascible y envidioso. Por último, y por "exigencias" del guión, aparece una diosa menor del mar, Tetis, que se convertirá más tarde en uno de los motores argumentales de la película.

Zeus es, no obstante, vengativo y cruel con el rey Acrisio, ya que al enterarse de las noticias que le trae su hermano Poseidón, se enfada y ordena que sea liberado el último titán (que le da el nombre a la película), Kraken (un anacronismo o confusión, ya que Kraken es un monstruo que pertenece a la mitología germánica), para que destruya Argos. Se elimina así la parte final del mito, en la que es Perseo, años después, quien mata accidentalmente a su abuelo en una competición atlética (tiene un motivo fílmico, debido a que un final como éste no es nada cinematográfico). Zeus comienza entonces el enfrentamiento que se producirá en el mundo de los dioses y en el de los hombres. Pone a salvo a Dánae y a Perseo en la isla de Sérifos, pero castiga sin ser imparcial a Calibos, hijo de Tetis, por matar a los caballos alados de Zeus, de los que sólo sobrevive Pegaso. Calibos era además el prometido de Andrómeda.

 

4 . Otros mitos, tragedias y comedias

4.1. Otros mitos clásicos importantes

A parte de los mitos más básicos de la cultura grecorromana, existen otras historias de origen y características míticas, algunas con una importancia muy grande en la civilización actual, y otras que son menos conocidas o menos difundidas, pero con igual interés:

    • Orfeo y Eurídice

Un mito ya comentado en el punto 2.3., interesante en cuanto su influencia artística, pero con pocas adaptaciones cinematográficas. Orfeo es el mejor poeta y cantante de todos los mortales. Su música y su poesía provenían directamente de las musas, y sus canciones armonizaban y tranquilizaban a la naturaleza. Ve cómo su esposa Eurídice muere como consecuencia de la picadura de una serpiente. Desesperado, baja a los infiernos para buscar a su amada persuadiendo al barquero Caronte y a Cerbero para que le llevasen a los Infiernos y le dejasen pasar. Los dioses de las Profundidades, Hades y Perséfone, conmovidos por su música, le dan una segunda oportunidad de volver con su esposa, con la condición de que no puede mirarla mientras suben hacia la superficie. En el momento en que están a punto de llegar arriba, Orfeo mira a Eurídice, y ésta muere por segunda vez. Desconsolado, vuelve a la tierra, rechazando a todas las mujeres, hasta que las Ménades, mujeres enloquecidas por los rituales a Dioniso, le matan y despedazan. De nuevo en el infierno, pero ahora muerto de verdad, Orfeo puede mirar a Eurídice tranquilamente.

    • Eco y Narciso

Otro mito muy bonito, sin influencia directa en el cine de peplum , pero si en el cine contemporáneo. La figura de Narciso y el "narcisista" son utilizados muchas veces en algún argumento. Explica como una ninfa llamada Eco miente a la diosa Hera sobre su esposo Zeus (en una ocasión anterior le había visto con otra mujer), y Hera la castiga privándola del habla y haciendo que lo único que pueda decir sean las últimas palabras de las personas que quieran hablar con ella (de ahí el fenómeno del eco). Eco se enamora más tarde de un bello joven, Narciso, que al ver que la ninfa solamente repite lo que él dice, la repudia. Narciso, a continuación, se dispone a beber en un lago, y, al agacharse y verse a sí mismo reflejado en el agua, se enamora de su imagen (sin saber que es él), y se ahoga cuando intenta cogerla. En el lugar donde muere crece una flor, el narciso.

    • Pigmalión y Galatea

El mito de Pigmalión y Galatea ha aparecido en el punto 2.2., pero a diferencia de otros, éste sí que tiene unas cuántas adaptaciones cinematográficas. Pigmalión era un escultor de Chipre que buscaba esculpir la estatua perfecta, y esa obsesión le había llevado a olvidarse de formar un matrimonio y una familia. Pero un día hizo una estatua de mármol bellísima, de la que se enamoró y a la que cada día daba un beso. Desesperado, rogó a Afrodita que le concediera vida a la estatua, y al día siguiente, cuando fue a besarla, descubrió que estaba viva, y los dos se casaron.

4.2. Tragedias y comedias

    • Átridas y Labdácidas

En Grecia, las dos grandes dinastías míticas, de las que forman parte casi todos los personajes mortales, héroes y semidioses son los átridas y los labdácidas. Cada una tiene una problemática diferente. La dinastía átrida proviene de un origen divino, ya que su antepasado más antiguo, el desdichado Tántalo, es hijo de Zeus y de la diosa de la riqueza. Su principal problema es la devolución del poder al rey legítimo. Entre los átridas encontramos a los reyes de Atenas y Micenas, cuyas tramas familiares han dado lugar a numerosas tragedias. Es el caso de Piteo, rey de Trecén, yerno del cual es Egeo, padre del conocido Teseo. De los hermanos de Piteo surgirán dos de los temas míticos más importantes de la Antigüedad: son Atreo y Tiestes, hijos de Euristeo (el de los doce trabajos), que se van turnando en el trono de Micenas. Tiestes en primer lugar, es derrocado por Atreo, que con mucha crueldad mata a los hijos de su hermano. Aquél se ve obligado a concebir un hijo de su hija y cometer incesto. De esta relación surge Egisto, que mata a Atreo y le devuelve el poder a su padre-abuelo. Pero su hijo , Agamenón, mata a Tiestes y se hace rey. Empieza entonces la Guerra de Troya, que tiene como protagonista a otro átrida, Menelao, hermano de Agamenón, a quién le raptan a su esposa Helena. Mientras Agamenón está en la guerra, su esposa Clitemnestra y el ya conocido Egisto se hacen amantes y planean matar a Agamenón. Lo hacen a su vuelta, y Egisto usurpa la corona. Empieza ahora la Orestíada, con Orestes y Electra, hijos del difunto Agamenón, matando a su madre y a Egisto. Orestes es perseguido por las Furias vengadoras, hasta que es juzgado y absuelto.

Los labdácidas por otra parte, centran su problemática en complicadas intrigas familiares y en desgracias de todo tipo. Reinan en Tebas y Esparta, y forman parte de esta dinastía personajes como Cadmo (fundador de Tebas), pero sobre todo Edipo, que comete incesto con su madre Yocasta y mata a su padre. Sus hijos, desgraciados, mueren trágicamente: Polinices y Eteocles se matan mutuamente y Antígona es enterrada viva por desobedecer las órdenes de su tío Creonte.

La literatura griega y latina, básicamente inspirada en las dos dinastías arriba comentadas, ha sido ampliamente adaptada al cine. En concreto, la tríada de poetas trágicos de la Grecia clásica: Esquilo, Sófocles y Eurípides. Dejando de lado a Homero, que es un caso especial incluido en el punto 5, la tragedia griega es un género interesantísimo porque analiza la problemática de las relaciones humanas y presenta unos personajes complejos. Presenta a un personaje que se ve atado a un destino fatal cuya única salida es la muerte. Es un argumento que produce una "catarsis" en el espectador. A parte de la tragedia, encontramos la novela griega Dafnis y Cloe, atribuida a un tal Longo en el siglo III d.C.

        • Esquilo: (525 a.C./456 a.C.) De este autor destacan la Orestíada (ya comentada en los puntos 2.3. y 4.2.), y dos obras más que enriquecen la mitología griega: Prometeo encadenado , obra en la que se contrapone a Zeus y Prometeo; y Los siete contra Tebas, en la que se narra la lucha y defensa de Tebas durante el enfrentamiento entre Eteocles y Polinices, hijos de Edipo. Sus obras destacan por su gran violencia, tratada de forma dramática.
        • Sófocles: (496 a.C./406 a.C.) De este autor trágico encontramos obras como Antígona, Edipo rey y Edipo en Colono, que tratan otra vez la tragedia familiar de Edipo, que, sin saberlo se casa con su madre y mata a su padre; y en Antígona se plantea el problema social y moral de la violación de las leyes, ya que Antígona desobedece la prohibición de su rey y tío Creonte de enterrar el cuerpo de Polinices, su hermano, y es castigada a muerte, pero se suicida.
        • Eurípides: (480 a.C./406 a.C.) Autor de gran patetismo y dramatismo, se caracterizó por plantear problemas morales y sociales. Sus tragedias más célebres y más importantes para el cine han sido Las troyanas (415 a.C.), Ifigenia en Taurus (412 a.C.), Las bacantes (405 a.C.), Medea(431 a.C.), Hipólito (427 a.C.), Electra (413 a.C.). De los tres autores, es el más adaptado al cine.
        • Longo: (s.III d.C) Un escritor griego del que se sabe muy poco, solamente que vivió en el siglo III d.C., en plena dominación romana. A el se le atribuye la primera novela griega que no se basa en una complicada y violenta trama. Esta obra es Dafnis y Cloe, también llamada Las Pastorales, y su argumento se resume en los intentos del pastor Dafnis, enamorado de la también pastora Cloe, para enterarse de las técnicas sexuales. Para ello recurre a una mujer experta, que le enseña todo lo que necesita saber.

En lo que se refiere a escritores latinos, cuya fuente de inspiración ha sido más escasa, los más importantes dentro de la cinematografía han sido dos, Plauto y Petronio, ambos autores de comedias o sátiras, que el cine ha utilizado para hacer comedias. No obstante, se han aprovechado las obras de género histórico para ambientar mucho mejor películas sobre la historia de Roma (se hablará en el punto 5), tales como La guerra de las Galias de Julio César, o las Historias y los Anuales de Tácito. Virgilio es un caso aparte, del que se hablará en el punto 5.

    • Plauto: (254 a.C. – 184 a.C.) Sus obras se basan en las comedias griegas, en concreto de Aristófanes, y se caracterizan por un lenguaje ingenioso y popular, tal como el que utilizaban los romanos en su tiempo (juegos de palabras, refranes, expresiones vulgares). Con un gran sentido del humor, destacan Anfitrión, comedia en la que Júpiter y Mercurio bajan a la tierra y adoptan la forma del rey de Tebas Anfitrión y su criado Sosias, y tras unos cuantos enredos con tono picante y satírico, Júpiter consigue hacer el amor con la esposa de Anfitrión, Alcmena (de esta unión nacerá Hércules). Otra obra de Plauto que se llevará al cine es los Menecmos, en la que se inspiró Shakespeare para La comedia de los errores . Es una disparatada comedia de enredos que presenta a dos gemelos y sus dos esclavos, también gemelos, que son buscados por su padre, que los perdió durante la guerra entre Éfeso y Siracusa. La otra comedia de Plauto que inspiró a los cineastas fue Pseudolus, en la que un esclavo con este nombre intenta ayudar a su amo a conseguir la mujer que quiere antes de que ésta sea vendida a un soldado; trama que se mezcla con una serie de equívocos con los padres del enamorado.
    • Petronio: (s. I d.C) A Petronio se le atribuye la primera novela del género narrativo: el Satyricon, pieza satírica de la que se conservan fragmentos más o menos desordenados, y que han tenido recopilaciones posteriores con un orden argumental diferente. Narra de forma satírica, pero también costumbrista (el Satyricon es un documento histórico donde se relatan costumbres y leyendas romanas), la rivalidad entre dos astutos estudiantes, Encolpio y Ascilto, por los favores del efebo Gitón. La rivalidad les lleva a situaciones y a lugares diferentes (siempre con un componente pícaro y sexual) donde conocen a Eumolpo, un viejo poeta, con el que en especial Encolpio tendrá una gran amistad.

4.3. La literatura y los mitos menores grecorromanos en el cine

La gran variedad y extensión de la mitología grecorromana ofrece a los cineastas una cantidad ingente de posibilidades a la hora de elaborar un guión basado en ella. En el caso de temas como Hércules o la Odisea, la aceptación es casi total por parte de público, ya que son conocidos por todo el mundo, incluso por aquellas personas con mínimos conocimientos de cultura clásica. En de otros , como Pigmalión, Orfeo (que son conocidos, pero no llegan al nivel del ciclo homérico), Edipo o Electra, la aceptación y el éxito de una película depende también del conocimiento cultural del espectador.

En lo que atañe a mitos "menores", sus adaptaciones cinematográficas se realizan de dos formas: o bien directamente, relatando en imágenes el mito; o bien en una transposición contemporánea. De este modo, encontramos películas, sobre todo mudas, como "Pigmalión et Galathée" (1898), "Neptune et Amphitrite" (1899) o "Galathée" (1910) de Georges Melies, "Cupid and Psyche" (1897) de Thomas Alva Edison, "Orphée" (1950) y "Le testament d’Orphée" (1960) de Jean Cocteau, ambas en un tono surrealista, con bajada a los infiernos incluida.

En el caso de la literatura, las películas sobre tragedias y comedias abundan más. De Esquilo se aprovechó el Prometeo encadenado para filmar una película muda, "Promethée" (1908) de Romeo Bossetti. No obstante, Los siete contra Tebas es utilizada como complemento o introducción en las películas basadas en la Antígona de Sófocles. De éste encontramos varias. La primera, "Antígona" (1961), del realizador griego Yorgos Tzavellas. Respeta increíblemente bien la tragedia original, y se nota mucho la influencia de las obras teatrales: vestidos, pelucas,... Es un primer intento de acercar la historia de Antígona y los valores que encierra (el enfrentamiento amor-ley; las leyes intransigentes de un poder político tiránico) al gran público. Destaca la gran interpretación de la actriz griega Irene Papas como Antígona, que desobedeciendo las leyes de su tío, el rey Creonte, entierra el cadáver de su hermano Polinices, y se ve condenada a muerte. Como consecuencia, y tal como había predicho el adivino Tiresias a Creonte, las desgracias se suceden, y el hijo del rey, Hemón, y después la mujer del monarca, se suicidan. La segunda versión de Sófocles es de Pier Paolo Pasolini, director transgresor y rebelde, es mucho más personal y ofrece una visión más mágica de Edipo rey en "Edipo, hijo de la fortuna" (1967), en la que los personajes están mucho más marcados por el destino. Tiene un componente autobiográfico, el propio complejo de Edipo del director, y no sigue estrictamente la versión de Sófocles. Explica como Edipo, hijo de los reyes Layo y Yocasta de Tebas, es abandonado y recogido por los reyes de Corinto. Edipo vuelve a Tebas ya mayor, y por el camino, y sin saberlo, se enfrenta y mata a su padre Layo. Al llegar a Tebas, es declarado rey tras derrotar a la esfinge, y se casa con su madre (cumpliendo así con la profecía del oráculo). Años después, cuando se entera de la verdad, se vacía los ojos y vaga por la tierra. La película cuenta con otro aliciente: Pasolini introduce un prólogo y un epílogo ambientados en el siglo XX (Edipo ciego vagando por la Bolonia actual), que nos lleva a pensar que actualmente nadie puede estar seguro ni ser dueño de su destino.

El autor más adaptado es Eurípides. En 1961, el italiano Giorgio Ferroni dirige "Las bacantes", basada en la tragedia del autor griego. En ella, otro rey de Tebas, Penteo, se enfrenta a los dioses, y para ser exactos a Dionisos, porque no permite que los ritos religiosos y su culto se establezcan en su ciudad. Cuando Penteo acude de incógnito a una de las celebraciones de las orgías dionísiacas, las bacantes (mujeres enloquecidas), -entre ellas su propia madre- le matan y despedazan. La tragedia presentaba una ambigüedad muy interesante en la persona de Penteo (Eurípides lo presenta de manera que nos dé lástima). Esta ambigüedad desaparece en la película de Ferroni, donde Penteo es el típico rey tirano de las películas de péplum (un personaje arquetípico, que estará en muchos otros films), que oprime a su pueblo y se enfrenta a las libertades que representa la figura de Dionisos. La película es realmente pésima, con una ambientación lamentable (el dios Dionisos aparece con una peluca azul, el decorado es medio griego y medio cretense,...) y con un final totalmente inventado: las bacantes matan a Penteo (hasta ahí todo bien), pero después sube al poder Lacdano, un cabecilla rebelde que instaura la democracia. Otra adaptación cinematográfica de Eurípides es "Medea" (1969) de Pier Paolo Pasolini. Al igual que ocurre en la otra película de Pasolini, no es totalmente fiel a la tragedia griega, en la que se cuenta como Medea mata a sus hijos y a la nueva mujer de Jasón cegada por la ira. En esta versión, mucho más personal, de Pasolini, se hace hincapié en el simbolismo del paisaje y en las características mágicas del personaje de Medea, interpretado por la diva Maria Callas. Pasolini contrapone la civilizada Corinto (donde se refugian Jasón y Medea) con la primitiva y salvaje región de la Cólquide, donde Jasón cogió el vellocino, para reivindicar un mejor trato para el Tercer Mundo (la Cólquide), explotado por Europa (Corinto).

 

Otra obra de Eurípides es Electra, que profundiza sobre la personalidad de la hija de Agamenón y Clitemnestra, y el conflicto que le supone haber matado a su madre por amor a su asesinado padre (relacionado con la Orestíada). Ha tenido dos versiones: "Elektra" (1962) de Mikalis Cacoyannis, y "A Electra le sienta bien el luto" (1947), inspirada en la obra del dramaturgo O’Neill. En la primera, se respeta la trama de Eurípides, y tiene un efecto muy dramático debido a la mezcla de elementos teatrales con ambientes naturales y a la falta de diálogos (las imágenes valen más que mil palabras). La segunda versión, también es fiel a la tragedia, pero traslada la acción a los Estados Unidos de 1865, después de la Guerra de Secesión. Agamenón se transforma en Ezra Bannon, un general confederado que no muestra sus sentimientos, y que al volver a casa es envenenado por su esposa ante los ojos de su hija Lavinia (la Electra de Eurípides). Cuando vuelve de la guerra el otro hijo de Ezra, James, Lavinia le convence y ambos matan a su madre y se van. Al cabo de unos años ambos vuelven a casa para casarse con sus respectivas parejas de juventud, pero Lavinia (al contrario que en la tragedia), no tiene remordimientos y vive feliz, en contraposición a James, que se suicida.

Las otras dos adaptaciones de Eurípides son más tardías: "Las troyanas" (1974) de Mikalis Cacoyannis, narrando la humillación que sufren las mujeres troyanas supervivientes de la guerra, destinadas a la esclavitud. Destacan actrices como Katherine Hepburn, Vanessa Redgrave o Irene Papas dentro de un ciclo que se parece más a una obra de teatro filmada, pero que capta muy bien el conflicto moral de la tragedia. La última obra adaptada de Eurípides es Ifigenia en Áulide, trasladada al cine por Cacoyannis en "Iphigenia" en 1976. La historia se enmarca dentro del ciclo troyano y de la complicada familia del militar Agamenón. En la obra y la película, la diosa Diana no permite que los barcos de los aqueos zarpen desde Áulide a menos que Agamenón sacrifique a su hija Ifigenia, ya que, si no, la expedición está condenada al desastre. Los intereses políticos se sobreponen a los sentimentales y Agamenón ordena que Ifigenia (Tatiana Papamoskou) y Clitemnestra (Irene Papas, experta en papeles trágicos) se trasladen a Áulide. La película recalca la crueldad de la guerra y las decisiones inútiles de los dioses, ya que acaba con Ifigenia caminando hacia el altar, sin finalizar la tragedia (al final de la obra, Diana se apiada de Ifigenia).

El otro autor griego adaptado al cine es el desconocido Longo, de cuya obra Dafnis y Cloe se han hecho tres versiones, todas con muchos toques de erotismo, y que plasman muy bien el ambiente pastoril de la obra: son "Daphnis kai Kloi" (1930) de Orestis Laskos, la más buena de todas, pese a su lentitud, ya que está filmada enteramente en exteriores. La segunda es "La iniciación en el amor" (1975) del español Javier Aguirre, que corresponde a la época del "destape" del cine español, y que aprovecha el argumento para introducir elementos eróticos explícitos. La tercera versión es "Las pequeñas afroditas" (1963) del griego Nikos Kondouros, que no sigue fielmente el original, y que colectiviza el romance de Dafnis y Cloe en un grupo de pescadoras y de pastores. Tiene poco ambiente clásico griego, y busca el paganismo y el aislamiento del pueblo pescador mediterráneo donde transcurre la acción.

De autores romanos conservamos cuatro comedias cinematográficas: Anfitrión de Plauto , en dos adaptaciones: "Amphytrion" (1910) de Louis Feuillade, versión muda; y "Los dioses se divierten" (1935) de Reinhold Schünzel, judío que vivió durante el gobierno de los nazis, y que realizó una parodia de la obra de Plauto, en un ambiente muy neoclásico. La otra, Los Menecmos se vió trasladada al cine con "Muchachos de Siracusa" (1940) de Edward Sutherland, una comedia de enredo al más puro estilo "Agárralo como puedas,...", en la que los griegos van en cuadrigas-taxi, autobuses o leen periódicos en tablillas de piedra. Pero, sin duda, su mejor comedia llevada a la gran pantalla, fue "Golfus de Roma" (1966) de Richard Lester, y basada en el Pseudolus del cómico latino. En ella se relatan acertadamente las peripecias del criado Pseudolus, en tono paródico, para conseguir el amor de una mujer para su amo; peripecias en las que se ven mezclados los padres de este último, un vendedor de esclavas y un desesperado padre que busca a sus dos hijos (Buster Keaton en su último papel).

