Teresa de Lisieux


Oraciones

Santos O pequeño Santa Teresa de Jesús Niño qué en tu breve existencia tú fuiste ejemplo de angélica pureza, de gran amor y de generoso abandono en Dios, ahora que gozas el premio de tus virtudes diriges una mirada de compasión a mí que en té confío.

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ACTO DE OFRENDA

Al Amor Misericordioso del buen Dios compuesto por Santa Teresita del Niño Jesús.

Santa Teresita del Niño Jesús llevaba noche y día sobre su corazón este acto de ofrenda, en el libro de los Santos Evangelios. J.M.J.T.


Ofrenda de mí misma como víctima de holocausto al amor Misericordioso de Dios.

¡Oh Dios mío, Trinidad santa!, yo quiero amarte y hacerte amar , y trabajar por la glorificación de la santa Iglesia salvando a las almas que están en la tierra y liberando a las que sufren en el purgatorio. Deseo cumplir perfectamente tu voluntad y alcanzar el grado de gloria que Tú me has preparado en tu reino. En una palabra, quiero ser santa. Pero siento mi impotencia, y te pido, Dios mío, que Tú mismo seas mi santidad.
Ya que me has amado hasta darme a tu Hijo único para que fuese mi Salvador y mi Esposo, los tesoros infinitos de su méritos son míos; te los ofrezco gustosa, y te suplico que no me mires sino a través de la Faz de Jesús y en su Corazón abrasado de amor.
Te ofrezco también todos los méritos de los santos (de los que están en el cielo y de los que están en la tierra), sus actos de amor y los de los santos ángeles. Y por último, te ofrezco, ¡oh santa Trinidad!, el amor y los méritos de la Santísima Virgen, mi Madre querida; a ella le confío mi ofrenda, pidiéndole que te la presente. Su divino Hijo, mi Esposo amadísimo, en los días de su vida mortal nos dijo: «Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo concederá».
Por eso estoy segura de que escucharás mis deseos. Lo sé, Dios mío, cuanto más quieres dar, tanto más haces desear.
Siento en mi corazón deseos inmensos, y te pido confiadamente que vengas a tomar posesión de mi alma. ¡Ay!, no puedo recibir la sagrada Comunión con la frecuencia que deseo,pero, Señor, ¿no eres Tú todopoderoso...? Quédate en mí como en el sagrario, no te alejes nunca de tu pequeña hostia...
Quisiera consolarte de la ingratitud de los malos, y te suplico que me quites la libertad de desagradarte. Y si por debilidad caigo alguna vez, que tu mirada divina purifique enseguida mi alma, consumiendo todas mis imperfecciones, como el fuego, que todo lo transforma en sí...
Te doy gracias, Dios mío, por todos los beneficios que me has concedido, y en especial por haberme hecho pasar por el crisol del sufrimiento. En el último día te contemplaré llena de gozo llevando el cetro de la Cruz. Ya que te has dignado darme como lote esta cruz tan preciosa, espero parecerme a ti en el cielo y ver brillar en mi cuerpo glorificados los sagrados estigmas de tu Pasión...
Después del destierro de la tierra, espero ir a gozar de ti en la Patria, pero no quiero acumular méritos para el cielo, quiero trabajar sólo por tu amor, con el único fin de agradarte, de consolar a tu Sagrado Corazón y de salvar almas que te amen eternamente.
En la tarde de esta vida, compareceré delante de ti con las manos vacías, pues no te pido, Señor, que lleves cuenta de mis obras. Todas nuestras justicias tienen manchas a tus ojos. Por eso yo quiero revestirme de tu propia Justicia y recibir de tu Amor la posesión eterna de Ti mismo. No quiero otro trono ni otra corona que Tú mismo, Amado mío...
A tus ojos, el tiempo no es nada, y un solo día es como mil años. Tú puedes, pues, prepararme en un instante para comparecer delante de ti... A fin de vivir en un acto de perfecto amor, YO ME OFREZCO COMO VÍCTIMA DE HOLOCAUSTO A TU AMOR MISERICORDIOSO, y te suplico que me consumas sin cesar, haciendo que se desborden sobre mi alma las olas de ternura infinita que se encierran en ti, y que de esa manera llegue yo a ser mártir de tu amor, Dios mío...
Que ese martirio, después de haberme preparado para comparecer delante de ti, me haga por fin morir, y que mi alma se lance sin demora al eterno abrazo de tu Amor misericordioso...
Quiero, Amado mío, renovarte esta ofrenda con cada latido de mi corazón y un número infinito de veces, hasta que las sombras se desvanezcan y pueda yo decirte mi amor en un cara a cara eterno...

