Catalina Labouré

Biografía

Santos Pierre Labouré, ex seminarista, se casa en Junio de 1793 con Louise Magdelaine Gonterd, con la que tuvo diecisiete hijos en veintidós años de matrimonio.

Sólo once de ellos sobrevivieron.

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Vida de una Santa Mística

(1806 - 1876)

En la granja de Fain, situada en Fains les Moutiers, Francia, el 2 de Mayo de 1806, nace una preciosa niña que será inscrita en el registro con el nombre de catalina, pero a la que llaman familiarmente Zoé. Encontrará como compañeros de juegos a tre hermanos y dos hermanas, pero apenas alcanza la edad de poder ayudar, la mandarán a cocinar, coser, ordeñar y a realizar todas las tareas domésticas. Apenas cumple nueve años cuando le falta su mamá, que era el pilar de la familia y así es enviada, junto a su hermana Marie Antoniette, a casa de un tío donde permanecen alrededor de dos años, abandonadas a su suerte.

De regreso a casa, ocupa el puesto de la madre en la dirección de la granja, teniendo sólo once años. Se levanta al amanecer y se acuesta tarde: además de ordeñar, se encarga de la lechería, donde se prepara la mantequilla y los quesos. También se encarga del gallinero, de la fruta y de la verdura, el alimento para los animales y para los hombres. Sin embargo, la adolescencia trata con rigor a las jóvenes campesinas, a los chicos de las cuadras, a los criados y a los trabajadores.

Posee un equilibrio moral bastante raro. Corre con fecuencia a la Iglesia para arrodillarse o tumbarse con humildad, en el suelo frío ante el altar; así contraerá una artrosis que padecerá de por vida. No come los viernes ni los sábados. Una monja,que encuentra en la Capilla de las Hijas de la Caridad, la ayudará en la oración, en la contemplación y en su vocación, entre los dieciséis y dieciocho años, mientras crece en silencio.

A los dieciocho años tuvo un sueño profético, donde un viejo sacerdote le informa de que Dios tiene proyectos para su vida. Más tarde descubrirá que este sacerdote es San Vicente de Paul. Con diecinueve años Catalina es aun analfabeta y su padre la inscribe en un instituto de Châtillon, donde es obligada a seguir cursos elementales con pequeñas de diez años, que la juzgaban estúpida. Ella, sintiéndose incómoda no comprende y abandona el curso.

De vuelta a casa reemprende la vida acostumbrada, pero anida en su corazón el deseo de hacerse monja. Alcanzada la mayoría de edad, veintiun años, anuncia a su padre su intención de entrar en las Hijas de la Caridad: el padre se niega. La envía a París para que encuentre distracciones, luego a Châtillon para labrarse un futuro, pero todo es inútil.

A los veinticuatro años, 22 de Enero de 1830, Catalina Labouré inicia su postulado de tres meses junto a las Hijas de la Caridad, donde aprende a leer, a escribir y a servir a los pobres.

El 21 de Abril entra en la Cara Madre en Rue du bac para vestir el hábito de novicia, y de inmediato se le destina a desarrollar trabajos pesados, se despierta a las cuatro de la mañana las privaciones le cuestan poco.
El 25 de Abril es el día del traslado de las reliquias de San Vicente de Paul y el féretro permanece expuesto a la veneración de los fieles durante una semana. Caralina percibe la presencia del Santo y dialoga con él. En esta ocasión, y durante tres dias consecutivos, se le aparece, sobre un pequeño relicario, en la capilla de las hermanas en Rue du Bac, el corazón de San Vicente.

Pasan algunos dias y Catalina vé la Hostia Consagrada, que el celebrante tiene en la mano, transformarse en el rostro de Cristo, fenómeno que durará hasta el final de su noviciado. El milagro eucarístico del 6 de Junio de 1830 le revela a Cristo Rey. El confesor aun califica de tonterias las visiones de Catalina.

En la noche del 18 de Juliode 1830, Catalina es despertada por un ángel en las facciones de un niño vestido de blanco que la conduce a la Capilla de la Casa Madre: aquí aparece la Santa Virgen en una aparición corporal, dirán los místicos. El diálogo dura más de dos horas. Tras los anuncios personales, abre el libro del futuro y anuncia tiempos dolorosos para Francia y vaticina la muerte del arzobispo de París para cuarenta años después. Catalina confía al confesor lo que ha vistoo, pero el P. Aladel no cree estas profecías catastróficas. Las palabras de la Virgen se confirmarán con la insurrección de París.

Pasan cuatro meses y el 27 de Noviembre, la Virgen reaparece mientras Catalina está en oración en la Capilla. Mientras transcurre la visión una voz interior le dice: "Haz grabar una medalla según este modelo". Informado de la visión el P. Aladel, califica a Catalina como una chica exaltada.

Tras algunos dias, estamos ya en Diciembre, Catalina, como de costumbre, está rezando en la Capilla. Reaárece la Virgen para confirmar e imprimir en la mente de la vidente lo que ha visto en la anterior aparición: por último le informa que ya no se hará ver más, pero oirá su voz durante las oraciones.

Terminado el noviciado, Catalina, el 31 de Enero de 1831, deja Rue du Bac para entrar en el orfanato de Enghien poco distante de Rue du Bac, casa que no dejará jamás mas que por un breve tiempo.
En Otoño, Catalina comienza a sentir, otra vez, durante las oraciones las misteriosas elocuciones interiores. La Virgen insiste a Catalina para que hable al P. Aladel, para que realice la medalla. Sólo tras la intervención del arzobispo de París, Quélen, se concede el consentimiento para acuñar la medalla y difundirla. P. Aladel procede a ello. Los primeros ejemplares estarán disponibles para principios de marzo de 1832: dos años han transcurrido en vano.
Estalla el cólera en París y mueren muchas víctimas, la medalla se distribuye y se revela como una ayuda entra el cólera y todos los males físicos, hasta tal punto de calificarla como "Medalla Milagrosa". En dos años se reparten veinte millones de copias y el éxito continua aumentando: es un triunfo popular. Catalina continúa con una vida escondida y silenciosa: cura a los ancianos y les convierte.

En las Iglesias se multiplican las estatuas y las representaciones de las apariciones de 1830, el obispo de París, Quélen, hace venerar a la "Señora de la Medalla Milagrosa" y obtiene del Papa Gregorio XVl el solemnizar el 18 de Diciembre como la fiesta de la Inmaculada Concepción.

El 30 de Junio de 1848 Catalina tiene una visión intelectual sobre la "cruz de la victoria" y los detalles para su realización práctica. El cólera se vuelve a presentar en París, primero en 1849 y después en 1850 y para Catalina Labouré el trabajo aumenta sin medida.

En 1870, Napoleón lll abdica en Sedan y se proclama la República. Francia asaltada por los prusianos se transforma en un campo de batalla: el asedio a París durará todo un año. La Casa Madre se convierte en ayuda urgente y Catalina deberá, con gran esfuerzo, garantizar 1200 menús diarios. Se va hacia la guerra civil con violencia, ejecuciones sumarias fomentadas por el odio hacia las clases acomodadas.

El 30 de Abril la situación se hace insostenible y las hermanas deben dejar la Casa Madre a pesar de que Catalina profetiza el fin de la sublevación, que tuvo lugar el 31 de Mayo. Antes del fin, el 30 de Abril el arzobispo de París, monseñor Darboy, será ejecutado por los revolucionarios, como había sido vaticinado. Hubo muchas víctimas entre los religiosos.

En Enero de 1874 Marie Antoniette, su hermana, entra en coma pero Catalina la despierta el tiempo suficiente para despedirse de los suyos: una hora más tarde le llegará dulcemente la muerte. Ha obtenido esta prórroga de la Virgen María. En Diciembre del mismo año es destituida sin ningún tipo de miramiento de la casa de reposo: esta decisión desencadenó protestas y rivalidades entre las hermanas, pero ella recompone la armonía.

Catalina tiene sesenta y nueve años, estamos en 1875, y los ataques de reuma se agravan haciendo doloroso cualquier movimiento. Las molestias cardiacas y anginas pectorales la dejan sin respiración: también sufre de asma.
El 10 de Abril de 1876, Catalina en escribe una carta la visión de la Virgen con el globo terráqueo, la envía a los superiores pero es desestimada. Desesperada por no haber podido realizar los deseos de la Virgen, se dirige a su superiora sor Dufé y ésta, en sólo tres semanas, soluciona una situación que duraba ya 46 años. Hace realizar una estatua de la Virgen que tiene el globo terráqueo entre las manos y lo ofrece a su hijo.

En Septiembre los problemas cardíacos se agravan, las crisis que la mantienen en cama persisten, pero íntimamente siente que vivirá hasta final de año. En Diciembre se disloca una muñeca y la percepción de ser inútil la desmoraliza, robándole las últimas fuerzas. Debe guardar cama, pero la hermana, que debe llevarle los alimentos y las medicinas, se olvida de encender el fuego casi siempre: así es privada de todo, hasta de lo necesario. La dejan sola todo el día.

El 30 de Diciembre Catalina pide la extrema unción. Aunque todos piensan que es demasiado pronto, ella insiste. El 31 a las 6.30 se dan cuenta de que Catalina está muriendo. La Comunidad se arrodilla en el cabezal de la moribunda y a las invocaciones de la medalla maravillosa, Catalina se abandona, sin sufrimientos, entre los brazos de la Madre Celestial.

Fue beatificada por Pío Xl el 28 de Mayo de 1933 y canonizada por Pío Xll el 27 de Julio de 1947: sus reliquias están expuestas en la capilla en que tuvo lugar las apariciones. La fiesta litúrgica, para las Famílias Vicencianas, se estableció para el 28 de Noviembre.