El otro autor romano es Petronio, con el "Satyricon" de Federico Fellini (1969), en la que se mezclan las costumbres romanas, las imágenes de una Roma libertina y pagana y el surrealismo y genialidad de Fellini (los decorados, los diálogos en latín y el vestuario) para trasladar a la pantalla las aventuras de Encolpio y Ascilto en una serie de escenas independientes unas de las otras, a veces muy raras y en las que tiene mucha importancia el color. Reflejan un Imperio Romano en decadencia, que conserva la iconografía (templos, personajes, fiestas), la cual ha quedado grabada en nuestra mente, y donde los únicos ciudadanos decentes han de suicidarse (los aristócratas).

5. La Historia Antigua en el cine

Cuando de habla de Historia Antigua en el cine, se habla de hechos comprobados sobre las civilizaciones de la Antigüedad clásica plasmados en el celuloide de manera más o menos fiel. Como se ha repetido en puntos anteriores, las películas de péplum representan a personajes y sociedades antiguas con una mentalidad y una ideología contemporánea. Exceptuando las escasas producciones referidas a Babilonia y a Egipto, todas las que quieren imitar y reflejar algún hecho histórico escogen el ambiente del pueblo de Roma, y, en menor medida, Grecia, quizás por un mayor conocimiento de estas dos civilizaciones, y, en concreto, porque representan la base del pensamiento occidental.

Grecia

    • El ciclo de Troya en el cine

De Grecia, el cine ha visitado en especial un aspecto: el ciclo troyano. En relación a éste, es obligado comentar que se compone de dos poemas, la Ilíada y la Odisea, escritos por Homero (aunque aún se debate la autoría de dichas epopeyas) hacia el siglo VIII a.C. Ambos poemas se centran en un hecho situado a medio camino entre mito e historia: la Guerra de Troya; por ese motivo está incluido dentro del apartado de la historia. Sabemos gracias a los arqueólogos, y, en especial, al romántico Schliemann, que existió una verdadera ciudad de Troya, y que posiblemente libró una guerra hacia el 1250 a.C. pero que seguramente no se desarrolló tal y como cuenta Homero, por unos motivos tan insustanciales, y con la ayuda de los dioses en cada bando. Sobre cada uno de los poemas, el argumento es de sobras conocido, ya que su profundidad psicológica los hacen muy actuales a pesar del siglo en el que fueron escritos: en La Ilíada se relatan dos meses de la guerra que enfrenta a aqueos y troyanos, desde la decisión de Aquiles (el más fuerte de los aqueos, hijo de Tetis) de abandonar la lucha, debido a un enfado con el general al mando, Agamenón, hasta la muerte del troyano Héctor. También se intercalan alusiones al génesis del conflicto, es decir, al rapto de Helena por obra de Paris, el arrogante hijo del rey de Troya Príamo. La Odisea, (cuyo argumento está explicado en el punto 2.2), relata el viaje de vuelta a casa de Ulises, combatiente de la Guerra de Troya, una vez acabada ésta con victoria aquea.

El cine ha llevado a cabo en más de 60 años adaptaciones las obras de Homero. Las versiones en la gran pantalla de las narraciones del famoso poeta tienden a centrarse sobre todo en los amores de Paris y Helena, y a menudo son presentados como dos enamorados imposibles, que ven como su relación se desvanece por la guerra. Otras veces se presentan como verdaderos "vampiros", con un carácter arrogante, que sólo desean llegar al trono de Troya. Por lo general, en las versiones de la Ilíada se aprovechan las batallas para filmar grandes decorados (generalmente de cartón-piedra), con muchos extras, y para mostrar la fuerza sobrehumana de Aquiles, Áyax o Héctor. En resumen, la Ilíada es un pretexto para demostrar el presupuesto de su productor. El final épico de la Guerra (que es recordado por Ulises), con el caballo de madera gigante, utilizado por los aqueos para introducirse en la fortaleza, es también muy utilizado. La Odisea en cambio, sirve para resaltar la astucia de un hombre y no tanto los episodios bélicos. Las primeras películas fueron mudas: "Ulises and the giant Polyphemus" (1905), un cortometraje muy antiguo; "El retorno de Ulises" (1907) de André Calmettes, una producción con medios técnicos muy primitivos, con unos decorados demasiado simples, y que es excesivamente teatral, dado que se podría considerar como una filmación de una "toga play" (obra de teatro de finales del siglo XIX, con argumentos basados en la Antigüedad); "La caída de Troya" (1910) de Giovanni Pastrone, con unos efectos decorativos muy logrados, pero que resulta un intento demasiado agobiante de sintetizar toda la obra en media hora de rollo de película; "L’Odissea di Homero"(1911) Giuseppe di Liquoro, un film bastante "naïf" en el aspecto de los monstruos, pero que pese a lo arcaico de su puesta en escena es una película de lo más innovadora, ya que está filmada integramente en exteriores. Del mismo director, di Liquoro, conservamos "El canto de Circe" (1920), referido al episodio de Ulises y la hechicera Circe. "Helena, la caída de Troya" (1924) de Manfred Noah se encuadra dentro del cine expresionista alemán de los años 20, que busca expresión de sentimientos a través de imágenes originales, surrealistas y angustiantes. No es muy fiel a Homero, ya que su trama es totalmente original, pero la batalla pierde todo el protagonismo, y se traslada a la figura de Paris y a la desolación de Príamo al ver cómo Troya es destruida por una guerra inútil. Del mismo año es "Circe, the Enchantress" (1924), de Robert Z. Leonard. Siguiendo con esa tónica infiel a Homero se encuentra "La vida privada de Helena de Troya" (1927), una parodia que responde a los gustos de la época, con unos decorados y un vestuario brillantes, pero con un argumento muy irónico (Paris es un rompecorazones, Menelao un rey tonto, y Helena una reina promiscua) que acaba con una Helena que abandona a Paris para volver arrepentida a Esparta con su marido. Otra vez más, es demasiado teatral. Hasta los años 50 no volveremos a encontrar películas homéricas: "Helena de Troya" (1956) de Robert Wise, una superproducción americana, que trivializa toda la grandeza de la epopeya para convertirla de nuevo en una historieta de amor, sin intervenciones de los dioses para nada (en las versiones anteriores tampoco aparecían).

"Ulises" (1954) de Mario Camerini, es la mejor adaptación al cine de la Odisea, por su ambientación exterior, por las interpretaciones de Kirk Douglas y Anthony Quinn, pero sobre todo por la relativa fidelidad al original y la delicadeza a la hora de introducir nuevas aventuras o de eliminarlas. Ya de los años 60 son las últimas películas referentes al ciclo heroico: "La Guerra de Troya" (1961) de Giorgio Ferroni, primera parte de una película posterior ("La leyenda de Eneas"), y que se caracteriza por tener al troyano Eneas de protagonista, y por ser un péplum en toda regla: personajes estereotipados, decorados colosalistas, trama desvirtuada por una historia de amor,...

"La ira de Aquiles" (1962), un caso extraño de péplum, por varias razones: se ciñe fielmente al marco del poema, tiene un dignísimo valor artístico, denota un gran conocimiento de Homero y de la mitología griega, ya que aparecen personificados los dioses que apoyan a los dos bandos.

 

    • Historia de Grecia en el cine

La historia de la civilización más interesante de la antigüedad (con perdón de Roma) en el aspecto de influencia en el pensamiento posterior ha sido poco llevada a la gran pantalla, sobre todo si lo comparamos con las películas dedicadas a la historia de Roma. Las razones de esta ausencia son variadas:

      • La historia de Grecia carece de la unidad de la historia de Roma, y se hace difícil ante la peculiaridad de cada "polis" ejercer una transposición de Grecia al cine de manera global.
      • La falta de una acción física y una ideología que sean asimilables completamente por parte del espectador contemporáneo. Es decir, se reconoce la importancia de la cultura griega como la base de nuestro pensamiento, pero los pensadores y filósofos no tienen el mismo atractivo que los guerreros.
      • El cristianismo: toda película de péplum aceptada ampliamente por el público ha de contener un importante elemento de religión cristiana. El cine de tema griego no puede explotar el filón del cristianismo. No obstante, el "paganismo" griego conduce a una mayor subjetividad del director a la hora de interpretar los elementos fantásticos de su religión.
      • Las fuentes: para hacer una película de la historia de Grecia, se tenía que recurrir a los autores de la época, y no se contaba, como pasa en el cine de romanos, con obras teatrales o literarias del siglo XIX con un argumento atrayente y más adecuado a los gustos contemporáneos.

Normalmente, y salvo contadas excepciones, el cine de tema griego no tiene ninguna pretensión histórica, y los aspectos de su cultura son utilizados (a veces de manera errónea) de forma diferente, sin que haya una visión unitaria del arte, el pensamiento y de la mentalidad de los personajes históricos más destacados. En lo único en lo que coinciden la mayoría de películas es en el vestuario: las túnicas, las togas y las vestimentas de los soldados (armadura, casco con una crin, una lanza y escudos con dibujos). Los aspectos más característicos son:

      • El ideal atlético de los griegos (hombre joven, pero desarrollado físicamente), y los Juegos Olímpicos no están reflejados en las películas. Podemos ver las diferentes actividades atléticas: maratón ("La batalla de Maratón"), lucha libre, tiro con arco, lanzamiento de disco y jabalina,...
      • Las batallas son bien representadas, por la aparición de las falanges macedónicas, las estrategias y los ejércitos de Atenas y Esparta, carros tirados por caballos, espadas cortas, lanzas,...
      • El arte: los tres órdenes griegos (dórico, jónico y corintio) se mezclan con el arte cretense y con la influencia persa y asiria de la época helénica. Sirven para diferenciar y contraponer sociedades (arcaísmo griego contra belleza del arte minoico; arte jónico estilizado y espacioso versus el arte dórico, recio, pesado y opresivo)
      • Ambientación: higiene mal presentada, ya que se perfila a los héroes griegos afeitados, con peinados anacrónicos. Se trata la homosexualidad pocas veces.

Las películas sobre la historia de Grecia son pocas. Si seguimos su cronología, no encontramos una adaptación hasta la poetisa Safo (620-580 a.C.) o el fabulista Esopo (siglo VI a.C.). Por tanto, desde la guerra de Troya hasta el siglo VI a.C. el cine se olvida de su historia. La poetisa Safo siempre ha sido identificada con la homosexualidad femenina (vivió en la isla de Lesbos), y con la mujer que se suicida desde un acantilado al ser despreciada por un hombre. Fue una gran poetisa, con un gran sentido artístico, a quien el cine le ha dedicado una película: "Saffo, venere di Lesbo" (1960) de Pietro Francisci, en la que el director se basa en una supuesta revuelta contra el dictador de Lesbos en la que participó Safo, e introduce una tensión amorosa entre la poetisa (interpretada por una actriz con una gran carga erótica, al contrario que la verdadera Safo) y el jefe de la rebelión, Faón, que consigue vencer al tirano Melancro. Sobre Esopo, el creador de las fábulas con una moraleja final, se ha hecho un film, "Noche en el Paraíso" (1942) de John Rawlins, en la que el literato es protagonista de una intriga exótica, situada en un ambiente oriental (anacronismo), con elementos fantásticos, y en la que Esopo, un bello joven disfrazado de viejo inteligente se enamora de la princesa de Samos.