Maria Francisca Teresa
del Niño Jesús y de la santa Faz
carm.sc.ind.

Fiesta de la Sma. Trinidad, 9 junio del año de gracia 1895

CONSAGRACIÓN A LA SANTA FAZ

(Compuesta para el Noviciato)

¡Oh Faz adorable de Jesús!, ya que has querido elegir nuestras almas de manera especial para entregarte a ellas, venimos a consagrarlas a ti...
Nos parece, Jesús, oír que nos dices: «Abridme, hermanas mías, esposas mías queridísimas, que tengo la Faz cubierta de rocío y los cabellos del relente de la noche».
Nuestras almas comprenden tu lenguaje de amor, nosotras queremos enjugar tu dulce Faz y consolarte del olvido de los malvados. A sus ojos, tú estás todavía escondido, te consideran como objeto de desprecio...
¡Oh Faz más bella que los lirios y las rosas de primavera, tú no estás escondida a nuestros ojos... Las lágrimas que velan tu mirada divina nos parecen diamantes preciosos que queremos recoger para con su valor infinito comprar las almas de nuestros hermanos.
De tu boca adorada hemos escuchado la amorosa queja. Y sabiendo que la sed que te consume es una sed de amor, quisiéramos, para poder apagártela, poseer un amor infinito... Esposo amadísimo de nuestras almas, si tuviésemos el amor de todos los corazones, todo ese amor sería para ti... Pues bien, danos tu ese amor y ven a apagar tu sed en tus pobres esposas...
Almas, Señor, tenemos necesidad de almas..., sobre todo de almas de apóstoles y de mártires, para que gracias a ellas podamos iluminar con tu Amor a la multitud de los pobres pecadores.
¡Oh Faz adorable, lograremos alcanzar de ti esta gracia! Olvidándonos de que estamos desterradas junto a los canales de Babilonia, te cantaremos al oído las más dulces melodías, y como tú eres la verdadera, la única Patria de nuestros corazones, esos nuestros cantos no serán cantados en tierra extranjera.
¡Oh Faz adorada de Jesús!, mientras esperamos en día eterno en que contemplaremos tu gloria infinita, nuestro único deseo es hechizar tus divinos ojos escondiendo también nosotras nuestro rostro para nadie aquí en la tierra pueda reconocernos... Tu mirada velada: he ahí nuestro cielo, Oh Jesús!.

ORACIÓN

Santa Teresa del Niño Jesús! Durante tu breve existencia fuiste ejemplo de pureza angélica, de amor grande y de generoso abandono en manos de Dios. Ahora que gozas de las recompensas de tus virtudes, vuelve hacia mi una mirada de compasión, pues en ti yo me confío.
Haz tuyos mis deseos y haz por mi una peticion a la Virgen Inmaculada de la cual fuiste hija predilecta, a la Reina del Cielo que Te sonrio en la mañana de la vida; dile que como Madre de Dios y de los hombres obtenga para mi con su poderosa intercesión la gracia que ahora tanto deseo y la acompañe con una bendición que me fortifique durante la vida, me asista en la hora de la muerte y me conduzca a la beata eternidad. Amen.

- Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria
- Salve

TRIDUO A SANTA TERESA DEL NiÑO JESÚS

Oremos
- Oh Dios ven a salvarme.
- Señor ven pronto en mi ayuda.
- Gloria al Padre...

  1. Padre eterno que con infinita misericordia recompensas a quien fielmente escucha tu palabra, por el amor purisimo que tu hija Santa Teresa tuvo por el Niño Jesus, tanto de obligarte a acceder en cielo sus deseos, ya que ella sobre la tierra habia accedido con gozo a tu voluntad, muestrate propicio a las suplicas que por mi, ella misma Te implora y accede a mis oraciones otorgandome la gracia que Te pido.
    - Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria

  2. Eterno divino Hijo que has prometido de recompensar hasta el mas minimo servicio prestado al projimo en nombre de tu amor, dirige tu mirada a tu esposa Santa Teresa del Niño Jesús que tomo tan a pecho la salvación de las almas y por cuanto ha sufrido, escucha su promesa de "transcurrir el cielo haciendo el bien sobre la tierra" y concedeme la gracia que con tanto fervor Te pido.
    - Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria

  3. Eterno Espíritu Santo que has enriquecido con tantas gracias el alma electa de Santa Teresa de Jesús, yo Te ruego por la fidelidad con la cual correspondio a tus santos dones: escucha la oracion que por mí, ella misma Te dirige y acogiendo su promesa de "dejar caer una lluvia de rosas", concédeme la gracia de la cual tengo tanta necesidad.
    - Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria