Nuestra Señora de Oropa

Virgen María

Oropa

Apariciones

En 1621 el escritor Bonfinio específica: "Siendo Biella asediada, aparece para defenderla la Santísima Virgen junto con San Estéfano, patrón de la Ciudad".

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Apariciones de la Virgen María de Oropa

En 1620 una monja llamada Donna Anna Ludovica, se encontraba gravemente enferma en el convento de Santa Caterina en Biella. El 26 de julio, fiesta de Santa Ana, después de la Santa Comunión, notificó a su Padre confesor y a la Madre Superiora del Convento que se le habían aparecido en su celda y en gran esplendor dos Damas de grandísima Majestuosidad, la más joven tenía en brazos un bellísimo Niño. La más anciana le dijo: "Yo soy Ana, Madre de la gran Madre del Hijo de Dios, y esta que tú ves es mi hija, María, que engendró el Único Hijo del Padre Eterno; y por esto te hago saber, que tu debes promulgar la Coronación que se trata de hacer a la imagen de Mi Hija y Madre de Dios en el Monte de Oropa; para Ella, y para su dulcísimo hijo, será extremadamente agradecida y aceptada... y como señal de lo que te digo es verdad, partirás de la vida presente el séptimo día de tu enfermedad", añadiendo que la coronación la seguiría el último domingo de Agosto. Y así sucedió. Los restos de esta monja fueron llevados en 1920 a Oropa y sepultados en la Capilla del Sepulcro, en el primer piso de la Iglesia.

Enrico Gamarra encontrándose en el lecho, desahuciado por los doctores y creído muerto, vio en sueños a la santa Virgen de Oropa y lo curó. Así se despertó libre de todo mal.

El sacerdote Callabica sufría de fiebre sin esperanza de sanar. En ese estado rezó a la Virgen de Oropa para que lo curara y Ella le respondió asegurándole la gracia. Enseguida se despertó completamente sano.

En 1623, Guillermo Pera, que era mudo de nacimiento, vio una mujer de belleza extraordinaria que le dice: "Ve con tu tío y pídele que recite contigo las oraciones a la Virgen y después regresa aquí". Recitadas las oraciones regresó con el tío al lugar de la aparición, apareció la Virgen que le dijo: "¿Por qué no vas a mi Santuario de Oropa a cumplir el voto que has hecho? ¡Ve a Oropa y cumple fielmente tu promesa!" Guillermo, apenas llegó a Oropa, volvió a ver a la Virgen que le dijo: "Yo te ordeno que hagas saber a mi pueblo que procure santificar en el futuro, mejor que en pasado, el día del Señor..." Después desapareció y Guillermo recuperó la palabra.

En 1642, Nicolás Siletto sufría una grave enfermedad y fue desahuciado por los médicos, se le apareció la Virgen de Oropa que le aseguró su sanación. Apenas se despareció la visión se sintió enseguida mucho mejor y contó todo a su confesor, el Padre Todesco, dominicano. El día después estaba completamente sano y pudo dirigirse a Oropa para agradecer a la Virgen.

En 1658, Anna Margarita Vera vio soñó con la Virgen de Oropa durante ocho días y se sanó completamente, lo certifica también su hermano y el Párroco Juan Bautista.

Carlo Antonio Brignone encontrándose en la cama con fiebre altísima hizo un voto a la Virgen de Oropa, enseguida se le apareció y lo curó. De esta forma, se dirigió a Oropa a darle gracias.

En 1674, Sor Etienne Brunet del Convento Santa Caterina de Aosta, estando enferma en etapa terminal, vio una noche aparecer a la Santísima Virgen de Oropa y sintió que le apoyaba la mano sobre las cobijas. En ese mismo momento fue librada de todo mal y recuperó la salud. El médico certificó que era un milagro sobrenatural.

En 1675, Bartolomeo Vigna estaba en cama con fuertes dolores. Apareció la Virgen de Oropa que le preguntó si deseaba ser liberado. El enfermo le pidió que le volviera el dolor más soportable. Entonces la santa Virgen le respondió: "Ten fe hijo, eres libre". Desapareció y en ese mismo instante Bartolomeo recuperó la salud.

En 1681, Sebastián Pérez fue condenado a muerte y en espera de la sentencia fue confinado en la torre del Castillo Gaone en Sevilla. Para salvarse decide arrojarse de la Torre; mientras caía, vio a la Virgen de Oropa que lo acompañó hasta el suelo, donde se encontró sin ninguna herida.

En 1832, el capitán Giovanni Savia yacía inmóvil en su cama y sintió una Mujer que le decía: "Levántate, que no tienen ningún mal". Se levantó de la cama al sentirse curado.

En 1813, Paolo Cimma estaba en batalla y se le apareció la Virgen de Oropa que le pidió no tener miedo. Así le salvó la vida.

Caterina Rolla estaba ciega, sin memoria, y yacía en una cama por un mal que la atormentaba. María se le apareció en sueño y le dijo: "Ven a mi Santuario de Oropa; estarás contenta"... Transportada con fatiga a Oropa en la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz y puesta enfrente de la Capilla la enferma escuchó las palabras de la Madre Celeste: "Levántate y camina". Así obtuvo la completa sanación. Los documentos relativos y el certificado del médico que la seguía se encuentran en el Santuario de Oropa. Era el año de 1877.