Otro capítulo de la historia de Grecia son las Guerras Médicas, que enfrentan a griegos y persas hacia el 492 a.C. En especial, interesa el momento de esplendor de Atenas, y la unión de las "polis" contra el invasor extranjero después de la batalla de Maratón (490 a.C.), en la que los ejércitos de Milcíades vencen al rey persa Darío. "La batalla de Maratón" (1959) de Jacques Torneur es un homenaje a la gloria de Grecia, que presenta como protagonista a un militar ateniense, Filípides, que, con ayuda de los ejércitos de Esparta, decide la suerte de la batalla. Otro episodio de las Guerras Médicas es el relatado en "El león de Esparta" (1961) de Rudolph Maté, la batalla de las Termópilas (480 a.C.), en la que 300 soldados griegos se sacrificaron para obstaculizar el paso del persa Jerjes. La película sirve como verdadero documental de la batalla, y es un fiel relato de ésta; es además muy bella en cuanto a decoración, y tiene una clara motivación ideológica (Jerjes y los persas simbolizan la dictadura comunista, y los atenienses, la democracia capitalista). El siguiente hecho histórico filmado e interpretado es el de Damón y Pitias, dos pitagóricos que por amistad están a punto de morir durante el reinado del tirano de Siracusa, Dioniso (406-367 a.C.). "Damón y Pitias" (1962) de Curtis Bernhardt, relata este hecho aprovechando para disimular la homosexualidad de los protagonistas, y transformar el pitagorismo en un cristianismo arcaico. "Processo e morte di Socrate" (1940) de Corrado D’Errico, es la única película dedicada al filósofo, que se centra en los últimos días de Sócrates y su ejecución. Todo las palabras de Sócrates están sacadas de los Diálogos de Platón.

Las Guerras del Peloponeso (431-404 a.C.) son completamente olvidadas por el séptimo arte, que no recurre a la historia de Grecia hasta la invasión macedónica, la unión del pueblo helénico y la expansión de su cultura hacia Oriente gracias al ambiguo Alejandro Magno: "La venere di Cheronea" (1957) de Fernando Cerchio tiene como telón de fondo la batalla de Queronea (338 a.C.), donde Filipo de Macedonia derrota a la "liga helénica". Digo telón de fondo porque el verdadero protagonista es Praxíteles, escultor griego de la época clásica, que se pelea con un soldado macedonio por Iris, una pastora que se ha enamorado del segundo. Cuando el macedonio vuelve victorioso de la batalla, Iris se casa con él, simbolizando así el triunfo de las armas macedónicas sobre el culto pueblo griego (representado por Praxíteles). "Alejandro el Magno" (1956) de Robert Rossen, es un biopic del gran conquistador griego, que refleja verídicamente la vida del macedonio, pero que pretende ser un análisis psicológico de la compleja figura de Alejandro, que no tiene nada de épico, aunque las hazañas militares del protagonista se prestaran a crear un peplum colosalista. Filmado casi todo en exteriores, la ambientación es muy pobre. La siguiente película por orden histórico es "La batalla de Siracusa" (1960) de Pietro Francisci, que relata una intriga amorosa entre el científico Arquímedes (en versión joven) y dos mujeres, y el reencuentro de éste con su hijo perdido en plena batalla de Siracusa (siglo II a.C), entre helenos y los ya consolidados romanos, que quieren ocupar Sicilia. Pese a no ser una obra maestra, en general toda la filmografía de Francisci refleja un cine popular, que no escatima en elementos de la antigüedad y que es la verdadera esencia del peplum. El último episodio de la historia de Grecia es "La destrucción de Corinto" (1961) de Mario Costa, acaecida en el 146 a. C., y en la que fue conquistada totalmente por Roma. La película de Costa es pobre en la decoración, tiene un bajo presupuesto, pero refleja bien la situación política de Grecia, entre los partidarios de la invasión (representada por el centurión Cayo Vinicio) y los del bando "nacionalista" (encabezados por el rebelde Critolao, de cuya hija se enamora Vinicio, dando lugar a una trama amorosa que es el centro del argumento). Al final, la derrota helénica es presentada como una "entrega" voluntaria de los griegos, que prefieren conservar los valores occidentales a ser derrotados por enemigos orientales.

Roma

    • Virgilio y la Eneida

La Eneida es otra epopeya derivada del ciclo troyano. Fue escrita por el poeta latino Virgilio (70 – 19 a.C.), imitando las dos obras de Homero, e incluso unió su hilo argumental con los dos poemas griegos, mediante la figura del héroe troyano Eneas, hijo de Venus, que conduce en su destierro a los restos del pueblo ilíaco para encontrar un lugar donde establecerse al acabar la guerra. Virgilio pretendía alabar la grandeza de Roma, ya que Rómulo y Remo, fundadores de la gran ciudad de la Antigüedad, son descendientes de Eneas. El argumento de la Eneida está explicado en el punto 2.2. Por esa razón está ubicada en el punto referido a la historia de Roma. Solamente hay una versión cinematográfica de las hazañas de Eneas, "La leyenda de Eneas" (1962) de Giorgio Rivalta, que es además la secuela de una película anterior, "La Guerra de Troya". La película sirve para remarcar el personaje de Eneas (que además era el protagonista de la primera). Sigue al pie de la letra la segunda parte de la Eneida, pero se olvida del episodio de la reina Dido, reina cartaginesa que se suicida al ser abandonada por Eneas. Narra las dificultades del pueblo troyano al llegar al Lacio, y el enfrentamiento con el rey de los rútulos, Turno (interpretado por Gianni Garko), que es derrotado, y el final feliz con el matrimonio entre Eneas y la hija del rey latino. Pese a ser una producción europea de bajo presupuesto, está muy bien realizada. Destacan las batallas, casi épicas, y la ambientación, que mezcla muy bien el vestuario de los griegos con las ciudades y las costumbres latinas y etruscas.

    • La Historia de Roma en el cine

El hecho histórico adaptado al cine después de la Eneida, la fundación de Roma y el rapto de las sabinas, ha sido el enfrentamiento entre Roma y la vecina ciudad de Alba Longa durante la época de la monarquía (752-509 a.C.), y, en concreto, durante el gobierno de Tulio Hostilio. Las disputas entre las ciudades se resolvieron con un simbólico enfrentamiento de tres hermanos (los Horacios) contra otros tres (los Curiáceos). "La espada del vencedor" (1961) de Terence Young ofrecía una visión pobre del hecho, no porque fuese una película que copiaba literalmente los hechos, sino porque estaba muy mal interpretada y no se preocupaba demasiado de la ambientación. Se centra en uno de los hermanos Horacios, Horacio (valga la redundancia), que tras ser aprehendido por los albanos, se escapa y logra vencer él solito a los tres Curiáceos. En el 509 a.C. es expulsado Tarquinio el Soberbio, último rey de Roma. En el cine, las circunstancias que rodearon a la expulsión y el intento del general etrusco Lars Porsena de devolver a la antigua dinastía el poder de la ciudad ha sido reflejado en dos películas: "Les vierges de Rome" (1960) y "Brazo de Hierro" (1964). La primera, de realización dificultosa (tuvo tres directores), destaca por evocar un período bastante desconocido con mucha originalidad pero sin caer en tópicos, y por los personajes, centrales, el galo Drusco y la romana Clelia y los secundarios: Porsena, la cautiva etrusca Lucila, que están bien definidos psicológicamente y que no caen en estereotipos. "Brazo de Hierro" sigue el típico esquema péplum: Tarquinio el Soberbio, un ex tirano opresor, se enamora de Clelia y para raptarla pide ayuda a Porsena, rey etrusco. Pero Mucio, el romano llamado Escévola (por quemarse una mano), vence a Porsena y a Tarquinio. "Brazo de Hierro" es de muy bajo presupuesto, y bastante mala. Después de la guerra latino-etrusca, una película, "Héroe sin patria" (1964) de Giorgio Ferroni, se encarga de la unificación de Italia, y en concreto de la guerra entre romanos y volscos (491 a.C.) y la vida del general romano Coroliano, traidor que se pasó al bando contrario. La película edulcora la trama y se inventa a un verdadero traidor, Sicinio, que pone al pueblo contra Coroliano. Hacia el 390 a.C., los galos saquean Roma, acto reflejado en la película "Brennus, enemy of Rome" (1960), que ni siquiera llegó a nuestras pantallas.

Sobre las Guerras Púnicas entre romanos y cartagineses, y en especial la segunda, se filmaron 6 películas. Las menos conocidas fueron "La batalla de Siracusa" (comentada en el cine de Grecia), "Salambó" (1914), "La amada de Júpiter" (1955) y la que retrataba la 3ª Guerra Púnica fue"Cartago en llamas" (1959) (ésta última sigue con sorprendente fidelidad la novela de Emilio Salgari, y destaca por la perspectiva que tienen de la guerra los cartagineses. Hay una buena escena de combate naval). Las más destacadas fueron: "Cabiria" (1914), "Escipión el Africano" (1937) y "Aníbal" (1959), de las que sobresale por encima de las otras la primera. "Cabiria " marca un hito en la historia del cine y del péplum: es épica, con decorados iconográficos espectaculares, y tiene un hilo narrativo muy interesante, que sigue la historia de tres personajes (el romano Fulvio, su esclavo Maciste y Cabiria) antes y durante el conflicto. Fulvio, un romano que vivía en Cartago, rescata a una niña, Cabiria, y se la entrega a unos padres adoptivos. Cuando naufraga su barco durante la 2ª Guerra Púnica, es rescatado por estos padres, que le cuentan como Cabiria ha sido secuestrada por los cartagineses. Fulvio va a África, acompañado del forzudo Maciste, y rescata a Cabiria, con quién se casa. Maciste, de fuerza sobrehumana, sería rescatado posteriormente para películas de "forzudos", péplums donde los personajes centrales, culturistas, demostraban sus músculos haciendo esfuerzos increíbles: "Maciste, el gigante del valle de los reyes" (1960), "Maciste el coloso" (1961), "El retorno de Maciste" (1962), "El gladiador invencible" (1961),... "Escipión el Africano" (1937), hecha por motivos políticos, para demostrar la superioridad histórica de los italianos (pretexto de Mussolini para invadir Abisinia), que comienza con el desastre de la batalla de Cannas y exalta en todo momento la figura de Escipión, como un antiguo "Duce". Más bien parece una ópera. De "Aníbal" (1959), el gran general cartaginés que cruzó los Alpes , destacan unas interpretaciones mediocres.

La revuelta del esclavo Espartaco (73 a. C) ha sido muy llevada al cine. Las películas no coinciden en el origen del esclavo, pero todas introducen unas complicadas tramas entre generales, entrenadores de gladiadores y vendedores de esclavos: "Spartacus" (1913) de Enrico Vidali, "Spartacus" (1919), "Espartaco" (1952) de Ricardo Fredda, "Espartaco" (1960) de Stanley Kubrick, "El hijo de Espartaco" (1962) y dos películas pertenecientes al género de "forzudos" descrito antes: "Espartaco y los diez gladiadores" (1964) y "Roma contra Roma" (1963). La versión de Fredda es la más acertada, por su respeto a la figura del esclavo (un antiguo general castigado, que se redime al rebelarse y ser crucificado). La más conocida es la de Kubrick, que es un gran espectáculo cinematográfico, uno de los péplums por antonomasia; su guión es un ejemplo de reconversión contemporánea: la lucha de Espartaco es convertida en una lucha de clases contra aristócratas romanos decadentes. Destacan Kirk Douglas, Charles Laughton (Craso) y Peter Ustinov.

El siguiente episodio de Roma es el asesinato de Julio César, muy ligado a otros dos temas: la figura de Cleopatra y el romance de ésta con Marco Antonio. Son tres argumentos muy explotados, y con distintas perspectivas y divergencias notables entre sí. El hecho histórico es de sobras conocido: Julio César, vencedor de la guerra civil contra Pompeyo, es asesinado por los senadores. Cleopatra, ambiciosa emperatriz de Egipto y amante de César, protagoniza un romance con Antonio y ambos se suicidan ante la amenaza de las tropas de Octavio. Por esa razón sólo nombramos las películas más "flojas" y comentaremos un poco las producciones más interesantes, dejando las versiones de Shakespeare para después. Son: "Julio César, conquistador de las Galias" (1962), "Marco Antonio y Cleopatra" (1913) de Enrico Guazzoni (en la que destacan bellos encuadres y una historia que se centra en la repulsa de Antonio hacia Octavia), las versiones mudas y cortas de "Julio César" (1908, 1909, 1910, 1914 y 1917), "Cleopatra" (1899, 1910, 1917) que resaltan la muerte de ambos y "Anthony and Cleopatra" (1910); "César y Cleopatra" (1946), "El asesinato de Julio César" (1970) de Stuart Burge, "Brutus" (1910), "Serpent of the Nile" (1953), "La rebelión de los gladiadores" (1958) de Vittorio Cottafavi, "Noches con Cleopatra" (una parodia ridícula de 1964) o "Una reina para el César" (1962).

Las más destacadas son, sin duda, "Julio César" (1953) de Leonard Mankiewicz (comentada en el apartado de adaptaciones de Shakespeare), "Cleopatra" (1934) de Cecil B. DeMille, y "Cleopatra" (1963) de Leonard Mankiewicz. La adaptación de DeMille está claramente destinada al público americano: decorado espectacular pero filmación de un hecho antiguo desde un punto totalmente contemporáneo. La versión de Mankiewicz estuvo a punto de llevar a la ruina a la Fox, y fue una auténtica odisea en su filmación (hubo muchos problemas económicos con los sueldos de Elizabeth Taylor y Richard Burton, que además se enamoraron y obstaculizaron con su romance la filmación). Es excesivamente cara para desarrollar unos hechos ya conocidos, con poca acción, y que sirven para que el público se fije en los suntuosos decorados y vestuarios. El rigor histórico, como todo el péplum americano de la época, brilla por su ausencia.

Menos importantes son "La batalla de Roma" (1964) que se centra en una supuesta vida del hijo de César y Cleopatra, Cesarión, que libera a Egipto de un gobernador tirano (típico argumento) escondido bajo la figura de un nómada. Pese a ser de bajo presupuesto, destacan sus exteriores egipcios.

En episodios menos shakesperianos, "La esclava de Roma" (1960) de Sergio Grieco ofrece una perspectiva acertada sobre las guerras de las Galias, y tiene como protagonistas al general Marco Valerio y al galo Lisirco, versiones menores pseudohistóricas de César y Vercingetórix; e introduce una historia de amor entre el romano y la hija de Lisirco, Antea. De esta producción destaca un nivel aceptable en la reproducción de las batallas. Sobre la conquista de la Península Ibérica encontramos una de las pocas películas españolas de péplum: "Los cántabros" (1980), producto protagonizado por el actor de terror Paul Naschy. Es una cinta deplorable artística e interpretativamente, debido al infantilismo de su trama y un malísimo decorado. Relata la resistencia del pueblo cántabro (el norte de Hispania, cerrado en cuanto a pensamiento) y de su jefe Corocota ante los romanos. Al final, Corocota gana y los romanos cumplen una promesa anterior y se van. La otra película que se cierne sobre la conquista de la Península Ibérica es "Oro para el César" (1963). El argumento es un tanto original, pero lo más destacable de la película es que presta atención a la romanización que llevaron a cabo los conquistadores (proceso de asimilación de la cultura romana por parte de los pueblos conquistados). En ella podemos ver bien la construcción de vías y puentes (para unir a los pueblos con Roma), la división administrativa del Imperio hacia el siglo I d.C. (el protagonista es un procónsul) y la organización de las ciudades. Su intriga es, no obstante, mínima, y se basa en un esclavo, Lácer, al servicio de un procónsul que quiere recibir beneficios económicos por civilizar a las tribus celtas del norte de Hispania.

Situadas antes cronológicamente (en la historia de Roma) encontramos diversas películas que nos enseñan la depravada y lujuriosa vida que llevaban los aristócratas en la gran ciudad que era Roma. En especial, los emperadores son considerados la imagen viva de la decadencia y el vicio: sobre Calígula (37-41 d.C.), la película más destacada es "Calígula" (1979), que siguiendo una estética derivada del "Satyricon" de Fellini, el argumento se basa en las atrocidades sádico- sexuales del emperador. Un emperador bueno en sus inicios, pero que enloqueció y realizó barbaridades. Sobre la vida de su sucesor, Claudio (41-54 d.C) se han realizado tres películas, pero no dedicadas a él, sino a su mujer, Mesalina. Mesalina conspiró contra Claudio, un emperador beneficioso para Roma, y se dice que lo envenenó con intención de hacer subir al poder a Nerón. "Mesalina" (1924) de Enrico Guazzoni resalta sobre todo la depravación de Roma, con senadores corruptos, conspiraciones, orgías,... y de la figura de Mesalina como una mujer obsesionada con el sexo. Se introduce una trama secundaria, el romance entre un auriga persa (lo que permite espectaculares carreras y elementos decadentes de tipo oriental) y la emperatriz. La "Mesalina" (1951) de Carmine Gallone, nos muestra a una emperatriz atractiva (contrariamente a la realidad) y retorcida, que hace la vida imposible a una pareja de artistas, a unos improbables cristianos (tan sólo han pasado 15 años desde la muerte de Cristo), y conspirando activamente contra Claudio. Es un repaso a la vida de Mesalina, que se repite en "Messalina, venere emperatrice" (1959) del ya conocido Vittorio Cottafavi. Esta última versión se adentra en las pretensiones políticas de mesalina, sin profundizar en la mente de la emperatriz. Retrata, otra vez más, la depravación de Roma. Ninguna película sobre el Imperio destaca aspectos positivos de la cultura romana, que tan buen legado nos dejó, y se fija en acontecimientos morbosos o en ataques hacia el cristianismo. Sobre Nerón se ha explotado su piromanía (se dice que quemó Roma) en muchas películas, ahondando en sus excesos, sus depravaciones y en el hecho de que se creyese un dios: "Nero" (1909, 1922); "In the days of Nero" (1911), "Nero and Brittannicus" (1913), "Fuego sobre Roma" (1962) (que no llegó a los cines españoles), "Nero and the burning of Rome" (1908, 1953), "Nerone e Agrippina" (1913) y las parodias eróticas "Poppaea’s hot’s nigths" (1969) y "Agrippina" (1910).

El siguiente de período de decadencia y depravación del Imperio (y como consecuencia, de interés cinematográfico) es entre 181 d.C. y 193 d.C., durante los últimos días de vida del emperador y literato Marco Aurelio y los primeros años de gobierno del decadente y terrible emperador Cómodo. Dos películas destacan en este apartado, y retratan con seriedad la pre-caída del Imperio, hecho definitivamente consumado en el 476 d.C., y al que contribuyeron muchísimos factores: sociales, políticos, económicos, malas cosechas, descrédito del emperador y de la religión, ascensión del cristianismo, y sobre todo, la invasión paulatina de pueblos bárbaros. "La Caída del Imperio Romano" (1964 ) de Anthony Mann es la última gran película de péplum de la época dorada del género. Sitúa el hecho que indica su título durante el traspaso de poderes que quiere hacer Marco Aurelio, viejo y cansado, hacia el general de sus legiones Livio, de quien se ha enamorado su hija Lucila. Pero es asesinado por su hijo Cómodo, que tras conspiraciones para matar a Livio, le reta a un combate, y pierde. La película pretende dar una visión espectacular e intelectual sobre los hechos, pero ambas perspectivas no acaban de congeniar y no se materializan bien del todo. Quiere dar el mensaje de que Roma se fue destruyendo poco a poco ella misma, y que fueron los propios cristianos los que ayudaron a derrocar el Imperio. La otra película es "Gladiator" (2000), de argumento similar, pero que cambia a Livio por otro general, Máximo, condenado a la esclavitud por Cómodo, y que muere al combatir con el emperador en medio del Coliseo. Una última película sobre el tema es "Il due gladiatori" (1964) de Mario Caiano, que imita el film de Anthony Mann.

El edicto de Milán (313 d.C) con la consecuente legalización del cristianismo, y la vida del emperador Constantino ha sido filmada en dos ocasiones: "Constantino el Grande" (1960), con un guión previsible que alaba la decisión del emperador de hacerse cristiano, y que trastoca los incidentes históricos; y " In Hoc Signo Vinces"(1913), que relata en versión muda la aparición de la cruz que tuvo Constantino. A partir de la ascensión del cristianismo, el poder pagano representado antes por los aristócratas decadentes de Roma pasa a manos de los bárbaros, que amenazan el recién instaurado orden eclesiástico: "La venganza de los bárbaros"(1960), sobre el saqueo de Roma por Alarico, y que se centra en la figura de Gala Placídia, hermana de Honorio, que engaña a los bárbaros y evita que destrocen Roma; "Hombre o demonio" (1954) y "Atila, rey de los hunos" (1954), se centran en la vida del caudillo bárbaro y en las intrigas palaciegas del emperador Valentiniano. La primera es visualmente aceptable, pero tiene unos fallos garrafales en el guión, que hacen perder credibilidad histórica. La segunda está mucho más elaborada a nivel de diálogos y de personajes, aunque es excesiva la exaltación de lo cristiano contra lo pagano.

La edad antigua termina en el 476 d.C., por lo que las películas sobre lo que ocurrió inmediatamente después ya no serían de péplum, Aún así, es correcto comentar que se dedicaron en total tres películas de baja calidad sobre la expansión bárbara por el Imperio, y en concreto los ostrogodos: "El terror de los bárbaros" (1959), "Rosmunda e Alboino" (1961) de Carlo Campogalliani y "La invasión de los bárbaros" (1968) del veterano Robert Siodmak.

Sobre Bizancio y el Imperio Romano de Oriente (vigente hasta 1453), se ha realizado una película: "Teodora, emperatriz de Bizancio" (1954), que explica desde una perspectiva popular (defiende a Teodora por defender a los favorecidos) las peripecias de Teodora, mujer de Justiniano para evitar un complot tramado por aristócratas para desacreditarla y hacer que el emperador la condene a muerte. Es buena a nivel visual (buenos decorados, vestuarios) y también a nivel de fidelidad histórica.

William Shakespeare y sus adaptaciones

El gran dramaturgo de Stratford-upon-Avon, como hubiera hecho cualquier buen cineasta del siglo XX, vio en los temas clásicos una buena fuente de inspiración para sus obras, a las que imprimió grandes dosis de emotividad y espectacularidad. Si Shakespeare hubiera vivido en el siglo XX y hubiera hecho películas, de seguro hubiera hecho un péplum. A sus dos obras sobre la Antigüedad, Julio César y Marco Antonio y Cleopatra, les corresponden actualmente dos versiones cinematográficas: "Julio César" (1953) de Leonard Mankiewicz, y "Marco Antonio y Cleopatra" (1972) de Charlton Heston. La primera, a pesar del título y al igual que el drama del escritor inglés, no sigue la vida de Julio César, sino la conspiración de los senadores, el asesinato de César (que no hace caso al adivino ciego que le anuncia desgracias en los idos de marzo), la admiración que el personaje provoca en Marco Antonio (es memorable el discurso que lanza al pueblo romano después del asesinato, interpretado por Marlon Brando), la venganza de Octavio y los remordimientos y la dignidad de Bruto y Casio (que matan a César porque lo consideran un peligro, y lo admiran a pesar de todo), que acaban suicidándose. Es la mejor adaptación de las obras de Shakespeare.

"Marco Antonio y Cleopatra" (1972), es una buena película a nivel de adaptación literaria, que representa un loable esfuerzo para filmar y retener todo el contenido de la obra, pero que falla a la hora de la dirección (a manos de Heston), que no sigue un hilo narrativo adecuado y que a veces resulta muy pesada por una mala interpretación de los actores.

El Cristianismo

La religión cristiana ha sido y es uno de los pilares básicos de las sociedades y las civilizaciones occidentales. No podemos entender la historia de la humanidad sin el cristianismo, independientemente si de su rol sea considerado positivo o negativo. El cristianismo se basa en algunos preceptos básicos, de los cuales el más importante en relación a las culturas clásicas es el monoteísmo, opuesto a la concepción politeísta grecorromana. También se basa en unos textos sagrados: el Antiguo y el Nuevo Testamento (éste último sólo aceptado por el cristianismo, mientras que el primero es compartido por el judaísmo). El cristianismo es muy importante para la Antigüedad, ya que el Mesías cristiano, Jesucristo, nace y muere durante el Imperio Romano (su importancia es tal que el tiempo se cuenta a partir de su nacimiento). A nivel cinematográfico, ya se ha dicho que la extensa mayoría de péplums introducen un elemento cristiano, que da lugar a veces a anacronismos. Pero concretamente, el cine bíblico, encuadrado dentro del péplum, es igual o más prolífico que el cine sobre romanos y griegos, y por tanto este trabajo no se detiene en el cine que adapta las sagradas escrituras. Sólo recuerda los títulos más emblemáticos (y que son repetidos hasta la saciedad en televisión durante Semana Santa): "Sansón y Dalila" (1949) de Cecil B. DeMille, "Los Diez Mandamientos" (1956) de Cecil B. DeMille "Rey de reyes" (1961) de Nicholas Ray; "El evangelio según San Mateo" (1964) de Pier Paolo Pasolini; "La historia más grande jamás contada" (1965) de George Stevens; "La Biblia" (1966) de John Huston; "Jesús de Nazareth" (1977) de Franco Zeffirelli; "La vida de Brian" (1979) de los Monthy Piton y " La última tentación de Cristo" (1988) de Martín Scorsese.

Lo que sí se consideran péplums son aquellas películas que contraponen la sociedad pagana de los romanos a la sociedad pacífica cristiana. Son películas donde la religión está muy presente, pero donde es más visible el mundo romano, y que no se centra solamente en el universo del cristianismo. Son aquellas que relatan acontecimientos acaecidos durante el Imperio, o adaptaciones de obras del siglo XIX basadas en la Antigüedad [Quo Vadis (1895), Ben Hur(1880), Fabiola (1854) y Los últimos días de Pompeya (1834)], y que normalmente ofrecen una visión cruel y desmesurada de un hecho conocido: la persecución de los cristianos por parte de los romanos. Tal persecución, objetivamente, no fue tan desmesurada, y tuvo unas causas: el recelo que los emperadores tenían sobre esa religión, y cierta "xenofobia" que el pueblo romano demostraba ante el cristianismo, que no era más que una secta. La propaganda de la Iglesia quedó patente en las cuatro obras antes nombradas, y que tuvieron sus versiones en el cine, que corresponden a grandes títulos del género:

    • Los últimos días de Pompeya

Escrita por Edward Bulwer-Lytton, está influida por el descubrimiento de las ruinas de la ciudad romana de Pompeya, sepultada bajo lava en el 79 d.C. tras la erupción del volcán Vesubio. Bulwer-Lytton utilizó la erupción de trasfondo para hilvanar una entretenida intriga con personajes coloristas: el protagonista, Glauco, su bella compatriota Ione, el malvado sacerdote de Isis, Arbaces, y la ciega Nidia. La historia sigue una serie de golpes de efecto y tramas amorosas (Nidia y Glauco, Glauco e Ione). Es la novela más versionada, con un total de siete adaptaciones: La primera, "La ciudad destruida" (1913) tuvo un gran éxito de taquilla y destaca por bellas escenas y el dramático sacrificio de Nidia. Hay dos versiones iguales y con el mismo nombre: "Los últimos días de Pompeya" (1908 y 1913), que tienen un buen hilo narrativo, pero que al contrario que la primera, tiene unas escenas y decorados malas. "La ciudad castigada" (1926) de Carmine Gallone está hecha con una escenografía tridimensional, y con un gran presupuesto. "Los últimos días de Pompeya" (1935) de Ernest Schoedsack, enfatiza el componente cristiano y que cambia el nombre de los personajes y sus acciones. Las adaptaciones más famosas se realizan después de la 2º Guerra Mundial: "Los últimos días de Pompeya" (1950) de Marcel l’Herbier, es buena en conjunto estético e interpretativo, pero inexpresiva y no da la imagen adecuada del desastre de Pompeya :"Los últimos días de Pompeya" (1959), presenta a unos personajes totalmente diferentes a los originales, pero que es un péplum en toda regla por su producción y realización (decorados colosales, personajes estereotipados y hilo argumental débil, que no sigue a la novela).

    • Fabiola

Escrita por Nicholas Patrick Wiseman, estaba destinada a aleccionar sobre la evolución histórica de la Iglesia. Es una obra bastante buena, que consiste en una sucesión de estampas en los que aparecen distintos mártires de la época. La historia central cuenta como la protagonista, Fabiola, inspirada en una santa que murió hacia 399 d.C. realiza distintas actividades caritativas (funda el primer hospital), y que debido al desprecio que siente por los cultos romanos, abraza el cristianismo.

"Fabiola" (1948) de Alessandro Blasetti, financiada con dinero del Vaticano, presenta la historia de Fabiola trasladada a una época posterior, y se le añade una historia de amor entre Fabiola y un gladiador que queda más cinematográfica. Al final hay una acusación falsa de asesinato contra los cristianos, que casi son ejecutados y Rual intenta vencer a los leones. Al final, Constantino los libera a todos. "Fabiola" es uno de los mejores péplums de la historia, y marca el renacimiento del género. El realismo de los decorados y los vestuarios es casi total.

"Fabiola" (1960) es también una adaptación cinematográfica (con cambios) meritoria de la novela de Wiseman. Tiene un guión fiel a la historia y con muchos detalles eruditos para la cultura cristiana y la antigua. La reconstrucción de Roma está muy bien conseguida, y las escenas de violencia son también espectaculares.

    • Ben Hur

Ben-Hur, a tale of Christ es una novela de procedencia americana, que fue escrita por Lew Wallace. Era una novela semi-bíblica, que relataba la vida de Judáh Ben-Hur, un judío establecido en Jerusalén, rico y pacífico, que ve como su vida cambia totalmente al ser acusado injustamente de atentar contra un gobernador romano, arruinarse (su madre y su hermana se ven obligadas a mendigar) y ver como su mejor amigo Messala le traiciona. Es enviado a galeras, le salva la vida a un patricio que le acoge como hijo. Ben-Hur se restablece económicamente y se decide a vengarse de Messala, retándolo a una carrera de cuadrigas, donde le derrota. Pero no todo acaba ahí, sino que Ben-Hur ha de afrontar que su familia haya contraído la lepra, y que se curan gracias a Jesucristo. Ben-Hur se convertirá entonces en propagador de la doctrina de Jesús. Las adaptaciones en el cine no provenían directamente de la novela, sino de una obra con el mismo nombre en Broadway, basada en los textos de Wallace.

Los dos resultados cinematográficos son épicos e impresionaron al mundo, caracterizando el colosalismo del péplum. "Ben-Hur" (1925) es uno de los primeros films comerciales destinados a romper las taquillas, que no tiene nada que envidiar a las superproducciones posteriores. Es una reconstrucción fiel a la novela, con elementos que le dan un toque dramático, y con unos decorados (se reconstruyó un anfiteatro en Antioquía) espectaculares.

"Ben-Hur" (1959) de William Wyler es el péplum por antonomasia, no porque reúna todas las características del género, sino porque su estilo colosal marcó a todas las películas del mismo tipo. Fue un exitazo de taquilla, que permitió reconstruir la versión de 1925, con actores muy famosos, technicolor y decorados más suntuosos que los anteriores. La trama es la misma, aunque se suprimen algunos personajes, y los mensajes que la película quiere lanzar son más directos: no se culpa ni a los romanos ni a los judíos de la muerte de Cristo y hay un importante mensaje homosexual subyacente, palpable por la relación entre Ben-Hur y Messala. "Ben-Hur" ganó once Oscars de la Academia y hasta hace poco era la película más galardonada de la historia (hasta "Titanic"(1997)).

