Nuevo sitio en español: Diciembre 2011

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ADVENIAT

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Regnum tuum

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sitio del P. Pablo Martín

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esta página

está encomendada y consagrada

a  María,

“Estrella de la Nueva Evangelización”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En  la  Fe  de  la  Santa  Iglesia,  sin  pretender  dar  lecciones  a  nadie,

ofrezco al buen sentido y a la buena voluntad del lector mis pequeños trabajos,

fruto de mis mejores fatigas.  Son  como “mis  hijos”;  algunos son “adoptivos”,

fruto de otros autores, pero en ellos he puesto también la luz y el amor del Señor.

La Verdad no tiene padres (solamente el Padre Divino) sino hijos, y no tiene dueños

sino discípulos:  por eso  mi nombre aquí aparece sólo como responsable,  pero todo

lo publicado en esta página lo pongo con confianza y sencillez a disposición de todos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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"la nueva evangelización"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  En la sección 02 Divina Voluntad / Conferencias..

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“La voz que había oído del cielo me habló de nuevo y me dijo:

“Ve,  toma  el  librito  abierto  de  mano  del  Angel

que  está  sobre  el  mar  y  sobre  la  tierra”.

Entonces me dirigí al Angel y le pedí que me diera el librito.

Me respondió: “toma  y  cómelo;  te  amargará  las  entrañas,

pero  en  la  boca  te  será  dulce  como  la  miel”.

Tomé  el  librito  de  mano  del  Angel  y  lo  devoré;

en mi boca fue dulce como la miel, pero cuando lo hube comido

sentí toda la amargura en mis entrañas.  Entonces me dijo:

“Es  necesario  que  profetices  de  nuevo

a  muchos  pueblos,  naciones,  lenguas  y  reyes”.

 

                                                                                             (Apoc. 10, 8-11)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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El motivo de este sitio web no es por un personal interés a la ciencia en cuanto tal y sea yo un estudioso, sino porque estoy convencido de que, sobre la base de una cultura alimentada por una ciencia adulterada y por lo menos equívoca, la Fe cristiana antes o después se derrumba. Me mueve el deseo de hacer ver que la ciencia puede ser veraz, y lo es cuando sabe confirmar el dato objetivo de la Fe. Me mueve el celo de que la Palabra de Dios sea reconocida y glorificada. Me mueve el santo temor de que a mí también pudiera regañarme así:

“Vosotros no habeis subido a las brechas y no habeis levantado ningún baluarte en defensa de los Israelitas, para que pudieran resistir en la lucha el día del Señor” (Ez. 13,5). “He buscado entre ellos alguien que construyera un muro y se irguiera en la brecha ante Mí, en defensa del país, para que Yo no lo devastara, pero no lo he hallado” (Ez. 22,30). En efecto, “los labios del sacerdote deben custodiar la ciencia y de su boca se espera la instrucción, porque él es mensajero del Señor de los ejércitos”. (Mal. 2,7)

“…Te recomendé invitar algunos a que no enseñen doctrinas diferentes y a no hacer caso de fábulas y genealogías interminables, que más sirven para inútiles discusiones que para el Proyecto divino manifestado en la fe. El fin de este reclamo es la caridad, que brota de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera. Por haberse desviando de ésto, algunos se han entregado a fatuas palabrerías, pretendiendo ser doctores de la ley mientras no entienden ni lo que dicen, ni alguna de esas cosas que dan por seguras” (1ª Tim 1,3-7)

“Llegará un día en que ya no se soportará más la sana doctrina, sino que por la manía de escuchar cosas nuevas, los hombres se rodearán de maestros según sus propias pasiones, no queriendo escuchar la verdad para volverse a las patrañas”. (2ª Tim 4,3-4).

“Oh Timoteo, conserva el depósito de la Fe; evita las charlatanerías profanas y las objeciones de la así llamada ciencia, profesando la cual algunos se han desviado de la fe”. (1ª Tim 6,20-21)