    • Quo Vadis

Quo Vadis fue la novela sobre romanos y cristianos más exitosa del momento. Fue escrita por Henry Sienkiewicz en 1895. Constituye una apología del cristianismo con una brillantez literaria superior a otras y ofrece una estampa de la corte de Nerón dominada por el contraste entre la corrupción romana y la fortaleza espiritual de los cristianos. Plantea el esquema básico de enfrentamiento paganos-cristianos y se apoya en un hecho histórico de dudosa autoría: el incendio de Roma en el 64 d.C., y la presencia de los santos Pedro y Pablo en Roma, con el martirio del primero. Aunque haya elementos de ficción entremezclados, Sienkiewicz muestra una Roma decadente, con un emperador afeminado y cruel que incendia la ciudad para culminar una obra divina, y donde los ciudadanos decentes se suicidan como muestra de honor (Séneca, Petronio). Es la constante lucha entre el general Marco Vinicio y la cristiana Ligia por demostrar los pros y contras de la religión cristiana. Con el incendio de Roma, Nerón culpa a los cristianos y los condena a las fieras, incluyendo a Ligia y Vinicio, que se aman y se casan en el Coliseo. Popea, repudiada antes por Vinicio, planea una muerte especial para él y Ligia (y su esclavo, el forzudo Ursus, que protagonizaría después films de "forzudos"), pero se salvan y al final Nerón ha de suicidarse ante el pueblo enfurecido.

"Quo Vadis" (1912) de Enrico Guazzoni es un clásico y una joya del género, tanto por su capacidad de síntesis de la novela como por algunas escenas memorables (el incendio de Roma, la carrera de carros que hace Vinicio para llegar a Roma, el combate de Ursus,..) y una fotografía impactante para la época, por la buena utilización de las sombras. "Quo Vadis" (1924) se realizó para reavivar la industria cinematográfica italiana. No triunfó, porque no había un criterio establecido a la hora de filmar los distintos planos y de un montaje arcaico, sin ritmo. Fue casi una copia de la versión de 1912, pero con muchas más desgracias durante el rodaje (una leona se comió a un extra que hacía de esclavo).

La versión más recordada es "Quo Vadis" (1951) de Mervin LeRoy, rodada en los estudios de Cinecittà, y que fue la película más cara para la época (7 millones de dólares). El hecho de que Vinicio sea un militar refuerza el componente espectacular de la película. Destaca la escenografía, el rico colorido, las escenas de masas y el incendio de Roma. Destacan, por último, las interpretaciones de Robert Taylor (Vinicio), Deborah Kerr (Ligia), Leo Genn (Petronio), pero por encima de todos, Peter Ustinov, que borda su papel de emperador degenerado y arrogante.

    • Toga Plays y otras películas

Hubo algunas obras de teatro de la antigüedad clásica adaptadas al cine que representaban el continuo conflicto entre romanos y cristianos: "El signo de la cruz" (1914) de Frederick Thomson y "El signo de la cruz" (1932) de Cecil B. DeMIlle, películas que en el mismo contexto (la corte de Nerón) relatan la desgraciada historia de amor entre Popea y el prefecto Marco. La primera versión exalta los valores cristianos, pero la segunda, siguiendo con el espíritu de espectáculo de DeMille, se fija más en la lascivia de Popea, y en el erotismo de sus esclavas. Es una película llena de escenas decadentes e inmorales para la época (baños de leche de Popea, desnudos,...).

También destacan "La túnica sagrada" (1953) de Henry Koster, ambientada en el gobierno del cruel Tiberio, y en la que se mezcla todo el espectáculo de "Quo Vadis" pero con más presencia del cristianismo (Marcelo, un general romano que ha supervisado la crucifixión de Cristo, se transforma al cristianismo al ver la túnica sagrada). Tiene un mensaje más espiritual, y por eso su ritmo es más pausado. Hubo una secuela, llamada "Demetrius y los gladiadores" (1954), en la que el esclavo de Marcelo, Demetrio (Victor Mature) pierde la fe y se hace gladiador, pero al final se encuentra con San Pedro, que le devuelve al cristianismo. Otras películas fueron "The Silver Chalice" (1954) que trata sobre la búsqueda del Santo Grial por parte de un escultor griego (Paul Newman); "Barrabás" (1961) que relata la vida del ladrón que se salvó gracias a la condena de Cristo, y como va aumentando su sentimiento de culpabilidad por haber matado al mesías a medida que conoce la nueva fe. "Barrabás" tiene un tono épico parecido a las producciones americanas de principios de los años 60, y cuenta con un detalle distinto: un final ambiguo, donde el protagonista, convertido, muere crucificado. Por último, "Androcles y el león" (1952), que cronológicamente se correspondería al gobierno de Antonino (138-161 d.C.), basada en un musical de George B. Shaw, una comedia en la que un esclavo condenado a ser devorado por los leones se encuentra en el Coliseo al león al que días atrás le había quitado una espina de la zarpa. Estéticamente, es un conjunto de bromas conjuntadas como teatro filmado.

6. Peplum. El Mundo Antiguo

6.1. Peplum: Definición e historia

Dentro de la cinematografía, se denomina "Péplum" al género que abarca cualquier película histórica o mítica que trate de la antigüedad clásica, es decir, todas aquellas películas sobre temas mesopotámicos y egipcios en menor medida (como contexto de un argumento bíblico), pero sobre todo de temas sobre Grecia y Roma. El "péplum" es una imagen esquemática de la Antigüedad, que mezcla en una misma escena todo aquello que nosotros consideramos típico de las culturas clásicas. Por eso se le denomina "péplum": el péplum era la vestimenta típica de las mujeres griegas y romanas, o la túnica ceremonial; pero genéricamente se llama péplum a toda vestidura de corte ancho con pliegues irregulares utilizado en la época antigua porque el péplum es una de las ideas típicas que la gente tiene de la antigüedad, y porque responde a unos arquetipos colectivos que todos tenemos de la cultura grecorromana. El francés Jacques Siclier le dio nombre al género en 1962, con en el artículo L’Age du Peplum, publicado en el número 131 de la prestigiosa revista "Cahiers du Cinema" (de donde surgieron los directores de la "nouvelle vague" en los años 60, François Truffaut, Jean Luc Godard, Eric Rohmer,...). En principio, le puso ese nombre para satirizarlo, pero, como suele ocurrir, la burla se convirtió en modelo. Se caracteriza por ser la recreación de ciertos momentos históricos y míticos, en medio de una gran homogeneidad y con una acción dramática de relativa importancia. El péplum es un género de cine popular, que está dedicado, en la mayoría de ocasiones, a atraer al público y a recaudar grandes cantidades de dinero para financiar una nueva película de este tipo. Es popular porque se basa en temas muy populares: erotismo, misticismo, belicismo,... Pero a la vez es un gran espectáculo, un "munus" colosalista, en el que la acción se mezcla con grandes decorados, efectos especiales sensacionales y un montón de extras.

El "péplum" tiene unas características específicas:

-Una historia de amor heterosexual, que muchas veces se convierte en el eje de la película. La homosexualidad no se ve reflejada en casi ninguna película, pero sí el incesto.

-Personajes arquetípicos y casi inmutables, casi siempre caracterizados por su aspecto físico: héroes musculosos, enfrentados a múltiples peligros. Las mujeres quedan relegadas a un segundo plano, se convierten en objeto. Generalmente, presentan una dicotomía: o son dulces y buenas, o son seductoras y malvadas. Los villanos son astutos y libidinosos, y casi siempre son tiranos o usurpadores del trono que oprimen al pueblo. A veces son generales del ejército, envidiosos del protagonista, y a veces tiene una personalidad dúctil a manos de astutos consejeros.

-Hazañas asombrosas y acciones guerreras espectaculares, en solitario o comandando un ejército.

-Colosalismo, grandes y ampulosos decorados, que la mayoría de veces son destruidos por enemigos o por catástrofes naturales.

-Poca realidad histórica, que se sustituye por elementos inventados o fantásticos.

    • Nacimiento del cine y primeros años (1897-1927)

En 1895, los hermanos Lumière inventan el cinematógrafo, un aparato que permitía grabar imágenes, reproducirlas en movimiento y hacer copias. Es el punto de partida de un nuevo arte y una nueva industria, el cine, que se convertiría en el mejor icono del siglo XX. En menos de 2 años, el éxito del cinematógrafo era imparable, y el público se agolpaba a las puertas de los salones donde se exhibían las primeras proyecciones, que no excedían de los noventa segundos. Al mismo tiempo, en los teatros de todo el mundo se representaban las "toga plays", dramas ambientados en la Roma antigua que en realidad eran adaptaciones de éxitos literarios (Quo Vadis de Sienkiewicz). Los "toga plays" eran un verdadero alarde plástico (decorados pintados,..), y, más tarde, durante los primeros años del siglo XX, serían adaptados al cine. Pero la aportación más primeriza al péplum se debe al francés George Méliès, que consiguió hacer un avance importantísimo para el cine: filmar imágenes en planos diferentes pero con un orden narrativo, en aproximadamente 15 minutos. Méliès pretende impresionar al público con escenas sorprendentes y fantásticas, y elige temas de corte mitológico: es el inicio del "péplum" (aunque aún no se le da ese nombre). Paralelamente, entre 1897 y 1914, el cine "de romanos" se centra en Francia (Georges Méliès, Louis Feuillade, André Calmettes y Ferdinand Zecca) con películas de temas mitológicos que coinciden con las vanguardias artísticas francesas; en E.E.U.U., a partir de 1908, con adaptaciones de "toga plays" ("Ben-Hur" (1908)) y con directores como Huntley, Gaskill, Blackton o Turner; pero sobre todo Italia, que se convierte en el centro de cine sobre la Antigüedad, con temas homéricos y con directores como Pastrone, Bosetti y De Liquoro. Es la primera hornada de películas italianas, entre las que sobresalen algunos títulos punteros de las primeras productoras (la Ambrosio, la Milano y la Italia Film) como "Quo Vadis" (1913) o "Los últimos días de Pompeya" (1912).

1914 marca el final de la primera época del peplum, por una razón: es el comienzo de la 1ª Guerra Mundial, y el cine se convierte en instrumento propagandístico. Al acabar el conflicto, el público ha cambiado de gustos, y el género histórico no goza de la misma popularidad. Es la época del expresionismo alemán ("Metrópolis", "El gabinete del Doctor Caligari",...), el surrealismo francés ("Un perro andaluz" (1928) de Luis Buñuel,..) , los alardes estéticos y de montaje del cine-ojo soviético ("El acorazado Potemkin" (1925) y la comedia italiana, géneros que permitan al espectador evadirse de una realidad miserable y desoladora. No hay títulos destacados excepto de una gran película: "Cabiria" (1914) de Giovanni Pastrone. Como contraste, en E.E.U.U. se fundan diversos estudios cinematográficos en una población llamada Hollywood. Durante el período 1919-1925 se produce la configuración del cine como una industria más, del "star-system" y de las grandes películas y los grandes actores.

    • Del cine mudo al sonoro y la época dorada del cine. Eclipse del péplum (1927-1957)

En 1927, el sonido invade el cine y comienza una nueva época para el séptimo arte. Innovaciones tecnológicas, mayores presupuestos y, como consecuencia, salas de exhibición más grandes hacen que se convierta en la máquina de dinero que conocemos actualmente. Es la época del "crack" de Nueva York, y de la aparición de las ocho productoras mayores: Paramount, Metro-Goldwyn-Mayer, Fox, Warner Bros., RKO, Universal, Columbia y United Artists.. Los años treinta y cuarenta es la época de oro del cine americano, una industria que va dejando atrás el mero entretenimiento para convertirse en un modo de vida y un reflejo de la sociedad. Aparecen los géneros cinematográficos, las estrellas y los directores de Hollywood. Entonces se vive una crisis en el cine europeo (por la 2ª Guerra Mundial). A nivel técnico, en 1935 aparece el color, a partir de los años 50 aparece la televisión, competidora del cine, y en 1953, la pantalla extragrande: el Cinemascope, que se estrena con una película de romanos: "La túnica sagrada".

El péplum, por su parte, sufre un gran receso en el período 1927- 1948. La aparición del sonido es negativa para el género histórico, porque los productores desconfían de la rentabilidad de oír hablar a personajes de la Antigüedad con voces de actores, cosa que restaría naturalismo a la película. Sólo dos excepciones: "El signo de la cruz" (1934) y "Cleopatra" (1934) de Cecil B. DeMille. En Italia, sede del péplum, se produce una gran paradoja en este período: Aunque políticamente el país mediterráneo esté viviendo el ultranacionalismo del régimen fascista de Mussolini (lo que daría a entender la producción de muchas películas de exaltación histórica de Roma) sólo se realiza una película de estas características, "Escipión el Africano" (1937) de Carmine Gallone, y encima tuvo una motivación política, ya que coincidió con la invasión de los italianos de Abisinia. No sería hasta 1948 con "Fabiola" que el género renacería para empezar la verdadera época dorada, que no se confirmaría hasta 1957, con el "Hércules" de Pietro Francisci.

La etapa 1948-1957 es un período de transición, en la que se confirma el modelo de producción de películas sobre el mundo antiguo, y en la que se realizan alrededor de 30 películas de péplum (destaca el "Quo Vadis" de 1951), y que establecen dos puntos de concentración diferentes:

      • E.E.U.U.: Producciones aisladas, pocas películas, pero espectaculares y colosalistas
      • Italia: la verdadera Meca del cine histórico, ya que el péplum se convertirá en un género estable, y las películas surgen un poco en serie y de bajo presupuesto. A excepción de algunos, los films italianos no podrán estar a la altura de los americanos en taquilla.
    • Época dorada del peplum: 1957-1964

"Hércules" de Pietro Francisci, marca un rejuvenecimiento en las producciones de la antigüedad, ya que introduce el elemento fantástico, el mitológico y convierte al protagonista, Steve Reeves, en una gran estrella. Es la película a partir de la cual se denominará a todas las otras de péplum, gracias a los críticos franceses. Al igual que el panorama cinematográfico internacional, en el que aparecen montones de formas y estilos nuevos de filmación, el péplum, que inunda las carteleras de toda Europa ( coproducciones,...), deriva en diversas ramas, profundizando en todos los temas de la Antigüedad: mitología, historia, literatura,...

Es la época dorada del género, dado que se producen grandes cantidades de films, sobre todo en Italia, que se convierten en verdaderos símbolos de cultura popular, por su mezcla de acción, fantasía, erotismo e incluso humor. Es también una realidad que el género va decayendo con el paso de los años, y que la fidelidad histórica no es una condición para muchas de ellas. Muchos directores, como el propio Francisci o Vittorio Cottafavi, imprimen una visión muy personal de mitos, dioses o personajes históricos.

    • Decadencia y fin del género: 1964-1999

Hacia 1964, las malas producciones y los malos resultados en taquilla, en especial los de películas italianas de muy bajo presupuesto, provocan una decadencia a un nivel muy rápido del péplum, y se considera este año como fecha final de la época dorada de las películas sobre la Antigüedad. Como había pasado después de la 1ª Guerra Mundial, el detrimento se explica por un cambio de gustos: el público, más joven, responde ante unos nuevos valores derivados de una sociedad más liberal (el hippismo, el ecologismo,..), y no encuentra nada atractivo el modelo estereotipado, vestuarios y comportamientos que no cuadran con los de la sociedad contemporánea. Por eso buscan nuevos temas, no tan "inocentes" como las de los años 60, con fuertes dosis de sexo, violencia, implicación social y política, critica al sistema o efectos especiales. Como puntilla, se estrena "Por un puñado de dólares" (1964) de Sergio Leone, protagonizada por Clint Eastwood. Es la que inaugura un nuevo género popular, que sustituirá al péplum, el spaghetti western, que tiene muchos puntos en común con su antedecesor. Con la casi total defunción del género histórico, las únicas películas que se podían considerar de péplum (escasísimas), se dividen en tres vertientes:

      • Aquellas hechas por grandes directores, como Pier Paolo Pasolini o Federico Fellini, que buscan una ambientación arqueológica y un mensaje místico encerrado dentro de un argumento de la Antigüedad: "Satyricon" (1969)
      • Las que se adaptan, con resultados artísticos miserables, a los gustos de la época, y transforman los argumentos en tramas de comedia o amorosas: "Mesalina, Mesalina" (1977). Más violencia, más sexo, más bajos presupuestos y más producciones de corte independiente: "Calígula" (1978)
      • Por último, aquellas películas de los años 80, que, con el péplum muerto y enterrado, pretenden actualizarlo y darle una bocanada de aire fresco: "Furia de Titanes" (1981). No consiguen nada porque el peplum ya no es creíble para el público, que se centra en otro género que ofrece más posibilidades: la ciencia-ficción. "La Guerra de las Galaxias" (1977) o "E.T." (1982)
    • Renacimiento del peplum : "Gladiator" (2000) de Ridley Scott

Los años 90 fueron otra etapa oscura para el cine antiguo, en la que no hay absolutamente ninguna producción de tales características. Hablar de péplum sería, a estas alturas, hacer historia del cine, de no ser por una película: "Gladiator" (2000) de Ridley Scott es la vuelta al panorama cinematográfico de un género que parecía acabado. Es una película de intrigas, de amores, de odios, de orgullo y nobleza, de imperios y de hombres, todas las cosas que necesita un buen péplum, servidos en una bandeja de efectos especiales alucinantes, que hacen revivir viejas glorias como "Quo Vadis" con las luchas de gladiadores y el Coliseo generado por ordenador. Cuenta la historia de un general romano, Maximus, victorioso durante el gobierno de Marco Aurelio, que se ve humillado y atormentado, condenado a ser gladiador y sin familia por culpa del nuevo emperador Cómodo. Maximus irá ascendiendo hasta poder luchar en el Coliseo de Roma y desafiar al mismísimo emperador. Todo en medio de una trama de pasiones y traiciones, y con todos los factores que configuran una gran película basada en la Antigüedad. "Gladiator" se mantuvo durante muchas semanas en los primeros puestos de la taquilla norteamericana, lo que demuestra que el género no estaba muerto del todo. Fue la primera contribución de la sociedad digital al cine de romanos, que parece destinado a renacer durante el próximo siglo. "Gladiator" demostró que la tecnología de efectos especiales también sirve para películas de este tipo; y es que, como se ha dicho antes, el péplum está destinado a divertir al público, a contarle una historia apasionante con unos personajes que parecen actuales pero que vivieron en otra época.

"Gladiator" es, creo, el punto de partida de la tercera etapa dorada del cine sobre la cultura clásica. Para los próximos años hay muchos proyectos del mismo estilo que el film de Ridley Scott, empezando por una película de estreno inminente: "Titus Andrónicus" (2000), que cuenta la historia de un depravado general romano.

 

 

6.2. Otras adaptaciones

    • Versión contemporánea: Muchas películas que no se consideran de peplum están ambientadas en la época contemporánea (siglos XIX o XX), pero con un trasfondo basado en la Antigüedad. Es el caso de las nombradas en el punto 2.2., pero en especial una: "A Electra le sienta bien el luto" (1948), una versión íntegra de Electra de Eurípides en un contexto histórico contemporáneo. También es el caso de la última película de Joel y Ethan Coen ("Fargo", "Sangre Fácil", "El Gran Lebowsky"): "O Brother!" (2000), una adaptación actual de la Odisea, en la que Ulises (George Clooney) se escapa de una cárcel del sur de los Estados Unidos en los años 30 para volver junto con dos prisioneros más (los acompañantes de Odiseo) a su pueblo, donde le espera su esposa Penélope (Holly Hunter). La película tiene tono de comedia.
    • Versión cómica: La comedia es el género cinematográfico más viejo, y si la mezclamos con la Antigüedad, la película resultante puede ser muy buena. Pero hablamos de una comedia distinta a la de Aristófanes o la de Plauto. La actual está cargada de ironía, de juegos de palabras rebuscados y de enredos que resultan muy graciosos. Aplicar estos valores cómicos a una sociedad tan diferente como la romana o la griega es lo que resulta realmente gracioso, y mejor, si son más anacrónicos: "Golfus de Roma" (1966), "Muchachos de Siracusa" (1940), "Los dioses se divierten" (1935), "Astérix y Obélix contra César" (1999), basado en los conocidos cómics; pero sobre todo la memorable "La vida de Brian" de los Monthy Piton (grupo cómico inglés) son ejemplos de adaptaciones lúdicas.
    • Versión animada: Trasladar un mito o un acontecimiento histórico de la cultura grecorromana a una película de dibujos animados, dedicados a un público infantil, es muy complicado. Aún así, hay dos casos de versiones animadas. La primera, en el año 1910, "Les douze travaux d’Hercule", de Emile Cohl. Dura poco más de diez minutos, y como se puede comprobar por el año, el diseño de los dibujos no es muy espectacular. La segunda película es más conocida, ya que es obra del gigante de la animación, Walt Disney, "Hércules" (1994), que a ritmo de musical de jazz, y con las Musas como conductoras del argumento, nos narra (con todos los elementos Disney: canciones, humor, personajes simpáticos y malvados) la progresión del joven Hércules en su carrera de héroe a manos de Filoctetes, representado como un sátiro (en realidad es un centauro). Como trama central, el amor de Hércules y Mégara.